CAPÍTULO 32

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—¡GONDUL VEN AQUÍ! —gritó Brunhilde a todo pulmón, llamando a su hermana.

—¡¿Eh?! ¡¿Akame va a hacer Volundr con..?! —preguntó Göll, desconcertada.

Las puertas de la habitación se abrieron de un momento a otro, y en el lugar hizo su aparición Gondul, una de las 13 Valkirias encargadas de ayudar a los humanos en el Ragnarok.

Akame observó a dicha Valkiria, era una mujer más alta que ella, pero con una particular sonrisa en su rostro, se dirigía hacia ella y hacia las otras dos Valkirias.

—¡Hermana Gondul es bueno volver a verte! —dijo Göll, feliz de volver a ver a su hermana después de mucho tiempo.

—Lo mismo digo, Göll —dijo Gondul, no borrando para nada su sonrisa.

—Akame, con ella harás volundr para la quinta ronda del Ragnarok, ella es la más ideal para tí, ¿Puedes imaginar a Murasame, verdad? —preguntó Brunhilde, con una amplia sonrisa llena de confianza.

—Claro que sí, fué mi Teigu claro que puedo imaginarla y recordar como era su aspecto —dijo Akame, para posteriormente observar a Gondul—, entonces eso quiere decir que te puedes transformar en mi Teigu, ¿Correcto?

—Puede realizar una copia de tú Teigu, con los poderes que alguna vez tuvo hace miles de años ¡En pocas palabras Gondul puede transformarse en cualquier arma que su usuario imagine! ¡¿Es perfecta, verdad?!

—¿Enserio? —preguntó Akame, sorprendida—, entonces por favor, hagamos volundr en este momento —dijo la jóven pelinegra.

Gondul tomó las manos de Akame y le dijo, viéndole a los ojos...

—Claro que sí, mi cuerpo es tuyo, úsalo como mejor te plazca —dijo Gondul.

Un poco extraña se sintió Akame al escuchar esas palabras, un extraño sonrojo apareció en sus mejillas, sobre todo por como aquella Valkiria tomó sus manos y dijo esas palabras. Ignoró eso y ambas hicieron Volundr en ese mismo momento.

Ryuko por su parte, estaba celosa, veía molesta como a Akame le había tocado una Valkiria de semejante poder. Cubrió su rostro con un cojín y no observó nada más.
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ARENA DEL VALHALLA...

Akame empuñó con fuerza a Murasame, y se arrojó contra Hércules a toda velocidad. El eterno héroe usó su mazo para cubrirse de los ataques de esa espada, no podía siquiera permitir que un solo corte le llegase a hacer. Akame aumentó la velocidad de sus ataques, pero todos eran fácilmente bloqueados por el mazo del semidios griego.

La espada atacó a Hércules desde abajo, el semidios griego retrocedió pero pudo observar como unos simples mechones de su cabello habían sido cortados. Esos mechones cayeron cerca de sus pies al finalizar ese ataque.

—¡Uh vaya jaja eso estuvo cerca! —comentó Loki, apareciendo detrás de Ares y de Hermes mientras estos dos seguían observando el combate—, ¿Qué tal amigos griegos? ¿No les parece que esa muchacha es una oponente formidable?

—¡Ja! Parece ser que no conoces a Hércules, ese hombre... el dios de la fortaleza, jamás perdería ante una asesina como esa —comentó Ares, viendo con orgullo a Hércules, y sintiéndose feliz de haberlo seleccionado a él para acabar con el empate que había con los humanos.

—No subestimes a los humanos, Ares, ya nos han demostrado en dos ocasiones que son capaces de matar a los dioses jeje —dijo Loki, sentándose en el hombro derecho de Ares.

—Aún así, Hércules no perderá, puedo sentirlo, y también me siento orgulloso de que alguna vez, yo, el dios de la guerra tuve el gran honor de pelear con alguien como ese hombre —dijo Ares, plenamente confiado en lo que decía, feliz y orgulloso de Hércules.

—¿Pero en esa pelea ustedes dos no quedaron empatados? —preguntó Loki de manera burlesca.

—Solo en aquella ocasión, actualmente y apenas puedo tocarle, se ha vuelto muy poderoso y esa muchacha, no sabe con quien se está enfrentando, ni siquiera está peleando con todo su poder y ya le está dando problemas —dijo Ares.

—Jeje creo que estás alabando mucho a ese hombre —dijo Loki, ahora colocándose a lado de Hermes para ver el combate.

Hércules levantó su mazo hasta lo más alto, mientras los demás dioses clamaban su nombre y lo alentaban a asesinarla. Él la observó directo a los ojos, una expresión seria, el verdadero rostro de la justicia.

—¡En nombre de lo justo y lo correcto, desaparece inmunda asesina! —exclamó el eterno héroe.

Acto seguido, el martillo de la justicia descendió con todo el peso de su poder. Akame y apenas pudo evitar el golpe de ese mazo, el cual, había creado un cráter de un considerable tamaño en el suelo. La jovencita pelinegra aterrizó a un lado de ese cráter, algunos escombros fueron a parar cerca suyo.

—¡Así se hace señor Hércules! —gritó una jovencita entre los dioses.

—¡Usted es muy fuerte, algún día deseamos ser como usted! —dijo otro tipo, de tes morena y una corona en su cabeza, también, una divinidad.

—¡Acabe con esa inmunda asesina con toda su fuerza! —gritó otra jovencita de la divinidad.

En las gradas, de lado de los humanos...

—¡Oye desgraciado cómo se te ocurre hacerle eso a una jovencita! —gritó un tipo jóven, lleno de tatuajes y con aspecto de ser delincuente.

—¡¿Te haces llamar héroe?! ¡Qué vergüenza! —gritó otro tipo, de entre la multitud.

Los miembros de Night Raid observaban tanto la reacción de los dioses como la reacción de los humanos. Tatsumi apoyó a Akame, con todas sus fuerzas le alentaba para que pueda ganar ese combate.

Akame respiraba algo agitada, pero aún tenía fuerzas para seguir con el combate. Hércules se le acercaba a paso firme, levantando nuevamente su mazo hacia lo más alto.

—Es inútil Akame, la justicia es impecable, no importa que tanto huyas la justicia siempre se alzará en lo alto y acabará con los malos, sobre todo, a una vil y maldita asesina despiadada como tú, y tus asquerosos compañeros.

Akame apretó su puño al escuchar esas palabras...

—¿Justicia? Jeje —se mofó un poco desde el suelo—, ¿Y según tú qué es la justicia?

—¡Es acabar con las malechoras como tú! —exclamó el eterno héroe. El mazo de Hércules descendió a toda prisa, pero grande sería su sorpresa al ver que algo había frenado su ataque.

Hércules se llevó una enorme sorpresa al ver cómo, literalmente, de la nada, un escudo apareció frenando su golpe y protegiendo a Akame. Murasame había desaparecido, ahora era un escudo lo que protegía a la pelinegra.

—¡¿Pero qué?! —dijo Hércules, sorprendido.

—¿Es acabar con las malvadas como yo? —preguntó Akame, siendo protegida por dicho escudo.

Los dioses se sorprendieron en gran medida, la humanidad también por igual, ya que era increíble ver cómo de la nada, un escudo apareció y protegió a la pelinegra de ese golpe fatal, pero de entre todos, el más sorprendido fué cierto jovencito de cabellos de color verde, el cual, se sintió sobre exaltado al darse cuenta de lo que estaba pasando.

—¡No es posible! —dijo Lubbock, apoyándose sobre los hombros de Tatsumi y empujándole hacia abajo.

—¿Qué rayos te sucede, Lubbock? —preguntó Mine.

En las gradas, de lado de nuestras queridas Valkirias, Göll se llevó también una gran sorpresa, pero Brunhilde no, cruzada de brazos sonreía a más no poder, ya que ella sabía perfectamente lo que estaba pasando.

Hermana Gondul, con tú poder, esta ronda está ganada por los humanos.

Lo que había protegido a Akame era un escudo, sí, pero un escudo formado de cientos y cientos de hilos tan resistentes que eran casi indestructibles. Lubbock reconoció de inmediato algo como eso...

—¡¿ACASO ESA ES... ALTERNATIVAS INAGOTABLES?! —preguntó sobreexaltado peliverde

—¿Qué? ¡¿Tú Teigu?! —preguntó Tatsumi, viéndole hacia arriba.

—No puede ser posible que Akame esté usando a Cross Tails —comentó Najenda, sorprendida también.

En la arena, Hércules luchó por romper ese escudo pero fué imposible hacerlo...

—¿Cómo es posible qué tú..?

—¿Dijiste que te conocen como el eterno héroe, no es así? O el héroe de todos no sé, vaya tontería, ¿Sabes? y cuando dos pequeñas e indefensas niñas... que fueron vendidas al imperio por sus padres... necesitaban un héroe que las salve, ¡¿Dónde mierda estabas tú, Hércules?! —exclamó Akame, usando su otra mano, y sus otros dedales para crear una lanza con los hilos de Cross Tails.

Le apuntó a Hércules a la cabeza, y lanzó dicha arma formada de hilos. Hércules y por poco era asesinado en ese momento, pero la lanza pasó de largo haciendo un corte en su mejilla.

—¡EL ETERNO HÉROE HÉRCULES HA SIDO HERIDO POR AKAME! —exclamó Heimdall, viendo lo ocurrido.

Hércules retrocedió al ser herido sutilmente por aquella lanza, la cual, terminó siendo clavada en una pared a lo lejos. Akame le vió directo a los ojos...

—No eres el héroe de nadie, no mereces ser llamado así —dijo la jóven pelinegra, dejando ver los hilos de Cross Tails y como se movían de un lado a otro cubriéndola.

—Akame... —susurró Hércules.

—Nosotros, los humanos, somos nuestros propios héroes, nosotros mismos nos salvamos —dijo Akame. En ese momento, Cross Tails brilló tomando un color verdoso, se desvaneció en el aire como cuando las Valkirias mueren en el Ragnarok, y volvió a transformarse en Murasame, siendo empuñada por Akame, esa era su verdadera Teigu—, gracias Lubbock, tú Teigu realmente fué muy útil.

En las gradas, Göll quedó sorprendida de lo que su hermana Gondul era capaz de hacer.

—Hermana Brunhilde, nuestra hermana Gondul es... ¡Tan jodidamente genial!

—Sí puedes imaginarla, puedes crearla, Akame no solo puede usar a Murasame, ella puede usar la copia de cualquier Teigu que ella haya conocido y sin tener la desventaja de no ser compatible, en pocas palabras, tenemos en una sola chica, todo un arsenal bélico —dijo Brunhilde, quién en ese momento, levantó su voz a todo pulmón—, ¡ES EL MOMENTO, DEMUÉSTRALE AKAME LO QUE ERES CAPAZ DE HACER!

En ese momento, Akame miró a Hércules de manera seria y de nuevo se aventó en su contra. El filo de Murasame buscaba de forma desesperada cortar a Hércules y acabar con ese combate. El semidios griego logró defenderse muy bien de los ataques de esa jovencita.

—Esa muchacha no lo hace nada mal, y ese pequeño detalle de cambiar de armas hace de este combate algo más interesante —dijo Afrodita, ladeando su cabeza hacia la izquierda.

En la arena, Akame atacaba a toda velocidad mientras le decía, no, mejor dicho le gritaba...

—¡No eres el héroe de nadie, Hércules, no estuviste ahí cuando los más débiles sufrían en dónde yo viví! ¡Y esas dos pequeñas niñas tuvieron que vivir un infierno!, ¡¡UN INFIERNO CON TAL DE SOBREVIVIR!!

El filo de Murasame pasó muy cerca del ojo de Hércules. Akame aprovechó ese descuido del semidios griego y le dió una patada en el rostro, misma que lo mandó a volar un par de metros, aterrizando cerca de la pared de una vivienda. Los dioses se enfurecieron con Akame por haber herido a su idealizado eterno héroe. Le gritaron los insultos más horrendos que puedan existir, pero ella simplemente los ignoraba.

Hércules se levantó rápidamente luego de haber recibido ese golpe...

—¿Un infierno? ¿Y las personas que tú has hecho sufrir? ¿Acaso ellas también no han vivido un infierno?, O sus familiares, sus amigos, ¡¿Acaso crees que esas personas tampoco sufrieron?!

—No era justo, pero era necesario acabar con sus vidas —dijo Akame.

—¡¿Necesario?! —eso enfureció a Hércules—, Oye Akame, ¿Puedo hacerte una pregunta? ¿Cómo lograste dormir tranquila?

—¿Eh?

—¿Cómo pudiste vivir tranquila teniendo tus manos manchadas con la sangre de tantas y tantas personas que asesinaste? ¿Cómo pudiste ignorar el sonido de su sufrimiento antes de morir? ¡¿Cómo pudiste ignorar como sus voces se apagaban?!

—Muy sencillo, solo las ignoraba —respondió ella.

En ese momento, Hércules se enfureció como nunca antes al escuchar la respuesta de ella. Levantó su mazo, lo dejó en su hombro y le dijo, viéndole a los ojos...

—¡¿CÓMO PUEDES DECIR QUE SOLO LAS IGNORABAS?! —gritó el eterno héroe—, ¡Juro que acabaré contigo en estos momentos con todo mí poder!

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