Era la primera vez que, desde su boda, Ash dormía solo. May había tenido que viajar a Hoenn por un imprevisto, por lo que esa noche ella decidió quedarse a dormir en la que antes era su casa.

Ash, en un inicio, lo tomó con total naturalidad: después de todo, solo era una noche. Sin embargo, el espacio vacío que ahora yacía a su lado en la cama lo ponían melancólico, percatándose de lo acostumbrado que ya se encontraba de ver la dulce mirada de su esposa junto a él antes de irse a dormir. Extrañó, quizá un poco exagerado, escuchar un <<buenas noches>> de su amada, los besos que ella le daba o las cosquillas inesperadas que ambos se hacían cuando jugaban. Extrañaba el cabello sedoso de la joven, que a veces era su enemigo por taparle el rostro a ella y no dejarle admirarla. También pensó en todas las veces que dormían abrazados, sobretodo en invierno, donde podía oler tan delicioso y fragante aroma que ella desprendía y que a él relajaba.

— Te extraño... — susurró a la nada.

Quería tanto tenerla a su lado, así que agarró una almohada y la abrazó, delicadamente, pretendiendo que era May. Por supuesto, se sintió torpe en un inicio, pero de cierta manera le reconfortaba al pensar que, de algún modo mágico que solo Ash se puede inventar, ella sentiría lo mucho que él la añora. Bostezó, ya con el sueño más fuerte que antes, y se dispuso a descansar, abrazando la almohada y deseando antes de cerrar los ojos que su amada se encuentre bien.

<<Como si estuvieras aquí... >> Fue su último pensamiento antes de dormir.

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— Ash ... Ash... Ya es medio día...

Se despertó adormilado al sentir que lo zarandeaban. Alzó su vista y encontró a la mujer de su vida mirándolo con curiosidad. Ella, segundos después, soltó una carcajada.

— ¿Por qué abrazas a una almohada?

— Eh... — cuando se volvió consciente de sí, notó que dicho objeto seguía entre sus brazos. Lo soltó, sonrojado y apenado — Tú no estabas y te extrañaba mucho, así que quise abrazarlo para... Bueno, ¿Transmitirte mis sentimientos?

— Como si yo... ¿Fuera la almohada?

— ... ¿Sí?

— ¿Lo dices en serio?

— ... ¿No?

— Ash...

— Sí, bueno, sí. Es que, no sé si lo notaste pero fue la primera vez que no dormimos juntos luego de tanto que... Solo... Extrañaba estar contigo.

A May se le iluminaron los ojitos ante la inocente idea de su esposo. Se sentó en la cama y apartó la almohada, echándose al lado del azabache mientras lo despeinaba más de lo que ya estaba.

— ¿Qué pasa si te digo que yo también dormí abrazada a una almohada esperando que sientas que deseaba estar a tu lado?

No por nada eran almas gemelas.

— Sabes Ash, ¿Que te parece si nos quedamos en la cama por unas horas más? Es Domingo así que no tenemos nada realmente importante aparte de estar juntos. Además, el viaje ha sido algo pesadito, quiero descansar un poco.

Él asintió mientras rodeaba a la castaña entre sus brazos, dándose ahora cortísimos besos y mimos mientras eran envueltos nuevamente por el sueño.

Una almohada jamás se compararía a la felicidad que May le daba cuando estaban juntos.

Desvelarme no me hará bien, ya lo estoy viendo, aunque lo bueno que le puedo sacar a mi insomnio es la inspiración xD