☀️Capítulo XXII☀️

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KIRA

Dormir plácidamente al parecer no es un beneficio en este lugar. Arrugué mis ojos al sentir los piquetes en uno de ellos, los abrí rápidamente temerosa de quedar tuerta. Los ojos mieles que me observaban con una sonrisa en el rostro, no eran los que quería ver.

—Hola —dijo ella, me senté en la cama y me sonrío.

—Hola princesa, buenos días, y gracias por despertarme así eh —La pequeña río y ese gesto me hizo sentir mucha ternura—. Tu debes ser Melissa ¿Verdad?.

—Si —respondió sujetando sus manos y balanceándose de un lado a otro—. ¿También vives aquí? No te había visto.

—Ah, no. Yo viene a ver a tu hermano y a... Conocerte a ti, pero ya estabas dormida. Así que... Qué gusto conocerte princesa, soy Kira.

—Mi hermano no está, fue a comprarme unas cosas para curar esto —Señaló su mejilla cubierta por una gasa—. ¿Tú y mi hermano son novios Kira? —Su pregunta me agarró desprevenida.

—Eh, yo...

—Señorita preguntona y chismosa, vaya que su tía Cindy la está esperando para curarle esa herida —dijo Damián entrando rápido para salvarme de la situación. Tomó su manita e intentó sacarla.

—¡No quiero!, me va a doler —Se soltó con brusquedad y se cruzó de brazos.

—No te va a doler nada, las manos de tu tía son mágicas. Lo prometo —Volvió a tomar la mano de la pequeña y la sacó de la habitación, cerró la puerta y se sentó a mi lado—. Hola, buen día ¿Dormiste bien? —Asentí apenada.

—Es, muy linda tu hermanita —comenté con mi mano en la boca para evitar que el aliento de la mañana llegara a su olfato.

—Se parece a mí, tiene que serlo —Reí.

—Yo... voy a cepillar mis dientes —Me levanté rápido.

—Ok, ahí están tus maletas —Señaló, busqué mis cosas de aseo, ropa y entré al baño.

No tardé mucho porque no quería abusar, me duché y vestí lo más rápido que pude. Cuando salí, Damián estaba sentado en la cama ya tendida.

—No debiste hacerlo —dije avergonzada.

—No te preocupes por eso, mejor ven aquí. —Extendió su mano y yo la tomé sentándome a su lado—. Gonzalo está preparando desayuno para todos. Vino temprano y me va a ayudar a adecuar esta habitación para Melissa.

—Disculpa si soy metida pero ¿Tienes dinero para eso? porque si vas a redecorar tendrás que cambiar todo y será algo costoso.

—Ehhh, tengo unos ahorros —Le di un vistazo a la habitación y luego lo miré.

—Yo creo que no es necesario, solo con que lo pintes de su color favorito y cambies los tendidos por unos de niña, quedará muy bien. Podrías comprar también unos stickers para decorar ese armario —Señalé—,  así no gastarías todos tus ahorros, en vez de eso podrías usarlo para comprarle otras cosas necesarias. —Sugerí.

—Me parece bien.

Me sorprendió su reacción, creí que se enojaría por meterme en lo que no me importa.

—Yo tengo unos muñecos de peluche que se verían mucho mejor en esta cama. Si no te molesta claro.

—Si no te molesta a tí quedarte sin ellos, a mí tampoco. Además, no serían para mí.

Nos quedamos en silencio un rato sin mirarnos, podía escuchar el sonido de nuestras respiraciones y luego sentí su mirada puesta en mí, sabía que quería preguntar, pero no me sentía lista ahora. Me levanté intentando salir, pero tomó mi mano impidiéndolo.

»Tenemos que hablar. No quieras huir .

—Lo sé y no huyo —aclaré. Acomodé mi cabello detrás de mi oreja y lo miré a los ojos. —¿Podría ser después?

—¿Por qué no ahora? —Se levantó y se acercó.

—Tienes una habitación que pintar y arreglar, no quiero atrasarte con eso. Apenas termines me avisas. Así aprovecho para avisarle a mí familia que estoy aquí, dejo mis cosas en casa y de paso recogemos los muñecos.

—Si no hay de otra —dijo de mala gana.

—¡El desayuno! —Escuchamos a Gonzalo gritar.

—Vamos, a Gonzalo no le gusta que lo hagamos esperar —Asentí y salimos de la habitación.

Saludé a Gonzalo con un abrazo y nos sentamos a desayunar.  Había comido huevos rancheros, pero nunca unos tan deliciosos como estos. Sentí envidia que Gonzalo cocinara tan bien mientras que yo,  "soy todo un desastre cuando se trata de la cocina", en casa lo hacen Tania o papá cuando la señora que nos ayuda no puede ir.

—Saben muy ricos tus huevos Gonzalo. —dije y los idiotas rieron, menos la niña claro.

—¿Por qué se ríen? Sí están ricos los huevos. —dijo la pequeña en su inocencia.

—Porque son unos tontos, princesa.
—respondí mirándolo a los tres con reproche.

—Eres tú la que no habla bien. —respondió Damián, rodé mis ojos y continúe comiendo los deliciosos huevos de Gonzalo.

Una vez terminamos me ofrecí a lavar los platos, era lo justo si ellos prepararon el desayuno y una vez terminé, fui a la habitación para recoger mis cosas.

Las tres salimos con rumbo a mi casa en la carcacha, en el camino llamé a papá y a Tania para avisarles que estaba aquí. Les debo muchas explicaciones y no sé cómo van a tomar la noticia, tengo un poco de miedo por eso.

Una vez dentro de mí habitación, Melissa escogió casi todos los muñecos que estaban sobre mi cama, no me molestó dárselos, la mayoría de ellos me los había regalado Mao y la verdad ya había pensado en regalarlos.

Escuché la puerta abrirse y al voltear, vi a papá entrando.

—Nena, mi niña —Corrió hasta mí para darme un fuerte abrazo.

—Papi —Correspondí a su abrazo—. Te extrañé muchísimo.

—Y yo a ti mi niña ¿Por qué no me avisaste? Hubiera ido a recogerte —No sabía que decirle.

—¡Sorpresa! —dije mirando a Cindy.

—No se preocupe señor, yo la recogí y aquí está, sana y salva —dijo sería y salio de la habitación. Miré a papá observarla con nostalgia. Eso me causó mucha curiosidad.

«¿Qué carajos pasa?»

Todas las cosas que Tania me había contado vinieron a mi mente y creo que sí, definitivamente algo pasa entre esos dos, pero ¿Por qué ocultarlo? Cindy ya nos dijo aquella vez que papá le gustaba, aunque al principio hayamos creído que era de broma.

—Kiraaaaaaa, estás aquí —Corrí hasta  mi hermana para abrazarla fuerte, extrañé mucho a la enana.

«Hoy ha sido el día de los abrazos para mí y me gusta mucho»

»¡Qué mala hermana eres!, no me avisaste que venías.

—Lo siento, fue repentino, pero ya estoy aquí y tendrás que aguantarme.
—dije y volvió a abrazarme.

—¿Y para mí no hay abrazo, Sol? —Mire a Sebas que estaba detrás y no lo había visto.

—Claro, Sebas, ven para acá —También lo abracé.

☀️☀️☀️☀️☀️☀️

La hora del almuerzo llegó y las tripas ya estaban gruñendo. Papá pidió domicilio para que pasáramos más rato juntos y poder conversar un poco más, luego tuvo que irse al trabajo por algo importante y Sebas se fue con él. Gracias a Dios no tuve que dar explicaciones de mi presencia aquí, papá dijo que sea cuál sea la razón por la que vine, él estaba muy feliz y no haría preguntas.

Con Tania si fue diferente, ella quería respuestas que prometí darle en la noche, no estuvo muy de acuerdo pero no tenía de otra más que aceptar.

El resto de la tarde la pasamos con Melissa hablando, jugando para distraerla hasta que recibimos el mensaje de que ya estaba lista la habitación.

Tuvimos que salir a comprar unas bolsas grandes para empacar los peluches y de paso, le compré unas cosas de aseo personal: Shampoo, perfume, jabón, una toalla, una pijama que fue regalo de Tania y un cepillo para el cabello que ella misma escogió. Subíamos las cosas y nos fuimos.

Cuando llegamos, Cindy y Tania acomodaron las cosas que trajimos antes de dejar pasar a Melissa a ver su nueva habitación.

—A ver, no hagas trampa y cierra bien esos ojitos —dijo Cindy.

La pequeña caminó despacio agarrada de la mano de Damián hasta estar totalmente adentro.

—A la cuenta de tres los abres —dije y empezamos a contar—. Uno, dos, tres. ¡Sorpresaaaa!

—Guau, quedó muy linda. Gracias. —La pequeña se lanzó en la cama y luego corrió a los brazos de Damián, le dio un beso en la mejilla y una hermosa sonrisa—. Muchas gracias, me gustó mucho, aunque huele a pintura.

—No es nada princesa, te lo mereces y por el olor no te preocupes, ya pasará. Aún está fresca.

