La sombra que se cierne sobre mi

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El sol se levantaba sobre el horizonte, como un faro que ilumina el camino hacia el futuro.

Hoy era el día en que tenía que dejar atrás las sombras del pasado y dar el primer paso hacia una nueva etapa.

Mi primer día en la universidad, un nuevo capítulo en la historia de mi vida.

Me sentía como una hoja en blanco, lista para ser escrita, lista para ser coloreada con los pigmentos de la experiencia.

El aire estaba electrizado con la emoción de lo desconocido, como una energía que late en mi pecho.
Tenía que borrar mi pasado, como una página en blanco y empezar de cero.
Era un desafío, un reto para mí misma, para dejar atrás las cadenas del dolor y caminar hacia la libertad.

Me preguntaba qué me depararía el futuro, qué secretos escondería detrás de sus puertas, pero una cosa era segura, hoy era el día en que empezaba a escribir mi propia historia, con mi propia mano, con mi propia voz.

Los pasillos de la institución se extendían como un laberinto blanco, un eco del pasado que parecía seguirme como una sombra.
Las caras sin rumbo, las miradas vacías, me recordaban el centro psiquiátrico donde había estado ingresada, donde las paredes blancas parecían absorber la esperanza y dejar solo la indiferencia.
Quizás no era tan diferente como me lo imaginaba.

El mismo sentimiento de estar atrapada, la misma sensación de que algo no estaba bien, como si el tiempo se hubiera detenido en ese lugar y yo estuviera condenada a revivirlo una y otra vez.

Los pasos de los estudiantes resonaban en el silencio, como un eco de la locura que parecía acechar en cada esquina.
Me sentía como una intrusa en un mundo que no era el mío, un mundo donde la normalidad era solo una máscara que escondía la verdad.

-Chloe - sentí una cálida voz que parecía un susurro del viento.

Me giré hacia atrás y allí estaba Lucas, con una sonrisa que iluminaba el día.
Su mano estaba sujeta en mi hombro, un toque suave que me hacía sentir segura.

-Siento mucho lo que pasó ayer - mi corazón se detuvo, como si el tiempo se hubiera congelado en ese momento, cuando su rostro cambió y la tristeza y la culpa se reflejaron en sus ojos, como si el peso de sus palabras fuera demasiado para él.

-Tranquilo, no fue tu culpa - dije, tratando de transmitirle calma y confianza. Mi voz era como un susurro suave, que intentaba acariciar su alma y llevarla de vuelta a la tranquilidad.
Mi sonrisa era una oferta de paz, un gesto que pretendía decirle que todo iba a estar bien, que no había nada que temer.

-Igualmente lo lamento - sus ojos brillaban con una sinceridad que me hacía sentir cómoda -mis hermanos son un poco...

su voz se detuvo, como si estuviera buscando las palabras adecuadas para describirlos, pero no necesitaba decir más, su sonrisa y su mirada ya me habían dicho todo.

La pregunta resonaba en mi mente como un eco en un valle desierto.

¿Realmente eran hermanos?

La imagen de Lucas, con su sonrisa cálida y su mirada amable, se superponía con la de sus hermanos, con sus rostros duros y sus ojos fríos. Era como si fueran polos opuestos, dos extremos que no parecían tener nada en común. La diferencia entre ellos era como un abismo profundo, un vacío que parecía imposible de cruzar.

¿Cómo podían ser hermanos, si eran tan diferentes? 

-¿Son hermanos? - pregunté, con asombro.

Mi pregunta flotaba en el aire como una nube de incredulidad, pero mi sonrisa aún permanecía en mi rostro, como un reflejo de la sorpresa que sentía.

-Bueno, en realidad... - intentó explicar Lucas, pero su voz fue interrumpida por otra voz más gruesa y profunda que irrumpió en nuestra conversación.

-Pero qué tenemos aquí, si es la intrusa - la voz de Dylan resonó , con su sonrisa arrogante que parecía decir "te tengo en mi radar".
Su voz era como un golpe de adrenalina, un choque que me hacía sentir alerta y atenta.

Mi sonrisa, que había sido dulce y amable, se transformó en una de arrogancia, como si hubiera absorbido la confianza y la seguridad de Dylan.
Mi rostro se iluminó con una expresión de superioridad, como si estuviera mirando a alguien que no era digno de mi atención.

-Pero si eres el grosero de ayer - dije, con un tono de voz que era como un golpe de frialdad, un desafío que lo hacía parecer pequeño e insignificante.
Mis palabras eran como un látigo que azotaba su ego, un recordatorio de que no era más que un tipo grosero que no sabía cómo tratar a una mujer.

Detrás de Dylan, como una sombra oscura, estaban los otros dos chicos.
Ander, el castaño, me miraba con frialdad, sus ojos brillaban con una especie de agresividad contenida, como si estuvieran a punto de explotar en cualquier momento.
Su mirada era como un cuchillo afilado, que me hacía sentir incómoda y alerta.
Y luego estaba el pelinegro, con su expresión congelada, como si su rostro hubiera sido esculpido en piedra. Su indiferencia era como un muro impenetrable, que me hacía sentir curiosa e intrigada.

¿Qué escondían detrás de esas caras tan diferentes?

-Yo no soy el que irrumpe en casas ajenas, intrusa - dijo Dylan, enfatizando en la última palabra como si fuera un insulto.

Lucas bufó, un sonido que era como un escape de vapor, un indicio de que la situación estaba a punto de explotar. Se pasó sus manos por el cabello, como si estuviera tratando de calmar una tormenta interior. Su rostro estaba tenso, como si estuviera luchando contra una emoción que no quería mostrar.

-Ya está bien - dijo, mientras se cruzaba de brazos, su voz era suave, pero no podía disimular la tensión que se palpaba en el aire -vayamos a clase, llegaremos tarde - nos miró a todos tratando de llevar la conversación hacia un tema más seguro, pero su mirada seguía siendo un reflejo de la tormenta que se avecinaba.

-Nos volveremos a ver, intrusa - dijo Dylan, con una sonrisa arrogante

Empezó a andar junto con los dos chicos, su figura se alejaba, como una sombra oscura que se desvanecía en la distancia.

-Chloe, no tengo palabras- empezó a decir Lucas, pero yo le interrumpí, como una ráfaga de viento que apaga una llama.

-Las acciones de tus hermanos no te culpabilizan a ti- lo miré con una sonrisa -vayamos a clase.
Me acerqué con un gesto que era como un puente que lo llevaba hacia un lugar más seguro, alejándolo de la tormenta que se avecinaba.

Llegamos al aula y vi a los tres chicos al fondo de la clase, hablando entre ellos en voz baja, como una conspiración silenciosa.
Sus figuras se recostaban contra la pared, como sombras oscuras que se movían en la penumbra.
Yo me senté en la primera fila, como una estudiante aplicada, mientras Lucas se volvía hacia ellos, como si estuviera llamado por una fuerza invisible.

¿Hermanos?

La palabra resonaba en mi mente como un eco, un recordatorio de la compleja relación que había entre ellos, pero

¿Qué lazo los unía?

Mientras el profesor explicaba el temario, yo no podía evitar que mi mente divagara.
El sonido de las gotas cayendo,me hacía sentir como si estuviera en una habitación cerrada, sin escapatoria.
El último suspiro, un sonido que era como un grito ahogado, su mirada nublada, como una sombra que se cernía sobre mí, me hacía sentir como si estuviera en peligro, como si mi vida estuviera en juego.

Volví a enfocar mi atención en el profesor, pero mi pierna temblaba como una hoja en una tormenta, y mis manos seguían su propio compás, como si estuvieran vivas.
Mi mirada se desvió hacia la ventana, buscando un escape para mi nerviosismo, pero en vez de encontrar calma, vi una sombra oscura moverse, como una serpiente que se deslizaba silenciosamente.
Mi corazón se aceleró, como un motor que se ponía en marcha, y mi respiración se hizo más pesada, como si estuviera inhalando miedo.

Solo es una sombra, me decía a mí misma, tratando de calmar el temor que crecía en mi interior.

Solo es una sombra, repetía como un mantra, pero mi mente no se convencía.

No, no podía ser él.



Vvs, nuevo capítulo de esta historia, espero les guste.

Misterios jajajaj...

Los amitoooo 💙🐧

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