Capítulo 25

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Anastasia POV

Mes despierto por el pitido de una máquina, la luz lastima mis retinas, la cabeza me duele, miro a mi alrededor, encontrándome a mi madre a mi madre recostada en un sofá. ¿Qué me ha pasado? ¿Dónde estoy?

-Ma...ma...mamá- Mi garganta me duele montones, las palabras a penas logran salir de mi garganta, pero el esfuerzo valió la pena ya que mi madre se levanta de su lugar con lágrimas en los ojos.

-Mi bebe, has vuelto – Me dice abrazándome con cuidado.

- ¿Qué ha pasado? ¿Por qué estoy aquí? ¿Cuánto tiempo llevo en este lugar? –

-Has tenido un accidente, hija – Responde mi madre.

- ¿Dónde está papá? –

-Tuvo que ir a la empresa, tenía que dejar algunas cosas en orden-

- Entonces vendrá en unos días-

-No, Ana, sólo tardará unos minutos-

-Madre la teletransportación no se ha inventado aún. ¿Cómo va a llegar papá en unos minutos, si esta en New York y nosotras en Londres – ¿Qué le pasa a mamá?

-Hija estamos en New York. ¿Cuándo regresé? Si mis planes eran quedarme en Londres, recuerda lo que hablamos de Cristian-

- Ana, ¿qué recuerdas? – Indaga preocupada.

-Recuerdo el desplante de Cristian, de como me restregó el tener una prometida, luego decidí venir a Londres a estudiar y que estoy por defender mi proyecto de graduación- Le explico a mi madre, pero no me pasa desapercibida su reacción a mis palabras.

-Ana, es mejor esperar a que tu padre regrese y que vengan los médicos a revisarte- No me agrada esperar por una explicación y su cara de desconcierto no me pasa desapercibida.

Mi padre aparece, me abraza, para luego salir por el neurólogo, ellos me extraen sangre, me explican que me hicieron algunas pruebas para comprobar mi estado. El neurólogo confirma que todavía hay una inflamación en mi cerebro por el golpe que recibí en la cabeza, lo cual me ha causado la amnesia por la que estoy pasando.

-El doctor Greene vendrá dentro de poco para que le realice la otra parte de su revisión- Me informa el neurólogo, mis padres asienten y yo no aguanto a quedarme en la ignorancia por lo que decido preguntar.

- ¿Qué es lo que me están ocultando? Las suturas que tengo en mi cuerpo no son compatibles con heridas de un accidente. No quiero que me oculten nada- Digo con los dientes apretados. Siempre me han visto como una niña indefensa.

-Cálmate, hija, no es bueno que te alteres – Me pide mamá con vehemencia.

-Lo que pasa hija es que ibas conduciendo en mi auto, sin tu guardaespaldas, unos autos te interceptaron, te empezaron a disparar creyendo que eras yo. El auto se volcó. Si no fuese por Sawyer y Ryan no estarías con nosotros –

- ¿Quiénes son ellos? Sawyer y Ryan –

-Ellos son tu seguridad personal-

-Ana, tienes que tranquilizante por lo que te vamos a decir-

- ¿Qué está pasando, ¡Por Dios! ¡Hablen ya! – Grito exasperada.

-Estas embarazada y tienes tres meses de gestación – Suelta mamá de golpe.

-Eso no puede ser, yo no recuerdo como paso y mucho menos quien es el padre- Les digo a mis padres con lágrimas en los ojos. Me duele el no saber con quién me acosté, no lo recuerdo, porque sé de antemano que no fue Cristian.

-Nosotros tampoco, hija. Por ahora es que te calmes porque todos lo que tu hagas, pienses y comas afectarán a los bebes- Advierte mi madre.

- ¿Bebes? - Pregunto sorprendida.

-Así es princesa. Estamos felices que nos hagas abuelos. No te preocupes por no decirnos, creemos que ni lo sabías. Ya recordaras el nombre de nuestro yerno- Todo esto es muy extraño, poso mis manos sobre mi vientre, ya está algo abultado.

El doctor Greene aparece con un ultrasonido portátil, me realizan la ecografía dejando oír los corazones de los bebes, el doctor imprime la imagen de donde están ubicados los niños.

-Doctor Greene. ¿Se puede saber si son niños o niñas? -Pregunta emocionado mi padre.

-No, su hija tiene alrededor de entre diez y doce semanas, no se podrá saber que son hasta la semana dieciséis o a las dieciocho semanas, si se dejan ver – Informa el doctor.

-Tendremos que esperar. ¿No? – Concilio.

-Si, lo importante es que estén fuera de tanto estrés – Sugiere el médico.

-Así lo haré doctor Greene – Promete papá.

Los doctores nos dan de alta, mi padre me sorprende comunicándonos que no iremos a vivir a Londres de donde manejará la empresa mientras investigan quien está detrás de los atentados. Lo que me desagrada de todo esto es que nos iremos a vivir a la casa de la familia de mamá, mis primos son desagradables y a pesar de que no viven en esa casa, sin embargo, van muy seguido.

-Papá no me agrada esa casa. ¿Podemos buscar otra? – Mi madre me sonríe.

-He llegado a un acuerdo con tu tío. Nosotros usamos esta mansión y ellos podrán usar la nuestra, cuando estén de viaje por New York, no te preocupes por ellos no tendrás que aguantarlos- Palmea mi mano mientras viajamos de camino al aeropuerto, donde tomaremos un vuelo privado a Londres.

-Padre, me gustaría despedirme de Mia y Kate- Mis padres se miran entre ellos y Luke me mira por el retrovisor del auto.

-Ana, sé que son tus amigas de la infancia, recuerda lo que hemos pasado, puede que hayan infiltrados en la mansión Grey y refiero a la servidumbre- Dejo caer mis hombros, puede que sea cierto, ahora estaré más sola que nates.

-OK- Dejo de hablar porque sé que es una discusión perdida.

Mis días son tristes en la mansión, lo único que me tiene distraída es nadar en la piscina aprovechando las pocas horas de sol en esta ciudad, mi humor se ha puesto más gris al saber que mi madre mando a traer a Elena, ya que no se siente en confianza con las de la casa, la mujer casi se cae de culo cuando me vio, seguro por el embarazo.

-Padre me aburro, ¿crees que papá me permita trabajar? - Le pregunto mientras tomamos unas bebidas en las tumbonas del patio trasero.

-No lo sé, tu padre se ha vuelto tan protector con ustedes que no estoy segura. Mejor consúltalo con él –

-Creo que es hora de que papá yo tengamos una seria conversación – Mi madre me observa y me brinda una sonrisa tensa.

-Sabes creo que el almuerzo debe estar listo, mandaré por tu padre. Me parece que se reuniría con alguien hoy – Nos dirigimos al comedor para tomar asiento y esperar por papá.

-Buenas tardes bellas damas- Saluda papá, me sorprendo ala verlo acompañado de un hombre como de unos treinta y tantos que me miran como si fuera el tesoro más valioso del mundo, me remuevo en mi asiento incómoda.

-Ana, ¿Recuerdas a Coby? - Pregunta Ray.

-Lo siento, pero no lo recuerdo- El hombre me mira apesadumbrado.

-Él es asociado...- Papá no termina de hablar porque el tal Koby lo interrumpe.

-Soy socio de Centurian Engineering y fui jefe de ingenieros, tu fuiste mi mano derecha cuando trabajaste ahí fue donde nos conocimos – Él traga grueso como si algo le doliera.

- ¡Que pequeño es el mundo! – Dice mamá.

-Tu padre me ha contado que sufres de amnesia, que has perdido un año de tu memoria- Me habla mirándome a los ojos.

-Si, aparentemente así es- Respondo cautelosamente.

-Tiempo después de empezar a trabajar en la compañía, comenzamos a salir, manteniendo nuestra relación en privado, luego vino el accidente de tu padre, renunciaste, te hiciste cargo de Steele Industries y el resto ya lo sabes- Me sonríe.

- ¿Tu eres el padre de mis bebes? – Pregunto inquieta porque me había prometido que el padre de mis hijos sería Grey.

-Pues eso creo, a menos que...- Lo detengo en el acto antes de que me ofenda y lo mande a la mierda. Mis padres se tensan.

-No soy de las mujeres que les gusta el papel de infiel- Le reprocho. Él se levanta y se sienta a mi lado.

-Nunca se me ocurriría decir eso. Tuvimos una discusión porque no regresabas y me dijiste que nos diéramos un tiempo. Con el tiempo de gestación no dudo que sean míos -Toma mis manos y las besa, pero hay algo en las miradas de mis padres que me inquieta.

-Esto es un poco difícil de asimilar – Dije inquieta.

-Tranquila te entiendo perfectamente, no quiero presionarte. De ahora en adelante quiero hacerme responsable como debe ser, iremos juntos a la consulta médica; claro esta si tus padres están de acuerdo – Ambos miramos a mis padres.

-Bueno esto es una sorpresa. Ana siempre ha sido reservada en su intimidad nunca me había contado que tenía una relación. Pero ahora todo ha quedado en el pasado y lo importante es que el destino los ha unido nuevamente- Dice mi madre.

-Como padre celoso que soy no me agrada la idea de compartir a mi hija y nietos, pero tampoco puedo negarle a un hombre estar con la mujer que ama y con sus hijos- Dice mi padre algo incómodo.

****

Los meses han pasado y no se sabe nada del atentado, Luke y Ryan han estado detrás de las indagaciones en New York con sus contactos, por mi parte no me quejo papá me ha permitido trabajar desde la casa en la empresa y me siento feliz por ello ya que cuando los malestares propios del embarazo aparecen puedo tomarme ratos para descansar. De mis recuerdos son muy pocos los que han vuelto más que todo los momentos con los chicos, mismos que he extrañado como loca.

Mi relación con Koby ha sido tranquila, de él no me quejo es un novio maravilloso y sobre protector con nosotros, no tenemos intimidad porque para mi sigue siendo un extraño, pese que mi lívido en algunos momentos está a mil y le agradezco que respete mi reticencia, aunque hemos estado cerca de tener sexo. Hay algo en él que mi cuerpo rechaza cada vez que nos besamos tengo que salir corriendo para vomitar. Y los mellizos dejan de moverse cuando él posa su mano en mi vientre, aunque les hable y si son mellizos dos hermosos y saludables niños.

-Ana, Ana, despierta cariño. Es hora de la cena, los hombres de esta casa han llegado justo a tiempo- Mi madre me habla creyendo que estoy dormida, les dejo créelo, llevo días teniendo sueños extraños, como esta un fuera mi vida real. Sueños donde vivo en un inmenso ático y la persona que comparte mi cama es Cristian. Hay momentos en los que siento que todos me están mintiendo lo que me deprime es un sentimiento difícil de explicar.

- ¿Qué pasa mi niña? – Mi madre me mira.

-No es nada mamá, creo que las hormonas me están jugando una mala pasada- Estoy en los últimos días para el parto y cada vez me siento más cansada. Bajamos por las escaleras, mi madre me ayuda a bajar mientras yo me sostengo del barandal de la escalera.

- ¡AY! – Me quejo agarrándome el vientre, cuando una fuerte contracción hace que me doble del dolor.

-Ana, ¿Qué pasa? – Preguntan Koby y mi padre al oírme quejarme.

-Creo que ya vienen- Les digo a todos mientras señalo el suelo donde hay un charco de agua.

Todo se vuelve un caos, todo fue tan rápido o es que las contracciones me tenían tan distraída que no me di cuenta. En la camilla me llevan a la sala de operaciones para prepararme para la cesárea programada que se adelantó.

La anestesia va haciendo efecto y me quedo dormida; tiempo después despierto adolorida, encontrándome mi vientre plano nuevamente.

- ¿Dónde están mis hijos? - Pregunto a la mujer vestida de blanco frente a mí.

-Por fin ha despertado señora Novikov- Dice la mujer, quisiera sacarla de su error por creer que Koby es mi esposo, pero eso es algo muy personal.

-Quiero verlos por favor- Estoy al borde de las lágrimas.

-La llevaremos a su habitación y ahí podrá estar con sus hijos- Me dice la mujer sonriendo.

Minutos después me llevan a mi habitación donde soy consentida por mis padres y mi novio, los niños son traídos.

- ¿Han decidido que nombres les pondrán? – Pregunta emocionado papá, al ver a sus nietos sanos y hermosos.

-Creo que debe ser Ana quien decida por los nombres de los niños, ella los cargo durante todo este tiempo y ha pasado por todos esos malestares – Todos me miran y yo sonrío.

-Cristopher y Raymond – Mi padre sonríe ampliamente al saber que uno de sus nietos llevará su nombre.

Veo tristeza en los ojos de Koby, no entiendo el ¿por qué?, siempre le consulte a él y le pedí sugerencias, pero, siempre evadió el tema, ahora que no me venga con ojos de perrito regañado.

Los siguientes días son un hermoso caos en la mansión, mi madre no se camia por nadie a la hora de mal criar a sus nietos de cuarenta días de nacidos.

-Ana, ahora que los niños han nacido, ¿Piensas aceptar la proposición de Koby? – Hace unos días Koby decidió pedirme matrimonio y no puede darle una respuesta, honestamente a pesar de que ha sido un magnifico padre y un muy paciente novio no me siento cómoda al tener intimidad con él mi cuerpo lo rechaza, no hay química entre nosotros y todavía está mi amnesia.

-No estoy segura mamá. No me siento preparada para ese paso. Creo que es mejor esperar a recobrar mi memoria para estar segura de dar ese paso- Le expreso mi pensar mientras me visto.

-Ana, ¿Está segura de ir vestida así? – Voy vestida con un saco blanco que me llega a la mitad de los muslos, sin casi nada debajo, mas que mis bragas y mis zapatos de tacón de once centímetros, Koby me espera en la sala, se quedará boquiabierto cuando me vea, los cuatro asistiremos a la gala de empresarios de Europa y Norte América. Donde de seguro asistirá Grey con su mujer, verá que no me he echado a morir y he continuado con mi vida, pero no se lo expreso a mi madre, ellos asistirán también.

-Si, mamá quiero ser en centro de atracción – Le digo con una sonrisa.

-Me das miedo hija cuando actúas de esa manera –

-Bueno es hora de irnos o nuestros hombres se volverán locos los niños están dormidos y quedaran con la niñera-

- Así es – Concuerda mamá.

Ambos hombres reniegan por mi vestimenta, pero con una mirada que le doy le hago callar.

-Tendré que convertirme en el hombre araña- Comenta Koby.

- ¿Y eso por qué? – Pregunta mi padre.

-Porque tendré que comerme a golpes a cualquier insecto que se le acerque a tu hija- Dice renegando y mamá se muerde el labio para no reírse.

Al llegar a la gala los hombres se dedican a buscar posibles socios para la compañía, mientras mi madre y yo conversamos de cualquier cosa mientras nos aburrimos, mi vista se pasea por todo el lugar, pero no doy con mi objetivo.

-Mejor me hubiese que dado en casa- Le digo a mamá aburrida.

-Pronto nos iremos- Alude mamá.

-Iré por algo de beber. ¿Quieres algo mamá? –

-No hija, gracias-

Voy de camino al bar mientras todos me miran, sin embargo, mi cuerpo se estremece de un momento a otro, un escalofrió recorre mi columna y la piel se me eriza. Regreso a la mesa con la bebida y me siento incómoda.

-Madre iré al tocador. Cuando papá y Koby regresen quiero que nos marchemos por favor, extraño a los niños –

-Si lo haré, ve tranquila-

Entro en el tocador, me dirijo a baño, hago lo que vine a hacer, salgo a lavarme las manos, pero una voz que tenía mucho tiempo de no escuchar hace que cada fibra de mi cuerpo se estremezca.

-Señorita Steele...-



https://youtu.be/-N_GCau4iu0

Bueno, bueno, bueno se armo la gorda, como dirían aquí en mi país, espero que les haya gustado este capítulo.

Les cuento que vamos en cuenta regresiva, muchas cosas se aclararán en los próximos capítulos.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro