CAPÍTULO 55 (RONDA 8)

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LA LOCURA DIVINA
VS
EL MONSTRUO SIN NOMBRE

Steven2: De lejos, el combate más difícil de escribir...

Los dioses se encontraban reunidos nuevamente para discutir sobre quien sería la siguiente deidad en pelear de lado de ellos. Tres victorias para los dioses y cuatro para los humanos, era el momento oportuno para que las entidades divinas pongan presión sobre los combates y terminen inclinando la balanza a su favor.

—Es increíble que Anubis haya ganado su combate contra ese humano, por unos momentos pensé que iba a perder —comentó Ares, mirando por la ventana mientras el resto de sus hermanos lo escuchaban.

—No quiero decir que estoy de lado de los humanos, pero si el siguiente representante de ellos es igual o más poderoso que ese pirata, las cosas no estarán fáciles —comentó Hermes, sirviendole algo de té a Artemisa.

—Venga no se preocupen, ellos van cuatro y nosotros tres, podemos empatarlos y después tomar la delantera —comentó Loki, mientras flotaba cerca de Apollo—. ¿No lo crees así, Apollo?

El dios del sol no respondió nada ante esa pregunta. Loki solo sonrió ante el silencio del dios olímpico.

—Y bueno —Artemisa le dió un sorbo a su té y después observó a su hermano—. ¿Te parece si soy yo la siguiente en salir a combatir, hermano?

—Ni lo pienses, todavía no. Estoy pensando quién será el más adecuado para salir a combatir contra los humanos.

Mientras Apollo seguía pensando en cuál de las deidades iba a pelear, en la sala ingresaron abruptamente un par de guardias bastante alterados al respecto, lo que causó la impresión de todos en el lugar.

—¡Señor Apollo, señorita Artemisa algo terrible ah sucedido! —dijo uno de estos individuos.

—¿Qué ocurrió? Habla pronto —dijo Artemisa.

—Es el señor Poseidón, desapareció por completo y no se encuentra en su habitación —respondió el otro guardia.

Loki en ese momento abrió sus ojos a más no poder, fingiendo sorpresa al escuchar esas palabras, pero por dentro estaba riéndose a carcajadas de que por fin, esos ineptos hayan notado la desaparición del dios griego.

Cuando fué a asesinar a su siguiente víctima, se dió cuenta que todavía seguía rodeado de sus allegados, por lo que no tuvo más opción que retrasar un poco sus planes junto con los de Odín, por eso estaba con los demás, para no levantar sospechas.

—¿Cómo que desapareció? —preguntó Hermes, bastante consternado.

—Se suponía que estaba recuperándose de sus heridas en su habitación, además estaba bajo la custodia de dos guardias y él mismo ordenó que nadie podía ingresar ¿Cómo pudo desaparecer sin que nadie se de cuenta? ¿Y esos dos guardias?

—Eso también queríamos decirles, esos dos guardias desaparecieron también. Es como si, la tierra se los hubiera tragado —respondió uno de esos dos individuos.

—Pero que extraño es todo esto. ¿Acaso alguien se lo robó o Poseidón tenía un romance oculto por ahí y se escapó con ella? Jajaja —incluso en un momento serio como ese, Loki no dejaba sus estúpidas bromas.

—Loki, no es momento para tus tonterías —comentó Ares bastante serio al respecto.

—Sigan buscando, no pudo haber desaparecido como si nada, debe estar en alguna otra habitación descansando y no dió aviso al respecto —ordenó Apollo.

—¡Sí, señor! —dijeron con voz firme esos dos guardias. Acto seguido se dieron la media vuelta y se retiraron del lugar a toda prisa.

—Pero que tontería, si me hubieran dejado la custodia a mí, el dios de guerra, esto no hubiera pasado —comentó Ares.

—Por favor, no puedes ni cuidarte a ti mismo, peor podrás cuidar al resto —dijo Artemisa, hablándole a Ares como si le estuviera hablando a un niño pequeño.

Obvio ese comentario molestó al dios de la guerra. Apollo observó la conversación tan absurda que tenían sus hermanos, y pensó que no era lo más adecuado que ninguno de ellos salga a combatir, por lo que tomó una decisión rápida, ya había escogido quién sería el siguiente representante de los dioses.

—Loki... —el dios de las travesuras y las mentiras lo vió directo a los ojos—. Prepárate, serás el siguiente en salir a combatir.

