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Es sobrevivir a una vida que no puede ser rechazada
Actos capitales resultan de sueños,
inyectados con una morfina llamada esperanza
La riqueza crece de la riqueza y prueba la avaricia

Strange (ft. RM) – Agust D


—¡Que los cumplas feliz! ¡Que los cumplas feliz! ¡Feliz cumpleaños, Park Jimin! ¡Feliz cumpleaños a ti! — las tres voces hicieron despertar al príncipe Jimin de un sobresalto.

Al ver a sus mejores amigos -estos aún en pijama- y a su nana que portaban gorros de cumpleaños y un pastel en las manos de la mayor, el príncipe sonrió en grande, ocultando sus ojos bajo sus regordetas mejillas.

—Anda, pide un deseo. — dice la mujer y Jimin cierra los ojos unos segundos y sopla las velas, mediante los aplausos de sus acompañantes.

—¡Felicidades Jimminie! — canturreó Hoseok aplaudiendo emocionado.

—Por fin, ya eres todo un adulto. — dijo Taehyung y tomó una pequeña porción de pastel con su dedo índice y lo embarró en la nariz del cumpleañero.

—¡Tae! — refunfuñó Jimin. Sin embargo, no pudo reprocharle mucho, ya que, la pequeña Ga-Eul olfateaba curiosa la nariz del príncipe, para posteriormente, lamer la parte manchada de pastel.

—¡Oh! A ella no le reclamas nada. — dijo Taehyung con aire ofendido, señalando la tierna escena, mientras Jimin abrazaba y acariciaba a la pequeña gatita, mientras esta ronroneaba.

—Tus padres y tu hermano tuvieron que irse temprano, pero igual te desean un feliz cumpleaños. — dijo su nana.

—No importa, no esperaba verlos de todos modos. — dijo Jimin mientras seguía mimando a la pequeña minina.

El par de amigos del príncipe y la mujer, se miraron con eje de tristeza y preocupación, el hecho de que Jimin fingiera que no le molestaba la ausencia de su familia al iniciar el día, demostraba que fingiría estar bien y, cuando estuviera solo, se permitiría llorar.

Sin embargo, sus amigos no lo permitirían.

—Bien, necesitamos que te cambies. Hoy tenemos un largo camino por recorrer. — dijo Taehyung sonriente.

—¿Camino? ¿Por fin me dirán la dichosa sorpresa?

—Aún no. Tenemos cosas que hacer antes. Vamos, andando que el día pinta a estar soleado, el día perfecto para celebrar al príncipe perfecto. — sonrió Hoseok y Jimin rodó los ojos.

—De acuerdo. — dijo.

Mientras los tres amigos se arreglaban, la mujer preparaba un delicioso desayuno para el cumpleañero con una enorme sonrisa.

Por fin bajaron juntos a la cocina, atraídos por el maravilloso olor que emanaba de la cocina.

Aunque Jimin tuviera el enorme comedor donde desayunaba con su familia -cuando llegaban a comer juntos-, él prefería la pequeña mesa cuadrada de la cocina, mientras compartía el desayuno con las personas que consideraba su verdadera familia.

El desayuno consistió en risas y vergonzosas anécdotas del trío de oro en la secundaria, cuando se conocieron. Mientras la mujer -que también acompañó a su pequeña luz cumpleañera- estallaba en risas.

Pocos momentos así de felices se podían presenciar en el castillo, con el eco de las risas y gritos felices, el resto del personal irradiaba felicidad y esbozaba una sonrisa.

—Bien, fue muy divertido el desayuno, nana, muchas gracias. — dijo Taehyung haciendo una pequeña reverencia.

—Para mí siempre es un placer cocinar para ustedes; han hecho tan feliz a mi Jimin que me es imposible no recompensarlos con la única forma que sé: cocinando. — sonrió la mujer.

—Tenemos que ir al auto de inmediato, ¡estamos en tiempo justo! — dijo Hoseok mirando la hora en su caro reloj.

—Cierto, tenemos que hacer varias paradas antes. ¡Andando! — habló Taehyung feliz en dirección a la salida.

—Volveré en unas horas, nana — le abrazó Jimin a la mujer—. Gracias por el desayuno, estuvo exquisito, como siempre.

—Siempre te prepararé lo mejor. Anda, tus amigos están esperando. — dijo la mujer mientras le sonreía.

El príncipe asintió, se dirigió a la salida con sus respectivos guardias custodiándolo, a punto de subir al auto de Taehyung, el pelinegro mostró la palma de su mano, indicándole que se detuviera.

—Mis estimados y agraciados compañeros; no es que su compañía sea de mi desagrado, pero esta vez Jimin tendrá que ir sólo con nosotros. — habló en dirección a los hombres de traje detrás de Jimin.

—Pero el príncipe...

—El príncipe estará en las maravillosas manos de sus mejores amigos, además, la reina nos permitió llevárnoslo sin la supervisión de seguridad.

—Pero su majestad no nos...

—¿Quieres llamarla tú mismo y afrontar las consecuencias de cuestionar sus órdenes? — dijo Taehyung desafiante, sacando su teléfono. Uno de los hombres negó.

—No hace falta, obedeceremos lo que ha ordenado majestad la reina...

—Buen chico. — sonrió Taehyung con su típica sonrisa cuadrada y animó a Jimin a subir a su auto, en el asiento trasero del auto.

—Mi madre nunca ordenaría eso. — dijo Jimin cuando su amigo arrancó el auto y estuvo a varios kilómetros lejos del castillo Park.

—Y es por eso por lo que eres mi alma gemela. — dijo Taehyung mirándolo por el retrovisor, guiñándole un ojo. Jimin solamente sonrió de lado y se dedicó a observar por la ventana del auto, sintiéndose un poco más libre sin la presencia de sus guardias cuidándolo todo el tiempo.

—¿En dónde estamos? — habló Jimin mientras observaba que Taehyung se estacionaba en una calle bastante... escasa de recursos.

Aun estando adentro del coche y con las ventanas polarizadas aún cerradas, pudo observar las casas eran demasiado pequeñas y la pintura que cubría el exterior de estas, estaba deteriorada y en algunas de ellas, se encontraba descarapelada. Algunas casas incluso no tenían pintura, ropa colgada en tendederos que se encontraban en el patio principal de ellas; otras con el simple ladrillo sin resanar. Hizo una mueca al ver el modo de vivienda de algunas personas. No entendía a qué se debía la repentina parada en tan triste lugar.

—Lamentamos llegar algo tarde, Jungkook no lograba despertar. — habló una voz conocida fuera del automóvil, mientras abrazaba a Taehyung, quien había salido del auto para poder recibirlos. Era Yoongi.

Y Jungkook.

—No hay problema, nosotros acabamos de llegar. Pueden poner sus maletas en la cajuela.

Jimin observó el movimiento desde adentro del coche. ¿Qué tenían que ver Min Yoongi y Jungkook en su sorpresa de cumpleaños?

La puerta a su izquierda se abrió y dejó ver a un sonriente Hoseok, que se sentaba a su lado.

—¿Qué están haciendo? ¿A dónde vamos? ¿Por qué te cambiaste de asiento? — habló Jimin en un estado se severa angustia y confusión.

—Seré tu compañero de asiento en el camino, Taehyung quiere que Yoongi sea su copiloto. Aún es una sorpresa a donde iremos, pero creí que a este punto ya te habías dado cuenta; te estamos raptando amigablemente en tu cumpleaños. — dijo Hoseok con su típica sonrisa radiante y Jimin abrió los ojos.

—Están locos, me voy...— estaba a punto de abrir la puerta, cuando el rostro del chico que lo hacía suspirar, la abrió antes que él.

—Majestad, nos volvemos a ver. — dijo Jungkook sonriente y Jimin solo pudo observarlo con la boca entreabierta.

—Deja de babear, hazle un espacio. — dijo Hoseok para jalarlo hacia él, dándole espacio a Jungkook de entrar.

Ahora Jimin estaba en medio de dos chicos altos y más fuertes que él, así menos tendría oportunidad de siquiera pensar en intentar escapar.

Al entrar Yoongi y Taehyung al auto, este por fin arrancó.

—Bien, ya que el lugar a donde iremos tiene un largo camino por delante, pónganse cómodos. — dijo sonriente y emprendió el camino.

