Reto día 1: Por el ángel... ¿Mecánico?

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Título: Por el ángel... ¿Mecánico?


Tessa

Para las navidades o en general en cualquier tipo de fiesta siempre hemos sido mi madre y yo. Supongo que eso es lo que pasa cuando fuiste madre adolescente y desobedeciste a tus padres.

No me puedo quejar, amo a mi madre y la vida sencilla que llevamos.

Aunque eso quiera decir que deba escucharla leerme el mismo libro una y otra vez...

–Mamá. –Digo llamando su atención

– ¿Sí? –Enfoca su mirada en mí y deja de leer

– Te pedí que me leyeras un cuento navideño, ¿lo recuerdas? –Pregunto divertida

– Ese vendrá después, voy en la mejor parte cariño.

– A esta altura ya me sé la historia de memoria. Quiero algo navideño. ¿Y si miramos una película mejor? –Pregunto dándome por vencida con que me cuente una historia que no tenga que ver con Cazadores de sombras. Y sí, por eso me llamo Tessa.

Al principio creí que me llamaba Theresa, pero resultó que simplemente soy Tessa. No es el diminutivo de ningún nombre, sólo su fanatismo por Tessa Gray el que la llevó a ponerme así.

Estamos sentadas en un sillón y en vez de ver alguna película, le propuse que me contara un cuento navideño, porque a ambas nos gusta leer y cuando mamá se pone creativa salen ideas muy locas de su cabeza, pero a veces sólo tienen ganas de releer su libro favorito, como ahora.

Así que enciendo la televisión y me mira molesta cuando interrumpo su lectura en voz alta. Yo le sonrío de vuelta.

– Que sea una película entonces. –Hablo conmigo misma.

Pongo una película navideña y me siento al lado de mamá, luego conversamos un poco sobre cómo voy en el Instituto. Tengo casi trece años y la verdad es que considero que soy bastante sociable, no me gusta llevarme mal con nadie y las discusiones no son para mí. 

– Algún día conocerás a tu propio Will. –Asegura mamá acariciando mi cabello.

– O mi propio Jem. –Digo provocando que ría.

– Puede ser, ¿sabes? Creo que ya es hora de la cena.

Se levanta del sillón y la ayudo a llevar las cosas a la mesa. Comemos en silencio con la película de fondo y en ocasiones reímos al ver escenas divertidas. Adoro las galletitas navideñas que hice con mamá, aunque es una pena porque quedaron tan lindas que no dan ganas de comérselas. 

Aún así me como de un bocado el árbol de navidad que tiene extra de azúcar. 

Mamá por su parte se come la galleta en forma de hombre de nieve. Me encanta pasar tiempo con mi mamá, la única familia que tengo. Pues mis abuelos no la apoyaron con la idea de que sea madre tan joven y mi papá... No es un tema que mi madre hable conmigo, supongo que aún soy muy joven para entenderlo del todo. 

En cuanto mamá dice que es la hora de los regalos, me emociono. No puedo mentir, adoro recibir regalos. Además los suyos siempre tienen un significado.

Me entrega un pequeño paquete que yo me encargo de abrir con rapidez y veo una caja. Cuando la abro quedo sorprendida.

– Por el ángel... –Digo observando el dije de uno. –¿Mecánico? 

En mis manos tengo una pulsera que tiene un dije de un ángel y si no le prestas demasiada atención podría pasar como un ángel sin más, pero como yo he leído tantas veces Cazadores de sombras: Los orígenes sé que es el mismo de la portada de los libros.

– ¿Te gusta? Quería que sea algo que tuviéramos las dos, yo lo tengo aquí. –Dice sacando una cadena que lleva en el cuello mostrándome el mismo dije del ángel que yo tengo ahora en una pulsera.

– Es hermoso. ¡Gracias mamá! –Lo digo enserio, es muy bonita la pulsera y adoro la idea de llevar algo a juego con mamá. Espero que le guste mi regalo. – Yo también te tengo un regalo. 

Le entrego un sobre esperando atenta su reacción. 

–Vaya, ¿qué será lo que mi pequeña me habrá regalado?

Abre el sobre y ahí con mi caligrafía está el poema que le escribí yo misma.

No le puedo regalar nada más elaborado, pero en cuanto tenga trabajo me encargaré de compensarle todo lo que ha hecho por mí.

– ¿Te gustó? –Pregunto algo nerviosa. Ella sabe que me gusta escribir de vez en cuando, pero pocas veces le he enseñado algo.

Su respuesta llega en modo de un abrazo muy fuerte, ni yo estaba enterada de que pudiera abrazar así.

– ¡Es hermoso! Muchas gracias hija. –Dice aun abrazándome con fuerza. – ¿Me lo leerías?

–Por supuesto. –Tomo la hoja en mis manos y leo en voz alta mi poema. En él trato de poner en palabras lo mucho que la quiero y lo feliz que soy a su lado, pues sé que no debe de ser fácil ser madre soltera.

Muchas de mis compañeras dicen que mi madre parece mi hermana mayor y en efecto lo parece.

–Mi niña tiene tanto talento. –Dice con orgullo una vez que termino de leer. –Lamento no poder llenarte de regalos como yo quisiera, no fue un buen mes para mí.

Es cierto que tengo algunas compañeras que tienen muchos más recursos que nosotras, pero mamá trabaja todo el día y a veces tiene problemas con su jefe. No me gusta cuando llega triste o desanimada, yo quiero que ella sea feliz. Lo merece. 

–No te preocupes, yo soy feliz de pasar esta navidad contigo, no necesito nada más, además me encantó la pulsera. –Digo levantando mi brazo y haciendo sonar el dije.

Mamá me mira con ternura y volvemos a tomar asiento en el sillón. Luego de unos segundos en silencio, dice:

–Algún día todos sabrán lo talentosa y maravillosa que es mi hija y yo estaré encantada de alardear que soy tu madre. Feliz navidad Tess.

–Feliz navidad mamá. –Respondo sintiendo que sus palabras son una verdad rotunda. 

Algún día todos sabrán mi nombre: Tessa Anderson. Pero mientras ese día llegue, yo seré feliz de seguir escribiendo poemas o ¿quién sabe? Quizás en algún momento me anime a escribir alguna canción. 


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