🏐Cap. 25🏐

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Durante todo el viaje de regreso, el rubio mantiene una latente sensación de lo más extraña.

Sentimiento que es directamente proporcional al peso de cada acción que toma con respecto a su compañero de cuarto provocándole un intenso dolor de cabeza cuando no encuentra respuestas a sus cuestionamientos.

¿Cómo puede ser que sienta culpa por dejarlo de lado cuando volvieron a la mesa? ¿Acaso no puede divertirse sin estar pendiente del castaño? ¿Y por qué sus malditos ojos buscan cruzar la mirada con el otro?

Pareciera que no le alcanzó con pasar la vergüenza de su vida, tirado en sus brazos y con miedo de que todo el mundo se ría. Últimamente, lo único que logra con pensar demasiado es repletar su cabeza de preguntas sin respuestas.

¿O respuestas que preferiría no conocerlas?

Porque bien sabe que su mente no está a la par de los retumbes de su pecho cuando el castaño actúa como un protector innato, pero también sabe que si no se toma en serio el hecho del incremento de su ansiedad hasta el punto de sentir cerrar su pecho... Todo se volverá un maldito caos, sumergido en una oscuridad absoluta donde no podrá volver a vivir la vida como la vivía. O mejor dicho: como quisiera vivirla. 

¡Maldito castaño! ¡Y maldita ironía de la vida! Querer salir corriendo por sentir el sofoco de su aliento y tener las mismas ganas de ahorcarlo que de abrazarlo con todas sus fuerzas...

Una y otra vez, intenta no pensar, no mirar, no respirar, con tal de llegar y poder alejarse de su lado, pero luego recuerda que comparten cuarto y de nuevo, le maquina la cabeza.

Sobre que llegan y comienzan a descender del bus, el entrenador les pide que descansen lo suficiente que la semana que viene habrán nuevos driles y un extra de entrenamiento pliométrico y de velocidad, ya que deben mejorar la saltabilidad y ajustar la reacción sobre el bloqueo.

—Ya veo que nos van a reventar... Y yo que me tenía fe agregando más peso a los ejercicios de pierna en el gimnasio, ahora, que espere el aumento o las piernas me van a fallar —suelta Tae sobre que abraza al capitán.

—Siempre lo mismo contigo, nuevas rutinas, nuevas quejas —suelta Jimin a su amigo mirando todo alrededor e incrementando su nerviosismo al saber que debe volver con aquel que lo desea.

—A todo esto, me alegra que esté Jung Kook para nivelar tu grado de estrés... Hace rato no te sucedía semejante crisis hermano, ¿está todo bien?

—Mejor que nunca —suelta indiferente pero reticente a irse del lugar.

—¿Lo espero, capitán? —suena una voz a sus espaldas y suda a no dar más.

—Ehh...

—Se queda conmigo, éste idiota me tiene re tirado hasta el punto que no se acuerda de su mejor amigo —suelta Tae hacia el castaño a medida que éste, saluda y se retira.

A la rastra, Tae lleva a Jimin hasta un bar de la zona, y luego de decirle a Hobi que quiere pasar tiempo de calidad entre ambos, se quedan a solas.

—Escucha —anuncia Tae.

—Solo bebamos, ¿quieres?

—Okey pero debemos hablar —reitera el amigo sorprendido que en vez de cerveza, Jimin ha pedido un doble shot de tequila —. ¡Mierda! ¿Acaso está todo tan mal? Tú nunca bebes algo tan fuerte para empezar.

—Puedo cambiar, ¿no te parece? O mejor dicho, no me conoces una mierda.

—Diablos, sé que tienes un carácter de mil demonios pero yo hablo de la bebida, ¿acaso te quieres emborrachar?

—¿Te puedes callar? Estás siendo un mejor amigo de mierda, supuestamente, no me debes cuestionar, solo estar —finaliza quedándose serio a medida que se mete el primer shot de tequila.

—Jimin, solo quiero decirte que todo está más que bien. Que no está mal sentir aprecio por alguien.

—Super bien está sentirme atraído por alguien que tiene lo mismo que yo entre las piernas... ¿Te das cuenta de que hablamos de un tío?

—¿Y eso qué? Sobre lo que dicta el corazón, no tiene lugar la razón.

—Y dale con el amor... ¿Tú también? Te estoy diciendo que siento necesitad de contacto, no de que me juren amor eterno. Esas son puras mierdas...

—Deseo, ganas de que te jalen el ganso, meterla o que te la metan ¿cuál es el problema?

—¿Me estás gastando? Yo... Es que yo... —empezando a las risas por lo absurdo del asunto, tener que asumir que siempre fue un homofóbico encubierto  —¿Viste que tengo razón? Tú, no sabes nada —y llenando su rostro de repentina angustia, continúa —. Siempre estuve con chicas Tae, lo mío es follar y si te he visto, no me acuerdo. ¿Entiendes eso? —finaliza quemando por dentro cuando hace correr por su garganta, otra medida de tequila.

—Sigo sin ver donde está el problema Jimin, solo observo a un hombre que siente cosas por otro.

—Vete a la mierda —dice y se eleva por encima de la barra pidiendo cerveza.

En un momento dado, Tae le pide que afloje con la bebida ya que se encuentra preocupado de verlo tan encerrado en sus problemas y solo dedicándose a beber descontrolado.

Pero luego de varios intentos fallidos  tratando de conseguir que su amigo le cuente algo para poder ayudarlo, se resigna. Viendo cómo, de tanto trago, al rubio se le antoja bailar a lo alocado, dejando que su cuerpo adopte el ritmo del momento a medida que varias personas lo rodean, diversas parejas y alguna que otra persona suelta que disfrutan de un ameno momento entre copas en una improvisada pista entre las mesas.

Situación en donde el rubio libera sus penas y deja de taladrar su cabeza con preguntas de las cuales sabe la respuesta. Moviendo sus caderas al compás de la música y rogando a que el tiempo no pase nunca.

A medida que los minutos avanzan, el rubio vuelve a la barra y recarga, siendo regañado por Tae que lo observa como un halcón vigila a su presa, pero sabiendo que Tae solo lo quiere como el hermano que la vida no quiso que tuviera.

Un par de vueltas y lo rodean los brazos de una curvilínea y exuberante morocha que ladea a la par suya, las caderas.

Y decidido a probarse a sí mismo que nada ha cambiado en sus adentros, la toma de la nuca y la besa...

Sin saber que quién lo vigila, no es su amigo, sino, aquel que pone su mundo de cabezas.



Nada de insultos a mi pollito🧐

Ahora sí, gracias por pasarte ♥️

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