Jimin no sabía qué hacer; por un lado, tenía a sus amigos raptándolo -de una manera muy estúpida- para una sorpresa que indicaba maletas y un viaje bastante largo, por lo poco que pudo escuchar de los susurros de Yoongi y Taehyung en la parte delantera del coche. Por otro lado, el roce de su rodilla con el muslo bien trabajado y formado de Jungkook, no hacían que ponerlo aún más nervioso, sin saber a dónde voltear, porque de vez en cuando, el pelinegro lo descubría mirándolo, el príncipe se volteaba en dirección contraria, sonrojándose y sintiéndose estúpido.

Los primeros cuarenta minutos solamente podía escuchar los malos cantos de Hoseok y Taehyung, quienes se habían adueñado del control de la música, cantando cualquier canción en tonos bastante malos, considerando que sus dos amigos tenían hermosas voces para cantar.

—¿Alguna petición en especial, Jimminie? — dijo Hoseok.

—Estoy bien, lo que en realidad quiero saber es hacia dónde nos dirigimos, estoy comenzando a no sentir mi trasero. — y aunque Jimin lo dijo en tono de reproche, a Jungkook no pudo parecerle más tierno y esbozar una sonrisa.

—Lo único que te diremos es que es un lugar al que ansiabas ir cuando eras pequeño. — dijo Taehyung mirándolo por el retrovisor.

—¿Qué? Existen muchísimos lugares a los que quería ir...

—Claro, como la luna. — dijo Hoseok burlón.

—A Disneylandia. — continuó Taehyung.

—A Marte.

—Cabalgar una estrella.

—Sentir el Sol, aunque te quemaras en el intento.

—Acostarte sobre las nubes.

—Cabalgar un unicornio.

—Morder...

—¡Bien, entendí! No me lo van a decir. — interrumpió Jimin malhumorado a sus dos amigos, quienes lo estaban avergonzando frente a dos chicos que no conocía.

—La única buena noticia es que no es ninguno de esos lugares. — dijo Taehyung.

—Lástima, estaba de buen humor para montar un unicornio hoy. — habló por primera vez Jungkook y Jimin quiso que se lo tragara la tierra. Mientras que el resto de los pasajeros estallaban en risas.

Tuvieron que detenerse en una parada de descanso para comprar algo que comer y poder ir al sanitario.

Debido a lo famoso que es Jimin, él tuvo que entrar con gorra y cubrebocas al baño y salir lo más rápido para ir en dirección al coche.

Una vez adentro, un suspiro de alivio salió de su boca al saber que nadie más lo haya reconocido.

Mientras los otros cuatro chicos estaban formados para poder recibir las ordenes de comida y disfrutarlas en el coche, Jimin recargó su cabeza en el asiento con aire cansado.

—¿Faltará mucho para llegar? Me pone muy nervioso estar a su lado y no poder hablar bien. — habló para sí mismo.

A punto de caer en un sueño más o menos profundo, el ruido de la puerta trasera siendo abierta lo hizo abrir los ojos. Jungkook entró sonriente con dos vasos en mano.

—Para usted, majestad. — Jungkook le estiró un rico frappé de sabor chocolate que hizo que Jimin produjera demasiada saliva. Era su bebida favorita.

—Gracias. — tomó la bebida y comenzó a disfrutarla.

—Lamento si la presencia de Yoongi, o la mía, interfieran en su viaje de cumpleaños, majestad. — dijo Jungkook con eje de pena y Jimin negó.

—Tú sabes bien lo que hace tu presencia en mí, Jungkook. No me molesta incluir dos amigos más en un viaje del cual, no tengo el mínimo conocimiento. — dijo Jimin sonriente.

Los demás entraron minutos después con varios snacks en mano, todos compartiendo sus comidas. Todos a excepción de Jimin.

—El frappé que me dio Jungkook fue suficiente para sentirme satisfecho, gracias. — dijo Jimin y Hoseok y Taehyung se miraron fijamente sin decir nada o emitir algún gesto, pero esas miradas demostraban algo que los consternaba. Cosa que llamó la atención de Jungkook.

El transcurso del camino fue lleno de algunos malos chistes y canciones que los chicos se dedicaban a tararear. Mientras Jimin se quedó dormido en el hombro de Jungkook, este no hacía más que sonreír levemente, tomando la cabeza de Jimin en algunos momentos para que no cabeceara y despertara, o concluso en algunas curvas que tomaba el coche.

