Capítulo O1

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Capítulo O1: El espacio que existía para ti.

TaeHyung se movió al rededor del lugar, recogiendo las últimas cosas antes de tener a BaekHyun en su casa. Habían quedado en verse después de una larga semana de estudios; nunca pasaron tanto tiempo sin hablar, tomar un café o simplemente saludarse momentáneamente. Pero, los últimos días, ambos estaban ocupados con la universidad. TaeHyung se ocupaba minuciosamente de sus estudios, y BaekHyun los continuaba con sus nuevas especialidades.

    El castaño necesitaba un tiempo para dejar ir lo que venía arrastrando desde hacía dos años atrás, por eso quería ver a Baek. Era importante decirle que cada vez se sentía más solo, y que comenzaba a ser escasa la renta de su casa. Tenía, también, que decirle que ofreciera su apartamento. No tenía ganas, si podía ser sincero. Nunca le había gustado tener a gente desconocida cerca de él; lidiar con demás personas, ser perseguido por el orden y la tranquilidad. Era más de estar solo, él y su propia alma, con su cámara de video y su computadora.

   Finalmente llevó su cesto al cuarto de lavado, cuando se puso de pie en medio de la sala de estar y giró sobre su propio eje. Sintiéndose satisfecho, tomó asiento en el sillón y subió sus piernas. Sus ojos se dirigieron, como siempre, hasta la estantería justo enfrente de él. Miró, detalladamente aquella cinta, puesta sobre el único espacio libre del estante. Cuidado, puesto con atención.

    Suspiró, porque podía sentir aquella presencia. Pero no había nade. Solamente él mismo y su propia alma. Estaba solo. Como en un principio. Estaba solo, acabado, e inexpresivo.

    — ¿TaeHyung?

    Incluso así... Incluso solo, demacrado, con tristeza o sin ella, tenía que seguir viviendo.

    Se puso de pie, caminando descalzo hasta llegar a la puerta y abrirla. Se encontró con aquellos ojos felices, pero lo único que pudo dar en respuesta fue hacer los suyos, sus ojos, más pequeños y mover la cabeza de lado a lado. Por un momento pudo sentir el abrazo de BaekHyun, y después de que lo soltara y entrara en la habitación, cerró la puerta.

    Observó entonces la espalda de su amigo y cómo él se movía por toda la casa con normalidad. BaekHyun dejó por ahí sus zapatos, además de colocar la comida china sobre la mesa y comenzar a sacar los platos.

    — Creí que ya no vendrías.

    — Se me hizo algo tarde —dice BaekHyun—. Estaba con otro amigo... Sus papás tienen un restaurante de comida china... Aunque no son chinos... Como sea, el punto es que traje. ¿Quieres comer?

    — Seguro.

    Ambos se acomodaron en la mesa, y abrieron lo que el mayor había llevado. En silencio, como siempre durante los primeros minutos en los que estaban juntos. BaekHyun movía impaciente la mano, y veía su celular de vez en cuando. En cambio, TaeHyung solamente estaba esperando a que él empezara a hacer las preguntas de rutina.

   Era así siempre: BaekHyun solía preguntarle una y otra vez su estado de salud, si comía bien, si necesitaba ayuda en algo; preguntaba sobre cómo iban las cosas en sus sentimientos.

    Entonces, Baek alzó la cabeza y le sonrió. TaeHyung rodó los ojos y suspiró incapaz de negarse a responder todo.

    — ¿Cómo está tu salud?

    — Perfectamente —dice el castaño jugando con los fideos. Su expresión decaída pareciera delatar algo, pero era común en él—. He estado comiendo bien, y tengo todo en orden con mis clases.

    BaekHyun divaga de lado a lado, pero termina por sacar el tema.
    
     — ¿Y sobre lo otro?

    TaeHyung mantiene la boca cerrada por un momento. No había día que no le preguntara sobre eso. No era suficiente decir con que física y escolarmente estaba bien. Se removió en su lugar y escuchó que la lámpara del techo se movía por el aire. Un sentimiento extraño lo invadió, y suspiró intranquilo.

    —... Estoy bien. Supongo. No han cambiado muchas cosas con respecto a eso.

    — Uhm... —Baek habla, picando un poco del arroz que tenía enfrente. Mete unos bocados a su boca, y mueve el tenedor de arriba abajo, como haciéndolo volar—. ¿Intentaste deshacerte de... eso?

   — Sabes que no.

    Había cosas que no cambiarían de la noche a la mañana. Incluso después de dos años. Incluso después de una vida entera.

    De pronto, los dos sintieron frío. Miraron a todos lados para ver alguna ventana abierta, pero no la había. El clima empeoraba, y con eso la necesidad de sentirse más cubiertos. TaeHyung sentía que no era el clima, sino aquel sentimiento de incomodidad entre ellos. Baek, simplemente dejó de lado el tema y miró a TaeHyung con ojos suplicantes.

    — ¿Y lo has estado viendo?

    — No muy a menudo —responde el menor—. No tanto como antes.

    — Recuerdo eso, solías quedarte sentado en el sofá por horas —las palabras salieron tan neutrales que fue difícil descifrar el tono.

    Una última vez, TaeHyung dio algunas cucharadas a lo que tenía enfrente y se sintió lleno. Retiró el plato de su vista, y miró a BaekHyun con detenimiento: parecía lejano, pensativo y preocupado. Sabía que era por lo que acababa de decir, quizá estaba pensando tanto en él. Así como todos. Era difícil no acordarse de él.

    Quiso desviar el tema, pero por un segundo cayó en el error de imaginarlo hablando sobre cosas sin sentido, como lo muy raro que era o también hablando de la música que le gustaba. TaeHyung se perdió en algún punto de la mesa del comedor, ahogándose en memorias incompletas y sintiendo un agujero crecer en su corazón. Finalmente pudo conectarse con aquel mundo y sus barreras, fue ahí cuando decidió cambiar el rumbo de las cosas. Miró a BaekHyun, él también lo observó; parecía como si tuviera algo atorado en la punta de la lengua.

   — ¿Tienes algo que decir, TaeHyung?

   — Sí —dice el castaño, moviendo de lado a lado, por el plato, su tenedor—. Yo... Estoy buscando- más bien, comenzaré a buscar un compañero de apartamento.

    — Ah... —el mayor mira a TaeHyung con una sonrisa cálida, feliz.

   Estaba feliz porque por fin comenzaba a avanzar. E incluso, en algo tan difícil como tener a un extraño en su casa. TaeHyung no era alguien a quien le gustará relacionarse tan a la ligera; era agradable cuando llegabas a conocerlo y cuando él te tomaba confianza. Sin embargo, antes de eso, su actitud era arisca; tal vez no te hablaría por un momento y siempre intentaría huir de ti.

   BaekHyun mira a TaeHyung por un momento, sin saber con exactitud qué pensar. Tenía una idea en mente pero no estaba seguro de poder llevarla a cabo. Este amigo, el del restaurante, con el que había estado conversando, curiosamente tenía la necesidad de mudarse con prisa a la ciudad. Probablemente no tenía dónde quedarse... Aunque si lo pensaba bien, el chico tenía dinero, sus padres eran dueños de al menos dos restaurantes con demasiada clientela; tal vez no tendría la necesidad de compartir un apartamento.

    — Y, quería preguntarte si no sabes de alguien a quien le pueda interesar... Yo... Ya sabes. Es un tema muy raro, y no tengo a quiénes...

    Baek, una vez más, se concentra en la persona sentada enfrente suyo. Kim TaeHyung, lo conocía desde que eran pequeños, sabía qué le gustaba y qué no, era como su hermano menor. Y lo quería mucho. Sabía por todo lo que había pasado, y todo lo que su corazón tuvo que soportar.

