Una vez, un joven de poca relevancia, ropa holgada, ojeras y un rostro muy triste se encontraba en un súper, comprando lo básico de su día, mientras, echaba un ojo a unos macarrones... Una chica se acerca a preguntar algo, el chico no presta atención a lo que dice, el queda atónito al ver a esta chica que, para su parecer, era lo más hermoso que había visto, su corazón se aceleró a mil por hora, su rostro irradiaba luz, felicidad, calidez; algo que él estaba buscando.

—¿si sabes donde está?, el queso Gouda— Dijo la chica

—¡ah!, una disculpa; si sé, esta en aquel pasillo, hay unos refrigeradores, ahí seguramente hay lo que buscas, jaja— el chico estaba nervioso, no estaba seguro de lo que estaba a punto de hacer.—De hecho, yo también voy a comprar queso Gouda—

La chica soltó una risita —Jajaja, que curioso, realmente le pregunté a la persona correcta—, ambos dieron una risa.

—¿te parece bien si te acompaño?, digo, ya que ambos vamos ahí— Realmente estaba nervioso, él chico no sabía que todo esto estaba yendo tan bien.

—Claro, por mi no hay problema—Ambos se dirigieron al refrigerador, compraron el queso, discutieron en como es que les gustaba comer este queso en particular. Los dos se dirigieron a pagar, y cuando ambos estaban cerca de despedirse.

—Olvídalo, creo que ya se donde se encuentra el queso— Dijo la chica, mientras se alejaba de nuestro chico, cada vez, más, más, y más lejos...

Todo fue una pequeña imaginación, nuestro amigo, jamás le habló o le dirigió la palabra; El chico quiso seguirla para intentar darle un cumplido, mínimo para poder hablar un poco con esta persona. Pero no pudo, simplemente no pudo. 

Todas las noches, se imagina en que hubiera si él hubiera hablado con ella un poco, solo un poco; también; él espera el los refrigeradores del queso, esperando a ver si esta chica, la "chica del queso gouda"; se queda mirando los fríos y brillantes refrigeradores; esperándola. y cada día, pierde más las esperanzas de verla.