—¿Majestad? Despierte, hemos llegado. — Jimin se removió un poco y fue abriendo los ojos.

Al darse cuenta sobre quién había dormido, se ruborizó ligeramente y se disculpó.

—No se preocupe majestad, ha sido un placer. — la sonrisa del pelinegro sólo impulsó a Jimin a salir rápidamente del auto.

El viento frío lo hizo estremecerse de inmediato, al igual que la brillante luz que emanaba el Sol, dándole directamente en la cara, le hizo cerrar los ojos en lo que se acostumbraba su visión.

Al poder acostumbrarse, el olor del mar y el sonido de las olas le hizo abrir los ojos y observar a su alrededor, mientras un enorme letrero le sacó un ligero jadeo.

«Bienvenido a Gangneung»

—¡Sorpresa! — dijeron Taehyung y Hoseok sonrientes. Jimin los observaba estupefacto.

—Hombre, di algo, nos esmeramos mucho por no contarte nada. En especial Hoseok, tuve que comprarle comida extra para que tuviera la boca cerrada. — dijo Taehyung señalando a su amigo.

—Es cierto, creo que he subido dos kilos en sólo el camino. — dijo Hoseok con aire dramático.

—Pero ustedes... ¿Cómo...? Ni siquiera...

—Este es el pueblo donde nana nació. Nos contó todos los relatos que solía narrarte de pequeño y lo emocionado que estabas al escuchar cada una.

«—¿En serio tenías el mar en frente de tu casa? ¿Estás segura de que no era un hotel? — dijo Jimin de seis años, mientras la mujer mayor lo arropaba para poder dormir.

Últimamente, las anécdotas de su nana eran sus cuentos favoritos para dormir.

—Te lo puedo asegurar, si quieres mañana te muestro una foto de la vista que tenía. Nada se compara a tener la imagen en vivo, pero una referencia no está de más.

—Me gustaría poder conocer Gangneung. — dijo Jimin en un aire de tristeza.

—Te prometo que, cuando crezcas, iremos a visitar mi pueblo natal. Las personas ahí son las más amables, así como los mejores mariscos sólo se encuentran allá. — dijo la mujer acariciando la mejilla de Jimin.

—¿No te arrepientes de haberte ido?

—No en realidad. Mis padres fallecieron cuando era más joven, así que con lo que gano rentando la casa donde solía vivir, pude venir a crear una nueva vida aquí en Seúl. — la mujer sonrió con un eje triste, sin embargo, Jimin era aún demasiado pequeño como para notarlo.»

—Pero ella...

—Nana nos ayudó con el viaje y los lugares que podremos visitar en estos tres días que tu familia no está en casa. No pudo acompañarnos, sabes la presión alta que sufre cuando viaja. Incluso tiene que quedarse en casa para poder cubrirnos. — interrumpió Taehyung.

—Además— continuó Hoseok—. Ella nos mandó tantas provisiones que podremos estar a salvo. Aquí estarás a salvo. Este pequeño pueblo será nuestro confidente para que disfrutes el cumpleaños que te mereces.

Jimin caminó a paso rápido hacia sus amigos y los abrazó.

—Gracias. — dijo en un susurro.

Sus amigos lo abrazaron con un poco más de fuerza, transmitiéndole ese cariño que sentían por él. Mientras tanto, Jungkook y Yoongi eran espectadores que aquel trío de amigos protagonizaba.

—¿Estás seguro de que no tendremos problemas por estar, Yoongi?

—Bastante seguro; además, Tae me aseguró que algunas personas de aquí los cuidarán. También estamos nosotros, no te preocupes, el príncipe Jimin estará igual de seguro que en el palacio.

Y Jungkook asintió aun observando a los chicos, en especial a aquel pequeño de cabellera rubia que sonreía de oreja a oreja. Era estúpido creer que Jimin no contaría con ningún tipo de cuidado extra. Al estar fuera de su castillo -y solo- las probabilidades de que alguien le hiciera daño al príncipe eran mayores; pero gracias al increíble ingenio de tres personas que se preocupaban por la seguridad del rubio, éste no tenía por qué disculparse, salvo qué atuendo utilizaría durante los tres días que estarán en ese lindo pueblo costero.

Desafortunadamente, la nana del príncipe aun contaba con inquilinos en lo que era su antiguo hogar; sin embargo, eso no impidió a que ayudara a que rentaran una casa igual de linda con una increíble vista al mar.

La casa constaba de un solo piso, un enorme jardín con un césped verde recién cortado; al entrar, estaba la sala con un par de sillones medianos y una pequeña televisión. Al caminar del lado izquierdo se encontraba la cocina y al fondo estaba el baño. Contaba con tres habitaciones y un sistema de calefacción bastante moderno en los días de temperaturas abiertas.

Dejaron que Jimin durmiera solo en una habitación, mientras que Hoseok y Taehyung compartieran una cama, al igual que Yoongi y Jungkook.

Al terminar de instalarse, todos se pusieron ropa cómoda y se comenzaron su rumbo hacia la playa.

A pesar de que Jimin conociera distintas playas alrededor del mundo, llenas de diversa vegetación, hoteles de lujo y mejores atracciones, lo cierto era que Jimin deseaba disfrutar lo que una de las personas más importantes de su vida había disfrutado en su momento. El compartir este momento con cuatro chicos que se habían colado de una u otra manera a su vida, lo hacía sentirse completo.

Las carreras hacia el frío mar las comenzaba Taehyung; una vez adentro, todos iniciaban una guerra de agua con diferentes pistolas que habían traído. Las risas y gritos de los muchachos llamaban la atención de las personas que pasaban, turistas y nativos del pueblo. Pero nada de eso importaba, porque los cinco chicos se divertían entre ellos y la felicidad que irradiaban era contagiosa, lo suficiente para que cualquiera quisiera unirse al juego.

Las horas pasaban y el grupo de chicos decidió reposar un poco en la arena de la playa, observando las diferentes tonalidades que emanaba el cielo al ocultarse el Sol. Todos en un silencio bastante cómodo, recuperando las fuerzas perdidas en los diferentes juegos que realizaron en la tarde. Todos recargados en sus manos y con las piernas cruzadas.

Jungkook observó de reojo al príncipe, que estaba a su lado; éste no se perdía ni un solo segundo del hermoso paisaje que apreciaban sus ojos, con un brillo en estos, ocasionado por el reflejo del Sol a punto de desaparecer, el pelinegro esbozó una ligera sonrisa, volviendo su vista al frente.

El viento frío comenzó a darle espasmos a cada uno, decidiendo que era hora de regresar, tomaron sus cosas y emprendieron rumbo de regreso.

Al regresar, cada uno tomó un baño rápido en el único baño que había, quitándose un poco el olor a mar y restos de arena que había conservado su cuerpo.

Jimin fue el último en tomar su baño y en estar listo. Al salir de su habitación, el exquisito olor a sopa de algas inundó sus fosas nasales e hizo a su estómago gruñir.

—Nana la preparó con mucho cariño, disfrútala. — dijo Taehyung al entregarle su plato de sopa a Jimin.

Una vez que todos los platos fueron servidos, un exquisito banquete acompañaba la sopa de algas; kimchi, bibimbap, ¡e incluso carne! Entre otras comidas llenaban la grande mesa de madera. Los cinco chicos tomaron asiento en los cojines y cruzaron las piernas.

—Adelante Jimin, no podemos empezar si el cumpleañero no come primero. — dice Hoseok.

Jimin asiente y el primer bocado de la sopa entra en su boca; deshaciéndose deliciosamente en su paladar, el príncipe agradeció por la comida.

Pronto, los chicos degustaron la deliciosa carne que la nana de Jimin preparó especialmente para aquel viaje.

La cena consistió en pláticas sobre lo que cada uno quería hacer en un futuro; Hoseok anhelaba ser psicólogo, Taehyung aspiraba a modelo de cualquier marca reconocida, Yoongi en ser productor y Jungkook en ser escultor. Jimin no dijo nada.

—¿Y usted, majestad? — dijo Jungkook al no escuchar respuesta del príncipe.

—Supongo que entraré a la Universidad a estudiar Ciencias Políticas para poder gober...

—Creo que no me entendió— interrumpió Jungkook—. No pregunté sobre lo que está obligado a hacer, sino a qué aspira.

Jimin asintió, soltó un suspiro. Nadie nunca le había hecho esa pregunta, era obvio que al ser un príncipe, todos daban por hecho que el gobernar era su única aspiración, pero Jungkook no quería saber lo que el príncipe Park Jimin sería, él quería saber lo que Jimin aspiraba algún día.

—Me gustaría mucho ser escritor. Empezar primero por unos pequeños cuentos infantiles, después abarcar el ámbito romántico adolescente y finalizar con alguna novela de ciencia ficción.

—Así que aspira a deleitar a todo tipo de generaciones, ¿verdad? — comentó Jungkook y Jimin asintió con un ligero rubor en las mejillas.

—Suena un poco ambicioso viniendo de mí, pero no quiero que nadie se prive del gusto de leer un buen libro. Todo aquello escrito con pasión es digno de ser leído.

—Cuando publique su primer libro, majestad, no importa si es para niños, compraré todo lo que provenga de su imaginación.

Los tres chicos que admiraban la escena no podían evitar sentirse un poco fuera de lugar, así que comenzaron a recoger la mesa y lavar los trastes. Mientras tanto, Jimin y Jungkook se dirigieron a una mesa larga y corta de piernas que se encontraba en el jardín de la casa, para continuar con su charla.

—¿También aspiras a algo más, además de ser escultor, Jungkook?

—No en realidad. Al igual que usted, plasmar algo con mis propias manos y el esfuerzo que conlleva al llegar a la meta, es algo que no cambiaría por nada.

—¿Y en dónde piensas estudiar? Espera... Nunca me has dicho tu edad. — Jungkook esbozó media sonrisa.

—Me gustaría mucho estudiar en la Universidad de Dankook, pero es algo costosa; por eso estoy ahorrando un poco para poder pagar la matrícula. Y tengo diecinueve años, majestad, los cumplí en septiembre.

Jimin observó a Jungkook con los ojos levemente abiertos, su rostro mostraba que tenían la misma edad, o que incluso el pelinegro fuera menor, pero debió notar que ya era un adulto, a juzgar por su aspecto.

—¿Y tus padres nunca comentaron nada acerca de tus tatuajes? Quiero decir, aún está bastante estereotipado portar tatuajes y perforaciones en un país tan conservador como es Corea. — dijo Jimin observando curioso a Jungkook.

—No estuvieron de acuerdo, por supuesto. Sin embargo, ya era un adulto cuando comencé a hacerme mis primeros tatuajes, y dado que yo los he pagado con el trabajo que tengo, no me han dicho nada más que no los tenga en ambos brazos. — ambos soltaron una pequeña risa.

» Por cierto, majestad. ¿Recuerda aún la cafetería a donde acompañó a su amigo Taehyung?

—Claro — respondió Jimin esbozando una pequeña sonrisa—. ¿Por qué la pregunta tan de repente?

—Me gustaría saber su opinión del lugar, si no es indiscreción. Dado que no conoce gran parte de la ciudad por su posición, quería saber si el lugar fue de su agrado.

—En realidad... No cambiaría nada del lugar, esa cafetería transmite una sensación bastante agradable para quien quiera que entre. La decoración, las bebidas -aunque solo probé una y más por obligación que por ganas- fueron bastante buenas. La comida, pues no tuve el deleite de probarla; pero eso no impedía que el olor que atravesaba las puertas de la cocina no deleitara mi estómago. Escuché que tenía un piso donde podías hacer una sesión de karaoke. Espero poder ir pronto a ese lugar.

Jungkook sonrió hacia Jimin que miraba hacia las olas del mar, que chocaban con la arena en un tono más agresivo debido a la alta marea que se producía en las noches.

Hoseok, Taehyung y Yoongi observaban a los dos chicos conversando amenamente sobre sus respectivas vidas. Los primeros dos sintiéndose emocionados porque no conocían esa etapa de Jimin en un modo coqueto que era correspondido.

Ingenuos.

La mañana del segundo día dio inicio. Jimin despertó por la luz que lograba atravesarse en las cortinas de su habitación temporal. Con pocas ganas se quitó la máscara que cubría sus ojos y acostumbró a estos a la luz.

