CAPÍTULO 48

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Poco a poco fué abriendo sus ojos, luego de un combate difícil donde perdió el conocimiento y casi muere al final de este, la habían llevado a la enfermería lo más rápido posible.

Akame se estaba recuperando a una velocidad bastante buena, si ese lugar hubiese sido construido por humanos pues la pelinegra ni de chiste hubiera sobrevivido, pero no, estaba recibiendo la misma calidad de atención que los dioses recibían.

—Vaya es bueno ver qué ya despertaste —dijo cierta jovencita pelinegra, la cual hace poco había ido a visitarla.

—¿Ry-Ryuko? —intentó levantarse pero las heridas en su cuerpo aún no habían sanado. Ryuko la detuvo y la hizo acostarse de nuevo.

—No te muevas, deben sanar primero tus heridas. El combate contra Hércules sin duda alguna debió haber sido uno de los más difíciles que has tenido, por no decir el más difícil ¿No es así?

—¿Dónde están los demás? —preguntó Akame, refiriéndose a sus compañeros del antiguo Night Raid. Observó por toda la habitación pero no había nadie solo Ryuko y ella.

—Ah, no tengo idea, me colé en esta habitación pero no había nadie aquí cuando llegué. Supongo que no debieron haberles permitido quedarse aquí mucho tiempo —contestó Ryuko.

—Supongo jeje. ¿Cómo va el Ragnarok? ¿Ya terminó? ¿Perdimos o ganamos? —preguntó Akame.  Ryuko pudo notar que su voz era débil, de seguro le quedarían secuelas de esa pelea.

—No, no ha terminado, en estos momentos la séptima ronda se está llevando a cabo, no sé cómo irán pero la sexta ronda la ganamos nosotros los humanos. Jaja sería genial que ganemos también esta.

Akame suspiró y observó hacia arriba, tuvo por unos momentos el deseo de que todo este tema del Ragnarok ya haya terminado, pero no, ni siquiera habían llegado a los dos combates más importantes de ese evento.

A su mente volvió el recuerdo del eterno héroe y de como se había sacrificado por los humanos...

—Todos han peleado con todas sus fuerzas para salir victoriosos en esta guerra, si Hércules hubiese sido otro tipo de dios de seguro en estos momentos estaría muerta. Pensé que con mis habilidades podría hacerle frente y tambien con el poder del Volundr pero no, si hubiese sido otro dios yo no hubiera ganado y les hubiera fallado no solo a mis amigos sino también a los humanos en general.

La adolescente rebelde colocó una mano encima del hombro de ella, entendió como se sintió y le dió una palabras de aliento...

—Tranquila, no te sientas mal Akame, el solo hecho de salir allá a la arena a pelear por los humanos es un acto muy valiente. Lo importante es que sobreviviste y podrás ver la luz de un nuevo mundo cuando todo esto termine, te lo aseguro, no vamos a perder y no nos vamos a extinguir.

—Eso espero, no quiero que más gente muera ya... ya eh visto demasiada gente morir y sufrir. Espero que los dioses al final no vayan a cagarse en sus propias reglas y terminen por erradicarnos a todos, entonces todos nuestros esfuerzos habrán sido en vano.

—Eso no pasará, nos encargaremos de eso si llegase a pasar jaja. Por ahora solo preocúpate en descansar y recuperarte lo mejor que puedas de tus heridas.

Akame la observó a los ojos y le preguntó...

—¿Ryuko? —preguntó Akame.

—¿Sí?

—Por favor no mueras, te lo pido...

La jóven rebelde le sonrió llena de confianza...

—No voy a morir. Te prometo que veré contigo la luz de un nuevo mundo, es una promesa que no voy a romper —le levantó el pulgar y le vió a los ojos.

Zenketsu se alegró de ver la gran determinación que tenía Ryuko, podía ser rebelde, podía ser grosera en ocasiones y altanera también, pero también podía ser alguien con un gran sentimiento de querer protejer a los demás. Sin duda alguna, Brunhilde no se equivocó en convocarla a ella para el Ragnarok.

Akame sonrió sutilmente, de alguna forma aquella confianza de Ryuko calmó su preocupación. Creyó en ella.

—Espero que los humanos no vayan a perder ninguna otra ronda más...

Ryuko se retiró del lugar dejándola que descanse. Akame solo cerró sus ojos, debía descansar si quería recuperarse de esas heridas.
.
.
.
.
.
.

Una poderosa ráfaga de energía chocó contra los muros de la arena causando un daño indescriptible, esa fuerza y esa velocidad no podía ser de alguien más que de Mihawk. Zoro estaba metido en problemas ya que, al parecer, la fuerza y el poder de Mihawk no había disminuido en lo más mínimo, al contrario, parecía que era más fuerte que cuando estaba con vida.

Mihawk levantó a Yoru hasta lo más alto y descendió con gran fuerza creando una ráfaga de energía muy potente la cual, a duras penas alcanzó a esquivar Zoro. Ese ataque chocó contra los muros haciendo de nuevo un gran daño a los mismos.

—Hermana Brunhilde, esto no es justo, Anubis está usando a alguien más que pelee por él, eso no está permitido en lo más mínimo —dijo Göll, obviamente preocupada por la situación del espadachín.

—Te equivocas, Göll. Esto puede considerarse como un arma de Anubis, como él mencionó antes no tiene habilidades con las espadas, por eso invocó a Mihawk, para poder usarlo en su batalla contra Zoro.

—¿Una arma de Anubis? —preguntó Göll, confundida, no sabría decir si eso realmente podría contarse como un arma de Anubis, una invocación, u otra cosa.

Zoro colocó una espada en su boca y cruzó las dos espadas de manera vertical, se preparó para contrarrestar el ataque de Mihawk cuando observó que de nuevo, levantó a Yoru hasta lo más alto...

—¡Santouryu: Hyakuhachi Pondo Hou! (¡Estilo de tres espadas: cañón de 108 libras!) —exclamó Zoro. Mihawk de nuevo realizó su ataque a distancia casi al mismo tiempo que Zoro hizo el suyo.

Ambas ráfagas de energía avanzaron hasta el punto de chocar entre sí, pero eso no fué suficiente, el ataque de Mihawk fué más fuerte y terminó por destrozar el ataque de Zoro. Aquella ráfaga avanzó hacia Zoro a toda velocidad, haciendo que sea imposible para el espadachín poder esquivarla.

—¡Nitouryuu: Ichi Gorira, Ni Gorira! (¡Estilo de dos espadas, un Gorila, dos Gorilas! —los músculos de los brazos de Zoro se tensaron y después crecieron de manera increíble, parecían ser los músculos de un gigante.

Cuando el ataque de Mihawk lo alcanzó, Zoro utilizó muy bien sus dos espadas para frenar esa ráfaga, gracias al cielo esas espadas no se hicieron pedazos cuando frenó el ataque de Yoru. Le costó un mundo entero poder seguir de pie sin dejarse derrotar por esa técnica.

Sus pies fueron poco a poco retrocediendo dejando un rastro en el suelo. Con un increíble esfuerzo, poco a poco comenzó a levantar sus brazos y, ejerciendo una GRAN fuerza, mandó hacia arriba esa ráfaga impidiendo así que pueda acabar con él.

Aquella ráfaga terminó por cortar y destrozar una de las cabezas de las estatuas de Anubis que estaban ubicadas en dirección a los puntos cardinales. Cortó la que señalaba el sur. Los humanos que estaban cerca tuvieron que cubrirse lo mejor que pudieron debido a la caída de escombros.

La cabeza de Anubis cayó al suelo haciéndose pedazos gracias a la altura. Zoro de nuevo hizo que sus brazos volvieran a la normalidad.

En las gradas, cierto rubio tenía un chichón en su cabeza debido a un pedazo de escombro que había golpeado su cabeza por proteger a cierta mujer de cabellos naranja.

—¡Oye Marimo estúpido mira bien a dónde mandas ese ataque! —gritó aquel jóven rubio, hechando fuego por sus ojos. Su cara parecía ser la de un monstruo, pero cuando se volteó a ver a esa mujer, tenía una sonrisa y uno corazón en su ojo descubierto—. ¿No te lastimó nada, Nami-swan?

—Eh, jeje, no Sanji, tranquilo estoy bien —dijo Nami, con una pequeña sonrisa y una gota de sudor cayendo por un costado de su frente, todo por ver el chichón que Sanji tenía en su cabeza.

—¡¿Y tú Robin-chwan te encuentras bien?! —preguntó Sanji, observando a la antigua arqueola.

—Estoy bien, Sanji. Gracias —le sonrió, Sanji se puso rojo como un tomate al ver la sonrisa que Robin le regaló, y para él, no había nada mejor que eso.

—Vaya, esto sí que es divertido, Zoro está peleando muy bien contra ese sujeto —dijo cierto jóven de cabellos negros y un sombrero de paja colgando en su nuca. En su mano derecha cargaba una pequeña botella con un líquido transparente y tapada con un corcho.

—Y por poco es asesinado, realmente creí que ese dios iba a terminar por arrancarle el corazón —dijo otro muchacho, con una particular nariz larga—. El mío se detuvo por unos momentos.

—¿Te sientes mal, Ussop? ¿Necesitas una inyección o alguna pastilla? —preguntó cierto reno el cual, sacó una enorme inyección la cual era incluso más grande que Ussop.

—¡No, no necesito nada de eso en este momento, Chopper! —dijo Ussop, sin dejar de ver esa enorme inyección.

—¿Luffy cómo crees que terminará este combate? —preguntó el ex carpintero de los Mugiwara.

—¿Acaso estás dudando de Zoro, Franky? Él no perderá, confío mucho en él... —observó la pequeña botella con licor que tenía en su mano—. Y beberemos algo cuando él gane este encuentro, yo confío en él, no perderá.

