Capítulo VI

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Ella es mi madre.

Julio 1 de 1991.

Casa Black.

La familia Black desayunaba tranquila, Pansy estaba con ellos porque se había quedado a dormir para ser la primera en desearle feliz cumpleaños a su mejor amiga, aún así Regulus me ganó y luego Athenea.


-¿A qué hora llega? – Preguntó Temis a su padre.

-¿El que mi amor? – Preguntó Athenea.

-La carta… quiero mi carta de Hogwarts– Respondió


En ese momento la chimenea ardió y Theo Nott apareció con una sonrisa y su típico traje de vestir, esta vez verde botella.


-¡CUMPLEAÑOS FELIZ, TE DESEO A TI, CUMPLEAÑOS TEMIS, CUMPLEAÑOS FELIZ! – Cantó y todos le aplaudieron – Felicidades Tems, te traje un regalo-


Temis se levantó a recibir a Theo y lo llevó a la mesa. Este le entregó un paquete y de ahí salió un oso de peluche vestido con el uniforme de quidditch del equipo favorito de Temis.

-¡Gracias Thete! –

-De nada, yo mismo lo hice-

-Te quedó muy bonito mi amor- Le Alagó Athenea.

-Gracias tía Athenea-

-Realmente tienes talento Theo, si me haces uno para mí cumpleaños no me quejo- Habló Pansy.

-Tú me dijiste feo ayer- Recordó el chico antes de sentarse al otro lado de Temis.


Kreacher, quien siempre esperaba a Theo que llegaba todos los días a medio desayuno, sirvió su plato.


-Gracias mi amigo- Agradeció Theo.

-De nada joven Nott- Kreacher se acercó a Temis- señorita Black, esto es de mi parte- Dijo antes de darle una hermosa pulsera de cuentas.

-Oww Kreacher, es hermoso, me encanta te prometo que nunca me la quitaré-


Temis se puso la pulsera de inmediato y se la mostró a sus padres.


-Miren ¿Es preciosa verdad? –

-Realmente hermosa mi niña-

-Concuerdo Estrellita-

-Kreacher ¿No quieres comer con nosotros? – Pidió Artemis.

-Yo… por supuesto que no ama Black-

-Por favor Kreacher, siéntate- Pidió Athenea.

-No podría señora Black-

-Kreacher, es una petición-


Regulus sabía que era la única forma, así que Kreacher sirvió un plato y se sentó junto a la familia.


-Muchas gracias amos-

-Eres familia Kreacher, lo sabes- Le dijo Regulus.


En ese momento una lechuza llegó y se posó frente a Artemis, ella dejó salir un chillido y tomó la carta que le ofrecía la lechuza café. La abrió y se levantó saltando.


-¡VOY A IR A HOGWARTS! – Celebró.

-Felicidades Estrellita-

-Sí no quedas en Slytherin no somos amigos- Bromeó Theo.

-¿Qué me ves en otra casa? Yo nací Slytherin-

-Esa es nuestra niña- Festejó Athenea.

-Yo quiero verla- Pidió Pansy.


El resto del día recibieron visitas de todos los que conocían a la niña dejando grandes regalos y comidas y flores. Al final a media tarde Artemis bajó lista para ir a la tumba de su mamá.


-Hola ¿Y papá? – Preguntó a Athenea que ya esperaba en el salón.

-Está terminado una poción, dijo que ya venía-


Artemis se acercó a la mujer se sentó junto a ella, Athenea la abrazó.


-¿Quieres que te dé mi regalo ya? –


Artemis asintió y Athenea sacó una pequeña caja y se la dio. Al abrirlo Temis encontró un hermoso collar con el escudo familiar de los Nott.


-Es precioso muchas gracias-

-¿Te lo pongo? Creo que combina con el de tu madre-

-Me encanta, pero… Theo dijo que lo usabas porque eras la última mujer nacida de un Nott, que solo se pasaba de madres a hijas-

-Sobre eso… yo sé que no soy tu madre, siempre lo he sabido mi niña, pero yo te amo como a una hija, eres la hija que siempre quise y siempre amaré-

-¿Me consideras tu hija? –


Artemis tenía los ojos llorosos y Athenea pensó haber dicho algo malo.


-Mi vida… si te molestó que lo dijera… lo lamento-

-No me molesta- Dijo rápidamente Temis secando una lagrima- Es que yo siempre te he visto como mi mamá, pero… no soy tu hija y no me atrevía a decírtelo-


La castaña abrazó a la niña como si su vida se fuera en un instante, unas lágrimas bajaron… ella sabía que no podía tener hijos, pero Artemis siempre fue la hija que nunca tuvo.


-Mi niña, tú eres mi hija… tal vez yo no te traje al mundo, pero te voy a cuidar y a amar como si lo hubiese hecho-

-Gracias, te amo… mamá-


De nuevo Athenea comenzó a llorar mientras abrazaba a Artemis.


-y yo a ti hija-

-¿Porqué lloran? ¿Quién murió? – Preguntó Regulus entrando.

-Es de felicidad tonto- Le dijo Athenea rodando los ojos.

-¿Porqué? –

-Es que… yo… decidí que quiero llamar mamá a Athenea- Explicó Artemis.


Regulus sonrió feliz y acercó a abrazar a sus dos hermosas chicas.


-Quiero proponerte algo Artemis… -


Regulus vio a Athenea confuso igual que su hija, de hecho, ambos tenían la misma expresión.


-Sí tú quieres… yo podría… adoptarte… para ser tu mamá ante la ley-

-¿Harías eso? – Preguntó una entusiasmada Artemis

-Por supuesto cielo-

-Me encantaría, si papá quiere-

-Por supuesto mi Estrella, mañana mismo si quieres-

-Perfecto, ahora vamos o llegaremos tarde- Recordó Athenea.

Padre e hija siguieron a la mujer a la salida y desparecieron.

.  .  .

3 de agosto de 1991.

Athenea, Regulus y Artemis Black llegaron al callejón Diagon. No era la primera vez que Artemis iba, pero igual le encantaba ir.

Corrió directamente a la tienda de artículos de pociones he hizo que Regulus le comprara un nuevo “Emporio en miniatura” para sus experimentos.


-Mini Regulus, te lo dije-Le susurro Athenea a Reg y él sonrió


Salieron de ahí y ahora la niña corrió hacia la tienda de artículos de quidditch, donde ya estaban los Malfoy acompañados de Victoria Zabini, Blaise Zabini y Theo Nott.


-Por favor padre… solo un equipo nuevo- Rogó Draco

-Bien, ve y compra uno para tus amigos también, no olvides el de Artemis que después me crucifica- Le dijo Lucius y Draco prácticamente voló.

-Gracias Padrino- Agradeció Artemis tras de él.


Los dos señores Malfoy se voltearon a ver a la niña, Cissy la abrazo y luego Lucius.


-¿Vamos a dividirnos? – Preguntó Victoria.

-Por supuesto, no quiero estar cerca de estos…mediocres por mucho tiempo- Respondió Lucius.

-Bien veamos- Comenzó Athenea tomando el mando- Lucius y Narcissa irán por los calderos de los chicos, y no quiero nada de oro esta vez, Regulus irá por los libros, Victoria por las lechuzas, yo iré con los niños por las túnicas y… ¿Qué me falta? –

-Yo iré por los implementos de pociones- Dijo Alana Parkinson entrando seguida por Pansy.

-Perfecto-

-¿Crees poder con los cinco terremotos?– Preguntó Narcissa viendo a los niños.

-¡Si me hacen caso les compro a todos un helado y artículos de broma! – Anunció Athenea.


De inmediato los 5 niños estaban en fila militar y callados.


-Listos para el deber- Anunció Artemis como la “líder”

-Eres perfecta- Habló enamorado Reg y Athenea lo vio.

-¿Y hasta ahora lo notas? – Le dijo burlona- Nos vamos, nos vemos en 40 minutos en la tienda de Ollivanders-


Los niños la siguieron de inmediato. Cada uno de los adultos tomó su camino.

Athenea guió a los niños hasta la tienda de túnicas y entró.
La dependiente se acercó de inmediato.


-Lady Black ¿En qué le puedo servir? –

-Tengo 5 niños que van a Hogwarts, necesito 5 túnicas para cada uno- Pidió


La señora la vio con ojos brillosos.


-De inmediato Lady Black –


Corrió a traer 5 banquillos y los niños subieron en ellos tranquilamente, sabían comportarse cuando quieren.
Cuando iban por la tercera túnica de cada uno alguien entró en la tienda.


-¿Hogwarts? – Preguntó la dependienta.

-Así es. 3 túnicas- Pidió


Athenea estaba sentada en un sillón frente a los banquillos de sus niños, viendo una revista.


-Después de terminar con las túnicas de Hogwarts voy a querer una formal para cada uno- Informó en voz alta.

-Claro-

-¿Porqué formal mamá? – Preguntó Artemis.

-Ya están en edad de ir a eventos sociales, son herederos y deben actuar como tal- Explicó.

-¿Eso les enseñan los puritistas a sus hijos hoy en día? – Preguntó la voz de una señora.


Athenea se volteó y vio a Lily Potter junto a Marlene Mckkinon y un niño.


-Ah eres tú- Contestó sin ánimo.

-¿No vas a responder tía Athenea? – Preguntó Pansy.

-Ay querida, aprenderás con el tiempo a no rebajarte al nivel de estas.. –

-Rebajarse sería hablar contigo- Respondió Marlene.

