𝒕𝒘𝒆𝒏𝒕𝒚 𝒐𝒏𝒆

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( ☆. 𝐶𝐻𝐴𝑃𝑇𝐸𝑅 𝑇𝑊𝐸𝑁𝑇𝑌 𝑂𝑁𝐸)
𝚕𝚊𝚜 𝚜𝚘𝚛𝚙𝚛𝚎𝚜𝚊𝚜 𝚍𝚎𝚕 𝚋𝚊𝚒𝚕𝚎 𝚍𝚎 𝚗𝚊𝚟𝚒𝚍𝚊𝚍.

Lukas y Alaska lo estaban pasando de maravilla bailando al ritmo de la increíble música de las Brujas de Macbeth, ya habían dejado de bailar en pareja y ahora se trataba de algo más grupal. Reunidos en círculos con otras parejas y estudiantes, disfrutando de la celebración.

Durante el breve receso entre una canción y otra, la rubia y su pareja rompieron el circulo y se dirigieron, con grandes sonrisas exhaustas, y se dirigieron hacia la gran mesa donde habían bebidas de todo tipo.

En su descanso vieron a Bella y Ann charlar en un rincón alejado, muy cerca de las puertas del Gran Comedor y su pareja, el chico de Hogwarts de último año, no dudó ni un segundo en acercarse cuando vio a Lukas entre la multitud.

—Te lo dije Habló Lukas por lo bajo—. Los perros siempre vuelven.

—Ve por él. —Dijo Alaska, riendo por los extraños dichos del extranjero.

La chica termino de beber su vaso de una deliciosa y fría Cerveza de Mantequilla para volver a bailar con sus amigos, sin embargo, en su camino, se encontró con un trío de chicos que aún estaban sentados en las mesas, no parecía que hubieran bailado ni una sola canción.

Ron y Harry estaban sentados juntos, mudos y aburridos mientras que a su lado se encontraba Padma Patil con una hermosa túnica de color azul turquesa brillante, estaba sentada con las piernas y los brazos cruzados, moviendo un pie al compás de la música. De vez en cuando le dirigía una mirada asesina a Ron, que no le hacía el menor caso.

—Ron, tú sí que no sabes cómo complacer a una chica. —Le dijo Alaska acercándose a los chicos.

El pelirrojo no le respondió y le dirigió una mirada a la chica, Padma se veía reluciente con su vestido y no parecía estar disfrutando de aquella noche.

—Padma, ¿por qué no me acompañas? Estoy segura de que te divertirás, y tal vez pueda encontrarte una mejor pareja.

Alaska ni siquiera había terminado de hablar cuando la Ravenclaw ya se encontraba de pie, le agradeció por salvarla de una aburrida noche y ambas se dirigieron hacia el centro del lugar, juntándose con Cedric, Cho y otros chicos. Las Brujas de Macbeth empezaron a tocar una nueva pieza, mucho más rápida que la anterior.

—¡¡Hogwarts!! Muy bien, ¿están listos para la música de verdad? Vamos, quiero ver sus manos en el aire! Tienen muy buen aspecto. ¿Están listos? ¿¿¡¡¡ESTÁN LISTOS!!!?? —Gritó Myron, el vocalista de la banda.

Todos los estudiantes comienzan a gritar, exasperados, y cantaron junto a Myron y la banda.

Runnin' like a hairy troll. Learnin' to rock and roll... —Aquella era probablemente su canción más conocida y la más caótica de todo su repertorio.

Una hora parecía haber pasado ya y Alaska se sentía sofocada, estaba cansada y necesitaba algo de aire fresco. Se disculpo con Lukas y salió al vestíbulo, la puerta principal estaba abierta y mientras bajaba la escalinata de piedra distinguió el centelleo de las luces de colores repartidas por la rosaleda.

Una vez abajo se encontró rodeada de arbustos, caminos serpenteantes y grandes estatuas de piedra. Se oía el rumor del agua, probablemente de una fuente. Aquí y allá había gente sentada en bancos labrados. Alaska tomó uno de los caminos que zigzagueaba entre los rosales, y apenas había recorrido un corto trecho cuando escucho pasos detrás de ella.

Archer la había seguido hasta allí, con su túnica negra y un chaleco plateado que brillaba a la luz del jardín.

—¿Qué haces aquí? —Le preguntó Alaska, viéndose molesta por la interrupción.

—Necesito hablar contigo, quiero explicarte porque acepte venir con Lisa —Comenzó a decirle el pelinegro—. Se que no te alegro la idea de venir con alguien más pero...

—Espera, ahí es donde te equivocas —Lo interrumpió Alaska—. Sí creíste que estaba afectada porque no me invitaste al Baile, estás pensando bastante mal. No me interesa, en lo absoluto.

—¿Estás segura?

—¿Crees que miento? —La rubia enarcó una ceja y se cruzó de brazos.

—No lo creo, estoy seguro de que lo haces.

En realidad ella no quería lidiar con Archer en ese momento, estaba pasando una noche grandiosa con sus amigos como para que fuera arruinada por alguien. Dio media vuelta y comenzó a alejarse cuando Archer volvió a hablar:

—Se que mientes Alaska, porque me gustas —Declaró Archer en voz alta y clara, para que pudiera escucharlo—. Y estoy seguro de que te sientes igual.

La chica se detuvo, soltando un bufido de gracia. —Merlín, esta vez tu egocentrismo ha ido demasiado lejos, ¿no crees? —Estaba ocultando de manera perfecta el hecho de que sentía los fuertes latidos contra su pecho.

—No sueles abrirte mucho a otras personas, y comprendo eso Alaska, ¿pero cuál es tu manía con negar y ocultar tus sentimientos?

—¿No lo comprendes? Se le llama autoprotección, es una forma de prevenir y controlar cualquier posible daño.

—Entonces crees que puedo hacerte daño. —Concluyó Archer de manera errónea.

—Tú no, a diferencia de ti el resto de las personas en el Mundo Mágico harían lo que fuera para dañarme, para terminar conmigo. Las constantes cartas que recibo lo prueban, no les interesaría utilizar a otras personas si logran acabar conmigo.

—Déjame ver si entendí bien —Dijo el chico, una sonrisa comenzó a aparecer en su rostro—. No quieres estar conmigo, no porque no estes enamorada de mí, sino porque te preocupas por mi seguridad y no quieres que otros me utilicen para llegar a ti.

—No pongas palabras en mi boca, sabes que no quise decir eso.

La sonrisa en el rostro de Archer no se había desvanecido, de hecho parecía volverse más grande. El chico se acercó más a Alaska, acortando la distancia.

—¿Estás segura? —Volvió a repetir aquella pregunta, ahora con un tono distinto, uno de burla—. Tal vez no lo recuerdes, pero el beso en Halloween confirma mis sospechas.

—Acerca de eso, te mentí, si lo recuerdo —Le admitió Alaska—, y no recuerdo que fuera yo quien lo comenzara.

—No puedo culpar tu mala memoria, de todas formas no estabas del todo sobria.

—Y no volverá a ocurrir.

Sin embargo las palabras de Alaska fueron refutadas sólo un par de segundos después. Archer hizo un movimiento rápido, tomando a la rubia desprevenida, posó una de sus manos en la espalda baja de ella y la acercó más, uniendo de inmediato sus labios con gentileza, pero la besaba con avidez.

Cuando, a los momentos, se separaron, Alaska mostraba una extraña expresión. El pelinegro no estaba seguro de cómo se sentía ella pero aun así se veía satisfecho.

—Eres un idiota. —Le murmuró Alaska.

—Sabes que me encanta tener la razón.

No hablaron del beso, ni de qué pasaría con su relación. Alaska supuso que ambos sabían lo que significaba. Ambos iban a volver juntos al Gran Comedor, volvieron por el serpenteante camino e hicieron unos cuantos comentarios sobre las estatuas que decoraban el jardín, sin embargo algo detuvo a Alaska.

Cerca de ellos se escuchó el rumor de la voz de Severus, la curiosidad inundo su cabeza y le pidió a Archer que se adelantara, le prometió no demorarse mucho mas de cinco minutos. El pelinegro no hizo preguntas, no era de ese tipo de chico, siguió su camino mientras ella se acercaba a la procedencia de la voz.

El profesor Snape y Karkarov doblaron la esquina, estaban charlando sin ser muy discretos.

—... no veo a qué viene tanto revuelo, Igor.

—¡No puedes negar lo que está pasando, Severus! —La voz de Karkarov sonaba nerviosa—. Ha empezado a ser cada vez más evidente durante los últimos meses, y estoy preocupado de verdad, no lo puedo negar...

—Entonces, huye —Dijo su jefe de casa—. Huye: yo te disculparé. Pero yo me quedo en Hogwarts.

No muy lejos Alaska se dio cuenta que no era la única escuchando la conversación de ambos mayores, al parecer Harry y Ron se encontraban paseando y se habían detenido a unos metros, sin ser vistos al ser tapados por una de las estatuas. No dudó mucho y se acercó con seguridad hacia Severus y Karkarov.

—¿Qué haces aquí afuera? —Le preguntó Snape en el momento que la vio.

—Salí a tomar un poco de aire fresco —Respondió de manera concisa—. No estoy faltando las reglas, ustedes en cambio... Deberían buscar un lugar más privado para charlar, ¿no creen? —Hizo una seña casi imperceptible, mirando hacia el lugar donde Harry y Ron se encontraban.

Snape comprendió de inmediato, y luego de dirigirle una mueca (intento de sonrisa) volvió junto a Karkarov por donde venían, al parecer se dirigirían al barco de Durmstrang.

—No es de buena educación escuchar las conversaciones de otros, ¿lo sabían? —Comentó Alaska al dar media vuelta, para encarar a los dos Gryffindors—. Recomiendo ser mas discretos para la próxima.

No le interesaba realmente escuchar lo que tenían para decir, deseaba volver al Gran Comedor para seguir disfrutando de la fiesta, había escuchado que pronto comenzarían con las canciones lentas y no le molestaría bailar unas cuantas canciones con Archer, y Cedric por supuesto, su amigo se lo había prometido.

La celebración en el Gran Comedor continuaba en su máximo esplendor, parecía que todos estaban más animados que nunca. Fue sorpresa para Alaska encontrar a Ann y Bella charlando de manera más calmada, se encontraban en una de las tantas mesas vacías y parecían mucho más cómodas, como si las barreras que Ann había formado con los años en contra de su hermana hubieran desaparecido finalmente. Lo que no fue una sorpresa fue ver a Lukas con su pretendiente secreto, el chico de ultimo año parecía mucho más interesado en pasar tiempo con él que con su actual pareja, la chica pareció notar un real interés y se sintió satisfecha. No quería que Lukas tuviera una mala experiencia.

Padma y Archer estaban bailando en el mismo circulo de estudiantes que Cedric, por lo que la rubia no tardo en unirse a ellos. Se pasaron el resto de la noche cantando, bailando y riendo sin preocuparse de nada más, fue liberador.

Cuando las canciones lentas llegaron finalmente la gran mayoría de las parejas ocupaban la pista de baile, moviéndose a la par con sus enamorados, aprovechando aquella romántica ocasión; incluso las luces habían bajado su intensidad.

Alaska ya había bailado con Cedric, quien tuvo que convencer a Cho Chang que en realidad no significaba nada y solo eran amigos, casi como familia agregó para convencerla. Ella y Archer también habían compartido, sin embargo no tenían pensado detenerse hasta que Draco Malfoy se acercó a ellos.

Estaba al tanto de que Archer no le agradaba, era algo que tenía claro pero que en realidad no le importaba, pese a ello esa fue la primera vez que vio a ambos primos interactuar.

—¿Bailamos, Al? —Le pidió el rubio, aunque, por más petición que fuera, el chico estaba seguro de que ella aceptaría.

—Esta conmigo ahora —Dijo Archer de manera impulsiva—, compartiendo con una buena pareja de baile para ella.

—Estoy seguro de que Alaska podría estar en desacuerdo —Respondió Draco con seguridad—. Hemos compartido bailes con anterioridad y puedo asegurarte de que lo disfruto bastante.

—¿Por qué no dejan de hablar por mí? —Los interrumpió Alaska, fastidiada por su comportamiento. Ahora tenía a ambos chicos mirándola, atentos a su respuesta—. Sólo será una canción, es mi amigo después de todo.

Archer aceptó su decisión, asintió levemente y estaba listo para alejarse cuando se escuchó:

—Esta es para los enamorados... —Dice Myron con voz tranquila.

El pelinegro apretó los labios, se había volteado y parecía a punto de regresar junto a Alaska pero le pidió con la mirada que no lo hiciera. Aquella noche no iba a aguantar ninguna discusión ridícula, se trataba de disfrutar y es lo que haría. Lo último que Archer deseaba era decepcionar a la chica, fue solo por aquella razón que no se quejó ni replico. Lo aceptó y se alejó.

—No deberías ser así con Archer, sé que si llegaras a conocerlo se llevarían bien. —Le aseguró la chica.

—Abrácense fuerte... Y nunca se suelten... —Se escucha de fondo

—Nunca lo haré —Dice el rubio, para luego agregar—, hablar con él.

And dance... Your final dance... This is... Your final chance.

Cuando a la medianoche terminaron de tocar Las Brujas de Macbeth, todo el mundo les dedicó un fuerte aplauso antes de emprender el camino hacia el vestíbulo. Muchos se quejaban de que el baile no durara más, Alaska se incluía en el grupo.

Los sucesos de aquella noche no habían salido como esperaba, de hecho fueron mucho mejor. Ella y Lukas no compartieron mucho luego de la cena y unos bailes, pero cada uno termino disfrutando con la persona con la que realmente querían asistir esa noche.

La mañana del 26 de diciembre todos se levantaron tarde. La sala común se encontraba más silenciosa de lo que había estado últimamente, y muchos bostezos salpicaban las desganadas conversaciones. Había llegado el momento de pensar en los deberes que no habían hecho durante la primera semana de vacaciones, la chica se sentía orgullosa de haber terminado con ellos mucho antes de las Navidades.

Una vez pasado el día del Baile todo el mundo se sentía desinflado, como si sus energías hubieran sido absorbidas por la celebración. Todo el mundo se sentía de esa forma, salvo Alaska, que seguía disfrutando de las vacaciones. Disfruto de su tiempo libre con Archer, pasaban gran parte de los días juntos haciendo distintas cosas, sin embargo las clases estaban por comenzar una vez más y tendrían que retomar sus rutinas habituales que no les dejaba tiempo suficiente para verse, menos con la Segunda Prueba tan cerca.

Alaska se sentía preocupada, Cedric aún no le permitía inspeccionar la pista del huevo y eso le molestaba, quería ayudar a su amigo. Deseaba con todas sus fuerzas que Cedric ganara el Torneo de los Tres Magos.

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