En la arena, Anubis se rió de que hayan destruido una de sus estatuas.

—Jajaja, oye no destruyas las estatuas que mucho les costó poder hacerlas para mí combate contigo —dijo Anubis, lo extraño es que él no haya explotado en furia, sino que más bien se lo tomó con ¿Gracia?

—No me sirve de nada destrozar una estúpida estatua —dijo Zoro. Bajó su mirada y observó sus espadas, sonrió con sutileza al ver que no habían recibido ni un mínimo daño, el filo seguía estando en las más perfectas condiciones.

—¿Y bien, humano? ¿Qué te está pareciendo tú batalla contra tú maestro? —preguntó Anubis, de nuevo haciendo esa estúpida sonrisa retorcida que no hacía más que incomodar a todo el mundo.

—Mí maestro murió hace mucho tiempo, ese que está ahí de pie cerca tuyo no es mi maestro ¡Él no se dejaría manipular de esa forma por alguien tan despreciable como tú! —dijo Zoro, levantando su espada en su mano izquierda y señalando a Anubis directo al rostro.

—¿Despreciable? —una vena palpitante apareció a un lado de la frente de Anubis, se había enojado considerablemente—. Vaya, y yo pensé que estabas divirtiéndote jaja. ¿Por qué mejor no hago que te corte en pedacitos, eh? ¿O prefieres una muerte lenta y muy dolorosa?

Zoro clavó una de sus espadas en un trozo gigante de lo que fué anteriormente la cabeza de Anubis, la que había caído al suelo. Levantó ese trozo gigante y, con toda su fuerza, se la arrojó a Anubis. Ese trozo fué a toda velocidad.

Por favor ¿Enserio cree que algo como eso me matará? —pensó Anubis, sonrió muy confiado. Mihawk se colocó enfrente de Anubis y procedió a hacer pedazos ese trozo usando a Yoru.

Realizó miles de cortes a una velocidad impresionante. Creó una gran cortina de polvo y escombros volando hacia ellos. Mas sin embargo, Anubis se llevó una gran sorpresa al ver cómo Zoro apareció de repente de aquella nube de polvo pasando a un lado de Mihawk, yendo directo hacia él.

—¡Santouryu: Oni Giri! (¡Estilo de tres espadas: corte del demonio!) —estando a poco más de un metro Zoro realizó su ataque con todas las intenciones de cortarle la cabeza a Anubis y dar por terminando ese combate.

Y así hubiera sido, de no ser porque Yoru impidió ese ataque. Solo faltaron centímetros para que el combate termine. Anubis se arrojó hacia atrás con una expresión de shock en su rostro. Mihawk levantó su espada e intentó cortar a Zoro por la mitad partiendo desde su Hombro derecho. Zoro usó dos espadas para poder bloquear ese corte y por suerte, logró hacerlo.

—¡Maldita cucaracha! ¡¿Cómo te atreves?! —gritó Anubis, con una de sus manos en su cuello, una expresión de shock que poco a poco fué cambiando a una de furia incontrolable.

Zoro en ese momento sonrió de manera burlona...

—Prácticamente ya gané esta ronda. De no ser por... esto... —se refirió a Mihawk—, tú cabeza estaría en el suelo y a mí proclamándome como ganador ¿Qué se siente que una "cucaracha" casi te corta la cabeza?

Anubis se enojó muchísimo ante las palabras burlonas del espadachín. Le ordenó a Mihawk acabar con él lo más pronto posible. Mihawk levantó a Yoru con un solo brazo y procedió a descender con toda su fuerza.

A Zoro no le quedó más remedio que lanzarse hacia la derecha para poder escapar de ese ataque. Yoru golpeó el suelo haciendo un gran cráter y algunos escombros volando por ahí y por allá.

En las gradas, Brunhilde sonrió sutilmente, Zoro estuvo muy cerca de ganar esa ronda, y en realidad hubiera ganador de no ser porque Mihawk bloqueó ese ataque. Miró a Apollo, el dios del sol solo veía ese combate en completo silencio. La Valkiria sonrió, les estaba destrozando el orgullo poco a poco, muy seguramente Odín se sentiría satisfecho si Anubis llegaba a morir en ese encuentro.

—¡Zoro por favor no fuerces mucho a mí hermana te lo pido! —gritó Göll a todo pulmón.

Zoro desvió su mirada hacia la pequeña Valkiria, luego de eso miró sus espadas y sonrió muy confiado, nada, ni un mínimo corte o daño habían recibido, estaban resistiendo muy bien ese encuentro y de seguir así, tarde o temprano terminaría por ganar la séptima ronda, estuvo muy cerca de hacerlo, claro que volvería a tener otra oportunidad en dónde de seguro, no fallaría.

—¡Ganaré esta ronda, te lo aseguro, Luffy! —dijo Zoro, empezando a sentir la emoción, y es que algo le decía que el combate terminaría más rápido de lo que hubiera pensado.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro