twelve - the battle of new york

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

chapter xii.
( avengers )

soy carne y hueso
reluzco como el oro
tengo fuego en mi alma
me levanto para brillar
glitter & gold ─── barns courtney

nueva york, nueva york
3 de mayo, 2012

⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀

⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀

Con la velocidad que llevamos, no nos toma mucho tiempo llegar a Nueva York y ver una torre muy familiar. Papá y yo dejamos atrás el quinjet mientras nos deslizamos por la ciudad, esquivando los inmensos edificios. A medida que nos acercamos, me comienza a doler la cabeza. Gimo y la muevo rápidamente, tratando de detener el pesar.

—El Teseracto, el cetro, Loki —llamo por el auricular, tratando de mantener el sonido del dolor fuera de mi voz—. Están cerca.

—No te equivocas —murmura papá mientras nos acercamos a la azotea de la Torre Stark.

Un hombre se encuentra cerca de un extraño dispositivo con una luz azul situada en el interior a rebosar de energía. El Teseracto. Me estremezco de nuevo al detenernos, flotando sobre la azotea.

—Señor, he apagado el reactor ARK —escucho a Jarvis decir a través de las comunicaciones en el casco de papá—, pero el cubo ya se está autosustentando.

Encantador.

—¡Apáguelo, doctor Selvig! —papá llama severamente al hombre de abajo.

—¡Demasiado tarde! —el doctor se gira y nos sonríe emocionado—. Ya no puede parar. ¡Quiere enseñarnos algo! —su voz adquiere asombro—. Un nuevo universo.

Un nuevo universo... Las galaxias se abrirán y puedo imaginar las posibilidades. Infinitas posibilidades sin tiempo. Un nuevo futuro para todos. Las cosas serán diferentes. Todo lo será. Mientras sacudo mis pensamientos, doy un silbido largo y silencioso.

Muy bien —dice papá con el mismo tono aburrido y poco impresionado, después levanta sus propulsores hacia el dispositivo.

Mis ojos se abren al darme cuenta de lo que intenta hacer.

—Espera, espera, espera...

Ignorándome, dispara un rayo de plasma y, de repente, veo que se levanta una barrera azul alrededor del dispositivo antes de que estalle lo que parece un maremoto. Me rodea como si fuera agua, enviándonos a papá y a mí a dar vueltas por el aire. Selvig se estrella contra un respiradero cercano y se desploma. Papá y yo nos miramos antes de volver al objeto completamente intacto.

—La barrera es pura energía —dice Jarvis.

—Es irrompible, papá —agrego cansinamente por lo bajo.

—Sí, lo he notado —responde irritado—. Plan B. Ten cuidado, Lees.

—Diviértete con Villa Loca —me mofo.

Los dos caemos sobre la torre y mis botas caen sobre la grava mientras mi chaqueta roza mis pantorrillas. El traje de papá comienza a desarmarse a su alrededor y apago mis botas antes de correr hacia el doctor inmóvil. Mis manos se ponen sobre su espalda y miro a mi izquierda, viendo a Loki en nuestro balcón.

Odio la idea de que esté en nuestra casa. El lugar donde estuvimos unos días antes. Donde me aferré a papá como si fuera una cría e hicimos bromas sobre nuestro nuevo edificio. Ya no es la Torre Stark. Es otra cosa. Algo diferente. Por otra parte, yo también.

Papá y yo hacemos contacto visual por un momento. Me da un leve asentimiento antes de volver a dirigir su atención al psicópata en nuestro balcón. Loki y papá se miran mientras ambos lentamente se cambian al ático.

Suelto un suspiro tranquilo, volviendo mi atención al doctor.

—¿Doctor Selvig? ¡Despierte! ¡Necesito que se despierte ahora mismo!

Murmura algunas cosas en un lenguaje científico que no entiendo.

—Bine, um —pellizco su hombro y retrocedo por si se lanza contra mí.

No lo hace. Casi deseo que sí.

Aprieto los labios y lo llevo al siguiente nivel, golpeándole el hombro.

—¡Doctor Selvig! ¡Tenemos que apagar el dispositivo! ¡Usted es el único que sabe cómo hacerlo!

Él simplemente gime y yo suspiro.

A medida que me acerco al Teseracto, mi cabeza empieza a latir. Es como si hubiera un martillo o un hacha hundiéndose repetitivamente más y más y más profundamente en mi cráneo. Y canta. Oh, canta como una marcha fúnebre, acercándome al borde de este precipicio azul. Dejando escapar un grito silencioso, presiono una mano contra mi frente y continúo caminando. Finalmente, llego al panel de control y mi mano libre toca confusamente algunos botones. Mis ojos se alejan lentamente de éstos hasta que se fijan en el cubo azul a pocos centímetros de mi cara. Es como si no me estuviera controlando mientras mis dedos se deslizan hacia la barrera, intentando tocarlo.

Luego regresan.

Las visiones.

El lugar y el cielo son negros, algunas estrellas yacen a lo lejos.

Hay un hombre o lo que parece ser uno. Es monstruoso, del tamaño de Hulk, pero no es él. Es diferente y solo verlo me causa miedo.

Amarillo. Morado. Rojo. Azul. Los colores iluminan por un puño. Uno que me llama. Uno que no me pertenece.

Luego, estas gemas de colores se elevan una junto a la otra en mi mente y se hacen cargo de todo lo que puedo ver.

El mundo explota.

El fuego rebosa.

Una voz suave dice:

La muerte lo persigue como una sombra.

Los brillantes ojos azules del monstruo arden con vengativa alegría.

Veo a mi padre. Es más mayor y parece más cansado, como si hubiera visto mucho dolor. Su cabeza se estira hacia atrás y su boca se abre con horror. Nunca he visto tanto miedo en su rostro. Está muy, muy asustado.

Escucho gritos de personas que parezco conocer. Agonizando. Temiendo. Muriendo.

Oigo fuertes golpes contra la tierra.

El cielo es amarillo y el mundo se está desmoronando.

De repente mi cuerpo vuela hacia atrás, deslizándome por el suelo. Ruedo hasta chocar contra la barandilla. No me muevo por un largo segundo, todavía atrapada en el dolor y mis visiones. Murmuro números mientras lucho por calmarme. Cuando respiro normalmente, mis palmas se empujan en el suelo y miro a mi alrededor, tratando de descubrir lo que me rodea. El quinjet está fuera de la ciudad, mientras que papá y Loki siguen amenazándose mutuamente. El Teseracto está funcionando con un hermoso poder y energía, mientras que el Doctor Selvig finalmente comienza a moverse.

Ante el sonido del cristal rompiéndose, me giro para ver a mi padre chocando contra la ventana del ático y cayendo en picado hacia la acera. Grito algo imperceptible, corriendo mientras me preparo para saltar y salvarlo. Luego, una gran vaina roja se dispara desde la ventana y mis pies se deslizan hasta detenerse, viendo al objeto seguir a papá. Se abre lentamente, envolviéndolo en un traje de Iron Man. Los propulsores lo atrapan justo antes de que toque el suelo, luego se gira y dispara hacia Loki, que ahora está en la ventana.

Antes de volver al lado de Selvig, el Teseracto estalla repentinamente como una llama. Mi cuerpo retrocede cuando mi cabeza se levanta, siguiendo el rayo que apuñala el cielo. Siento que todo el aire sale de mis pulmones, observando el cielo abrirse en un gran agujero negro. Entonces aparecen los monstruos. Montan cosas parecidas a carros con grandes armas que tienen hojas en los extremos. Enjambran como insectos a través del agujero y se sumergen hacia la Tierra, listos para purgarnos.

—Oh, Dios —exhalo, aún mirando como los monstruos caen sobre nosotros.

Papá aterriza a mi lado y ambos lo miramos horrorizados.

—Llega el ejército —dice con incredulidad.

—Papá —le pregunto fuertemente—, ¿estás conmigo?

—No sería de otra forma.

Pasa otro medio latido antes de que ambos nos lancemos al aire, directamente hacia los monstruos. Se ciernen sobre nosotros y siento que estoy volando hacia una pesadilla.

Mi corazón late con fuerza y me quedo sin aliento mientras levanto mis manos y empiezo a disparar contra los carros. Se sacuden y tiemblan por la explosión, pero siguen llegando. Me giro hacia un lado, fuera del camino de los disparos. A medida que se producen más explosiones, caigo por el cielo y choco contra uno de los carros.

El jinete gira su arma hacia mí y rápidamente la redirijo a los otros guerreros. Una larga y brillante explosión dispara desde el cañón y golpea uno de los carros. Después de soltar un grito, río a carcajadas antes de devolverle una sonrisa feliz a la criatura. Pronto recuerdo que probablemente no está tan emocionado como yo cuando me golpea en la cara. Caigo para recuperarme rápidamente y ver el caos debajo de mí. Los autos explotan y salen volando cuando las calles se derrumban y las ventanas de los edificios se rompen. Miles y miles del ejército Chitauri pululan sobre mi mundo.

Papá ya está luchando en la ciudad. Apresuradamente sigo su ejemplo, vuelo por la Torre Stark y veo algo que casi me entusiasma, pero no estoy realmente segura de si debería hacerlo. Loki y Thor están en los cuellos del otro. Bueno, corrección: Loki está en el de Thor mientras Thor intenta desesperadamente calmar la ira de su hermano y defenderse.

—Stark —habla Natasha—, a sus tres, en dirección noreste.

—¿Qué pasa? ¿Habéis ido a por un tentempié? —papá bromea—. Virad hacia Park, os los serviré en bandeja.

Mientras lucho contra otra horda, levanto la vista para ver a papá y la ametralladora del quinjet quitarse de en medio alrededor de veinte o treinta Chitauri.

—Señor, están llegando más —le informa Jarvis a papá.

—Bien —papá me llama—. ¡Lees!

Un gruñido fuerte escapa de mis labios cuando un carro choca contra mi estómago, levanto una mano sobre su tablero para dispararle al jinete.

—¿Qué?

—¡Mantengámoslos ocupados! Tú en bajo y yo en alto, ¿entendido?

Deslizo mi cuerpo sobre el tablero y pateo al guerrero.

—¡Entendido!

Una repentina mano extraterrestre se enrosca alrededor de mi cuello y la aparto lejos de mí. Me doy la vuelta y abordo otro, estrellándolo contra un edificio cercano. Rodamos a través de la piedra mientras continuamos peleando. Incluso cuando cae muerto, la batalla continúa. Escucho una explosión en el otro extremo del comunicador, así que me volteo rápidamente para ver al resto del equipo descender en espiral para un aterrizaje forzoso con el quinjet. Choca contra el pavimento y la compuerta se abre con Steve, Nat y Barton corriendo. Todos empuñan sus respectivas armas y parecen listos para unirse a la acción.

Estoy enviando algunas explosiones de plasma cuando escucho un rugido profundo y estremecedor. Nuestro sol se oscurece con una sombra. Todo y todos se detienen mientras lentamente miramos hacia el cielo. Un monstruo se desliza del portal con una armadura de metal y dientes como lanzas. Es lo más grande que he visto en toda mi vida. Solo cuando está exactamente encima de mí, veo que lleva aún más guerreros Chitauri. Con fuertes chillidos, saltan de su espalda y comienzan a caer por los edificios.

—Stark, ¿ves esto? —escucho a Steve preguntar.

Veo el traje de papá pasar volando mientras responde:

—Lo veo, aún me está costando creerlo. ¿Dónde está Banner? ¿Ha aparecido ya?

—¿Banner? —Steve parece sorprendido.

—Mantenme informado —responde papá.

Derribo a los pocos Chitauri que me rodean y lo veo volar discretamente cerca de la cola de la bestia. Mi cabeza gira bruscamente, tratando de encontrar a nuestro equipo. Cuando Barton, Natasha y Steve finalmente aparecen, me apresuro a caer al suelo con un ruido sordo. Sin embargo, antes de que pueda alcanzarlos por completo, tengo que esquivar dos disparos que me envían antes de saltar y patear a un Chitauri en la cara. Aún en la patada, giro y bajo hasta que puedo noquear sus piernas. Cuando está en el suelo, uso mi otra mano para dispararle en el pecho.

Barton tropieza con uno de los guerreros cercanos y mis ojos se abren cuando lo veo meter una flecha en su garganta. Debo recordar que nunca, bajo ninguna circunstancia, debo molestar a ese hombre. Natasha usa una de las armas Chitauri y está haciendo lo que mejor sabe hacer. Ser una fiera. Steve lanza su escudo y derriba a un grupo. Oh, Dios mío, es asombroso. Si sobrevivo y el mundo no termina en la próxima media hora, tendré algunos amigos muy impresionantes.

Entonces un rayo cae hacia nosotros, pero en lugar de electrocutarnos se enrosca en el aire hasta que se abre camino en los cuerpos de los Chitauri que nos rodean. Me estremezco cuando éstos comienzan a temblar y convulsionarse antes de caer al suelo.

—Whoa —susurro, pateando uno con la punta de mi bota.

Escucho un ruido sordo y me giro para ver a Thor entre nosotros. Cuando troto más cerca de ellos, Barton me saluda con la cabeza, así que dejo escapar un suspiro cansado y le devuelvo uno. Llamo la atención a Natasha, porque está claro que quiere tener un ojo puesto en mí. Me da una mirada de preocupación. Asiento, confirmando que estoy bien.

—¿Cómo está la cosa ahí arriba? —le pregunta Steve a Thor, fijando su escudo en su brazo.

Mis ojos se dirigen hacia la cima de la Torre Stark, que está justo debajo de un gran agujero negro en el cielo azul.

—La energía que rodea el cubo es impenetrable —nos informa Thor.

Natasha me mira y frunce los labios, pensando.

Le doy una mirada de confusión.

Sin embargo, antes de que pueda preguntarle qué quiere, papá habla a través de la comunicación.

Thor tiene razón. Hay que ocuparse de estos tíos.

Natasha mira a su alrededor.

—¿Cómo lo hacemos?

—Como un equipo —dice Steve, y en ese momento no siento nada más que confianza.

Bueno, ahora veo por qué es el Capitán América. Es inspirador y literalmente solo dijo tres palabras.

—Yo tengo un asunto pendiente con Loki —dice Thor enojado.

Barton habla desde atrás, ajustando su arco y algunas flechas.

—¿Sí? Pues ponte a la cola.

Torpemente levanto mi mano.

—A mí también me gustaría darle una puñetazo, si ese es el caso.

—Olvidaos —dice Steve—. Es bueno que Loki se centre en nosotros. Sin él, estos seres podrían desmandarse. Tenemos a Stark arriba, pero nos va a necesitar...

Escucho un sonido extraño cuando Steve se corta. Nos damos la vuelta para ver a Bruce conduciendo en una moto muy pequeña. Lleva ropa holgada y su cabello está despeinado. Parece un adolescente que acaba de despertar de su siesta a las tres. Puedo relacionarme completamente con ese sentimiento particular. Se baja lentamente y la motocicleta cae hacia la parte cubierta de escombros. Simplemente nos quedamos mirando.

Cuando camina en nuestra dirección, mira toda la destrucción.

—Vaya, este escenario es horrible.

Natasha inclina la barbilla hacia mí mientras dice:

—Los he visto peores.

Bruce frunce los labios en una expresión sin humor mientras mira de ella a mí.

—Lo siento.

Con una sonrisa reconfortante, me encojo de hombros y agito la mano.

Nat continúa, asintiendo levemente.

—No. Nos vendría bien alguno peor.

Steve se lleva una mano a la oreja.

—¿Stark? Ha venido.

—¿Banner? —responde papá con interés.

—Tal como dijiste —confirma Steve.

—Pues que se transforme. Os voy a acercar la fiesta.

Volteamos cuando veo a papá chocar en la esquina de un edificio con el monstruoso leviatán deslizándose ansiosamente detrás de él. Mis ojos se abren con horror. Papá mantiene una buena distancia, pero está demasiado cerca para mi gusto. Thor reajusta su martillo en su mano, haciendo un sonido de entusiasmo. Todos nos posicionamos, preparándonos para esta nueva batalla.

—No —Nat entrecierra los ojos y menea un poco la cabeza—, no veo dónde está la fiesta.

Doy una risa suave y tranquila, pero mis ojos permanecen abiertos y asustados. Papá continúa hacia nosotros, bajando hacia la carretera mientras el leviatán rápidamente sigue su ejemplo. Steve y yo observamos la espalda de Bruce mientras empieza a caminar hacia el monstruo y mi padre.

—Doctor Banner —Steve habla, dando unos pasos detrás de él antes de que llegue a mi lado—, ahora sería indicado que se pusiera furioso.

Bruce sonríe sobre su hombro.

—Ese es mi secreto, Capitán —sus ojos se encuentran con los míos cuando finalmente me dice su 'secreto'—. Siempre estoy furioso.

Observo con asombro cómo el cuerpo de Bruce comienza a crecer tal como lo hizo en el helicarrier. Los músculos se extienden por su espalda, su piel se pone verde y se eleva por encima de nosotros. Tengo que decir que puede ser mucho más genial que mis propulsores. Salto cuando Hulk golpea su puño contra la cara blindada del leviatán. El monstruo ralentiza rápidamente y Hulk retrocede un poco, excavando el pavimento en el acto. El cuerpo del monstruo comienza a posicionarse sobre sí mismo, como si estuviera a punto de caer sobre nosotros.

De repente veo a papá flotando muy por encima de mí, levantando su brazo.

—¡Retenlo!

Lanza un misil desde el traje y se incrusta en el cuerpo cayendo del leviatán. Barton me levanta tan alto que mis piernas se despegan antes de caer detrás de un taxi. Él levanta un brazo sobre nuestras cabezas, protegiéndonos de los escombros que caen y las explosiones. Escucho los chillidos de los Chitauri circundantes mientras observan lo que queda del cuerpo del leviatán desmoronarse. Mis pies me levantan y me posiciono entre Bruce y papá. Todos nos quedamos en círculo, levantando nuestras armas, listos para seguir peleando.

Como un equipo.

—Chicos —dice Nat en advertencia.

Está mirando el cielo. Todos nuestros ojos siguen su mirada para ver a miles de Chitauri atravesar del portal junto con muchos otros leviatanes.

Papá se acerca un poco más a mí antes de llamar a Steve.

—Tú mandas, Capitán.

—Ahora escuchad —Steve capta nuestra atención—. Hasta que cerremos el portal, la contención es prioritaria. Barton, te quiero en ese tejado —Barton asiente con la cabeza en comprensión—, controla a los grupos y a los solitarios. Stark —papá lo mira—, tú defiende el perímetro. Todo lo que se acerque hazlo retroceder o hazlo añicos.

Barton mira a papá.

—¿Le llevas?

—Vale —papá me da un codazo en el hombro mientras pasa y agarra a Barton—. Agárrate bien, Legolas.

Miro como despegan. Todo el mundo se desvanece a mi alrededor cuando mis ojos se apartan de él y vuelven a la torre donde se encuentra el dispositivo. Tiene que haber alguna forma de frenarlo. El zumbido en la parte posterior de mi cabeza no ha desaparecido y sé que la única forma de acabar con él es si sacamos al Teseracto de este mundo. Thor necesita llevarlo consigo cuando se vaya o esto nunca cesará.

—¡Hey, niña!

Vuelvo a mirar a Steve.

—¿Sí?

—Te quedarás conmigo y Romanoff.

—Suena bien, viejales —sonrío y empiezo a correr hacia ellos.

—Toda una Stark —escucho a Natasha murmurar por lo bajo antes de que corran detrás de mí.

Todos los demás luchan a mi alrededor. Thor invoca rayos, lo cual es, ya sabes, increíble, mientras papá derriba los carros Chitauri. Bruce se estrella contra las paredes y destroza a los guerreros. Clint también está muy por encima de mí, actuando como un francotirador, mientras que Steve y Nat pelean a mis lados.

Repentinamente, quedo entre unos cuantos Chitauri y un autobús volcado con mis propulsores cada vez más débiles en mis botas. No tengo el tiempo o la capacidad para alejarme del camino. Entonces un escudo rojo, blanco y azul se estrella contra el brazo del Chitauri, obligándolo a soltar su arma. Steve. Una flecha se hunde a través de su cráneo. Barton. Tengo el tiempo justo para mirar a los dos con asombro. Finalmente, el enjambre se diluye por el momento y me limpio el sudor de la frente. Natasha está recostada contra un auto con Steve cerca de ella, respirando pesadamente.

Justo cuando tropiezo hacia ellos, escucho a Steve decir:

—Nuestras armas ni lo han rozado.

Los ojos de Natasha me miran.

—Quizás no sea cuestión de armas.

Steve le da una mirada extraña antes de mirarme con preocupación.

—No sé, Romanoff.

—Podría funcionar. Vamos, será divertido —gruñe un poco mientras se pone de pie y se acerca a mí—. Peque, conoces el Teseracto mejor que nadie. Si alguien puede cerrar el portal, eres tú.

Mis ojos se abren antes de que mi cabeza caiga hacia atrás para poder mirar hacia la torre.

—El Teseracto. El portal. Cerrarlo. Sí. Wow. Um. Bueno —doy una risa entrecortada e incómoda.

—¿Aún puedes volar? —Natasha me pregunta, dándole a Steve una mirada ponderada que significa algo que no puedo entender.

—No muy bien. Solo por un ratillo más —levanto mis botas antes de fruncir el ceño y preguntar inocentemente—: ¿Por qué?

—Bueno, peque —suspira, toma mis hombros, acercándome a Steve—, sabes que la vida apesta, ¿no?

Definitivamente es una frase peculiar, pero asiento de todos modos.

—Ajá.

—Pues está a punto de empeorar —ella me da una sonrisa triste.

Al instante, Natasha me empuja, Steve me acerca hacia su escudo y luego me arroja. Grito mientras vuelo en el aire y mis ojos ven un carro que pasa antes de rodearlo con mis manos. Mi cuerpo se mueve rápidamente, mirando por encima de mi hombro. Steve me da un asentimiento alentador y Natasha me saluda con la mano antes de que ambos disparen a más Chitauri que se aproxima.

Con un gruñido, me levanto y golpeo a uno de los jinetes que gritan al costado del carro. Sacando algunos cuchillos de mi cinturón, los entierro en el sistema nervioso del guerrero, haciendo que gire el dispositivo como yo quiera. Le doy un tirón a los cuchillos y el carro va hacia arriba, volando al balcón de la torre. Mis ojos miran a mi alrededor y veo a papá disparando a los otros carros que me siguen. Asiento agradecida antes de quitarme el cabello del rostro y mirar hacia la torre.

Resplandores vuelan hacia mí y me agacho para evitar ser golpeada. Mi cabeza gira rápidamente mientras busco la fuente. Gimo cuando veo al propio Loki volando detrás de mí. Su cabello se ve tan puntiagudo y siniestro como siempre. Está acelerando, así que hago que la criatura empuje nuestro carro más rápido. Corremos apresuradamente por la ciudad, tratando de perder a Loki y regresar a la torre. Esquivo más disparos en mi dirección y él no muestra ningún signo de querer alejarse de mí.

—¡Eh, niña! —la voz de Barton llena mis oídos—. ¿Qué estás haciendo?

Escaneo los edificios cercanos para encontrarlo encaramado a mi izquierda.

—¡Hey! —grito sobre el sonido del viento—. ¿Le harías un favor a una jovencita?

Lo veo cargar su arco y luego responde:

—Con mucho gusto, encanto.

Libera la flecha y miro hacia atrás para verla volar directamente hacia la cabeza de Loki. Pero, justo antes de que pueda alcanzar completamente su objetivo, la mano de Loki la atrapa. Se ve muy engreído hasta que explota la bomba unida a la flecha. Loki y su carro salen volando, chocando contra la torre.

—¡Whoo! —lo felicito alegremente mientras levanto un puño—. ¡Gracias, Barton! ¡Felicidades por ser mi nuevo favorito!

—¡Eh, cuidado con lo que dices, Lees! —papá grita por mi auricular y yo ruedo los ojos.

—¡Me alegra oírlo! —escucho a Barton reírse un poco antes de volver a matar alienígenas.

Es algo que nunca pensé que diría.

Cuando llego a la cima, le doy un giro brusco a los cuchillos. Libero al guerrero y mi cuerpo sale volando por el cemento. Ruedo sobre mis talones antes de acurrucarme ligeramente sobre mis pies en un movimiento rápido. Me quedo allí por un largo momento, con las manos extendidas y los ojos muy abiertos. Espero que la cámara me haya grabado, porque fue genial. Un fuerte sonido me llama la atención y miro hacia el ático para ver a Bruce arrojando a Loki como un muñeco de trapo. Sí, definitivamente es más genial que mis propulsores.

Un ligero sonido escapa de mis labios cuando veo el Teseracto, aumentando el dolor en mi cráneo. Mis pies comienzan a correr hacia la máquina cuando veo al doctor Selvig por el rabillo del ojo. Se sienta y mira confundido a su alrededor, tratando de descubrir qué está pasando. Mis pies cambian de dirección y me deslizo hacia él cuando su cabeza cae hacia atrás y mira hacia el portal.

—¿Doctor? —pregunto con cautela.

Sus ojos mucho más pálidos me miran y sus cejas se fruncen.

—¿Quién eres?

Mi mano toca mi pecho para decir:

—Lisa Stark. Nos conocimos antes, en numerosas ocasiones en realidad, pero no es importante. ¡Doctor, tenemos que cerrar el portal!

El haz de luz que se extiende desde el dispositivo hasta el portal se está volviendo más fuerte y el dolor en mi cabeza se torna casi insoportable.

—El cetro de Loki, la energía —jadea, luciendo dolorido—, el Teseracto no se puede luchar. ¡Tú lo conoces! Eres —estudia mis ojos— parte de él ahora —mi corazón se acelera ante sus palabras y mi respiración tiembla—. No puedes protegerte contra eso. ¡Nadie puede! Fue culpa mía, fue culpa mía —sacude la cabeza con horror.

—No es culpa suya —tomo su mano con una de las mías—, usted no sabía lo que hacía.

Me frunce una ceja.

—En realidad, creo que sí. Le instalé una protección para cortar su fuente de energía.

—¿El cetro de Loki? —presiono para obtener información.

—No, no —sacude la cabeza y puedo ver que las ecuaciones y los pensamientos lo están devastando—. Podría funcionar, pero necesitamos algo mucho más fuerte si queremos que valga la pena. El cetro no da control suficiente para cerrarlo. Si usamos el cetro, el portal permanecerá abierto durante al menos... —piensa a través de las matemáticas—, veinticinco segundos más. Es suficiente para que lleguen más Chitauri. ¡Necesitamos algo más fuerte!

Nos quedamos en silencio un momento.

Mis ojos se deslizan lentamente hacia mis manos cuando me doy cuenta.

—Creo que tenga la solución.

Intento alejar las sirenas que suenan en mi cabeza, rogándome que no siga con esto. Ambos vamos al dispositivo y él comienza a trabajar furiosamente en los controles. Presiono una mano en mi cabeza, tratando de calmar el dolor, aunque sé que está a punto de empeorar. Sigo respirando hondo antes de mirar al doctor Selvig y asentir con confianza.

—¡Estoy lista! —grito por el zumbido del dispositivo.

Señala hacia la barrera energética.

—¡Justo en la corona!

Asiento de nuevo antes de presionar mis manos hacia la energía que rodea el Teseracto. La barrera intenta alejarme de ella, pero planto mis pies y giro mis hombros hacia atrás con determinación. Mis ojos se cierran y las visiones regresan. Mi cerebro grita, pero no dejo de empujar mis manos. Puedo sentir mi cuerpo temblar con la resistencia que genera la energía. A medida que empeora, lloro un poco.

—¡Vamos! —el doctor Selvig grita—. ¡Ya casi está!

Aprieto los dientes, empujando mis manos aún más. De repente, siento el cubo dentro de mis manos y mi cabeza se dispara hacia atrás, notando que mis iris se abren rápidamente, cambiando mis ojos al negro.

Veo que el hombre que se sienta en un trono tiene brillantes ojos azules que miran fijamente los míos.

Entonces escucho su voz baja gruñir.

Eres mía.

Salgo de mis visiones con un grito. Jadeando por aire, miro alrededor para encontrar al doctor Selvig mirándome con los ojos muy abiertos y preocupados. Apretando la mandíbula, miro hacia el Teseracto que ruge con energía dentro de mis manos.

Grito a través de las comunicaciones.

—¡Eh! ¡Puedo cerrarlo! ¿Me oís? ¡Puedo cerrar el portal!

Steve grita:

—¡Hazlo!

Tirando del Teseracto, la voz de papá me detiene.

—¡No, espera!

—¡Stark, nos siguen invadiendo! —Steve discute.

—¡Daos prisa y tomad una decisión, por favor! ¡No creo que al Teseracto le guste la retención! —grito cuando el cubo se sacude, haciéndome chocar contra los lados del dispositivo.

—Se acerca un misil nuclear —dice papá y siento que se me cae el corazón—, va a estallar en menos de un minuto. Y sé dónde voy a colocarlo.

Mis ojos se abren y retrocedo para poder mirar hacia el portal.

Buen plan, me gusta.

Me quejo mientras el Teseracto continúa luchando.

—Stark —Steve habla lentamente—, sabes que solo es un viaje de ida.

Todo mi cuerpo se adormece y siento que mi interior cae.

—¿Q-Qué? —cuando nadie responde, exijo—. Papá, ¿de qué habla?

Me ignora y en su lugar le habla a Jarvis.

—Guarda el resto para el ascenso, J.

Mi cuerpo comienza a temblar.

Escucho a Jarvis responder casi con tristeza:

—Señor, ¿contacto con la señorita Potts?

El terror me atraviesa y parece que no puedo respirar ni pensar con claridad.

—¿Por qué no? —dice con voz temblorosa.

—¡Papá! —chillo cuando los golpes del Teseracto se alzan por mis brazos—. ¿De qué hablas? ¡¿Qué estás haciendo?!

—Tranquila, pequeñaja —dice justo antes de pasar al costado de la torre con un arma nuclear en la espalda.

Mi cabeza se mueve a un lado. Observo su traje deslizarse a unos seis metros de mí y luego hacia el cielo, siguiendo el flujo de luz hacia el portal. No quiero que eso sea lo más cerca que esté de él por última vez. Mi padre, mi todo. Dios, ha sido mi todo desde que tengo memoria.

¡Papi, para! —grito cuando un sollozo escapa de mi garganta, viéndolo subir más y más alto con la bomba sobre sus hombros.

—Tranquila, Lisa —repite, pero su voz se vuelve más y más difícil de escuchar cuando la estática comienza a hacerse cargo de la conexión—. Estarás bien.

—¡Papá, no! ¡No, no, por favor, no quiero esto!

Apenas puedo escuchar su voz mientras él ríe un poco y dice:

—Ganamos, bebé.

—¡Papá, para!

—Lisa. Dios, pequeña —ahora está a solo unos metros del agujero y, justo antes de sumergirse en él, escucho algunas palabras a través del caos—, te qui...

No puedo oírlo terminar.

El resto se cubre de estática mientras su cuerpo desaparece en la oscuridad. Se me corta el aliento y las lágrimas se deslizan por mi cara. El mundo parece ir en cámara lenta mientras mi cabeza da vueltas y sollozos salen de mi pecho. Escucho vítores y gritos en el otro extremo de la comunicación, provenientes de los que están a bordo del helicarrier. Están celebrando, pero no hay nada dentro de mí que quiera. Mi cuerpo se siente entumecido y mi estómago enfermo. Me duele el corazón y olvido el dolor en mi cráneo. Escucho derrumbamientos a mi alrededor mientras los leviatanes y otros Chitauri se desmoronan.

Hay destellos en mi mente, pero no del Teseracto.

Son recuerdos. Recuerdos de él.

—Mi nombre es Tony Stark. Soy tu padre, ¿sabes lo que eso significa?

—Pero yo te protegeré. Te mantendré alejada de todo mal.

—Tranquila, Lisa. No te haré daño. Estás a salvo —sus ojos reflejaban exactamente lo que dijo y, por alguna razón, le creí—. Nunca lo haría.

Teníamos la sensación de tener a la persona más importante del mundo a nuestro alcance.

En ese momento supe que había encontrado a mi caballero.

Hizo una pausa antes de preguntar vacilante:

—¿Puedo abrazarte de nuevo?

—La paternidad te queda bien.

—¡Me matas, pequeñaja! —Tony se golpeó la frente con la mano—. ¿Es en serio?

—¡Lisa! —escuché gritar a Tony desesperadamente—. ¡Apártate! ¿Dónde está mi pequeña? ¡¿Dónde está mi hija?! ¡Lisa! ¡Lisa!

—Nadie nos va a separar jamás —su cara se puso aguda—. De acuerdo, ¿Lees?

Tragué saliva y susurré roncamente:

—Te quiero, papi.

—¡Alto! ¡Dios! ¡Para! ¡Juro que os mataré! ¡Os voy a matar a todos!

—Sabía que era una idea estúpida que vinieras a Afganistán —tropieza y trato de soportar su peso momentáneamente—; ¿este un mal momento para decir 'te lo dije'?

—El día que hablaste fue uno de los mejores de mi vida.

—Sí. Es por Yinsen. Y por ti. Por Pepper. Por Rhodey y Happy. Es por las últimas palabras de Yinsen. Tengo que hacer esto, Lees.

—Dijo que vio a su madre —respondió ella con otra sonrisa—. La única persona en la tierra que estaba segura de que lo amaba, y la vio en ti. Y sabía que no importaba si le pertenecías o no. Lisa, desde el primer día, sabía que los dos teníais un vínculo inquebrantable el uno con el otro. Si había dos personas en la Tierra que debían estar juntas, sois tú y tu padre.

—Por qué vivir —su voz se vuelve áspera y emocional— si no tienes una razón. No estoy loco, Pepper. Es solo que ya sé que debo hacer. Y siento en el corazón que es lo correcto.

—Pero —continúa—, ¿cómo tengo el pelo?

—Pensé que te había perdido para siempre.

—No, bebé, no lo hará. Te sacaré de ahí.

—Dios, ¿es que nunca me escuchas?

—Es una de mis responsabilidades. Tengo que alimentarte, vestirte, refugiarte y, mi favorita, avergonzarte —ruedo los ojos antes de que él sonría y me de otro beso en la frente—. Siempre serás mi chica.

—Vale, pero quiero que recuerdes que, como siempre, llevo la carga sobre mis hombros.

La carga sobre sus hombros.

Más sollozos salen de mi garganta. Los recuerdos son rápidos y no toman más de unos segundos, pero los siento. Juegan delante de mí tan vívidamente como el día en que sucedieron. Puedo ver la cara de mi padre y su sonrisa divertida que hace que su nariz se arrugue. Puedo sentirlo plantar un beso en mi frente. Puedo escuchar su voz susurrarme para dormir y puedo sentir sus brazos envolviéndome para mantenerme a salvo.

Y luego todo se va, como él.

Me congelo con mis manos todavía agarrando el Teseracto y mis ojos mirando el agujero negro.

—Vamos, Stark —murmura Natasha, llegando detrás de mí.

Una gran luz explota en la oscuridad. Es blanca, naranja y roja y sé que ha tenido éxito. Siempre lo tiene. No sabe fallar. La bomba ha explotado y mi padre está allá arriba. Todo dentro de mí se estremece de horror cuando mis hombros se relajan y mi cabeza se echa hacia atrás.

—Ciérralo —dice Steve en voz baja.

Mis ojos se cierran una vez más y mi cabeza se sacude lentamente.

—Puedo conseguirlo. Steve, por favor —mis ojos se abren y mi voz se vuelve más fuerte y más desesperada—, ¡sé que puede!

—¡Lisa! —Selvig grita a mi lado—. Recuerda lo que dije. ¡Tenemos que hacer que valga la pena!

Suelto otro sollozo silencioso y mis ojos vuelven a mirar el portal.

Se ha ido.

Natasha pone una mano sobre mi hombro, tratando de consolarme.

—Puedes con ello, pequeña. Ciérralo.

Con una respiración temblorosa pero profunda, mi mandíbula se contrae y asiento. Mis dedos se curvan alrededor de del cubo y lo empujo con rabia hacia mí. Gritando, tiro con más fuerza a medida que aumenta el dolor en mi cráneo. El Teseract brilla con fuerza antes de que yo tropiece hacia atrás. De repente, el dispositivo se estremece y el rayo de luz que se extiende hacia el cielo se apaga. El portal se ensombrece y se cierra. Al no poder mirar, dejo escapar un suspiro tembloroso mientras más lágrimas corren por mis mejillas.

—¡Eh, mira! —Natasha tira de mi brazo y apunta hacia arriba.

—¿Qué? —me ahoguo antes de seguir su dedo.

Mis ojos se abren al verlo. De hecho, grito de emoción. Mi padre está cayendo por el cielo. ¡Está aquí! ¡Está vivo! Me río y abrazo a Natasha rápidamente con lásgrimas de felicidad. Incluso ella sonríe, envolviendo sus brazos alrededor de mí con amabilidad.

Escucho a Steve exclamar con una sonrisa en su tono:

—Que cabronazo.

Sin embargo, mi risa se detiene cuando noto que papá continúa cayendo. Sus extremidades vuelan sin rumbo.

—¿Natasha? —susurro, aterrorizada.

—¡No está minorando! —escucho a Thor decir humildemente.

De improviso, Hulk aborda a mi padre desde el cielo y se golpean con un edifiicio cercano. Bruce mantiene a papá a salvo en su brazo, asegurándose de no aplastarlo. Natasha y yo corremos hacia un lado de la torre, esforzándome por ver qué está pasando. Bruce salta a la calle, aplasta un auto y se desliza por el pavimento. Arroja el cuerpo inerte de mi padre a la calle junto a él, y Thor y Steve corren hacia ellos. Ninguno se mueve por un largo momento y contengo la respiración. Parece que casi todos sus hombros caen y luego se alejan de mi padre, que aún no se ha movido. Mis labios se separan con incredulidad.

¡No puede escapar del portal para morir!

¡No puede!

Hulk lanza un rugido profundo y bajo que parece sacudir todo el bloque. Salto y, por lo que puedo ver, mi padre también. Animo y vuelvo a abrazar a Nat.

Ella se ríe.

—¡Vale, vale, vale! ¡Adelante!

Después de subir rápidamente a la barandilla, sonrío y salto por el borde. Toco los tacones de mis botas y me hacen temblar. Mi cuerpo aterriza y recuerdo que había una razón por la que tuve que subir a la torre. Ruedo y mis rodillas y codos se rascan contra los escombros. Todavía sosteniendo el Teseracto, uso mis codos punzantes para levantarme antes de correr hacia mi padre y los demás.

Steve me mira y sonríe.

—Stark, tienes visita.

La cabeza de papá se levanta y entrecierra los ojos en mi dirección antes de abrirlos con una gran sonrisa extendiéndose por su rostro. Se recuesta dolorosamente contra el pavimento y deja escapar un suspiro cansado. Corro hasta llegar a Steve y poner una mano agradecida en su brazo. Me detengo a un pie de distancia de papá y respiro hondo, mirándolo en estado de shock.

—¡Idiota! —exclamo.

Él hace una mueca.

—Espera, ¿qué?

Mis muñecas rápidamente frotan las lágrimas restantes en mi cara.

—¡Eres un idiota! Sabes que pensé que estabas muerto, ¡¿verdad?!

—Uh, creo que podría haber sido así por un segundo.

—No seas dramático, estabas inconsciente.

—¿Yo soy el dramático? ¿Quién es el la que grita y llora desde que ha llegado? —me mira de reojo.

Nos miramos durante un largo momento mientras los que nos rodean lucen confundidos. Intento fruncirle el ceño, pero no lo consigo. Cuando mis labios se convierten en una sonrisa, papá sonríe con victoria.

Lanzando un suspiro derrotado, sacudo la cabeza.

—Ah, maldita sea.

Me dejo caer en sus brazos de lado y él me aprieta con fuerza. Descansando mi cabeza contra su hombro de metal, reprimo el resto de mis lágrimas y me río un poco. Presiona su cara contra mi cabello y siento que besa mi frente, como siempre. Suelto una respiración apretada y aliviada y mis labios forman una sonrisa aún más amplia.

—¿Y? ¿Cómo lo hice? —papá me sonríe, fácilmente volviendo a ser arrogante.

Me encojo de hombros desinteresadamente.

—Eh, te doy tal vez un doce por ciento.

—¡¿Qué?! —exclama en horror mientras los demás se ríen un poco.

Le sonrío.

—Lo hiciste muy bien, papá.

Me da una sonrisa cansada.

—Gracias, pequeñaja —luego me permite arrodillarme y sacude la cabeza mientras mantiene los ojos muy abiertos—, pero te seré sincero. No creo que sea capaz de hacerlo otra vez.

Todos nos reímos de nuevo y beso su mejilla.

—Señorita Stark —la voz preocupada de Thor y sorprendida me llama la atención.

Me giro para mirarlo.

Se ha colocado hacia mí, sus ojos se posan en mis manos.

—El Teseracto.

Olvidé que el cubo estaba en mis manos. Todos parecen desconcertados de que pueda sostenerlo. Creo que técnicamente esto debería enviarme al espacio exterior, volarme los brazos o algo más violento o fantástico. Y sin embargo no ocurre. El miedo sube por mi pecho, pero me lo trago con dureza.

—Ah, sí —miro a mi alrededor, tratando de mantener mi expresión compuesta—. Extraño, ¿verdad?

Steve mira desde el Teseracto hacia mí con cautela.

Papá solo suelta un suspiro cansado.

—Mañana no vayamos a trabajar. Descansemos un día —me golpea el brazo con el dorso de la mano—. ¿Habéis probado el shawarma? Hay un local de shawarma a unas dos manzanas de aquí. No sé lo qué es, pero quiero probarlo.

Con una sonrisa en mi rostro, ruedo los ojos y me recuesto en el suelo para poder sentarme junto a él.

Thor mira a la Torre Stark.

—Aún no hemos terminado.

Nuestros ojos se dirigen hacia el ático donde Loki yace.

Papá me mira como si quisiera que le prometa que obtendrá lo que quiere.

—Y después un shawarma.

Lo siguiente que sé es que estamos parados detrás de un Loki que se arrastra débilmente. Sus brazos temblorosos lo empujan dolorosamente hacia las pocas escaleras que conducen al ascensor. Luce horrible ya que tiene cortes por todo el cuerpo y sigue dejando escapar gemidos. Lentamente, se voltea y casi se encoge al vernos.

Lo miramos.

Barton le apunta una flecha en la cara, el resto nos apiñamos detrás. Natasha sostiene el cetro a mi izquierda mientras Thor se para a su lado con el martillo en la mano y el ceño fruncido. Steve viene con su escudo y yo me quedo a su lado y frente a Bruce, quién sigue enojado. El Teseracto permanece entre mis dedos mientras le doy a Loki una sonrisa petulante, papá se encuentra a mi derecha con una cara no impresionada.

—Si no os importa —nos mira mientras exhala—, ahora acepto esa copa.

Bruce gruñe.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro