CAPÍTULO 8 (RONDA 2)

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La primera ronda del Ragnarok había terminado con la victoria de Poseídon, aunque a decir verdad, en el estado en el que había quedado, era más una humillación que un triunfo, un mortal dejó incapacitado a un dios, que curioso. Todos los dioses entendieron, luego de la primera ronda, que no debían tomar a la ligera a los humanos, que los humanos podían tener un poder tan abrumador como ningún otro, prueba de lo que hablo fué Shirohige, quién literalmente destrozó toda la Arena del Valhalla con sus poderosos temblores, y soportó una gran batalla contra el tirano de los mares.

Ahora se podía ver cómo Zeus había abandonado su privilegiado lugar en las gradas del Valhalla y estaba actualmente en un largo y oscuro pasillo, frente a una habitación con puertas de madera, adornos de oro y piedras preciosas. De dicha habitación salió Hermes, y cuando estuvo a fuera del pasillo, observó al padre Zeus. Su mirada lo decía todo, Poseidón logró sobrevivir, pero en el estado en el cual quedó para siempre, era actualmente el dios más débil e indefenso, cualquiera podía matarlo en ese estado.

Una gran aura peligrosa y pesada, de color grisáceo con tonos amarillentos emergió de Zeus, estaba muy enojado por lo que le habían hecho a su hermano, y eso era algo que no podía permitir que vuelva a pasar, no ante su presencia, no podía permitir que los humanos sientan que tienen una mínima esperanza de ganar, debía hacerles pedazos esa esperanza.

ARENA DEL VALHALLA...

Tras la primera ronda del Ragnarok, los dioses tuvieron que reconstruir de nuevo toda la arena del Valhalla, y hacerla más fuerte en caso de que algún otro monstruo como Shirohige vuelva a aparecer.

Heimdall nuevamente se colocó en el centro de toda la arena, listo para seguir continuando con el Ragnarok.

—¡La batalla final entre dios y el hombre, Ragnarok, continúa! Luego de la increíble e inolvidable primera ronda, y gracias al poder de los dioses, todo vuelve a estar limpiecito, bonito y listo para continuar con el Ragnarok —se dirigió a los humanos—, ¡¿Humanos están listos para seguir demostrandole a los dioses el increíble poder que ustedes pueden tener?!

Toda la humanidad gritó al unísono y con gran fervor ¡Si!, Haciendo un gran escándalo en todo el lugar. Los dioses se molestaron por la arrogancia de los humanos, pero estos ya no les tenían miedo, al menos no por el momento, con semejante representante como lo fué Shirohige, ellos veían una esperanza, una luz al final del túnel oscuro y lúgubre.

—¡Ahora! —interrumpió Heimdall—, ¡Aquí viene el segundo representante de los humanos!

El pasillo de lado de los humanos se abrió, a la par de eso, todo mundo guardó silencio. Cuando las puertas se abrieron, no había nadie en el pasillo, nada, estaba vacío. Todos quedaron confundidos ante eso, ¿No había representante?, ¡Claro que lo había!

De repente, tanto dioses como humanos escucharon el sonido de un graznido. Todos levantaron la mirada, y en el cielo, iba volando un pequeño cuervo de color negro, de repente, otro cuervo negro apareció. Esos dos cuervos estuvieron volando por los cielos, dando vueltas entre sí de manera circular. En la arena, apareció otro cuervo, y de repente aparecieron más y más cuervos. Todos los cuervos comenzaron a agruparse, inclusive los que estaban dando vueltas en el aire cayeron en picada a los que se estaban agrupando en la arena.

—Este hombre, mejor dicho, este jóven, es considerado como el ninja más talentoso de su generación —dijo Heimdall, señalando a aquellos cuervos que se agruparon y estaban formando una masa amorfa y sin forma al principio.

Los humanos se sintieron incómodos al ver aquella masa amorfa que los cuervos formaron, incluso los dioses no entendieron que era lo que estaba pasando. Era realmente confuso, solo esperaban que no fuera otro ser gigantesco como lo fué Shirohige.

—¿Qué rayos es eso? —preguntó un anciano con una corona en su frente, de color verdoso, y de ojos totalmente negros.

—¿Eso es un humano? —preguntó una diosa, de vestidos rojos y adornos de color esmeralda y rubí.

En las gradas, de lado de los dioses griegos, Ares, también estaba algo extrañado de lo que era esa masa amorfa en la arena.

—¿Qué significa eso?, ¿Quién es? —preguntó Ares—, N-No, entiendo, no conozco a ningún humano que se parezca a esa cosa amorfa.

—Al parecer, hay otro individuo interesante cómo lo fué el anterior peleador —dijo Afrodita, colocando su mano derecha en su mejilla, sosteniendo su rostro, y sintiéndose interesada en quién sería el que estaría detrás de eso.

Ares miró hacia todas partes, y no encontró a Zeus por ningún lado, y se preguntó en dónde podría estar.

Los cuervos que estaban sobre los hombros de Odín también se sintieron confundidos al ver lo que sucedía en la arena.

—¡Ah! ¿Si estás viendo?, ¿Nosotros podemos hacer eso? —preguntó el cuervo blanco.

—No seas tonto, no podemos hacerlo —dijo el cuervo negro, mirando con enojo a su compañero cuervo blanco.

En la arena, algunas plumas negras empezaron a caer en el suelo, salidas de aquella masa amorfa de color negro. Más temprano que tarde aquella masa empezó a tomar una forma humanoide.

—Aquel que devastó todo su clan por el bien de su propia aldea —dijo Heimdall, narrando quién era el que iba a representar a la humanidad—, el jóven que soportó el odio de cientos de personas para poder detener una guerra inminente. El portador de un kekei genkai ya extinto actualmente.

Los cuervos comenzaron a separarse unos de otros, dejando en pie al humano que sería el responsable de representar a los humanos.

—¡Su nombre es!.. —exclamó Heimdall.

Todos observaron al jóven que estaba de pie en la arena, todos los cuervos se alejaron dejándolo solo ante la mirada de todos los dioses y todos los humanos.

—¡ITACHI UCHIHA! —gritó a todo pulmón.

Los humanos quedaron boquiabiertos, ¿Un representante del clan Uchiha?

—¿Un Uchiha?, Es increíble, tenía entendido que los Uchihas se extinguieron hace muchos siglos —dijo un humano de la época moderna.

—Mejor dicho, todo el clan fué exterminado, no sé realmente que fué lo que pasó, pero al parecer fué ese muchacho el que lo hizo —dijo otro hombre.

—¿Podemos confiar en alguien que exterminó a su propia gente? —preguntó un anciano, mirando con malicia al jovencito que estaba de pie en la arena.

—No me interesa si lo hizo o no, solo me interesa que gane esta ronda, apoyamos a un legendario pirata, ¿Por qué no a ese muchacho? ¡Vamos tú puedes! —dijo una mujer a gran voz, alentando al Uchiha.

—¡Tú puedes, Uchiha!

Poco a poco todos los humanos comenzaron a gritar y alentar al jóven que estaba ahí en la arena, esperando al que será su rival.

En las gradas, de lado de los dioses, ellos ya habían comenzado a especular que el humano que iba a pelear, no sería rival para los dioses.

—Bueno, no tiene un aspecto monstruoso como el primer tipo, pero ese muchacho no parece ser la gran cosa —dijo Ares, colocando su mano debajo de su marcado mentón.

—Puede ser, pero no puedo negar que es muy atractivo —dijo Afrodita, sintiéndose fascinada con el jóven Uchiha.

—¿Heimdall dijo que era un ninja, correcto?, Supongo que este combate no será tan intenso como el primero —dijo Ares, asegurando algo que todavía no había pasado.

Por su parte, Göll y Brunhilde observaban atentamente lo que sucedía en la arena, ya que ahora era el turno de presentar al dios que iba a representar a todas las divinidades.

—No creo que Itachi pueda hacer algo —comentó Göll.

—¿Todavía sigues dudando de ese muchacho, Göll? —preguntó Brunhilde.

—Es que, a diferencia de Barbablanca, él no parece tener nada especial, incluso su físico es como el de cualquier muchacho de su edad.

En ese momento Brunhilde sonrió con mucha arrogancia...

—A veces, querida Göll, las apariencias engañan —dijo Brunhilde—, aparte, él nos prometió que no iba a perder.

MINUTOS ATRÁS...

Brunhilde todavía seguía observando a quién escoger para la segunda ronda del Ragnarok, mientras Göll la observaba. Mientras Brunhilde seleccionaba, un cuervo de color negro aterrizó en su hombro derecho, llevándose una gran sorpresa.

Detrás de ambas Valkirias apareció un joven de cabellos negros, con túnica de color negro y nubes de color rojo, representativas del grupo terrorista más peligroso de hace muchos siglos atrás, los Akatsuki.

El jovencito caminó hasta donde estaba la pantalla de selección y presionó sobre su imágen.

—Debo ser yo el siguiente —mencionó él, con voz serena.

—¿Ah? Pero si tú eres... —murmuró Göll.

—Itachi, Itachi Uchiha —terminó la frase Brunhilde.

—¿Uchiha?, ¿Del extinto clan Uchiha? —preguntó Göll.

—Así es —respondió Itachi.

Göll no se veía muy convencida, si alguien tan imponente como lo fué Shirohige no pudo ganar la primera ronda, alguien con el aspecto de un chico común y corriente no tendría oportunidad contra los dioses. Itachi se dió la media vuelta y comenzó a retirarse de la habitación, directo a la arena, luego de ver el poder de los dioses, entendió que no debía tomarse las cosas a la ligera.

A Brunhilde le confirmaron quién sería el siguiente peleador de lado de los dioses y sería el más poderoso de los dioses hindú, Lord Shiva, dios de la creación y de la destrucción.

El dios creador hindú, contra el heredero del Sharingan...

A Brunhilde le pareció una excelente idea, de una vez enfrentar al temido dios hindú y si la suerte estaba de su lado, derrotarlo, pero Göll no se veía tan confiada.

—Espero que... Pueda ganar —mencionó Göll, mirando a Itachi.

Itachi, antes de salir de la habitación, se detuvo y le respondió a la pequeña Valkiria...

—Tranquilas no se preocupen, cómo sea, esta ronda ya está ganada —dijo Itachi, sonando muy confiado y muy serio al mismo tiempo.

—¿Cómo estás tan seguro de eso, Itachi? —preguntó Göll, viéndole.

Itachi se volteó sutilmente para responderle...

—¡Porque yo no voy a perder!

Los ojos del Uchiha cambiaron rápidamente a su versión más poderosa, y se sentía increíble volver a usar el poderoso Mangekyo Sharingan, y esta vez, iría con todo contra los dioses.

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