━ 𝐈𝐧𝐭𝐫𝐨𝐝𝐮𝐜𝐜𝐢𝐨́𝐧: La huida

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── INTRODUCCIÓN ─────

LA HUIDA

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( NO OLVIDES VOTAR Y COMENTAR )

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        SUS DEDOS NO DEJABAN DE TAMBORILEAR sobre sus muslos, siendo esta una clara evidencia de la intranquilidad que la carcomía por dentro. Aquella sensación de inquietud llevaba mordisqueándole las entrañas desde que había bajado del avión, pisando el suelo del Aeropuerto de Oakland por primera vez en años. Ahora se encontraba en la estación de autobuses más cercana, aguardando la hora de salida del vehículo que la llevaría de regreso a aquel lugar del que jamás debió marcharse.

Tragó saliva, a fin de deshacer el molesto nudo que se había aglutinado en su garganta. Había vomitado dos veces ese día y todo parecía apuntar a que las náuseas la acompañarían el resto del viaje, junto con la incipiente ansiedad que ya comenzaba a oprimirle el pecho.

Se forzó a cerrar los ojos y a inspirar profundamente, procurando dejar su mente en blanco. Aunque le resultó imposible. Habían pasado demasiadas cosas en la última semana y ella aún estaba tratando de asimilarlo todo, de concienciarse de que ya nada sería como antes.

Había abandonado Irlanda del Norte, huyendo del que había sido su hogar durante la última década, como un ladrón se escabulle entre las sombras. Pero no se arrepentía. De haberse quedado en Belfast probablemente las cosas habrían terminado bastante mal para ella, de ahí que no lo hubiese dudado a la hora de hacer las maletas e irse sin mirar atrás.

Necesitaba olvidar, alejarse de todo lo relacionado con esos diez últimos años. Con la vida que, sin siquiera desearlo, le habían impuesto en Irlanda. Y realmente le daba igual tener que enfrentarse a su otro pasado, a su otra familia. Esa incertidumbre por no saber qué habría sido de la gente que había dejado en aquel pueblecito de California era mejor que lo que llevaba sintiendo en los últimos días.

Muchísimo mejor.

Aunque eso no significaba que no le doliera, que no se le hubiese desgarrado el alma al tener que abandonar a ciertas personas en Belfast. Como a Trinity, a Cillian, al pequeño Lorcan o mismamente a su madre.

Un escalofrío recorrió su espina dorsal al mentar a su progenitora, a quien únicamente había dejado una nota para comunicarle que se iba. No había dado ningún tipo de explicación al respecto, simplemente había escrito un par de líneas diciéndole que se marchaba y que no tenía intención alguna de volver.

Respiró hondo, justo antes de conducir su mano izquierda al bolsillo lateral de sus vaqueros. Sacó su móvil y, con pulso tembloroso, revisó el listado de llamadas perdidas. Llevaba sin hacerlo desde el día anterior, de ahí que hubiese diecinueve en total, junto con varios mensajes de texto que prefería no leer.

El corazón se le encogió dentro del pecho al discernir el nombre de Cillian en aquella lista, además del de Trinity. Pero el contacto que más veces se repetía era aquel que tenía guardado como «Mamá».

Las náuseas se hicieron más intensas, como si cientos de serpientes culebrearan en el interior de su estómago, pero trató de ignorarlas lo mejor posible. Volvió a cerrar los ojos y apretó los labios en una fina línea blanquecina, buscando serenarse. Los remordimientos estaban empezando a aflorar, haciendo que se sintiera ruin y miserable... Además de tremendamente culpable.

Kerra la conocía como la palma de su mano —no en vano era su madre, la mujer que la había traído al mundo— y, por tanto, sabía cómo era en todos los ámbitos. Pero ¿qué pensarían sus amigos y conocidos? ¿Qué imagen tendrían de ella después de lo que había hecho, después de haber huido sin tan siquiera dignarse a despedirse? Tal vez lo asociaran al reciente fallecimiento de su abuela materna, a quien habían enterrado hacía apenas cuatro días. Quizá pensasen que el dolor de la pérdida la había empujado a retomar antiguas costumbres, a encerrarse nuevamente en sí misma y aislarse de todo y de todos.

Pero la realidad era muy diferente.

Y mucho más escabrosa.

Fue entonces cuando el móvil comenzó a sonar, pillándola desprevenida. El aire abandonó sus pulmones al vislumbrar en la pantalla del aparato la palabra «mamá», lo que provocó que se quedara paralizada. Su respiración se entrecortó y su corazón aumentó considerablemente el ritmo de sus latidos, alcanzando una cadencia casi frenética. El tono de llamada se coló en sus oídos y retumbó en el interior de su cabeza como un eco penetrante.

En medio de aquel maremágnum de emociones su mente se puso a trabajar a toda velocidad, tanteando todas y cada una de sus opciones. No quería hablar con nadie —mucho menos con su progenitora—, dado que no tenía las ganas ni los ánimos para ello, pero de sobra sabía que, si no lo hacía, Kerra seguiría insistiendo hasta que le cogiese el teléfono. Puede que hasta incluso le pidiera a Donovan que enviase a alguno de sus hombres para buscarla y traerla de vuelta.

Y ella no quería regresar. No podía.

El nudo que se había formado en su garganta se estrechó aún más, como si tuviera una soga en torno al cuello. Daba gracias a que estuviera sentada en uno de los bancos de la estación, ya que las piernas le temblaban descontroladamente, al igual que el resto del cuerpo.

El politono continuó sonando, incrementando su nerviosismo. A pesar de las ganas que tenía de estampar el móvil contra la pared que tenía delante, contuvo sus impulsos. En su lugar, dirigió el dedo pulgar de su mano hábil al botón correspondiente y descolgó. El corazón le iba a mil y su respiración seguía estando agitada.

—Hola, mamá —pronunció una vez que se hubo llevado el aparato a la oreja. Su voz sonó impersonal, con un tono plano y monocorde que había aprendido a perfeccionar con los años.

¿¿Catriona?? —La de su madre, por el contrario, reflejaba a la perfección la desazón que debía de estar sintiendo en aquellos momentos—. Te he llamado cientos de veces... ¿Por qué no me has cogido el teléfono? ¿Tienes idea de lo preocupada que he estado? —la reprendió.

La susodicha aspiró una trémula bocanada de aire. Se arrellanó en el banco y, haciendo uso de la mano que tenía libre, se masajeó el tabique nasal en un gesto cansado.

Estaba agotada, y no era para menos.

Había cogido su vuelo en el Aeropuerto Internacional de Belfast a las once de la mañana del día anterior y el viaje había durado un total de dieciocho horas, con escala incluida. Era cierto que había dormido a ratos en el avión, pero, debido a la intranquilidad que la embargaba, apenas había podido conciliar el sueño.

—Estoy bien, mamá —dijo en un vano intento por calmarla.

Kerra chistó en un arranque de escepticismo.

¿Se puede saber a qué viene todo esto? ¿Qué es eso de que te marchas? —exigió saber la mujer, quien sonaba demasiado alterada al otro lado de la línea—. ¿Sabes la angustia que me entró ayer cuando leí tu nota? Porque eso es lo único que te dignaste a dejar, ¡una mísera nota! —exclamó.

Catriona suspiró, desganada.

Empezaba a pensar que había sido una pésima idea descolgar.

¿Dónde estás? Porque tu apartamento en Lisburn está vacío —prosiguió Kerra debido a su silencio—. Ni siquiera Trinity o Cillian saben nada.

Y ahí estaba de nuevo: aquel sentimiento de culpabilidad que parecía querer ahogarla. Solo esperaba que sus amigos no le guardasen rencor por lo que había hecho, por haber desaparecido de sus vidas de manera tan repentina.

—Mamá...

Dime dónde estás e iré a buscarte —la cortó su progenitora, incansable.

—Mamá. —La voz de Catriona se tornó severa, provocando silencio al otro lado de la línea. Había ocho horas de diferencia entre California y Belfast, de modo que allí debían ser las seis menos cuarto de la mañana—. No tengo intención de volver, al menos de momento —solventó con simpleza.

Más silencio.

¿Qué estás diciendo, Riona? —No podía verla, pero estaba convencida de que su madre tenía el ceño fruncido—. ¿Es... Es por lo de la abuela? Sé que estabas muy unida a ella, pero... Cariño, estamos juntas en esto, ¿de acuerdo? —se apresuró a decir Kerra, atropellándose con sus propias palabras.

Sus dichos ocasionaron que una dolorosa punzada le atravesara el pecho a la más joven, cuyos iris azabache se cristalizaron levemente al mentar a su abuela. Su pérdida estaba demasiado reciente, y había sido precisamente su fallecimiento lo que la había impulsado a reinstalarse durante unos días en casa de su progenitora para así ayudarla a sobrellevar mejor aquel duro golpe. Pero sus planes se habían visto truncados, y ella ya no soportaba la idea de quedarse en aquel lugar que solo le traía malos recuerdos.

—Necesito... Necesito tiempo para aclarar mis ideas —declaró Catriona tras unos segundos más de fluctuación. Estaba pálida y ojerosa, con un dolor de cabeza terrible y una sensación de malestar que no hacía más que absorber las pocas energías que le quedaban.

Al escucharlo, Kerra chasqueó la lengua.

¿Y no puedes aclararlas aquí, en casa? —cuestionó con palpable molestia.

—Irlanda nunca ha sido mi casa —rebatió la chica, tajante.

Su madre profirió un lánguido suspiro. Estuvo a punto de hablar, de continuar insistiendo en que regresara, pero fue en ese momento cuando la megafonía de la estación hizo eco por todo el edificio, anunciando que quedaban diez minutos para que varios vehículos —entre ellos el que se dirigía a Charming— efectuaran su salida.

Catriona no pudo evitar tensarse como un resorte cuando el comunicado llegó a su fin y se oyó nuevamente silencio al otro lado de la línea.

¿Estás en California? —La voz de Kerra se había enronquecido, adoptando un tono que hizo que su hija comprimiera la mandíbula con fuerza—. ¿Vas... Vas a volver a Charming? —preguntó, atónita—. Pero ¿por qué? ¿Ha ocurrido algo que yo no sepa?

Catriona se pasó la mano derecha por la cara.

Le estaba costando horrores seguir con aquella conversación.

—Ya te lo he dicho, mamá. Quiero cambiar de aires —contestó, procurando sonar lo más convincente posible—. En Irlanda me estaba asfixiando. Sabes bien que nunca he considerado Belfast mi hogar. —Tuvo que hacer un grandísimo esfuerzo para no quebrarse al articular eso último—. Te guste o no, Charming forma parte de mi vida y de mi pasado. Tengo todo el derecho del mundo a volver y a querer reencontrarme con la gente que dejamos allí —concluyó, reprimiendo la imperiosa necesidad de verbalizar todo aquello que le estaba quemando en la punta de la lengua. No era el momento ni el lugar para sacar trapos sucios ni dar golpes bajos, aunque su progenitora no parecía opinar lo mismo.

Así que lo vas a volver a hacer —rezongó Kerra, cada vez más irritada—. Vas a irte de nuevo. Como hiciste cuando te fuiste a Dublín porque no querías estudiar la carrera aquí en Belfast. —Su madre rio con frustración—. ¿Me lo estás diciendo en serio, Riona? ¿Vas a hacer esto justo ahora, estando tan reciente el fallecimiento de tu abuela?

Un ligero temblor se apoderó del labio inferior de la mencionada, que se tomó unos instantes para poder recomponerse. La relación con su progenitora nunca había sido idílica. Ambas tenían un carácter bastante fuerte y una peligrosa tendencia a la autodestrucción, y la muerte de su padre solo había servido para alejarlas aún más. Eso y la infinidad de vicisitudes a las que habían tenido que hacer frente tras abandonar Charming e instalarse en Irlanda del Norte.

—Sé que no lo entiendes —volvió a hablar Catriona, resguardándose tras una máscara de impasibilidad—. Al fin y al cabo, nunca me has comprendido ni has tenido en cuenta lo que yo quiero. —Ante aquel dardo envenenado Kerra trató de defenderse, de escudarse en las mismas razones de siempre; no obstante, la muchacha se lo impidió—. Pero estaré bien. Tan solo necesito algo de tiempo para mí —mintió, consciente de que aquello no sería suficiente para recuperarse de sus heridas. Las mismas que la habían forzado a tomar aquella drástica decisión—. Adiós, mamá.

Catriona, esper...

No titubeó a la hora de apartarse el móvil de la oreja y colgar, dando por finalizada aquella llamada que, como bien había sospechado desde el principio, no le había dejado un buen sabor de boca. Sin embargo, para lo que sí había servido era para hacerle saber que había tomado la decisión correcta, que había hecho bien en alejarse de todo aquello que la estaba consumiendo. Aunque de sobra sabía que no sería nada fácil empezar de cero.

Una traicionera lágrima resbaló por su mejilla izquierda, pero ella no demoró en secársela con la manga de su chaqueta. Parpadeó varias veces seguidas y se sorbió la nariz. Y, entonces, convencida de que aquello sería lo mejor para no sentirse presionada, rompió su móvil, arrancando la tapa de un brusco tirón. El sonido que produjo el aparato al desmembrarse fue música para sus oídos.

Acto seguido se puso en pie y, tras tirar el móvil a la papelera más cercana, cogió su maleta y se encaminó hacia el autobús que la llevaría de vuelta al que siempre había considerado su hogar.

A Charming.

La sede de la anarquía.

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· INFORMACIÓN ·

— ೖ୭ Fecha de publicación: 21/05/2022

— ೖ୭ Número de palabras: 2202

— ೖ୭ Ramé es un concepto de difícil traducción de origen balinés cuyo significado hace referencia a algo que es caótico y hermoso al mismo tiempo.

— ೖ୭ El primer libro de la bilogía tiene lugar en los años 2008 y 2009.

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· NOTA DE LA AUTORA ·

¡Hola, hijos e hijas de la anarquía!

Pues aquí tenéis el capítulo introductorio de Ramé =) Con esta primera toma de contacto damos por iniciada la historia (¡por fin!). Así que espero que estéis preparados, querubines míos, porque la trama va a ser un no parar. Tengo un montón de cosas pensadas para este FanFic y ufff... El hype es real. Vamos a reír y a llorar con los personajes, a fangirlear como locos con las parejitas que tengo planeadas y, sobre todo, a sufrir. Los que me conozcáis y hayáis leído mis otras historias sabréis que el drama es un ingrediente esencial en todo lo que escribo, por lo que Ramé no va a ser la excepción u.u 

De hecho, la introducción ya cuenta con una buena dosis de drama, jeje. Decidme, ¿qué os ha parecido? ¿Cuáles son vuestras primeras impresiones? ¿El comienzo ha estado a la altura de vuestras expectativas? ¿Qué vibes os da Catriona? Estoy deseando leeros n.n

Respecto a las actualizaciones, de momento van a ser mensuales para poder acumular capítulos de reserva. Publicaré una vez al mes, de modo que en junio subiré el apartado del primer acto con pequeños adelantos de lo que está por venir uwu

Y eso es todo por el momento. Espero que os haya gustado la introducción y que, sobre todo, os haya dejado con ganas de más =P Si es así, por favor, no olvidéis votar y comentar, que eso me anima muchísimo a seguir escribiendo =)

Besos ^3^

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