Con una sonrisa recordó la noche anterior, donde regresó a su habitación a altas horas de la noche debido a la larga conversación que tuvo con Jungkook. Solo dos chicos conversando sobre su vida, pasatiempos, miedos y otras cosas. La noche no fue suficiente para poder conocer lo suficiente uno del otro, pero la baja temperatura que daba indicio de la madrugada obligó a ambos chicos a regresar a sus respectivas habitaciones.

«—Fue una charla bastante amena, Jungkook, muchas gracias. — dijo Jimin al entrar a la residencia.

—Fue un honor poder compartir horas y horas que se sintieron como minutos, gracias a su compañía, majestad.

—Buenas noches, Jungkook. — dijo Jimin, y en un momento de atrevimiento, le dio un fugaz beso en la mejilla al más alto, tomándolo por sorpresa. Sin dejarlo reaccionar como se debe, entró de inmediato a su habitación, con las mejillas encendidas en un rojo vivo, que casi podría dar paso a una ligera temperatura, así como un enorme vuelco en el estómago.

—Buenas noches...— dijo Jungkook en un susurro al tocar la zona recientemente tocada por los labios más suaves que sentiría jamás, mirando la puerta recientemente cerrada

Al lavarse la cara y acomodarse el cabello a una manera más decente, se cambió de ropa, dando gracias por tener un par de amigos -y una nana- que supieran exactamente lo que le gustaba usar, viendo lo que habían empacado para él.

Jimin podría ser un poco amigable con los dos desconocidos que se habían colado discretamente en su viaje de cumpleaños, pero eso no quitaba el hecho de que era un vanidoso de primera, solamente permitiendo que tres personas -sin contar a su familia- lo vieran en un estado -que él mismo consideraba- deplorable, como la imagen de alguien recientemente levantado.

Al salir de su habitación no escuchó ningún tipo de ruido. No le impresionaba, eran casi las nueve de la mañana, pero no se sentía en lo absoluto cansado, a pesar de dormir menos de cuatro horas. Ya se preocupará por sus ojeras después.

Un pequeño cajón cerrándose en la cocina llevó su atención en esa dirección. Al entrar, no podía creer lo que estaba viendo. Su corazón comenzando a palpitar de forma demasiado rápida a su gusto y su boca levemente abierta.

Y es que no sólo era la imagen de Jungkook dándole la espalda, sino el hecho de que estaba completamente sudado, portando una camisa sin mangas completamente blanca, que se pegaba a su marcado cuerpo debido al sudor, marcando la silueta de su enorme espalda y el comienzo de sus tatuajes en su brazo derecho. Tomando agua, hacía que sus músculos se contrajeran levemente. Al darse vuelta, Jimin ahogó un jadeo, ¡ese abdomen no podía ser real!

No podía dejar de admirar cada parte de su cuerpo. Una cosa era verlo con ropa extremadamente holgada que no dejaba casi nada a la imaginación, y otra muy diferente a verlo con una camiseta pegada a su tonificado cuerpo que dejaba a la vista sus músculos, abdomen y piernas fuertemente firmes gracias a la bermuda negra que portaba. Su cabello sudado y pegado a su frente le daban ese aspecto tan... sexy, que el príncipe Park no podía dejar de admirar.

—¡Oh! Buenos días, majestad. No lo he despertado, ¿verdad? — dijo Jungkook una vez terminando de tomar el vaso de agua y depositándolo en el lavaplatos.

Jimin salió de su ensoñación una vez el pelinegro comenzó a hablar.

—S-Quiero decir... no. Suelo dormir poco y despertar temprano. Iba a dar una caminata a la playa.

—¿Quiere que lo acompañe? No sería...

—No, no. Puedes lavarte, se ve que llegas de hacer tu debido ejercicio. — dijo volviendo a observar su cuerpo.

—Sí, no suelo correr por las mañanas, pero el clima y el lugar son perfectos para eso. Correr en la playa fue bastante placentero. — dijo sonriendo inocentemente sin darse cuenta -o no queriendo hacerlo- de que Jimin estaba examinándolo centímetro por centímetro.

El príncipe se dio cuenta de su indiscreción y se obligó a mirar a otro lado.

—Bien, Jungkook, iré a dar un paseo. Vuelvo en unos minutos. — el rubio no le dio tiempo de responder, debido a que salió con bastante prisa de aquella casa.

Una vez lejos y bastante cerca de la playa, soltó el aire de los pulmones, sintiéndose bastante estúpido por haber sido tan poco discreto al observar el cuerpo de Jungkook, pero tampoco podían culparlo. Nadie podría dejar de ver un cuerpo tan... magnifico como el que Jeon portaba.

«¿Ese cuerpo sería capaz de...?»

Jimin tuvo que darse una ligera bofetada para poder quitarse esos pensamientos de la mente. Dios, era la segunda ocasión que tenía pensamientos indecorosos sobre Jungkook y a penas se habían visto un par de veces. Se conocían mucho menos de la mitad de lo que le gustaría, pero no podía evitarlo, Jungkook tenía algo que hacía a Jimin no pensar en otra cosa que no fuera él.

Al darse cuenta de que era bastante tarde, decidió regresar a la residencia junto con sus amigos.

Al entrar, el delicioso olor del desayuno hizo a su estómago rugir. Pudo observar a los cuatro chicos bastante apretados en una cocina tan estrecha.

Elevó una ceja en gesto divertido.

—No sabía que les gustaba mancharse las manos. — dijo Jimin captando la atención de todos, pero refiriéndose a Hoseok y Taehyung.

El menor de los Kim soltó un bufido molesto.

—No podía dejar que Yoongi me humillara y presumiera que es excelente cocinando.

—Pero sí lo soy.

—Y yo— dijo Hoseok—. Fui arrastrado por Tae, que no quería ser el único que arruinara su manicura. Tendré que agendar una cita al momento que lleguemos a Seúl. ­— dijo en tono bastante dramático.

—Siéntese, majestad; el desayuno está casi listo. — dijo alguien a sus espaldas y rápidamente se giró, encontrarse a un Jungkook sonriente, recién bañado y con un cambio de ropa bastante diferente a lo que se había encontrado hace una hora.

La playera negra holgada y unas bermudas color cafés, con unas sandalias conformaban el atuendo del día de Jeon. Aunque Jimin en secreto prefería verlo con sus tatuajes al descubierto y lleno de sudor, sabía que lo mejor era verlo con ropas que no lo hicieran pensar cosas indecorosas de las que se arrepentiría después.

—No dejaste que tocaran nada de la comida, ¿verdad? No han cocinado nada en su vida y si no quieres morir envenenado, te recomiendo no comer nada de lo que ellos hayan tocado. — dijo Jimin en un susurro hacia Jungkook, este soltó una risa.

—No se preocupe, majestad, hemos supervisado todo lo que hicieron. Además, sólo fingimos que los dejamos a cargo. — dijo en el mismo tono de voz. Jimin sonrió y asintió.

El rubio hizo caso y se sentó en la misma mesa que la noche anterior que degustaron su primera cena en Gangneung.

—Supongo que tenemos un itinerario, ¿verdad? — dijo Jimin, una vez terminaron el desayuno, mirando a Taehyung y a Hoseok.

Ambos asintieron emocionados.

Lo que más agradecía Jimin, era tener un par de amigos perfeccionistas, no a su nivel, por supuesto. Sin embargo, dado que el viaje fue planeado con suma discreción y estaban en una ciudad costera llena de atracciones, tanto Taehyung como Hoseok, estaban muy emocionados por las actividades que tenían preparados para ese día. A pesar de no tener el tiempo que quisieran para poder conocer y disfrutar las atracciones que ofrecía Gangneung, harían que el viaje fuera memorable.

—Tenemos varios lugares por ver, y el tiempo es perfecto para lo que tenemos planeado. — dijo Taehyung, una vez lavaron y acomodaron todo lo que ensuciaron, y por lavar, era específicamente Yoongi y Jungkook.

Vaya realeza con la que convivían.


una disculpa, quería publicar este capítulo desde el cumpleaños de jimin, pero la universidad me tuvo bastante ocupada unu pero ahora que tengo vacaciones hasta febrero podré actualizar más seguido uwu

tengo planeado que esto no dure más de treinta capítulos, espero poder cumplir antes de acabar el 2024, jeje.

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