C:O7

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Había llegado tarde, lo miré cerca de la entrada, después de que Jawoon terminó el beso. Seungmin era un hombre increíble, esa noche se veía aún más hermoso que otras. Su cabello había pasado de un negro oscuro a un castaño claro, tenia un fleco que cubría ligeramente su frente y aún así, su rostro lucia limpio y lavado con poco maquillaje. Vestía de gris, no estaba usando el saco de etiqueta, por lo que se podía observar como el chaleco se ajustaba a su cuerpo perfectamente. Cuando se dio la vuelta, observé una abertura en la espalda, haciéndolo ver increíblemente sexy.

Ni siquiera nos miró, caminó directo al lugar donde se encontraba Hayun y la saludó con una sonrisa. Hubiera preferido que no viniera, esto sin él, ya era de por sí un tortura.

Abrí el baile con Jawoon, poniendo mi mano en su cintura, me moví tratando de no pisarla, recordando las clases de baile y de etiqueta que me enseñaron desde joven. Me habían preparado para un día como este sin saberlo.

Me hubiera gustado, bailar con Seungmin como lo hacía con Jawoon. Hubiera sido un sueño hecho realidad. Brinde con mis padres y algunos compañeros. Seungmin en algún momento tendría que venir a felicitarnos, así que seguí tomándose soportar ese momento.

Podía verlo sonreír con Hayun, Jongdae y su esposa e hija, desde donde me encontraba, de vez en cuando nuestros ojos se cruzaban, sonreía y desviaba la mirada.

Al parecer, a ambos, nos gustaba torturarnos solos.

En una de esas veces en las que nuestras miradas se encontraron, él por fin se levantó de su asiento, con una caja plateada en sus manos. Ya habíamos recibido muchos regalos, a pesar de que todavía no era la boda. Contrario a otras cajas, la de Seungmin era pequeña. Camino sin quitarme la vista.

-Jawoon, amigo, muchas felicidades -entregó la caja a Jawoon y después la abrazo con fuerza, rápidamente, me abrazo a mi y se separó aún más rápido-. Les deseo mucha felicidad, e hijos guapos como ustedes.

Jawoon sonrió contenta. Más compañeros del trabajo se unieron a nosotros y comenzaron una plática trivial sobre sus atuendos. Cuando quise hablar con Seungmin, él se estaba yendo a hablar con Christopher.

-Iré con Seungmin y Christopher, ahorita regreso.

Jawoon me miró, luego miró hasta a Christopher y a Seungmin, asintió con una sonrisa amable. ¿Cuánto daño le iba a hacer a esta mujer si me casaba con ella?

Caminé hasta ellos, estaban descansando en uno de los sillones, tomaban vino y hablaban seriamente. Lo más probable es que Christopher intentara convencerlo de que se uniera a su grupo. Lo cual era algo que nos convendría a ambos, seguir juntos sería masoquista de nuestra parte.

-Lo siento Christopher, pero de verdad que este momento no tengo interés en mudarme. Seria muy irresponsable de mi parte.

-Una de las razones por las que quiero que te cambies a penal es porque leí tu tesis, tienes mucho potencial -Christopher aseguró.

-Apoyo a Chan -dije llamando la atención de ambos. Seungmin hizo un chasquido, molesto por mi presencia-. ¿Puedo sentarme?

Christopher asintió, así que me senté a su lado. Seungmin desvió la mirada y cruzo la pierna.

-Dame un mes para pensarlo -dijo a Christopher.

-Seungmin está es una oportunidad única en la vida, si no aceptas ahora, en un futuro puede ser tarde.

Contrario a la reacción que esperaba, Seungmin sonrió burlón.

-Tengo mucha confianza en mi mismo, para bien para mal, nadie puede presionarme, ni siquiera ustedes. Ahora sí me disculpan, iré a bailar un rato. Nos vemos caballeros.

Se levantó, con elegancia y camino entre los invitados, tomó la mano de Hayun y la llevó hasta la pista de baile. No podía quitarle los ojos de encima. Ese era el hombre de quien me había enamorado.

Jawoon decidió que los regalos se quedarían en mi departamento, después de todo, sería el lugar donde viviríamos. Había tenido noches increíbles aquí con Seungmin. No podía imaginarme hacerlo con alguien más.

Deje todos los regalos en una bodega, los abriría después de la boda con Jawoon, excepto la caja plateada que nos había dado Seungmin. Me senté en el sillón, con la caja en mis manos. El reloj marcaba las cinco dieciocho de la mañana, las luces estaban apagadas excepto por una lámpara que alumbraba ligeramente la sala.

Caminé hasta el mini bar y tomé una botella de vino, esa noche estaba lo suficientemente alcoholizado para tropezar con unos muebles mientras regresaba el sillón. Mire de nuevo la caja y decidí abrirla.

El papel plateado se rompió sin piedad y dejó caer un tarjeta; una caja forrada de terciopelo rojo apareció y al abrirla puede ver algo que me hizo maldecir. Tomé el artefacto y lo avente con fuerza contra una pared. Era el collar de pareja que había comprado con Seungmin años atrás. Éramos más jóvenes, no era algo lujoso, pero había sido especial. Yo tenía el mío guardado especialmente en mi joyero y aquel era el de Seungmin.

Para Im Jawoon.

Sólo tres palabras tenia escritas la tarjeta. La rompí en pedazos y me acosté en el sillón, entonces las lágrimas salieron de mis ojos y no pude detenerlas.

A la mañana siguiente aproveché que era mi día libre, salía correr como de costumbre y más tarde tomé un baño. En un día como este, semanas atrás, tendría una cita con Seungmin, tal vez vendríamos a mi departamento, veríamos una película y después haríamos el amor.

Hoy, en cambio, tendría una cita con mi suegro y mi padre, en el campo del golf. Donde planearíamos futuras inversiones. Sí, era un buen día los negocios.

Recibí una llamada de Seungmin por la tarde, parecía que estaba molesto por algo, porque no podía dejar de insultar al CEO de la empresa COMP. Tampoco me explicaba la situación.

-Iré a los juzgados mañana, tenía en la agenda a un cliente, así que favor pásalo con Jawoon o Hayun.

-Me parece bien, es mejor que atiendas los asuntos que ya tienes antes de empezar con nuevos casos; además estaba pensando en reducir tus clientes por las próximas semanas. Sí al final terminas cambiándote al departamento de penal, es mejor que tengas menos clientes.

-¿Es está tu forma de presionarme?

-Para nada, pero es bueno prevenir. Sólo pienso en lo mejor para ti, porqué aunque no podamos estar juntos aún te amo.

No recibí respuesta, Seungmin había colgado la llamada y eso fue lo mejor. Había hablado de forma imprudente, no tenía derecho a amarlo, sino tenia las fuerzas suficientes para luchar por él.

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