   Guardó silencio, viéndolo. Se preguntó el porqué de saber todo de él... Menos lo que pensaba.

    — Es curioso que lo digas —menciona Baek sacando un poco más de fideos, regando por sobre ellos algo de salsa china—, tengo un amigo, es justamente el que tiene el restaurante. Se está mudando aquí, porque tiene que ir a la universidad.

    TaeHyung oye con atención. Mueve las manos nervioso por toda la mesa de madera, pero escucha. Está nervioso, porque no creía que fuese tan rápido. Siente su corazón acelerarse, y su estómago estar resentido. Sin esa clase de nervios que sientes cuando las cosas marchan extrañamente a tu favor, pero sientes que están en tu contra.

    El otro nota aquello: esa expresión incómoda.

    — Pero si no te sientes cómodo y quieres que busque a alguien más...

    — ¡N-no! —exclama TaeHyung, levantándose de la mesa. Baek alza la ceja, metiendo un poco de comida a su boca—. No importa quién o cómo sea. Está bien. No... Solo quiero reducir mis gastos y... Y... Eso.

    Se siente bien que TaeHyung tenga esa clase de pensamientos. Pero no del todo. BaekHyun no quería escuchar cosas como "solo quiero reducir mis gastos". Él quería escuchar que lo estaba superando y que necesitaba a alguien que le hiciera compañía.

   Cerró los ojos un momento, porque tenía que pensar a quién llevaría con su hermano menor: aquel chico, alto, de cabellos negros... Era bastante similar en su actitud con TaeHyung. Abrió los ojos, mirando a su amigo y suspiró. Tal vez podrían llevarse bien.

    — Solo, hay un problema... En realidad no sé si lo sea, pero tiene un gato.

    TaeHyung recuerda a Luca por un momento; un pequeño gato pardo, de ojos bonitos, que era de BaekHyun. Alza una ceja y se acerca a él, recargando los codos en la mesa.

    — Déjame adivinar, ¿es el chico que conociste en ese parque de gatos a donde llevas a Luca?

    — ¡No! —exclama BaekHyun algo alarmado, y avienta por ahí la servilleta con sorpresa—. No, el chico del que tú hablas es otro... De hecho, es gracioso porque no tienen absolutamente nada que ver.

    — ¿Ajá? ¿Por qué dices eso?

    — El chico del parque de gatos es... Como yo. Y el chico del restaurante es... Como tú.

    TaeHyung se recarga de nuevo en la espalda de la silla y piensa en el gato que debería tener ahí: muchos pelos, mullidos, tal vez las cortinas se desgarrarían.

    — Me vendrá bien un poco de compañía —dice TaeHyung con los brazos cruzados—. Está bien, dile a tu amigo.
   
    Realmente no estaba seguro de a dónde se estaba metiendo. Sabía que no podría negarse, probablemente conseguir a alguien más sería demasiado trabajo.

[...]

TaeHyung guardó la última caja debajo de su cama, y suspiró. Se puso de pie, acomodando el suéter negro que llevaba puesto por sobre su cuerpo, y dio vueltas sobre su eje. Había ordenado todo bien e incluso pintado la otra habitación. Tuvo que guardar muchas cosas, porque ya no sería solo su casa. Desocupó una de las dos estanterías y llenó el refrigerador.

   Por alguna razón, sentía que debía hacerlo. Es decir, no estaba haciendo amigos ni nada, pero es lo que él querría si llegara a una casa con un completo desconocido.

    Se sentó en el sillón, y miró atentamente la puerta. Después sus ojos se fueron al reloj, y después a su celular. BaekHyun le había dicho que llamaría en tanto estuvieran llegando. Pensó un momento en BaekHyun, era como su hermano. Lo quería mucho. Incluso cuando pasó por momentos turbios, e intentó alejarlo, él se quedó de pie como un poste ante una suave lluvia. Tal vez por eso jamás eliminó la distancia con él.

    Su teléfono comenzó a vibrar y lo tomó rápidamente.

    — ¿Ajá?

    BaekHyun soltó un quejido del otro lado de la línea, alertando al chico. TaeHyung escuchó una tercera voz, y el mullido del gato. Supuso que ya estaban abajo.
   
    — Ah, sí. Ya llegamos. Subimos en un momento.

    — Está bien, Baek.

    No supo qué hacer. Todo estaba en orden. Tan solo se quedó de pie cercano a la puerta. Había un sentimiento extraño en su estómago; pensó si era posible que estuviera enfermándose, llevando la mano a su rostro y verificando si no estaba demasiado acalorado. Se sentía asfixiado, como si algo estuviese en su garganta. Entonces, oyó los toques en su puerta y cuando abrió, pudo sentir al gato entrando de lleno a su casa.

    TaeHyung lo siguió con la mirada: era pequeño, y de un color grisáceo. Bonito, y para nada ruidoso.

    — Ah... Yo, lo lamento —escucha una voz extraña, desconocida. Entonces alza los ojos hasta él—. Ikar entraba así en mi anterior casa, por eso lo hace.

    TaeHyung lo observa; BaekHyun había dicho que se parecían. Pero no era cierto. El chico enfrente de él es alto, y delgado, y tenía su cabello bastante negro. Muy oscuro. No se parecían en nada. Le pareció alguien extrañamente sombrío, duro, tosco. La impresión fue muy arisca.

    Pero le daba igual.

    — No hay problema.
   
    — TaeHyung, ¡ya hazlo pasar! ¡Mis brazos están a punto de morir!

    Le resultó curioso que BaekHyun estuviera tan impaciente por una caja que llevaba, cuando su amigo llevaba cuatro. De todas maneras, abrió la puerta por completo y movió la mano para que pasaran. Realmente la mudanza no tardó mucho. No fueron más de dos viajes, y no sabía qué más hacer aparte de sentarse en el sillón vigilando la puerta.

    BaekHyun entraba y hablaba con el pelinegro, y volvía a salir. TaeHyung miró a Ikar, sentado debajo de una de las sillas del comedor. Le dio la impresión de estar triste, tal vez era así.

     — TaeHyung, ¿estás bien?

     — Sí —responde él poniéndose de pie, mirando de reojo al pelinegro que espera detrás de BaekHyun con una expresión seria—. Solo estaba viendo a Ikar.

    BaekHyun estaba dentro de su propio shock mental. ¿Qué se suponía que debía hacer? Se quedó en silencio un momento, pero terminó por frotar sus manos y aplaudir.

    — Bueno... Chicos, hm... JungKook, él es TaeHyung —BaekHyun apunta de uno a otro—. TaeHyung él es un JungKook. Y yo... Me tengo que ir.

     — Pero...

     — Perdón, hermanito. Tengo que ir con mamá, ya sabes.

     BaekHyun ni siquiera dio una oportunidad para poder aligerar más la situación, en cambio la empeoró. Salió de ahí sin decir o hacer nada más que darle unas palmadas en la espalda a su amigo el pelinegro y cerrar la puerta con cuidado. TaeHyung se sintió temeroso ante el otro, así que no quería tomar la iniciativa. Pero observó al chico acercarse un poco y estirar la mano.

   Sintió algo extraño recorrerlo. ¿Qué era ese ambiente?
  
     — Soy Jeon JungKook —habla él, con un tono neutral y un rostro relajado. TaeHyung estrecha la mano con la de él, haciendo una pequeña reverencia—. Estudio economía, y... Eso es todo. Gracias por dejarme quedar aquí.

     — TaeHyung. Kim TaeHyung... Cinematografía —menciona también.

   Sueltan sus manos antes de volver a sentir ese incómodo ambiente. Sabía que había vivido eso antes, aquel sentimiento de incomodidad, como una premonición a situaciones que pudieran pasar.

    Estaba confundiéndose y actuando desprevenidamente. Tal vez viéndose como un idiota, un mal anfitrión.

     — Supongo que debo de darte un recorrido, aunque no hay mucho qué mostrar. Mmm... Ya conoces tu habitación, y bueno... La cocina está por ahí, puedes tomar cualquier cosa de la nevera... Yo, eh. Pinté tu habitación de color azul, pero puedes cambiarla.

     — Azul está bien.

    — Eh... Sí. Seguro. Uhm... —TaeHyung se remueve incómodo en su lugar, y observa al pelinegro que mira el apartamento, caminando por ella—. Yo, eh... No sé si tu gato- Ikar rasguñe cosas o...

    JungKook se voltea sobre su propio eje y mira a Ikar sentado en el suelo, después observa al castaño enfrente suyo y suspira.

     — No te preocupes, él no se sube a los sillones, lo mantendré alejado de ellos.

    — Ah, no... Yo, realmente no importa si lo hace... Solo que lo decía por sí tenía que guardar alguna prenda específica.
   
     JungKook escuchó eso, y por primera vez en aquellos diez minutos, le prestó atención al chico. Era diferente a como lo había descrito Baek. Ese chico era pequeño, y en vez de una actitud desinteresada, parecía más bien alguien melancólico. Si era sincero, le causaba mucha tristeza verlo. Podía percibir alrededor de él aquella aura en pena, como si deseara alcanzar algo que nunca podría tomar. JungKook tenía esa habilidad, le era muy fácil descifrar a las personas y saber cómo tratarlas. Tal vez por eso estaba actuando tan arisco y desinteresado.

    — Está bien. Ikar es un buen chico, no hace nada de eso. Si le hablas, irá contigo... Parece que está cómodo aquí. No suele estarlo cerca de otras personas.

    TaeHyung tuvo una duda que quería sacar. Era exactamente el tipo de chico que BaekHyun buscaba, entonces tal vez le estaría mintiendo sobre quién era realmente.

     — Puedo preguntarte... Hm... ¿No eres el chico que Baek conoció en el parque de gatos?

    El pelinegro lo mira asustado... No. Sorprendido. Era algo bastante gracioso porque sabía de aquella situación. Pronto relajó su gesto y miró a TaeHyung directamente.

    — Ah... No. Creo que estas hablando de Lucas. Él conoció a Lucas en el parque... Creo que el gato de Baek se había escapado, o algo así, entonces gritaba por su nombre... Y Luca entendió mal. Fue algo gracioso.

     — Oh... Mmm. Bien. Gracias por responder. Como sea, también ahí tienes una estantería y... Es todo. Cualquier cosa que quieras hacer, siéntete libre de hacerlo. Es tu ho... —TaeHyung se detuvo.

   Recordaba aquellas palabras. "No. Es tu hogar". Cerró los ojos un momento, y los abrió de nuevo.

    El chico estaba en su estantería, donde estaban las cosas importantes que poseía. TaeHyung lo observó, observó cómo JungKook mantenía los ojos fijos en todos los discos y VHS que estaban ahí.

     — Tienes muchos vídeos. ¿Son importantes para ti?

    — Sí...

   TaeHyung miró al gatito y después aquella estantería. Todo era importante ahí. El dolor se guardaba en forma de discos, no podía perderlo. Se acercó un poco a JungKook y lo tocó por el hombro, haciendo que éste lo mirara.

   — De hecho, es lo único que te quisiera pedir. Aléjate de eso, y también a Ikar.

    — Entonces es así de importante.

    TaeHyung miró los estantes, y las fotos acomodadas en él. Movió la mano por los discos, y suspiró. Realmente se sentía así de vacío en ese mismo instante.

    — Sí. Es lo único que me queda en esta vida.

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