No siempre fuimos nosotros, antes era solo yo, una niña que luego pasaría quince años de su vida rogando por compañía.

Alguien con quien compartir, jugar y pelear, por que, sí, eso hacen los hermanos.

Y yo me sentía sola...

No es que mamá no quisiera cumplir con mis deseos, créeme que ella también lo deseaba con todo su ser, simplemente que las cosas nunca salen como uno quisiera, y de ser así todo sería tan fácil e incluso aburrido.

Porque... ¿no te parece que las cosas son mejores si uno se esfuerza por conseguirlo, y entonces ves que tanto esfuerzo vale la pena?

Exacto.

Sin embargo; tampoco tenemos el control aunque lo intentemos, aun cuando hagamos las cosas tan bien que creemos que todo estará a nuestro favor y lo obtendremos.

No, no está en nuestras manos si no nos corresponde.

Hasta que, finalmente, entre tantas ilusiones perdidas apareciste tú.

Y me dolió saber que estaba tan lejos que no lograría ver el vientre de nuestra progenitora inflarse como un globo mientras tú crecías allí adentro, creando tus planes para llenar mis días de tormento, literalmente.

Bien. Sí, lo harías y lo hiciste, pero ya llegaremos a eso.