Loki abrió sus ojos a más no poder mientras sonreía como todo un maniático. Asintió con la cabeza y posterior a eso, dijo que estaba bastante emocionado y feliz de que lo haya escogido a él. Ares le recriminó que mandar tan pronto a un desquiciado y sádico como él no era la mejor opción, por lo que Apollo sonrió muy sutilmente y mirándole desafiante le respondió...

—¿Entonces quieres ser tú el próximo?

Ares de manera cobarde le respondió que no, que todavía no sentía mentalmente preparado para salir a combatir. Eso provocó la risa de Artemisa, Ares solito se humillaba a sí mismo y sin que nadie lo intente siquiera.
Apollo no podía tomarlo enserio, así que solo lo ignoró. Pronto dió aviso que Loki sería el siguiente representante de lado de los dioses.
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Con nuestras queridas Valkirias, ambas todavía seguían en la habitación donde Brunhilde escogía a los humanos que salían a combatir. Göll todavía seguía triste por la reciente muerte de su hermana Mist, si hablamos en términos bélicos se perdieron la segunda, tercera y cuarta espadas más poderosas de todas, solo quedaban la primera y la última, misma que todavía no hacían su aparición en la historia.

Extrañamente la adolescente rebelde no se encontraba en esa habitación, Brunhilde solo esperó a que no esté haciendo alguna tontería o travesura que después ella tendría a arreglar. Miraba atentamente la pantalla, ya le quedaban pocas opciones para enfrentar a los dioses, así que debía escoger con cuidado, pero, se llevaría una gran susto al escuchar a su hermana menor dar un grito por todo lo alto.

—¡¿AH?! ¡¿ENSERIO?! ¡HERMANA BRUNHILDE LOS DIOSES YA DIERON EL AVISO DE QUIÉN SERÁ SU SIGUIENTE REPRESENTANTE! —gritó Göll, mientras miraba ese aparato.

—¿Qué? ¿Tan pronto? —Brunhilde se levantó y fué hasta donde su hermana, y cuando leyó el nombre del representante de los dioses, sintió un HORRENDO escalofríos recorrer su espalda desde su cuello hasta la parte baja de su cintura.

"LOKI" OCTAVO REPRESENTANTE

—¡¿Hermana qué haremos ahora?! ¡¿Quién será el encargado de pelear contra el señor Loki? Ese tipo es... muy raro, y da escalofríos cuando se enoja.

Brunhilde se lo pensó muy bien, y por unos momentos pensó en mandar TODO al diablo y escoger a alguien que definitivamente lo haga mierda y gane la ronda, pero, trató de calmarse y pensar mejor las cosas, todo lo hacía por ese sujeto, todo lo hacía... para salvarlo, así que, debía continúe así hasta las últimas consecuencias, todo por salvarlo.

—¿Hermana Brunhilde que haremos ahora?

—Loki es alguien... demasiado extraño, no puedo mandar a pelear a cualquiera, tiene que ser alguien que sea capaz de hacerle frente. ¿Pero quién sería el más adecuado?

—Los dioses deben estar tan desesperados por empatar con la humanidad que mandaron a ese desquiciado, a ese... Monstruo sin corazón —comentó Göll mientras seguía viendo ese dispositivo.

Desquiciado, Monstruo, Monstruo sin corazón... ¿Monstruo? Escuchar esas palabras le hicieron pensar en alguien. Se acercó a la pantalla de selección y deslizó las imágenes de izquierda a derecha, buscándole porque lo había visto por ahí, entre los seleccionados. Cuando lo encontró, definitivamente decidió en ese momento que ese hombre sería el más adecuado para enfrentar a alguien como Loki.

—Creo tener al humano más adecuado para enfrentar a ese dios desquiciado —dijo Brunhilde. Acto seguido presionó sobre la imágen de ese hombre, dándole también aviso a los dioses de quién sería el siguiente representante del lado de los humanos.

Göll miró confundida, pero pronto siguió a su hermana que iba en busca de aquel hombre que sería el encargado de enfrentar a un dios desquiciado del calibre de Loki.
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ARENA DEL VALHALLA...

Luego de algunos minutos, no, algunos no, luego de MUCHOS minutos restaurando la arena del Valhalla puesto que en el combate anterior quedó prácticamente inservible, por fin todo estaba listo para el siguiente combate. Las luces estaban apagadas, había una oscuridad muy densa y casi no podía distinguirse nada, salvo lo que parecía ser, unas pocas calles y en el centro de la arena, algo que parecía ser un edificio alto de varios metros cuadrados y muchas ventanas.

Estaba todo tan oscuro que no se podía distinguir muy bien...

—¿Qué es eso que está en el centro? ¿Es un edificio? —preguntó un muchacho de entre la multitud.

—Parece que es un edificio, pero... todo esto es muy extraño —respondió una mujer, también de entre la multitud.

En lo más alto de las gradas, Göll y Brunhilde ya se encontraban observando el inicio del combate...

—¿Hermana enserio crees que esto es siquiera una buena idea? Si me lo preguntas no, para nada, fué una muy mala idea escoger un lugar como este sabiendo la historia de... ese hombre —comentó Göll, bastante nerviosa a decir verdad. Su hermana no respondió nada, solo seguía mirando y esperando el inicio de la pelea.

De un momento a otro, la luz de un gran reflector se encendió dejando ver a Heimdall de pie, muy cerca de la entrada de aquel edificio extraño...

—Y yo me paré sobre la arena del mar, y vi una bestia emerger del mar, que tenía siete cabezas y diez cuernos; y sobre sus cuernos diez diademas; y sobre las cabezas de ella nombre de blasfemia. Y adoraron al dragón que había dado la potestad a la bestia, y adoraron a la bestia, diciendo: "¿Quién es semejante a la bestia, y quién podrá lidiar con ella?" —murmuró Heimdall para sí mismo, bajó su rostro unos momentos y después de eso, todas las luces del lugar se encendieron dejando ver con claridad la arena del combate.

En efecto, en la arena del Valhalla se encontraba un edificio, al rededor suyo un par de calles más y otras cosas, lo interesante era aquella estructura que estaba en medio de toda la arena.

—¡DAMAS Y CABALLEROS! ¡DIOSES Y DIOSAS! ¡SEAN TODOS USTEDES BIENVENIDOS A LA OCTAVA RONDA DEL RAGNARAOK, LA BATALLA FINAL ENTRE DIOS Y EL HOMBRE, LA BATALLA POR LA SUPERVIVENCIA! —exclamó Heimdall a todo pulmón, lo que provocó de nuevo la euforia (¡Jum! Euphoria, me deja un mal sabor de boca esa palabra) de todos los dioses y humanos presentes en ese lugar.

En la zona VIP de lado de los dioses, los dioses griegos y Odín ya se encontraban listos para observar la arena, sobre todo el dios nórdico supremo el cual se sentía un poco confundido al ver que Loki permitió que el humano haya escogido un escenario tan raro como ese para el combate. Por otro lado, de nuevo, cientas de pantallas comenzaron a aparecer de nuevo por todas las gradas de lado de los dioses y del lado de la humanidad, volviendo a ocurrir lo mismo que ocurrió en el combate entre Akame y Hércules hace tiempo atrás.

—¡Todos nosotros sin duda alguna nos quedamos sorprendidos de lo asombrosa que fué la séptima ronda, del increíble poder que los humanos y los dioses tienen, y en esta ocasión, ambos bandos nos demostrarán algo aún más destructivo que el poder físico...

Heimdall en ese momento señaló la puerta por dónde ingresaba el representante de los humanos, y cuando la puerta se abrió, una sutil neblina emergió de lo más profundo. Eso no pintaba nada bueno, y peor aún cuando se pudieron escuchar pisadas que provenían de lo más profundo de ese pasillo. La neblina formó gracias a la sombra de aquel jóven la silueta de un monstruo sediento de sangre y dolor.

—¡ESTE HOMBRE, ES CONSIDERADO COMO UN VERDADERO MONSTRUO! ¡UN ASESINO A SANGRE FRÍA! ALGUIEN A QUIEN NO LE TIEMBLA EL PULSO PARA ASESINAR A SUS VÍCTIMAS...

Aquel Monstruo sin nombre finalmente hizo su aparición en la arena, caminando tranquilo y relajado, una expresión serena en su rostro, una mirada tranquila y una muy pequeña pero rara sonrisa en su rostro, sus manos las mantenía en sus bolsillos mientras avanzaba por aquella calle que conectaba al edificio central.

—¡ESTE HOMBRE ES ALGUIEN QUE ES CAPAZ DE SACAR A FLOTE LO PEOR DE LOS HUMANOS SIN SENTIR REMORDIMIENTO ALGUNO DE SUS ACTOS —exclamó Heimdall a todo pulmón.

Los humanos quedaron bastante confundidos con la aparición de ese jóven de cabellos rubios y piel blanca, ojos azules y expresión serena. Nadie lo conocía, nadie sabía quién era él, algunos comentaron que no tenían ni idea de quién era ese muchacho. Llegó con toda la calma del mundo a las afueras de aquel edificio extraño, lo observó unos momentos y una muy, MUY extraña sonrisa apareció en su rostro.

—¡AQUÍ TIENEN ANTE SUS OJOS AL MONSTRUO SIN NOMBRE! ¡EL MONSTER JOHAN LIEBHEART!

(Johan Liebheart, el "Monster")

Decir que fué recibido con aplausos o gritos de jubilo sería decir una mentira, nadie tenía ni una puta idea de quién era ese muchacho, salvo cierto hombre de cabellos negros que no podía creer lo que estaban viendo sus ojos.

En la zona VIP, los dioses ya se encontraban haciendo comentarios y prejuicios de la apariencia de ese muchacho...

—¿Y quién rayos es ese muchacho? —preguntó Hermes.

—¿Un asesino a sangre fría? No me jodas, a veces Heimdall tiende a exagerar las cosas —dijo Artemisa, con cierto tono burlón en su comentario.

—¿Un monstruo? Por favor si ese muchacho no parece tener nada de especial a diferencia del resto. ¡Ay vamos Loki lo hará pedazos en un abrir y cerrar de ojos, me parece algo injusto para los humanos! —dijo Ares, viendo detenidamente el combate.

Johan levantó su mirada hacia la zona VIP y observó a cada uno de los dioses, les sonrió con confianza y una rara expresión en sus ojos.

—Puede parecer un debilucho pero creo que es... Lindo —comentó Afrodita, viendo como Johan miraba la zona VIP.

—¿Ahora qué? ¿También lo quieres como sirviente tuyo? —preguntó una celosa Artemisa.

En la arena, Heimdall señaló la puerta por dónde ingresaban los dioses...

—¡Y AHORA, REPRESENTANDO A LOS DIOSES ESTÁ ESTE HOMBRE! ¡GRAN REPRESENTANTE DEL PANTEÓN NÓRDICO Y ENTIDAD DIVINA SUMAMENTE PODEROSA!

La puerta del lado de los dioses se abrió de un momento a otro cuando Heimdall terminó de decir eso, pero cuando lo hizo, se pudo ver que todo el pasillo se encontraba vacío, sin ningún dios o alguien que represente a los dioses.

No obstante, en aquel pasillo se abrió un pequeño portal del cual, el dios nórdico hizo su aparición...

—¡EL DIOS DE LOS TIMADORES! ¡ES EL MAS GRANDE REY DE LAS TRAVESURAS! ¡EL DIOS MÁS GRANDE DE LAS MENTIRAS Y EL ENGAÑO DE TODOS LOS TIEMPOS!

Hizo su aparición en la arena, levantando sus brazos y saludando a todo el público presente, como si de alguna celebridad o estrella famosa se tratase. Los dioses que lo conocían comenzaban a gritar su nombre, bastante eufóricos de que alguien Loki haya hecho su aparición en la arena del Valhalla.

Se acercó a su lugar en la arena, todavía saludando y levantando sus brazos, como indicándole al público que debían gritar su nombre todavía más y más alto, haciendo de su entrada todo un espectáculo.

—¡TODOS DENLE LA BIENVENIDA... AL INCREÍBLE E INIGUALABLE DIOS NÓRDICO!.. ¡LOKIIIIII!

(Loki, dios Nórdico)

¡LOKI! ¡LOKI! ¡LOKI! era lo que gritaban los dioses, como mencioné antes, como si Loki en realidad fuera alguna estrella super famosa en todo el Valhalla. Les sonrió a todos y lanzó besos hacia todas partes, incluso las más jóvenes de las diosas, por alguna extraña razón, les gustaba la participación del dios de los timadores en aquella ronda del Ragnaraok.

—Ese Loki... si que sabe cómo hacer una entrada —comentó Ares, con una pequeña gotita de sudor cayendo por su mejilla.

Ambos contrincantes se acercaron lo suficiente luego de que Loki haga su extraña y para nada necesaria entrada toda dramática.

—¡¿YA SABEN LAS REGLAS NO ES ASÍ?! ¡LUCHADORES... PELEEN HASTA LA MUERTE!

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