Capitulo 15

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng


Pasatiempos 2

Cindy.

Cuando sientes que todo va bien, que casi puedes decir que es perfecto; el estupido sonido del celular te despierta de tus maravillosos sueños.

Agarro el aparato y respondo.

—Carajo Damian, son las seis de la madrugada. ¿No tienes a otro a quién joder? —digo aún soñolienta.

Si, buenos días Cindy. ¿Dónde estás eh? Fui a tu departamento ayer y no estabas, te llamé infinitas veces y no respondiste. ¿Qué sucede contigo? —regaña.

—Nada y anoche, a ver. Si ya me acordé, estaba encima de Camilo, lo monté un par de veces, por eso no te respondí, porque tengo una vida.

—¡Qué graciosa!. —dijo con sarcasmo.

—No, si no es chiste. Es muy en serio. De hecho todavía estoy en su cama, desnuda y vamos a salir a pasear un rato más tardecito.

Vas muy enserio con él eh.

—Pos si. ¿Qué quieres?

—¡Qué tosca!. —suspira—. Solo quería saber cómo estabas, desde que andas con él, ya no te vemos.

—Nos vemos en el trabajo.

En los ensayos y luego te largas a buscarlo a él.

—Bueno, es mi novio. Obviamente quiero estar con él. ¿Qué quieres, Pinki?

Vamos a reunirnos el próximo fin de semana en la cabaña, quiero que vengas, quiero verte y pasar tiempo juntos. ¿Vienes?

«Ok, ahora sí me siento mal» fuí muy grosera con él». Me digo.

—Pues, ¿Qué te digo, Damián? Camilo y yo ya hicimos planes y no creo que pueda.

Cancela, salen otro día.

—Damian es que...

No vas a rechazarnos por él ¿O si?Cindy, quiero hablar contigo. Es solo un fin de semana. Por favor.

—¿Y si vamos juntos? Si lo invitas te aseguro que estaremos ahí. Irán todos ¿Verdad?

Si, bueno Susi no creo, está de viaje.Me río.

—No te preocupes, algo me dice que estará aquí antes de tiempo.

—¿Por qué lo dices? ¿Sabes algo?

—No, solo suposiciones. —respondo recordando el concejito que le di al Mao.
«Si lo siguió, la Susi y él pronto van a estar dándole al puche». Pienso y vuelvo a reír, esta vez un poco más fuerte—. Le diré a Camillo y nos vemos el sábado.

De acuerdo, si no hay de otra, ni modos. Tráelo, así aprovecho y hablo unas cosas con "tu novio" —dice con fastidio. Me levanto despacio y salgo de la habitación porque no quiero que mi novio me escuche.

—¡Oyeme Pinki! ¿Cuál es la cosita con él, eh? —reprocho.

No me da buena espina. Sé que algo oculta. Él miente, algo se trae, lo percibo. Además creo que Camilo no es hombre para ti Cindy, tu mereces a alguien mucho mejor, él no está a tu altur...

—¡Bueno ya! papá. Pos, no es él que tú quieras, es el que yo quiera y lo quiero a él, soy yo la que se acuesta con él, no tú. ¿Desde cuándo eres clasista? ¿Ya se te olvidó de dónde venimos o qué?

Por Supuesto que no.

—Pues parece. Según tú, él no es digno de mi, pero todos los riquillos, idiotas esos que me has presentado si, eh. ¿Sabes que pinki? No, vayan sin mi. Yo me quedaré ese fin de semana con mi novio, porque te guste o no; Camilo es mi novio. —digo furiosa y cuelgo la llamada.

No entiendo porqué actúa así, no lo conoce, no ha querido que lo lleve a casa ni tampoco se ha dado la oportunidad de tratarlo. Desde el día que nos vio besándonos en su casa, en la fiesta de su cumpleaños, no ha hecho más que reprochar y críticar sobre nuestra relación.

Es raro, Damián no suele ser así, pero con Camilo es... No entiendo su desprecio hacia él.

—Masmelo ¿Qué haces aquí y despierta tan temprano? —pregunta mi novio sacándome de mis pensamientos, pasa sus brazos por mi cintura, deja caer su cabeza en mi cuello mientras yo pienso en qué decirle.

—Odio el masmelo. —digo cambiando el tema. Saca su cabeza de mi hombro y me mira con indignación.

—¿Qué? ¿Por qué? Si son muy sabrosos, esponjosos, suaves y muy, muy adictivos; igual que tú. —rio y cruzo mis brazos.

—¿Ah si? Lo de sabrosa y adictiva lo acepto, pero eso de esponjosa ¿Estás tratando de decirme que estoy gorda o hinchada? —digo mientras lo miro mal

—Estás perfecta así, en realidad estoy tratando de decirte que me traes loco, que quiero hacerte mia todo el tiempo, que eres muy rica, que me encanta comerte, acariciar tu piel, besar todo tu cuerpo y saborear, tu bizcocho. —Golpeo su hombro mientras río— ¿No te gusta?

—Obvio sí, acepto que eres bueno para el sexo y... Aún mejor con tu boca. —digo sin una pizca de vergüenza y él carcajea.
—¡Ya! Mejor preparo algo de comer y nos vamos a pasear en tu moto.


—Excelente idea, iré a bañarme y... Ponte unos shorts, hoy quiero ver tus piernas. —dice antes de volver a la habitación

Busco en la alacena algo que preparar, hoy solo será para dos porque Eliana y Mani no están, se fueron después de salir del bar a la casa de los padres de ella, tenían casa sola y quisieron aprovechar.

«Sabrá Dios que perversidad iban a hacer esos dos que quisieron privacidad » Pienso.

Termino preparando unos ricos sandwiches de huevos, jamón y queso, acompañado de Jugo de naranja.

Voy al baño para asearme en cuanto Camilo sale del baño, le pido que ponga la mesa mientras yo me alisto.

Tal como pidió, me coloco unos shorts azules de jeans con flecos, los que que él me regaló, por eso su deseo de que los use. Lo acompaño con un buso cuello tortuga negro, que por supuesto no puede faltar, es mi color favorito y siempre lo uso.  Muy pocas veces no lo incluyo en mi vestuario.

Recojo mi cabello en una coleta, me coloco unas zapatillas blancas, aplico protector solar en mi rostro, un poco de rubor, rímel y perfume. El brillo labial después de desayunar y cepillar mis dientes.

Salgo de la habitación para tomar asiento y empezar a comer.

☀️☀️☀️☀️☀️☀️

El casco impide que sienta el aire, quiero quitarlo y sentir el viento, aunque esté frío. Eso es lo que me impide hacerlo,  pero el rodear a Camilo con mis brazos, dejar caer mi cabeza en su espalda mientras maneja a su otro amor, es lo mejor que me puede pasar. Estoy prendida de él, lo amo y ya no tengo ninguna duda de eso. Estar así, me da esa paz, confianza y seguridad que tanto necesitaba. Esa que tuve hace muchos años y un día perdí.

«Seguramente es pura coincidencia »

Recorremos varios kilómetros hasta que llegamos al parque Timiza, queríamos hacer un picnic, pasar nuestro último día en paz, pero un mensaje de la Susi pidiéndome que la recoja en el aeropuerto, no los impide. No me quejo, alcanzamos a caminar de la mano un rato, y lo mejor sin duda, fue el paseo en su moto.

Ya estamos aquí esperandola. Estoy impaciente porque odio esperar. Camino de un lado a otro mientras que Camilo está ahi sentado, chateando con su celular, me mira y me sonríe en cuanto se percata que lo observo. Guarda su celular, se levanta y viene hasta a mí, luego pasa sus manos por mi cintura.

—¿Así vas a estar el día que tengas que esperar por mí?

—Soy impaciente. Susi lo sabe, dijo que llegaría en 30 minutos, calculé bien para no tener que esperar tanto y no llega, llevamos 20 minu...

«¿Espera que? ¿Acaso él está hablando de cas...»

—Ya no debe tardar, masmelo. —dice interrumpiendo mis pensamientos, miro sus ojos algo confundida.

—Eh, yo... voy a darle un buen golpe apenas la ve... —No termino la frase por la sorpresa que me causa ver al hombre entrar.

Fijo mi mirada en Mauricio y en el ramo de flores que trae en sus manos, él me mira y creo que se siente avergonzado porque la aparta.

«¿Cómo supo que la Susi vendría hoy?» Me pregunto.

Ella me contó que el Mao la había llamado y enviando mensajes toda la noche, pero los ignoró. Todavía está furiosa con él y con mucha razón. Él no se portó nada bien con ella, luego del disgusto que tuvieron ella se distanció de él, en el trabajo solo se veían y hablaban sobre asuntos laborales, por eso cuando Zulia le propuso irse con ella a Medellín para abrir allá también una tienda de zapatos, la Susi aceptó. Ya hace un mes de eso y justo hoy vuelve para finiquitar lo que falta para la inaguración, por supuesto nos invitó a todos, también nos contrató.

Por el gesto que Mauricio le hace a Camilo invitándolo a acercarse, me doy cuenta que fue él quien le avisó.

«Era con él con quién hablaba hace un rato» pienso.

—Ven Mauricio, no te quedes ahí. —le dice mi novio.

—Eh, si. —responde aún con nervios, luego camina hasta acá. —Hola, yo...

—Hola Mau, ya deja el drama. Me alegra que por fin hayas decidido arriesgarte. No te preocupes, como te dije anoche, la Susi te va a perdonar pero necesitarás más que ese ramo. —señalo.

—Lo sé.

—Me alegra que lo sepas, ya era hora de que dejaras de ser un idiota. Espero que te comportes esta vez—Le apunto con mi dedo—. La Susi nos tiene a todos nosotros, así que más te vale que la trates bien.

—Asi será. —asegura.

—Tu solo, sé honesto con ella, dile tus razones y por favor, ya no la cagues más. Ya estás viejo, Mau. —rie.

—Tu y yo tenemos casi la misma edad, según sé —reprocha.

—¡Disculpa! Si que estás mal informado, Mau. Tu ya estás casi en los 30, yo apenas tengo 22, ¿Qué te pasa? —rie y el idiota de Camilo también lo hace.

—Si, mi delicioso masmelo se ve de 20. —dice Camilo.

—¿Masmelo? Eso, ¿Por qué? —chismosea Mauricio

—¿No escuchaste? A ver Mau ¿Por qué va a ser eh? Pues porque soy deliciosa, hermosa, perfecta, dulce y suavecita, y ya cambiando de tema y viviendo a la Susi. 

»Tu dile que es hermosa, que se ve guapísima, ella es algo presumida con eso, luego llévala a comer un sabroso ajiaco, le gusta muchísimo y después... Un buen polvo para que quede contenta o se disoluciones de una buena vez.

—¿Qué? Bueno... —Sus mejillas rojas me causan gracia.

—Por si no sabías, así se desencanta una mujer, por más ilusionada que esté si no le das un buen revolcón... —lo señalo—, simplemente, te bloquea. —explico. Él abre sus ojos y frunce su ceño después—.  Así es, así que mí querido Mau, hazcelo bien o serás bloqueado de por vida. La susi lleva años esperando ese polvo, ya es virgen de nuevo así que...—Me acerco a su oído—. Muévelo muy bien. —Rio al ver su cara de vergüenza.

Sus ojos se clavan detrás de mí y volteo para chismosear.

Ahí está ella, parada y con una cara de sorpresa, ambos se miran con nerviosismo, creo que estos dos van a quedarse ahí parados por una eternidad si no hago algo.

—¡Susita! —exclamo, camino hasta ella y le doy un abrazo de oso—. Espero que te hayas divertido, ya te ví, estás sana y salva, ya nos vamos.

—¿Qué? ¿Como que ya se van? ¡No!. —dice.

—Antes que me dejes botada y quieras vengarte por lo del bar hace un tiempo, mejor Camilo y yo nos vamos, quedas con buenas manos. —Le hago seña con mi mano al Mau para que se acerque, lo hace lento pero obedece.

—Susana. Hola. —dice él con torpeza.

—Hola. ¿Qué... —Carraspea—. ¿Qué hace usted aquí señor Macías? —pregunta, su tono de voz ha cambiado a uno más seco.

—Eh, supe que venías y... vine a buscarte. —Mauricio se acerca un poco más y ella retrocede—.  Quiero que hablemos ¿Me das unos minutos? —pide él. Muerdo mis uñas mientras los veo portarse como idiotas.

—No. —responde cortante. Da la vuelta y se dirige hacia Camilo. —¡Hey!, ¿Tu no me vas a dar un abrazo? Guapo.

—Por supuesto, Guapa. —contesta.

—Entonces ven aca, guapo. —rie y abre sus brazos, Camilo se acerca para darle su abrazo.

Me gusta ver eso, no siento celos en absoluto porque sé que se quieren como amigos, ellos congeniaron mucho.

—Si, si bueno. Qué gusto verte Susita, —lis separo—, pero como te dije, nosotros nos vamos a ver si la morrocolla puso. Adiós —Tomo la mano de mi novio y lo jalo para irnos.

—¡Esperen! ¿No van a llevarme? —grita.

—No, que lo haga el Mau. —Lo señalo —. Recuerda todo lo que te dije y adiós otra vez —me despido

—No se atrevan a irse o juro que no vuelvo a hablarles. —amenaza, Camilo y yo nos miramos.

—Susana, es mejor que hablemos a solas.—dice Mau.

—No quiero. Me niego rotundamente. Entre usted y yo quedó todo muy claro, así que no tengo nada más de que hablar con usted, señor Macías. Si me disculpa, debo ir a casa y usted me estorba.

—Entonces te llevo. 

—No.  —reniega e intenta pasar por su lado con su enorme maleta, pero él la detiene tomando su brazo. —¡Suelteme!.—espeta, se suelta con brusquedad, toma su maleta y camina a la salida, sin nosotros.

—Susi, ya no seas infantil. Ve a hablar con el Mau, bien que te mueres por hacerlo. —digo.

—¿De que lado estás Cindy? —se queja.

—Del lado de que ya arreglen sus asuntitos, que son aburridos por cierto. ¡Carajo! Parecen un par de adolescentes. ¡Hablen de una puta vez!.

—No, no y no. Vamos a casa, llamaré a las demás y pasaremos nuestra noche de chicas. ¿Recuerdas? Una vez al mes lo hacemos y me urge que sea hoy.

—¿Noche de chicas? ¿Pero y nosotros qué?

—Oye Camilo, ya que ellas tendrán una noche de chicas ¿Qué te parece si nosotros tenemos una noche de chicos? Te propongo algo, vamos a un bar y nos tomamos unas cervezas. Te invito, conozco un sitio, hay bailarinas muy bonitas ahí, también...

—¡Jodete! inmaduro. ¿Crees que me vas a chantajear con eso? —dice susi, luego le saca el dedo de en medio—. Qué poco me conoces.

—Oyeme tu, Mau. ¿Cómo te atreves a invitar a mi novio a ver mujeres encueradas en mi presencia? No seas sinvergüenza. ¿Y todavía te quejas de que aquí la Susi no quiera hablarte, eh? Puto. Por supuesto que mi novio no irá. —digo molesta.

—Omitiendo lo de las bailarinas, lo de las cervezas me parece bien —contesta Camilo, yo lo veo con ojos asesinos.

—¿Qué acabas de decir? —pregunto ofendida.

—Vas a dejarme solo, masmelo. No veo nada de malo que salga con Mauricio un rato.

—Ay sí, ay si. Cogetelo entonces. Ya fuimos ayer a beber con Eliana y Maní, te recuerdo, eh

—No sé quienes sean esos dos, solo sé que no fue conmigo. Una charla entre hombres siempre hace falta. —comenta Mau.

—Mira Camilo Durán, si vas a ese dichoso "lugar" te juro que te corto los servicios sexuales por tres meses —amenazo muy seria, que vea que no es un juego.

—Ademas es domingo, mañana hay que trabajar, ¿Están locos o qué?— añade Susi también molesta.

—Soy el jefe, puedo faltar. ¿Entonces qué Camilo? ¿Vamos?. —insiste Mauricio y mi enojo crece.

—Sin sexo ¿Recuerdas? —presiono.

—Eh, Bueno Mauricio, no puedes superar eso. Sexo, es sexo.

—En eso tienes razón pero, no te vas a morir. Vámonos ya.

—¡No!, si vas a ese bar Mauricio... —Susi lo apunta con su dedo—. Eh, pues, Cindy y yo nos vamos a un bar de stripers, a ver hombres guapos, con cuerpazos, hombres con chocolatinas en su abdomen y...

— Hablando de inmaduras y chantajes. —dice el Mau—. Háganlo, Camilo y yo igual nos a vamos a pasarla bien. ¿Cierto, Camilo?

—Cierto —responde el imbécil que se ha ganado el título de ex.


Espero les guste el capítulo 😃.
No olviden comentar y votar 💗💗.
Gracias

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro