C:O9

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Christopher volvió a insistir en que me mudara a su departamento, había estado muy ocupado con el asunto de COMP, que lo había olvidado por completo.

Le dije que me lo pensaría de nuevo, sé que no era bueno que le diera largas pero aún no estaba preparado mentalmente para el cambio, y si bien Minho había limitado a mis clientes, todavía tenia muchas cosas que hacer.

-¿Puedo irme con usted si se cambia de departamento? -preguntó Jay, cuando Hayun y Jawoon se habían ido. Por supuesto, si me iba, Jay se quedaría solo con ellas y probablemente cambiarían a alguien para que tomará el puesto que estaba dejando.

Jay era un chico muy responsable y dedicado, se veían sus ganas por aprender. Él estaba más apegado a mi que a cualquiera de mis compañeras; aún así, me sorprendió que quisiera seguirme, pero aquello, no era una decisión que yo podía tomar, era responsabilidad exclusiva de Minho.

-Tendrías que consultarlo con Minho, él es el jefe no yo, pero me hace muy feliz que quieras irte conmigo.

Jay sonrió y siguió ordenando los expedientes en el anaquel.

-Ellas me agradan -dijo refiriéndose a Hayun y Jawoon-, pero me siento más cómodo trabajando contigo, me explicas todo. Además siempre me invitas el almuerzo -sonrió tímidamente y me contagió.

-Bueno, no saquemos conclusiones apresuradas, todavía no sé si me voy o no.

-Todos en la oficina dicen que te iras.

Eso era verdad, al menos la mayoría de los trabajadores del despacho, estaban esperando mi cambio. Hablaban a mis espaldas diciendo que sólo estaba aplazando lo inevitable. Estaban seguro que terminaría uniendo e a Christopher porque había sido lo que siempre quise desde que empecé a trabajar aquí.

Por la tarde, lleve a Jay a los juzgados, visitamos algunos clientes y terminamos en una cafetería para comer algo.

Platicamos un rato sobre lo que sería la mejor vía para resolver los asuntos, Jay opinaba con confianza, en unos años se convertiría en un buen abogado. Sobre todo en el área civil.

Unas bebidas que yo no pedí fueron colocas en mi mesa, inmediatamente le hice saber a la joven mesera, que yo no las había pedido.

-Se las invita el hombre de la mesa que está en la esquina.

Al mirar a la dirección que señalaba la mujer, pude ver a Christopher y este me sonrió con una cara boba. Ese hombre no se rendía. No rechace las bebidas porque eso sería una grosería y no quería avergonzarlo frente a su esposa y su hija mayor.

Además Jay ya estaba tomando la suya. Le regrese la sonrisa, creo que si Christopher no se había rendido, era porque de verdad creía que tenía potencial. Sí el confiaba en mí como ningún otro lo había hecho, no era muy amable de mi parte darle largas.

Me levante del asiento donde estaba con la bebida y le indique a Jay que me siguiera. Camine hasta donde él estaba.

-Gracias por las bebidas -sonreí amablemente y hice una reverencia a él y a su esposa. La señora Bang sonrió y también hizo una reverencia-. ¿Podemos sentarnos?

-Claro, estaba esperando que te unieras a mi, tengo muchas cosas de hablar contigo, aunque ahora que estoy con mi familia, para ser sincero, lo que menos quiero es hablar de trabajo.

-Entiendo, he estado pensando en el cambio, me agrada estar con las chicas, pero realmente creo que lo haría mejor es el área penal.

-Eso es algo que ya te había dicho.

-Lo sé, pero soy un hombre responsable, no puedo dejar el trabajo tirado.

-¿Entonces finalmente vas a unirte a nosotros? -preguntó, entonces sonreí y asentí, tomando la bebida que me había invitado, era un americano que amargo mi garganta.

-Pero resulta que Jay y yo hacemos un buen equipo, y él quiere seguirme, por lo que tendrás que convencer a Minho. Son amigos de toda la vida y socios no creo que sea algo muy difícil para ti.

Christopher hizo una mueca incomoda ya se rasco la nuca.

-Es verdad que no es mucho problema para mí, pero ya tengo tres pasantes en el departamento.

-El departamento penal es el que más trabajo tiene, nunca están de más, manos dispuestas a trabajar.

Jay sonrió con emoción, podía irme sin Jay, pero al menos tenía que intentarlo. Christopher asintió finalmente y me advirtió que no me aseguraba nada.

El fin de semana mi hermana me acompañó a comprar un traje a las boutiques centrales. Subimos y bajamos, cruzamos varias calles y no habíamos logrado escoger alguno.

Realmente no es que me importara como iba a ir vestido a la boda de Minho, pero mi hermana aseguraba que tenía que verme más guapo que nunca.

Finalmente nos decidimos por un traje rojo, ella insistía que el rojo era mi color y que con el opacaría incluso a la novia. No quería opacar a Jawoon, ella era un joven muy hermosa e inocente, no se merecía lo que Minho estaba haciendo. Pero no era yo, quien le abriría los ojos.

Por la tarde, Baeko se encontró con nosotros y nos llevó a cenar hamburguesas. Estaba planeando vender mi motocicleta y comprarme un vehículo, por lo que él estaba ayudándome a encontrar un comprador.

En realidad, había dicho que ya lo había encontrado. Hwang Hyunjin estaba ahí, sentado de forma informal cerca de la terraza, tenía que admitir que era un hombre que destacaba fácilmente.

Nos unimos a él y pedimos algunas cervezas, las cuales nos fueron servidas antes que las hamburguesas. Mi hermana y Hwang conversaban sobre su próximo tatuaje.

-¿Qué opinas Seungmin? -mire el boceto en la libreta de Hwang, la imagen era un delfín y una ola, era bonito y no había mucho que yo pudiera decir para mejorarlo.

-Es lindo, te quedaría.

Ella sonrió feliz. La primera vez que se hizo un tatuaje, mamá la sermoneo y la castigo. Yo tampoco estuve de acuerdo con lo que había hecho y aún así la consolé mientras lloraba.

Después de todo mi pequeña hermana, era mi debilidad. Si ella era feliz, entonces no tenía porque preocuparme.

-¿Estas seguro que no quieres uno? -preguntó Hwang y negué-. Te daré el veinte por ciento de descuento.

-No me haría un tatuaje incluso si fuera gratis.

-Auch -dijo y llevó su mano a su corazón-. Lastimas mis sentimientos, los tatuajes que hago son hermosos.

-No me permiten tener tatuajes en mi trabajo -le dije, no tenía porque hacerlo, pero tampoco me agrada verlo fingiendo ser lamentable.

-Entonces buscaremos un lugar donde no se note -insistió.

-Creía que los tatuajes eran para lucirlos -agregué, era tan insistente que estaba empezando a molestarme.

Mi hermana y Baeko sonrieron burlones y empezaron a tomar sus cervezas, mientras se comportaban empalagosos.

-Puedes lucírselos al amor de tu vida -me guiño el ojo y sonrió ladino, Hwang, no sólo era un hombre fácil de recordar, también era atractivamente insoportable.

-No tengo un amor de mi vida -aclaré de mal humor, pero a mi mente vinieron recuerdos de Minho, fruncí el entrecejo molesto. Tenía que olvidarme de él, sacarlo de mi mente y de mi corazón, olvidar sus brazos y besos; y sin embargo, lo único que pude hacer, enfrente de mi hermana, su pareja y un desconocido fue cubrir mi cara con mis manos y sollozar con fuerza.

Debo aclarar que la esposa de Christopher soy yo 😌✨

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