Salimos de la habitación para dejarlos solos y que hablaran mejor, nos sentamos en la sala de estar a beber un té de manzanilla que Cindy nos preparó, les hablé de mi estadía en Harvard, de las personas que conocí, de mí amistad con Carol, las vistas de Thomas y todo lo que hice el tiempo que estuve allá.

Unos minutos después, Damián y Melissa salieron sonrientes, se sentaron enfrente de nosotros y se unieron a nuestra charla.

—¿Vives en otro país Kira? —preguntó la pequeña.

—Vivía, pero ya volví.

—¿Con cuántos gringos saliste? —preguntó Cindy.

—Uno que otro —respondí.

—Huy, ¿Te ligaste alguno? ¿Qué tal besan? Cuenta, cuent...

—¡Ay Cindy! ya deja la preguntadera, mejor vete a acosar papás —dijo Damián enojado, Tania y yo lo miramos.

—Tu cállate pinki ¿Por qué mejor no te vas a ver si la Susi te tiene otro asuntito como el de la última vez? Qué a propósito, no viniste a dormir esa noche. —atacó Cindy molesta, se levantó y se marchó a su habitación cerrando la puerta con fuerza.

Mis ojos viajaron de inmediato a los de Damián, quién ya me observaba.

«¿Susi? ¿No vino a dormir?»

Se levantó de su asiento y vino hasta mí, tomó mi mano y me hizo levantarme para llevarme a la habitación sin importar que Tania y Gonzalo nos miraban curiosos. Cerró la puerta y me recostó sobre ella dejando sus manos apoyadas también, prácticamente me acorraló.

—Escucha, no es como Cindy dijo, lo de Susi fue...

—No quiero saberlo —Lo interrumpí colocando mi dedo en su boca—. Lo que sea que hayas hecho con la tal Susana u otra, de verdad, no lo quiero saber ¿Ok? —Quitó mi dedo de su boca.

—Bien, entonces hablemos de lo que realmente importa. De nosotros, y no quiero excusas, así que seré directo ¿Si o no?

—Si. —respondí directa como él quería. Sus ojos me miraron incrédulos por mi rápida respuesta.

—Espera ¿Qué dijiste?¿No, vas a decir que lo pensarás y todo eso que dicen las mujeres?

—No —Una sonrisa se dibujó en su rostro e intentó besarme, pero aparté mi rostro dejándolo confundido—. Tengo condiciones.

—¿Cuáles?

—No quiero mentiras, ni secretos. No me presiones, deja que las cosas fluyan solas.

—¿Algo más?

—Si —respondí mirándolo a los ojos— Ni se te ocurra usar nombres de animales, ni nada que termine en "ita" porque te golpeó las bolas. —Soltó una carcajada que me contagió.

—¡Que pena! y yo que ya había pensado llamarte "gatita" —Me hice la ofendida y le lancé una mirada asesina—. Ok, Ok. No "gatita" y... ¿Será que ahora si puedo darle un beso a la señorita? —Negué, puso ojos de cachorrito—. Por favor. —suplicó.

—¿Dónde dormirás? Solo hay dos habitaciones aquí y ya están ocupadas —Sonrió con malicia.

—¿Te preocupa no tener un lugar dónde acurrucarte conmigo? —Levantó su ceja un par de veces y yo reí.

—No seas idiota. Lo digo por ti, porque estés bien, tus cosas ¿Dónde las vas a guardar?

—El sofá —Bajó sus manos a mi cintura y me pegó a él—. Es un sofá cama y cabemos los dos —dijo muy cerca de mi oreja provocando en mí una corriente eléctrica que recorrió todo mi cuerpo. Cerré mis ojos al sentir su respiración cerca de mi boca y luego sus labios rozar los míos lentamente—. Mis cosas las guardé en la alacena —No pude aguantar las ganas que tenía de sentir sus labios y fui yo quien lo besó, dulce y tierno.

Mi corazón latió rápido mientras mis piernas temblaban. Fue un gran beso, distinto, no sabría explicar que era eso que sentía, pero sabía que era algo que nunca había sentido y por un momento, temí.

No quiero volver a sufrir.

Damián Díaz es un gran hombre, digno de admirar y será fácil, muy fácil enamorarme perdidamente de él, bueno, eso sí ya no lo estoy con todas esas sensaciones que emanan de mi cuerpo.

¿Será posible?

Es muy poco tiempo para eso.

Hola, hola.

Quiero agradecerles por todo el apoyo que le han brindado a esta historia.

Muchísimas gracias de verdad.
🤩🤩😘😘😘

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