Nocturno.

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Título: Nocturno.

AutorFantagoria.

Subgéneros: surrealismo, LGBTQIAP, paranormal.

Estado de la obra: en curso.

SINOPSIS:

Adiel viaja a Nueva York para suicidarse y observar su cuadro favorito. Pero no es el infierno ni el cielo lo que encontrará, sino una constante noche estrellada.

Junto a Nocturno, un travieso guardián del tiempo que puede viajar entre los mundos de las pinturas, él descubrirá que estar vivo no es lo mismo que vivir y que las estrellas tienen muchos secretos que contar.

Reseña escrita por LilaGaela.

Nota sideral. Esta reseña es una versión depurada y sin spoilers sobre la obra en cuestión. Al menos no contiene spoilers mayores que no puedan deducirse de la sinopsis. La versión completa y con spoilers de esta reseña, con su respectivo análisis, se encuentran en mi propio libro de reseñas de fantasía.

A PRIMERA VISTA.

Dicen que todo nos entra por los ojos, incluidos los libros *bada bum tss*, pero no me voy a detener demasiado tiempo en la portada ni en la sinopsis. Sobre la primera, presten atención a dos elementos que serán de vital importancia tanto en la trama del libro como en esta reseña extraña: el reloj y el cuadro La Noche Estrellada  de fondo. Sobre la segunda... ¿se puede pedir mejor sinopsis? Yo leo esa cosa en la contraportada de un libro mientras curioseo en una librería y me lo compro sin pensarlo una segunda vez.

INTRODUCCIÓN.

La desesperanza es la disolución de la voluntad absoluta. 

Franz Kafka, La Metamorfosis.

Nocturno  sigue la evolución personal de Adiel, un joven atormentado por sus errores, que termina en un extraño limbo después de suicidarse. Allí, conoce a Nocturno, el Origen de los Mundos Temporales, alias la Parca, quien encarna una peculiar contradicción: su larga existencia le provoca dolor, y, aun siendo eterno, puede "morir".

El limbo en el que se encuentran ambos protagonistas, así como la narrativa del libro en general, posee un profundo carácter surrealista. Tan pronto como aparecemos allí, nos encontramos con una noche eterna (de allí, quizás, el título Nocturno): una réplica vívida de La Noche Estrellada de Van Gogh, de la que puede llover pintura y en la que el tiempo se encuentra congelado. No se está muerto ni vivo y se pierde la noción del tiempo. En su calidad de Origen del Tiempo, Nocturno es capaz de viajar entre las diferentes "dimensiones" que existen en el universo. El ya mencionado limbo, los mundos de las pinturas, el mundo Boca Abajo, el mundo Onírico y el lugar del olvido: Lund Anhkr Lurn. Cada uno más estrambótico, misterioso y reflexivo que el anterior.

Aquí es donde nos topamos con otra "incoherencia": La Noche Estrellada, el símbolo principal de la historia, pertenece al movimiento post-impresionista, no al surrealista. Uno podría preguntarse si acaso no hubiera sido más apropiado escoger un cuadro surrealista, que quizás encajaría mejor. No obstante, al analizar Nocturno con mayor detenimiento, es fácil darse cuenta de que esto tiene su razón de ser.

La Noche Estrellada  es un cuadro post-impresionista que fue concebido por su autor, Vincent Van Gogh, durante la estancia en un asilo psiquiátrico. Sus tres interpretaciones más importantes son: la eternidad, representada como la noche misma; la muerte, en forma del árbol de ciprés; y la esperanza, simbolizada por las estrellas. Las cuales, en conjunto, dan lugar a la principal paradoja de Nocturno: la muerte ocasionada por la pérdida de la esperanza. Por tanto, La Noche Estrellada  reúne en su composición los elementos narrativos más importantes de Nocturno  y sirve como hilo conductor para los restantes. Los temas centrales, el tono, la imaginería, e, incluso, los estados mentales de ambos protagonistas.

Nocturno  no está concluido, pero, a líneas generales, la trama gira en torno al viaje de redescubrimiento personal que atraviesa Adiel, y, en menor medida, Nocturno. Por lo tanto, el tipo de conflicto es el del ser humano contra sí mismo, por lo que la obra se imprime de una atmósfera introspectiva. No hay villanos y el gran antagonista de la historia es un concepto muy abstracto: la desesperanza. Adiel debe enfrentar su Sombra a fin de crecer como persona y recuperar el deseo de vivir; reencontrarse consigo mismo —una tarea nada sencilla. Mientras, irá explorando mundos fantasiosos que lo ayudarán a comprenderse a sí mismo y a su aparentemente infantil acompañante.

DE STERRENNACHT.

La Noche Estrellada  puede interpretarse bajo innumerables perspectivas. Algo obvio considerando que es un cuadro complejo y que fue producto de una época en la que la salud mental del autor era muy delicada. Para este híbrido ensayo/reseña, me enfocaré en las tres más extendidas; así como aquella encontrada en Nocturno.

Si hay algo en lo que todos los críticos concuerdan es en que La Noche Estrellada  fue catártica para Van Gogh. La finalidad del cuadro era darle rienda suelta a las caóticas emociones que lo consumían. Diseccionarlas y ponerlas en orden. Cuáles eran dichas emociones es el quid del asunto. El cuadro se compone de un firmamento nocturno que se cierne sobre una ciudad, y un ciprés oscuro e inquietante que la observa, vigilante. El cuadro destila una belleza arrolladora, pero ¿qué clase de belleza? ¿La del inabarcable cosmos? ¿La de la muerte que nos acecha? ¿La de la esperanza que se sobrepone ante las dificultades?

A priori, notamos que los cipreses y el cielo, ambos elementos de la naturaleza, se nos presentan de un tamaño inusitado en comparación con la ciudad, hecha por los humanos. Qué diminutos somos ante la Naturaleza; con sus catástrofes aleatorias, sus inexistentes límites, la inexorable muerte. Qué poco podemos hacer contra ella. Nos fundimos en su panorama como los seres insignificantes que somos, tal como el pueblo azur pasa desapercibido entre las lomas también azules. Sin duda, la creación de una mente completamente abstraída en la inmensidad del Cosmos, en su fascinante y aterradora eternidad.

Esta es la forma en la que Adiel se ve absorbido por los surrealistas elementos del limbo y por los paradójicos conceptos que Nocturno, como guardián del Tiempo, personifica. El primer suceso incomprensible para él es el hecho de haber esquivado la muerte. Al parecer ha burlado a la naturaleza, mas la razón lo evade debido a su propia cobardía a la hora de enfrentarse a sí mismo. Es como si la autora nos sugiriese que la única manera de comprender la aleatoriedad del universo es conociéndonos a nosotros mismos. Cuanto más Adiel parece entender su propia psique, más se nos desvelan los misterios de cada dimensión. Por ejemplo, cuando es arrastrado al Mundo Bocabajo por una pequeña niña, toma una bebida que los personajes de las pinturas le proporcionan, y, sorpresa, se vuelve cada vez más y más desinhibido. Comienza a burlarse de las pinturas, a gritar sus problemas, a reírse con una ironía amarga sobre su situación. Es recién entonces cuando lo comprendemos: los artistas plasman en sus cuadros mucho más que colores y formas, ellos expresan sus temores, lo que sienten respecto a la sociedad y a sí mismos. Se deconstruyen. Como resultado, crean amalgamas tan exageradas, pero al mismo tiempo tan humanas, que nos horrorizan hasta los huesos. ¿Es más aterradora la inmensidad del Cosmos o el impenetrable misterio de cómo funciona nuestra mente? La respuesta depende de cada quien, pero recuerden que nuestro cerebro sigue siendo parte de la Naturaleza, forjado gracias a millones de años de minuciosa evolución.

Un segundo ejemplo se delinea justo después de que Adiel sufriese una crisis emocional y se sumiera en una profunda depresión. Tras haber experimentado un dolor tan intenso, el cúmulo de emociones negativas que le dejó su tiempo en vida lo vacían de toda esperanza y voluntad. Entonces duerme y duerme hasta cansarse de dormir. Solo despierta cuando las pesadillas se tornan insoportables y se lesiona a sí mismo para obtener un poco de alivio. Y sueña. Sueña que es de nuevo un niño (muestra de su regresión mental) y todos aquellos sentimientos salvajes y problemas no resueltos lo persiguen en forma de escenarios surrealistas. De nuevo, la naturaleza, por muy extraña que sea, es un reflejo de su interior y le ayuda a lidiar consigo mismo. Los Mundos Oníricos existen, entonces, para ser algo más grande que una simple colección de seres absurdos y de paisajes imposibles. Comprendemos entonces que su propósito es el de desvelar la realidad oculta debajo de nosotros. Lo que no percibimos a simple vista porque decidimos ignorarlo. Vamos, que esto es Surrealismo puro y duro.

Nocturno, por su parte, refleja la otra cara de la moneda: él es, al mismo tiempo, esa muerte inevitable, un elemento más del Cosmos; y un ente atado a su propia naturaleza. No puede esquivar su inmortalidad, por lo que el peso de sus recuerdos es aplastante. También está ligando a nosotros, los humanos, a nuestro tiempo de vida y a nuestras memorias. Dicho estamento se opone de lleno a uno de los deseos más comunes entre nosotros: ser inmortales. Reforzando así, la no humanidad de Nocturno. Razón de por qué no comprende nuestra naturaleza. Razón por la cual, varios de sus comportamientos nos resultan extraños. Motivo de que se encuentre tan lejos de nuestra absurda moralidad.

En mi opinión, hay dos palabras que resumen esta interpretación: impotencia y admiración. Adiel se debate entre ambas a lo largo de la trama. En ocasiones, se encuentra maravillado ante lo que podría calificarse como su sueño húmedo: una dimensión construida para apreciar el arte. En otras, sin embargo, las dolorosas esquirlas de su vida pasada le recuerdan que su intención era morir. Adiel tenía la intención de borrarse de la existencia debido a que se sentía impotente ante los prejuicios de la sociedad. Que no podía amar con libertad y que la sensibilidad de su alma tenía que ser enmascarada con rudeza y mal genio para poder sobrevivir. Un mundo (humano) en el que no podía expresarse. En contraste con el mundo de los sueños (naturaleza) donde encontró alivio. El mundo humano y sus problemas palidecen ante la grandeza del mundo natural.

Para la segunda interpretación, que el cuadro nos augura muerte, tenemos que centrar nuestra atención en los cipreses. Sí, de nuevo. En medio de la marea azur y la luz ondulante de las estrellas, la silueta de los cipreses se alza, oscura, frente a nuestros ojos, en el primer plano del cuadro. El ciprés, a diferencia de la mayoría de los árboles, es incapaz de regenerarse tras haber sido talado. Es así que las culturas clásicas antiguas los relacionaron con sus inframundos y con el sentimiento de pérdida tras la muerte de un ser querido. En la época en la que vivió Van Gogh dicha influencia seguía muy presente y la gente los plantaba en los cementerios. No es descabellado pensar que los cipreses de La Noche Estrellada  también sean un símbolo de la muerte y del dolor.

Otro detalle importante es el hecho mismo de que sean cipreses y no un solo ciprés. Estos árboles rara vez crecen tan cercanos entre sí, por lo que esta atipicidad ha sido interpretada como la percepción de Van Gogh sobre sí mismo. Al sufrir de una enfermedad mental, él consideraba que su mente era una anormalidad en comparación a las de las demás personas. ¿Cómo se relaciona todo esto con Nocturno? Primero, que ambos protagonistas se sienten como lobos solitarios, aislados y errantes; y segundo, que Adiel comete suicidio, por lo que la muerte está muy presente al inicio de la trama. En tanto Nocturno, el personaje, encarna el Tiempo y la Muerte. 

  En principio estos no parecieran unos conceptos especialmente cercanos, sin embargo, el libro nos dice todo lo contrario:

Zand es el tiempo, pero también la muerte. [...] Para vivir, debe alimentarse del tiempo de los otros. Es tu vida lo que él comía, la tuya y la de los demás mortales.

Nota sideral: si, como yo, son unos profanos en las artes plásticas, se estarán preguntando cómo patos uno puede saber que aquella cosa negra es un árbol, y, más específicamente, un ciprés. Si bien es cierto que si comparamos esa parte del cuadro con fotografías reales de dichos árboles, encontraremos bastante parecido; la clave está en otro de los cuadros de Van Gogh, uno más colorido y con formas menos puntiagudas: Campo de trigo con cipreses.

Como podrán adivinar, Nocturno (Zand) no es feliz teniendo que vivir con ese hecho. En muchas ocasiones, se considera un ser despreciable. La cruz de la humanidad, la fuente de todas sus desgracias.

El mundo me odia —susurró—. Soy el que arrebata sus sueños. [...] Soy el padecimiento de una madre que ve partir a sus hijos demasiado pronto, la angustia de un niño que no podrá seguir jugando, el amor efímero, el dolor de un anciano.

Cosa que se refuerza a medida que Adiel recorre más y más cuadros y encuentra que tendemos a representar a la muerte de maneras muy negativas. Cronos, el titán del tiempo, devora a sus hijos sin entender él mismo por qué lo hace. En esta Pintura Negra (cortesía de Goya), el Tiempo equivale a la muerte y es un ser atormentado, una bestia consumida por la locura que ya no sabe por qué mata, que desconoce por qué vive.

En otro, Las edades y la muerte, vemos que la muerte nos acecha en todas y cada una de las etapas del crecimiento humano. A medida que envejecemos, nos acercamos a ella. Nos hacemos conscientes de nuestra propia mortalidad y esto nos trae amargura. Ansiamos robarle la vida a quienes son más jóvenes que nosotros, despreciamos nuestro final. De ahí la genialidad de la autora al mostrarnos a Zand como el epítome de la vitalidad. Él es un personaje que luce joven, que es inocente y juguetón, que gusta de cosas que muchos humanos tacharían de infantiles, que no termina de comprender a los humanos. ¿Acaso los niños comprenden lo que es ser humano? ¿De dónde vendría su curiosidad, sino de su ignorancia sobre los mecanismos que rigen el mundo y las intenciones que gobiernan los comportamientos humanos?

Hemos martirizado a la muerte cuando, en realidad, ella no es cruel ni existe para propagar injusticia. La muerte es parte del ciclo natural de las cosas y este libro se esfuerza en recalcar que debemos aceptarla como tal. No negar su existencia, no odiarla, porque existen peores muertes que el cese de la existencia. Adiel quedándose atrapado en un limbo entre estas muertes es un mero símbolo de ello. Adiel muere más de una vez en la historia, de hecho. Sí, está su suicidio, pero el dolor lo mata una segunda vez cuando el peso de sus memorias le cae encima. Se nos muestra que le es imposible matarse a sí mismo de nuevo, no en este limbo, al menos. Sin embargo, Adiel pierde todo aquello que una vez lo hizo ser un individuo cuando se sumerge en la pena. Deja de asombrarse por el mundo que lo rodea, pierde el interés en interactuar con Zand, su mal humor no es más que una quimera e incluso su sensibilidad se ve extinta. No le preocupa hacer daño a quienes ama, no le importa hacerse daño. De hecho, se provoca daño a sí mismo en un intento desesperado de recordar cómo se sentía sentir, valga la redundancia. Y todo lo que puede hacer es dormir. Pesadillas entre sueños eternos y él involucionando a ser un niño perdido.

La tercera interpretación es una de las más intuitivas. Se desprende incluso del nombre de la pintura: La Noche Estrellada. Estrellas. Estrellas cuya luz cálida se abre paso en una noche oscura y brumosa. Un símbolo de la esperanza en medio de los tiempos más negros. Aunque con matices, claro está. 

El siguiente párrafo es un extracto de una de las cartas que Van Gogh escribía a su hermano:

Mirar a las estrellas siempre me pone a soñar. ¿Por qué, me pregunto, no deberían los puntos brillantes del cielo ser tan accesibles como los puntos negros del mapa de Francia? Así como tomamos un tren para llegar a Tarascon o Rouen, tomamos la muerte para llegar a una estrella.

La Noche Estrellada  no es un simple contraste entre la vida y la muerte. Sí, las estrellas son la esperanza, pero también la muerte. Y la muerte no es algo a lo que temerle, la muerte es paz. Van Gogh padecía de trastorno bipolar y paranoia por lo que la vida, para él, era una tortura la mayor parte del tiempo. Lo que no significa que no pudiese apreciar su belleza, más bien, que ansiaba un merecido descanso. Las estrellas, por tanto, adquieren una sombra trágica.

Lo cual concuerda con los temas de Nocturno (en especial al considerar que dicho extracto es citado en el mero comienzo de la novela). Tanto en la novela como en el cuadro las estrellas son objetos envueltos en contradicciones. La belleza de la muerte, lo cautivador de aquello que es misterioso e inalcanzable. Pueden sugerir tanto la espera de épocas mejores como el suicidio mismo. Estos puntos brillantes son, de hecho, un patrón omnipresente en Nocturno. Enmarcan los temas principales de la historia: soledad, muerte, esperanza, desesperanza; los personajes son asociados con ellas en numerosas ocasiones; y sirven de nexo entre La Noche Estrellada, el Tiempo y los sueños.

Hagamos una no tan pequeña pausa acá, ¿por qué me molesto tanto en recalcar esta cosa rara de los temas centrales? Verán, el tema central de una obra artística sea literaria (poemas, novelas, cuentos) o no (series, cómics, películas), es lo que le da sustancia. Es  un elemento más bien abstracto, pero que sin él la historia resulta plana o se desbarata. También sirve para delimitar qué clase de historia estamos contando. Dado que estoy leyendo un libro sobre pulpos, diré que el tema central es la cabeza de donde nacen los tentáculos: tono, imaginería, símbolo de conflicto, y, hasta cierto punto, la trama y sus subtramas. Sin embargo, los pulpos cambian de color cuando están durmiendo, así que la interpretación no siempre es tan obvia y varía de lector a lector.

El tema es un concepto universal que responde a la pregunta: ¿cuál es el significado detrás de esta pieza de ficción? ¿Por qué el autor ha escogido estos personajes en específico, con estos defectos y estas virtudes, que se enfrentan a este conflicto? Como es evidente, el tema central es recurrente a lo largo de una historia y su esencia debe verse representada en las situaciones que los personajes viven y en la trama que los acompaña. Ya es decisión de cada autor qué tan obvio quieren hacer su tema, señalándolo quizás, en algún punto importante de la trama. Esto depende mucho del público objetivo; cuanto más joven tu audiencia, más masticado tendrás que darles el tema, y, también, más suavizado por otros elementos estará (elementos que sirvan para mantener la atención de tus lectores objetivo). Además de que puedes incluir subtemas, claro, pero estos deben hallarse al servicio del tema principal, ser derivaciones de él, servir como paralelismos o entrar en conflicto directo, a modo de paradojas, de manera que la historia no pierda jamás el rumbo.

El tema puede ir desde conceptos tan amplios como el "poder", hasta ideas más bien reducidas como "la tentación del poder". Mi recomendación es coger este último tipo, ya que, cuanto mejor definido esté el tema central, más fácil resulta dibujarle los bordes al resto de la historia.

Con este conocimiento en mente, ya podemos continuar. ¿Cuáles son, entonces, los temas de Nocturno y por qué digo que La Noche Estrellada  es fundamental para entenderlos? 

  Dado que tengo una forma muy visual de entender el mundo, he hecho esta imagen para resumir mis pensamientos:

Lo primero que debemos tener en cuenta antes de todo análisis es que, como el tema central suele estar oculto en las narrativas, su interpretación varía. La autora puede haber pensado una cosa, muy ajena a la que yo estoy interpretando en mi subjetividad como lectora. Esta es la ventaja ─y desventaja también─ del arte. Es por ello que me disculpo de antemano si estoy hablando pavadas acá. No soy una crítica literaria experta que sabe separar del todo sus propios sesgos ni analizar algo de manera objetiva.

Continuemos, que ya me estoy enredando como las persianas.

Resumido en una palabra, el tuétano de Nocturno es la muerte. Sin embargo, como les mencioné antes, esta inferencia se nos queda muy coja, hace falta estrechar el enfoque. Para mí, el tema central sería "la desesperanza es equivalente a morir en vida". ¿Recuerdan lo que dije más arriba sobre Adiel perdiéndose a sí mismo? Pues eso. La depresión, más que tristeza es desesperanza. Perder el espíritu de lucha, abandonarse a uno mismo, entrar en un abismo profundo, oscuro y asfixiante en el que incluso las plumas pesan toneladas. Cuando tocamos fondo bien podemos abrazar la desesperación y morir en vida. Algunas personas deciden borrar sus propias existencias del mundo, entonces, como Adiel hizo al inicio del libro. O como quiso hacer después de recordar su vida.

La vida es dolorosa, pero quizás el vacío interno y el olvido son más dolorosos. Después de todo, son nuestras memorias las que nos definen. Consideren que este olvido no es tan literal, va en sentido figurado. Para Adiel el olvido se ve representado por la amnesia disociativa que padece. Yo diría que esto se debe a la continuada exposición de su mente humana a un mundo que, para empezar, no está destinado a ser habitado por nosotros. Al menos, no durante tan extensos periodos ni estando muertos. Cosa que no le sucede a Pandora, la hija adoptiva del Origen de los Sueños, porque ella está viva todavía, por eso ella puede crecer, mientras que el tiempo se ha congelado para Adiel.

Adiel pierde su conexión con la realidad, se olvida ─o más bien, renuncia─ de quién era. El mundo a su alrededor se torna tan gris que ya no puede soportar la idea de continuar viviendo. Sin embargo, se le da una segunda oportunidad. Suspendido en el tiempo, puede sanar sus heridas y volver a estar vivo (emocionalmente hablando). Adiel tomó la muerte para llegar a las estrellas y en ellas encontró paz.

Agréguenle a esto que Adiel y Zand pueden, de hecho, observar el mundo de los humanos sin que ellos puedan verlos. Reforzando la sensación de ser espectadores de nuestras propias vidas, de que el caos de nuestras emociones ha colocado una fría distancia entre nosotros y el resto de personas. Esta muerte emocional no solo nos afecta a nosotros, sino también a quienes nos rodean.

La novela se pasea entre todas y cada una de las tres interpretaciones del cuadro de Van Gogh, formulando así, la suya propia. El primer impacto visual que nos provoca La Noche Estrellada  es el de una cuasi alucinación, un paisaje que solo puede haber sido vomitado por una mente en grave estado de agitación. Cosa que no es ninguna coincidencia. Parte tiene que ver con que la obra sea surrealista, pero lo más importante es que nos presenta no solo cómo Adiel la percibe, sino que también refleja su estado mental y su cosmovisión.

La Noche Estrellada original me pareció una reina abrumadora; un golpe delicioso en las entrañas, un terremoto mental. La rugosidad de las pinceladas como cicatrices de una batalla contra la locura que martirizó a un hombre demasiado sensible para este mundo. [...] El negro árbol ciprés, recortado contra un cielo deformado por ondulantes espirales azules, amarillas y celestes, salpicado de estrellas, representaba para mí un grito de auxilio.

El suicidio de Adiel fue su grito de auxilio, él mismo es un ser sensible. El niño que se entristece por las flores muertas, el joven que halla belleza en el dolor. Alguien para quien los ojos tristes son los más abrumadores y hermosos. Para batallar tanto con sus propios demonios y acerar su sensibilidad con amargura y rabia, Adiel hace mucho que entendió algo importante: la muerte es preciosa porque es parte de la naturaleza. La Noche Estrellada  es avasalladora porque apunta esta misma contradicción. ¿Por qué creen que Adiel la idolatra? ¿Por qué otra razón, si no, Adiel enaltecería la locura de Van Gogh?

La interpretación que Nocturno nos da sobre este cuadro no es ni más ni menos que la muerte es bella, que no debemos patalear en contra de ella ni cargarle el marrón de todas nuestras desgracias. La naturaleza ─el Cosmos─ es incomprensible, pero matiene un equilibrio casi místico, y parte de este balance es la alternancia entre vida y muerte. Y sí, aquí también se incluye la muerte emocional, pues nos da la posibilidad de renacer como personajes más fuertes. La vida es cíclica, con momentos devastadores e instantes felices, y nosotros nos movemos entre ambos, siendo esta la base de nuestra resiliencia. No soy muy devota de los seres humanos, pero creo que una de nuestras cualidades admirables es esta: la de luchar hasta el final, la de poder reinventarnos y transformarnos. Claro que primero hay que querer, pero nuestra flexibilidad cerebral nos lo permite. La muerte es la esperanza ─estrellas─ de un renacimiento. ¿Ven cómo todo está conectado y aun así se las arregla para rendir una nueva interpretación al cuadro?

Lo cual nos lleva a otro de los elementos más recurrentes de la imaginería de Nocturno ─bueno, quizás no es tan recurrente como las estrellas, pero cada vez que aparece es potente─: la naturaleza como símbolo de renacimiento y como una alegoría de la inocencia. La inocencia perdida de Adiel, la nostalgia sobre su infancia y la ingenuidad de Nocturno con respecto a los humanos. Incluso la vemos presente en la pequeña y dulce Pandora, cuando le narra a Adiel el cuento de los baobabs. Ella es, en cierto sentido, una representación de la propia niñez de él. Quizás lo más importante es que el libro insinúa que, cuando la naturaleza muere, nosotros morimos junto a ella. Cuando nos dejamos morir en vida, perdemos la inocencia y nuestro contacto con las maravillas del mundo que nos rodea.

Todo esto cobra mayor sentido si consideramos el amor que @Fantagoria le profesa a la naturaleza, a los animales y a las plantas. En todas sus historias podremos encontrar que la naturaleza engloba conceptos positivos (pureza, asombro, inocencia, etc.) o que adopta roles benignos para los personajes.

CONCLUSIÓN.

Si todas estas divagaciones acerca de la muerte emocional y la muerte física ─representadas en metáforas sobrecogedoras y encarnadas en los personajes de Nocturno y Adiel─, son los argumentos del tema central, ¿cuál es entonces la tesis de la obra? ¿Hacia dónde está apuntando? La respuesta natural a la frase "la desesperanza es una forma de morir en vida y el suicidio es solo su resolución definitiva" es "la muerte es un ciclo que debemos aceptar y que no debe afligirnos ni hacernos caer en la desesperanza".

La disolución de los conflictos de ambos, así como de la paradoja del tema central es la sencilla aceptación de nuestras propias naturalezas ─ergo, nuestras Sombras─ y de los ciclos naturales de vida y de muerte, valga la redundancia.

Esperando que les haya gustado,

con cariño, Lila.

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