-Pues tu no le dejas de hablar a mi madre- Respondió Artemis.


Las dos mujeres la vieron y se quedaron observándola unos segundos.


-Veo que te quedaste no sólo con el marido de Diana sino también con su hija- Le dijo Lily.


Athenea rodó los ojos, ciertamente no le importaban los comentarios de esas mujeres.


-Usted no sabe nada, cayese ¡Sangre sucia asquerosa! – Le dijo Artemis.

-¿Cómo se atreve a hablarle así a mi tía? Ella podría mover un dedo y usted quedaría llorando- Le dijo ahora Pansy.

-Dejen de rebajarse a hablar con asquerosas sangre sucias y mestizos- Pidió Draco

-¿Cómo se atreven niños malcriados? – Preguntó Marlene.

-¡Mademe! – Llamó Artemis y la mujer salió.

-¿Si señorita Black? –

-Deseo cerrar esta parte de la tienda, no nos gusta estar con… gentuza- Dijo


No tardó ni un segundo en que la señora había cerrado la mitad de la tienda en donde estaban ellos y llevó a Lily y Marlene junto al niño al otro lado.


-Bien hecho mi amor- Alagó Athenea.

-Gracias madre-

-Bien hecho Draco, Pansy y Theo, Blaise fuiste el mejor al no hablarles-


Blaise sonrió orgulloso deseoso de correr a decirle a su madre que había ignorado a una sangre sucia.

5 minutos después la dependienta volvió con 25 túnicas. Las puso en una bolsa expansible y se las entregó a Athenea.


-Tome y conserve el cambio, por las molestias-


Los 5 niños siguieron a la mujer hasta la tienda de varitas de Ollivanders. Ahí ya estaban la gran mayoría de los adultos con bolsas pequeñas llenas de cosas enormes por el hechizo expansible.


-¿Quién falta? – Preguntó Lucius.

-Victoria- Respondieron todos a la vez.


De alguna manera la madre de Blaise siempre se desviaba cuando salían a comprar, siempre compra de más y siempre llega con regalos para todos.


-¡Llegué! – Dijo la voz de la guapa mujer castaña.


Blaise rodó los ojos al ver a su mamá con varias bolsas.


-No pregunten- Pidió.

-¡Mami! – Dijo Blaise acercándose galante y tomando varias bolsas del brazo de su madre- ¡Ignoré a una sangre sucia! – Habló feliz.

-Bien hecho Blaise- Alagó su madre.

-¿Qué pasó? – Preguntó Cissy.


Rápidamente Athenea les contó el encuentro con Evans y todos estuvieron de acuerdo en premiar a los niños. Al entrar a la tienda esta estaba vacía.


-Miren cuantas familias… Malfoy, Zabini, Nott, Parkinson y… los Black- Saludó el viejo Ollivander.

-Buenos días señor- Habló Regulus.

-Ah… madera de cerezo, núcleo de corazón de dragón, 33 centímetros- Le dijo y Regulus asintió mostrando su varita.

-Que maravillosa mente tiene- Alagó Athenea.

-Madera de arce, 28 centímetros, pelo de unicornio-

-Es usted un genio- Siguió Athenea feliz.

-Gracias Lady Black, es usted muy amable. Veamos ¿Quién va primero? –


Blaise avanzó sin dudarlo, amaba quedar bien frente a su madre. Luego fue Draco, luego Pansy, siguió Theo y por último Artemis.

Una luz iluminó la punta de la varita de Temis y parecía que una Snitch volaba sobre esta.


-Álamo temblón, 33 centímetros, núcleo de pluma de cola de ave del trueno… es una de las varitas más poderosas he inestables que he hecho- Dijo Ollivander.

-Mi ahijada es más que capaz de manejarla- Habló Lucius

-Por supuesto, no espero menos de la gran hija del mejor duelista de Hogwarts- Habló Victoria.

-Tiempo pasado Vicky- Dijo Regulus.

-Yo hablaba de Athenea y Diana-


Algunos rieron mientras Regulus veía mal a Victoria que chocó los cinco con su hijo.


-¿Cuánto sería? –

-5 varitas… 35 galeones-


Pagaron y luego se fueron directo a comprar artículos de broma.


-Yo que tu dormiría con un ojo abierto Draquito- El dijo Temis y el niño palideció.

-Temis… - Regañó su padre.

-Déjala, entre más bromas haga menos chicos la invitarán a salir- Le Susurró Athenea a su esposo.

-¡Temis, mi estrella, ven que te compro la tienda! – Gritó Regulus corriendo tras su hija.

Nota:

¿Quién ama a Athenea? Porque yo sí.

¿Quién se ríe con cada aparición de Victoria? Porque yo sí

Quiero que formen las parejas que ustedes creen que se formen.

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