Teñirán las flores con un rojo plañidero,
porque así lo dijo el dios que no sacia su apetito;
reñirán hasta oscurecer el más claro firmamento,
hasta que escape el hálito del último hombre maldito
de esta patria pálida que en el atril de los cuervos ha caído.

La memoria no muere en un retrato,
pese a que el maltrato es prodigioso de estadía
y la distancia entre justicia y ley sea causa de arrebato,

¡qué atraco la frontera! Línea hostil
y austera según sea necesario;
ese grupo no me representa,
ni en el progreso, ni afrontando el calvario.

Armados se movilizan, el pueblo se paraliza, difuso
ante la amenaza; en cada barrio y
en cada plaza se alojó un dolor profuso,
porque mataron, y los mataron por interés o por Impulso.

¿Qué causa innoble justifica tanta matanza?
Testifico ante tus flores mustias, el hastío y las cadenas
que el mundo sigue siendo frío,
cruel y jactancioso de su negocio y la faena.