*Habla Amanda:

Ando sola en casa, hace muy poco que me he independizado y estoy viviendo lejos de mi familia, en otro país.

Vivo junto a otra chica de origen asiático, joven como yo que también estudia en la universidad. Esta tarde ella no está en la casa, solo estoy yo.

Como no sé qué hacer para matar mi aburrimiento, me pongo a ver la televisión. En pantalla, aparece una mujer dando el informativo. A su derecha, la imagen de un hombre de mediana edad de aspecto bastante normal. La mujer informa que ese hombre ha tenido antecedentes penales y que ha cometido diversos crímenes. La noticia dice que el hombre ha escapado de la cárcel y que está suelto en las calles de esta ciudad. Por eso, recomiendan a los ciudadanos que permanezcamos en nuestras casas, cerrados y sin salir bajo ninguna circunstancia.

Me levanto del sofá y cierro todas las ventanas y la puerta principal, también bajo las persianas. Inmediatamente me acuerdo de Xin-Quian, mi compañera de piso, que anda sola en la calle. Somos buenas amigas y si le ha pasado algo? Y si la ha atrapado el asesino? Después de ese pensamiento tan horrible alcanzo mi teléfono móvil y llamo a Xin-Quian, pero no hay respuesta. Comienzo a temblar, tengo miedo de lo que le haya podido pasar a mi amiga.

Entonces escucho unos ruidos procedentes de la habitación del fondo, unos cristales, los cuales supongo que son los de la ventana, que se hacen añicos y yo no puedo hacer otra cosa que llamar a la policía. Estoy asustadisima.

Intento llamar a la policía o a las emergencias, que vengan a ayudarme, alguien ha entrado en casa, mi vida corre peligro.

Se apagan las luces y noto mis manos húmedas y temblorosas, de repente me doy cuenta de que todo mi cuerpo está temblando y sudando. No es sudor normal, como el que todos tenemos cuando hacemos mucho esfuerzo, sino es sudor frío, denso, digno del pánico.

Miro a mi alrededor, no sé que hacer, alguien ha entrado en casa. Y si me han entrado a robar? O peor aún: y si ha entrado el asesino?

Mareada por el miedo, me siento en el sofá, como se ha ido la electricidad, no puedo llamar a la policía por el fijo, de modo que llamo por el móvil:

- Servicio de policía, digame- dice la voz de un hombre.
- Disculpe, alguien ha entrado en mi casa y creo que no tiene muy buenas intenciones. Estoy sola y desesperada, soy joven y no sé qué hacer. Pueden venir?
- En que calle vives?
Le doy al policía la dirección de mi casa.
- Llegaremos en pocos minutos.

Cuelgo desesperada, de repente vuelve la luz y lo único que veo es una sombra al fondo del pasillo y una nota en la pared en la que pone: "Huye".

*Habla Shirley:

Habíamos conseguido abrir la puerta de la casa de Amanda pero habíamos llegado tarde. Cuando entramos, todo estaba bien ordenado, nada tirado en el suelo, pero la desgracia es que ya llevamos seis días buscando a las dos dueñas de la casa.