Grimelda

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Reteling de Blancanieves para el desafío "Y fueron felices y comieron cupcakes..." de WattpadFantasiaES

GANADORA


Hay ocasiones en las que cuando nos damos cuenta de que hemos cometido un error es demasiado tarde. Blancanieves lo supo desde el primer momento en el que notó que la manzana no tenía el sabor esperado y, a pesar de ello, no pudo escapar al destino que se le había impuesto. Su madrastra disfrutó cada instante en el que miraba al fruto de su desidia apagarse lentamente mientras el veneno entraba en su cuerpo. Cuando supo que estaba completamente doblegada, abandonó el lugar, dejando a todas las criaturas del bosque desoladas.

Grimelda, cuyo nombre era tan feo como su interior, cambió de aspecto justo antes de volver al castillo. Dejó de ser la adorable ancianita que había conseguido engañar a la idiota de su hijastra para convertirse en la bella y despampanante mujer que, desde ese momento, volvía a ser la más hermosa del reino.

No había sido fácil. Primero, tuvo que soportar las predicciones de su espejo que durante años vaticinó que su puesto sería usurpado por la pequeña. Después, cuando supo que era verdad y que Blancanieves se convertiría en una gran belleza, fue engañada por el maldito cazador, que prometió entregarle el corazón de la joven como prueba fehaciente de que había cumplido su labor; pero el muy idiota sintió compasión por Blancanieves y le hizo creer que el órgano de cerdo que le daba en pago era el de la niña de los cabellos negros. No sintió ningún remordimiento cuando se deshizo de él por traicionarle y sus gritos inundaron todo el castillo.

Por último, tuvo que elaborar esa simple artimaña, transformándose en una viejecita inocente y aprovechó cuando los enanitos que cuidaban de la joven se marcharon a trabajar para engañarla y hacerle tomar la manzana roja que fue su sentencia de muerte. Había sido más fácil de lo que imaginaba, pues creía a la chica mucho más inteligente, pero la bondad estaba reñida con la suspicacia y no pudo evitar caer en la trampa.

Llegó a la habitación donde su preciado espejo la estaba esperando. Su marco dorado, tan brillante como el sol, con piedras preciosas de todos los colores existentes contrastaba con la negrura del lugar, a juego con la que habitaba en el corazón de la reina. Se puso delante de él, mirando su propio y esbelto reflejo. Deseando pronunciar de nuevo esas ansiadas palabras que, durante años, habían sido su perdición y caída hacia la locura. Pero estaba segura de que, a partir de ese momento, volverían a darle la paz y tranquilidad que tanto ansiaba.

—¡Espejito, espejito de mi habitación! ¿Quién es la más hermosa de esta región?

El espejo comenzó a brillar tenuemente y, por un segundo, Grimelda temió que el reflejo cambiase al de su hijastra, como había hecho en los últimos tiempos y un sentimiento de ansiedad se instauró en su pecho. Pero, tras un tiempo que pareció eterno, siguió contemplándose a ella misma en la superficie del mágico instrumento.

—La reina es la más hermosa de esta región —contestó una voz grave y fuerte que surgía del espejo.

Con un suspiro y la sonrisa dibujada en su rostro, abandonó la habitación y se dispuso a disfrutar, después de muchos años, de su recién adquirida libertad. Sí, la reina era prisionera de su propio orgullo y ansiedad, temiendo que si alguien le quitaba lo único en lo que ella se creía especial, se vería relegada a un papel secundario en el que sería ninguneada por todos los habitantes del reino en el momento en el que lo supiesen. No existía peor carga que la que ella mismo se imponía y que le había hecho caer en la locura más absoluta.

Los días pasaron y nada cambió. Grimelda seguía siendo la mujer más bella del reino y dedicaba su tiempo libre a realizar sus labores como soberana del lugar, que se podían contar con los dedos de una mano. Había una cita a la que nunca faltaba. Todas las mañanas entraba a la habitación donde se encontraba su espejo para hacerle la misma pregunta.

—¡Espejito, espejito de mi habitación! ¿Quién es la más hermosa de esta región?

Y, para sorpresa de la reina, la respuesta cambió.

—La reina es la más hermosa de este lugar, pero la linda Blancanieves lo es aún más.

La sensación de seguridad que le había acompañado durante este tiempo desapareció en un instante. Volvieron las inseguridades y, con ellas, el temor por no entender lo que estaba pasando. Regresó a esa época de malestar y orgullo herido. Antes de que pudiese preguntar al espejo que estaba pasando, las puertas de la habitación se abrieron de golpe.

—¡Aquí está, señor! ¡Se disfrazó de anciana e intentó envenenarme!

La aguda voz de Blancanieves, que hacía mucho que no escuchaba, se clavó en sus oídos. Quedándose petrificada, contemplo como la bella joven entraba en la habitación tomando el brazo de un apuesto joven que reconoció como el príncipe Florian. Además, dos hombres con uniformes de la guardia real los acompañaban y se dirigieron con apremio y seriedad hacia donde Grimelda se encontraba, reteniéndola a la fuerza.

—¡Qué clase de osadía es esta! —gritó la reina intentando guardar la compostura—. Os ordeno que me soltéis, ¡desalmados!

—Señora, no lo ponga más difícil.

—¿Qué estáis diciendo? No veis que la bruja de mi hijastra os está engañando. Yo no he tratado nunca de envenenarla. ¡Mi palabra vale más que la suya!

—Es posible, pero no más que la del príncipe Florian. Pudo ver, por casualidad, como se transformaba de nuevo y, tras conseguir despertar a la princesa, ataron cabos. Le espera un buen tiempo entre rejas, señora.

Abandonaron la habitación ante la atenta mirada de Blancanieves y su prometido. Grimelda no dejaba de soltar alaridos y maldecir su suerte, creyendo que los astros se habían alineado para no dejar que nunca fuese feliz. Aprendió la misma lección que le había enseñado a la pequeña, pues, a veces, cuando nos damos cuenta de que hemos cometido un error es demasiado tarde.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro