(𝐈𝐈)

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Por primera vez en bastante tiempo, Morgana durmió toda la noche del tirón y cuando se despertó sintió que estaba descansada. Abrió los ojos y en un primer momento se sintió desconcertada porque esa no era su cama. Vio a Cersei de espaldas y recordó todo.

Paseó sus ojos por su espalda y su culo. pensó que realmente era demasiado bella. Se vio tentada a tocarla. Se aproximó lentamente a ella. Su cuerpo emanaba calor. Una de sus manos rozó suavemente uno de los bucles dorados de la reina. Apartó la mano totalmente horrorizada por haberla tocado y se alejó lo máximo posible de ella. Cersei se dio la vuelta y extendió su mano buscando el cuerpo de Morgana mientras abría lentamente los ojos. Morgana no pudo evitar perderse en esos increíbles ojos verdes, sabía que debía marcharse, pero se quedó quieta. Cersei se aproximó un poco más y sonrió al ver cómo la joven se ponía nerviosa intentando apartarse un poco de ella.

— Su excelencia yo... creo que debo irme... — dijo Morgana haciendo el amago de salir de la cama, pero Cersei fue más rápida que ella, se incorporó de la cama y la tomó del brazo con suavidad, tirando de ella para que volviera a la cama.

— Todavía no... desayunad conmigo — le pidió poniéndole ojitos.

Morgana asintió con la cabeza. Cersei se levantó de la cama y le dio la espalda. La joven sirvienta aprovechó eso y la miró descaradamente.

— Me estáis mirando — afirmó la reina sonriendo y poniéndose una bata para cubrirse.

La joven se sonrojó y no lo negó.

— Sí su excelencia. Os miro —contestó mientras se levantaba de la cama y se ponía su vestido.

Cersei se dio la vuelta y se aproximó a ella.

— Aprendéis rápido — susurró mientras acariciaba el pómulo derecho de Morgana.

Ésta cerró los ojos y deseó que esa caricia continuara. Como si le hubiera leído la mente, Cersei rozó sus labios. Morgana gimió en voz baja y abrió los ojos. Las pupilas de Cersei estaban dilatadas, en su mirada veía sexo, pero se quedó estática, Cersei hizo lo mismo. Se quedó quieta sin dejar de rozar sus labios. Ansiaba besar a la hermosa joven de ojos grises.

Finalmente la tensión sexual en el ambiente se disipó cuando apareció un criado con el desayuno, Morgana le dio las gracias e imitó a la reina sentándose en una silla enfrente de ella, se puso a salivar cuando vio tanta comida, había trozos de pan, mantequilla, queso, frutas como higos, ciruelas, pastelitos de limón y una jarra llena de leche, tenía hambre, pues la anterior noche no había cenado, miró a la reina esperando que le diera permiso para comer.

— Podéis comer, dijo la reina en voz alta, Morgana le dio las gracias y se sirvió un trozo de pan con un trozo de queso y otro trozo de pan con mantequilla. Intentó controlarse mientras comía.

Cersei sonrió mientras cogía un trozo de pan y se untaba mantequilla.

— Teníais hambre — puntualizó la reina mientras daba un mordisco a su trozo de pan.

— Sí su excelencia, ayer no cené — le contestó mientras seguía comiendo.

Cersei la miró con notoria preocupación.

— Eso no volverá a pasar, a partir de ahora vendréis todos los días al caer el sol a mi cámara y cenaréis conmigo — quiso decirlo como una sugerencia, pero se dio cuenta de que sonó como una orden. —Si os apetece... — añadió para suavizarlo.

— Será un placer cenar con vos... nunca en mi vida había comido cosas tan deliciosas, añadió Morgana mientras terminaba de comer su segundo trozo de pan.

— Pues acostumbraos a esto Morgana, le dijo la reina.

Finalmente Morgana tuvo que abandonar los aposentos de la reina. Cuando cerró la puerta tras de sí respiró hondo. Pensó que Cersei se cansaría de ella esa misma noche y que tendría que marcharse oficialmente de la Fortaleza Roja y buscar trabajo en otro lugar, pero no fue así, se dio cuenta de que la reina estaba cómoda con ella, que quería su compañía y se atrevió a pensar que la reina quería algo más de ella. Por fin llegó a las cocinas, donde trabajaba su amiga Rose, como no, su amiga le bombardeó a preguntas, Morgana decidió omitir por precaución la conversación tan personal que ambas tuvieron, simplemente le contó que la reina fue amable con ella, que le defendió de un soldado que quería abusar de ella y que desayunaron juntas.

***

— Vaya... —respondió su amiga sorprendida. — Por lo que yo sé Cersei nunca ha sido muy amable con los criados y que te haya defendido de un soldado es... algo raro no sé.

— Lo sé Rose, es raro. Supongo que lo hizo porque me oyó gritar —contestó Morgana mientras le ayudaba a cortar unas patatas para hacer un asado.

Tras haber estado ayudando a su amiga en cocinas porque otra criada enfermó y haber lavado la ropa en el río y tenderla, llegó la tarde. Morgana se bañó como la noche anterior. Se frotó todo el cuerpo con esmero hasta dejar su piel totalmente limpia. Pidió prestado a su amiga Rose un aceite que tenía, se lo aplicó en el cuerpo y le gustó su olor, su amiga volvió a trenzarle el pelo. Morgana finalmente se vistió, se puso el mismo vestido porque no tenía otro, cogió una fresa que había y se la frotó en los labios para que estuvieran más rojos y se la comió.

Vio que un soldado totalmente distinto le escoltaba a los aposentos de la reina. Éste ni si quiera la miraba. Se sintió mucho más tranquila. Una vez que llegaron a los aposentos de la reina, el soldado llamó a la puerta y se alejó prudencialmente.

Cersei entreabrió la puerta. Llevaba una bata de satén burdeos y su cabello dorado completamente suelto. Le hizo un gesto con la mano a Morgana invitándola a pasar y cerró la puerta tras ella.

— Por fin estáis conmigo, deseaba que llegara este momento... — susurró Cersei mientras se aproximaba peligrosamente a Morgana.

Ésta permaneció quieta, su respiración se aceleró cuando la nariz de la reina rozó su cuello.

— Ah... — gimió Morgana bajito... — Yo también deseaba estar con vos su excelencia — le contestó.

Cersei oyó ese gemido y sonrió contra su cuello. Se apartó para mirarla a los ojos.

— Perfecto... — contestó la reina mientras se apartaba de la joven. Sabía que como siguiera teniéndola tan cerca se abalanzaría sobre ella y la besaría con urgencia y no quería eso. Por una vez no quería ser demasiado brusca y eso que siempre que ella quería algo lo tomaba sin hacer preguntas.

La cena transcurrió con normalidad, ambas charlaron y se rieron. El vino ruló con generosidad. Morgana tomó 2 copas y se sintió algo desorientada. Cuando se levantó de la silla casi se tropezó. La Lannister se levantó con rapidez y fue a ayudarla.

— Estáis borracha — puntualizó la reina riéndose.

— Perdón su excelencia. Yo no estoy acostumbrada a beber tanto vino — respondió Morgana.

— No me pidáis perdón, vayamos a la cama y así descansáis un poco — le aconsejó Cersei mientras se apartaba para que Morgana pudiera desnudarse sin problema.

Vio que le estaba costando. Respiró hondo y se aproximó a ella para ayudarla. Desató con gran habilidad los nudos de su vestido y se lo bajó hasta que ella se quedó desnuda. Cersei se alejó de ella y se desnudó también. Sonrió a ver que la bella joven no se perdía detalle.

Morgana se tumbó en la cama y esperó que Cersei se metiera con ella. No sabía si era el alcohol o la gran belleza de la reina, pero estaba excitada. Pensaba en rozar su piel, aunque fuera accidentalmente y su corazón latía con fuerza. Tras lo que pareció una eternidad, Cersei se tumbó con ella. Morgana se acercó a ella. La reina regente se sorprendió porque la anterior noche ella fue muy tímida y ahora debido al alcohol era todo lo contrario.

— Morgana, debéis descansar — le dijo Cersei alejándose todo lo posible de ella.

Morgana hizo un mohín, no entendía porque la reina evitaba su cercanía.

— Pero... yo quiero hacer otras cosas antes de dormir — soltó sin pensar. Toda su inocencia y su timidez había desaparecido.

— Y... ¿qué queréis hacer? — le preguntó Cersei acercándose de nuevo a ella.

Morgana se aproximó más hasta que sus respiraciones se entremezclaron. Miró los labios de la reina. Hasta ese momento no se fijó en lo carnosos que eran, deseaba besarla, pero sabía que no debía hacerlo. Se quedó quieta.

— Yo... no... no sé su excelencia... — respondió Morgana. Tener tan cerca el rostro de la reina le distraía. Le impedía pensar con la poca claridad que era capaz de tener en ese momento debido a su borrachera.

— Si lo sabéis pero no os atrevéis a decírmelo... — contestó Cersei en un susurro.

— No me atrevo su excelencia... descansad — se despidió Morgana. Giró sobre sí misma y se tumbó de lado dando la espalda a Cersei.


Nota de la autora:  os dejo otra foto de Cersei, es demasiado guapa, ¿verdad?

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