Silencio

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Matthew

Observo el jardín desde mi cuarto y suspiro. Hay días que recuerdo cuando era pequeño más que otros. Jugar en el parque, oír disparos o incluso la sonrisa de mi madre. Me alejaba de mi padre y me llamaba engendro, pero no lo decía de mala manera, tenía una forma rara de dar afecto, por eso siempre me protegía. Quería esconderme de todo lo que tuviera que ver con la Logia. Papá no lo sabía, o lo ignoraba, pero aparte de su obsesión con él, también estaba preocupada por mí.

La oí llorar muchas veces.

Sé que era una mala persona, pero conmigo no lo fue y por eso estoy muy irritado el día de hoy. Quisiera gritar, pero eso nunca pasará, soy puro silencio.

Enciendo un cigarrillo, pero lo tiro por la ventana cuando veo a mi madre adoptiva abrir la puerta.

—¡Ya te vi! —expresa indignada Malya—. Si Hermes descubre que le robaste un cigarro estarás en serios problemas.

Silencio.

—¡Mírame cuando te hablo, jovencito! —me reprende.

La observo de mala manera.

—¿Dónde quedó el Matthew alegre? —pregunta preocupada.

Muevo mis manos para contestarle con mi lenguaje de señas:

"No te importa".

—No me digas, te peleaste otra vez con los chicos de la cuadra. —Bufa—. Sé que te molestan a veces, pero eres mejor que ellos.

Regreso mi vista a la ventana y la vuelvo a ignorar.

—¿Dijeron algo que te molestó? —indaga.

Muevo los hombros en contestación.

—Si no me dices no puedo saber —insiste.

Más silencio, ni un gesto.

—Bien, le diré a Hermes —dictamina y me sobresalto.

De forma abrupta me giro a mirarla, entonces niego moviendo la cabeza.

—¿Vas a contarme? —Sonríe.

Hago el único sonido que puedo hacer, un bufido, luego muevo las manos para contestarle, aunque no tenga ganas:

"Hablaron mal de mi madre biológica y les di una paliza".

—¡¿Qué hiciste qué?! —chilla.

"Se pasaron de la raya". Muevo las manos rápido.

—No puedo ignorar esto, Matthew. —Enarca una ceja y pone las manos en su cintura, mientras me mira desconcertada—. Estas por cumplir los dieciocho, espero que no presenten ninguna denuncia o moriré. —Hago un gesto de risa y se molesta más—. ¡¿Te burlas de mí?!

Niego moviendo la cabeza y procedo a responderle con mis manos:

"Jamás pretendería eso".

Suspira.

—Bien, pero prométeme que no vas a meterte en ninguna pelea más —me pide, entonces cruzo los dedos en respuesta, así que asiente y se retira de mi cuarto.

Eso estará difícil.

~~~

Camino por la vereda y me cruzo con esos chicos que intenté evitar.

—Hey, mudo ¿Le fuiste a contar a tu mamita? —dice uno.

—Eh ¿No recuerdas? —expresa el segundo—. Está muerta.

—Ah, sí, cierto.

—Oigan, no le digan así —habla un tercero—. El señor silencio le queda mejor, aunque si pudiera hablar ni así sabe golpearle a alguien —aclara porque le partí el labio de un puñetazo.

Necesitan una lección, pero me la voy a aguantar.

Promesas son promesas.

Los ignoro y continúo mi camino, pero me siguen.

—Aparte de mudo y sin madre, cobarde —me provocan.

Presiono mis dientes. Pobres, estas personas no saben con quién se están metiendo. Voy a...

—¡Ay, está fría! —gritan.

La hija de la vecina les acaba de tirar un balde.

—¡Corre! —Me agarra la mano, entonces la sigo. Nos escondemos en un callejón—. ¡Uf, estuvo cerca! —Se carcajea y luego se da cuenta, así que suelta mis dedos—. Ay, lo siento —dice avergonzada—. Oye, yo te conozco, eres mi vecino. —Recuerda.

Quedo sorprendido porque habla mucho, aunque no puedo contestarle, solo alcanzo a hacer una sonrisa y saludar despacio con mi mano.

—¿Te mudaste hace poco, no? —pregunta y asiento—. ¿No hablas? —cuestiona entrecerrando los ojos y niego moviendo la cabeza—. Oh, lo siento no sabía, soy Su, es el diminutivo, pero mi nombre no me gusta ¿Y cómo te llamas? Digo, perdón, buscaré un papel.

La sigo hasta su casa, por suerte los molestos ya no están en la cuadra, me da un papel entonces le anoto mi nombre.

—¡Me encanta Matthew! Es todo inglés. —Suspira y sonrío—. Oí un rumor de que tu padre es un mafioso, mejor que los ponga rectitos a los que te molestan y listo. —Hago un gesto de risa, así que ella amplía su sonrisa—. Eres lindo.

Me pongo a escribir:

"No puedo, tendría que irme y te acabo de conocer".

—¡Estoy emocionada, bueno, yo te protegeré!

Niego moviendo la cabeza.

—¡¿Por qué no?! —Se indigna.

Vuelvo a escribir:

"Encontraré otra solución".

—¡Bien, pero inclúyeme en tu plan! —Me guiña y asiento.

~~~

Al día siguiente, los mismos chicos están en esa cuadra esperándome en el mismo lugar, pero les sonrío.

—¿Y tú qué con esa felicidad? —Empiezan a molestar.

—¡¡Hay un fantasma, un fantasma en la cuadra!! —Sale Su corriendo y gritando de su casa, entonces ellos la miran raro—. ¡Fantasma! —repite—. ¡Embrujado! —Toca a uno, manchándolo de pintura.

Se escuchan desde adentro de su vivienda los parlantes que preparamos, así que hay ruidos extraños.

—¡¿Ah, pero qué te pasa, loca?! —chilla el chico.

Sé que uno de ellos es muy supersticioso, así que se va. Al que le golpeé el labio, sigue a su amigo a todos lados, así que le pide que lo espere, entonces corre tras él. Y como se queda solo, el otro se larga también.

Hacemos un choque de manos con Su, cuando ya están a mucha distancia de nosotros, por lo tanto no podrían descubrirnos. Hasta que sepan que solo fue una broma no volverán y con algo de suerte no se darán cuanta nunca, entonces ya no regresarán más.

Me despido de mi nueva amiga, entretanto cuando llego a la puerta de mi casa, encuentro una flor en las escaleras, la tomo, tiene una nota que leo enseguida:

«Te estoy vigilando, como le prometí a tu madre, aunque en realidad le prometí que te cuidaría, pero veo que ya lo puedes hacer solo, qué orgullo.

—Te saluda, un verdadero fantasma».

Sonrío, soy su hijo después de todo, así que supongo que los fantasmas no necesitamos el silencio, nos basta con las palabras en el papel. 

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