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Era la hora en la que el supermercado se encontraba casi al tope de gente. Todos caminaban de aquí para allá, buscando los ingredientes perfectos para sus comidas, pues ya casi era la hora en que los empleados del rey salían a comer a sus casas y en menos de una hora ya se tenían que encontrar nuevamente en el palacio.

SeokJin, al igual que todas esas personas en el supermercado, tenía que comprar ingredientes para poder prepararlos en la comida. Su hermana, Jisoo, era la que trabajaba en el palacio y ya casi se encontraba en casa, así que tenía que preparar la comida cuanto antes, pero en lugar de eso, SeokJin caminaba despreocupado, admirando cada cosa a su paso, hasta que quedó enfrente de el palacio.

El palacio era sin duda hermoso. Era gigante y daba un aspecto de autoridad.

Desde que tenía memoria, SeokJin siempre había deseado trabajar en el palacio. Aún recuerda los días en los que subía al tejado de su casa solamente para admirarlo por horas y horas.

Pero su momento se vio interrumpido cuando sintió como alguien lo empujaba por el hombro.

—¡Quítate del camino!—Le reclamaron, para después pasarlo liso. Entonces SeokJin entendió que no era buena idea quedarse en medio de la calle a admirar el palacio, ya habría tiempo para eso.

Por lo pronto se apresuró a comprar los vegetales que iba a necesitar para la sopa.

Si bien, su familia no era de una clase alta, pero tenían una economía estable, pues su hermana y su padre eran los que traían el sustento a la casa, aunque desgraciadamente el sueldo de su padre no alcanzaba para mucho, al menos el de su hermana aportaba mucho a la casa.

En veces se sentía mal por no ser él el que trabajara en lugar de su hermana, pero lamententable él, como Omega menor, tenía que atender en casa junto a su madre y cuidar a los cachorros de su hermana, mientras esta trabajaba.

El Alfa de su hermana había fallecido en la guerra. El rey aún era muy joven y no sabía manejar muy bien a sus tropas en ese entonces, y lo peor era que en ese tiempo su padre había caído enfermo en cama y su madre a los días, con un lazo tan fuerte los dos habían fallecido en cuestión de días. El joven príncipe no tuvo más opción que tomar el puesto de su padre, convirtiéndose así en rey. Pero el reino enemigo no tuvo compasión y continúo con la guerra, donde lamentablemente muchos Alfas y Betas perdieron la vida, dejando a sus familias y cachorros desamparados.

—Todos se encontraban listos, esperando las ordenes de su rey, el cual les diría si era necesario el que ellos dieran el primer ataque o era mejor retirarse de ahí, ya que se encontraban muy cerca de sus enemigos y un paso en falso sería fatal. Pero ese no sería el caso, todos confiaban en su rey, quien era admirable por su sabiduría y los había hecho victoriosos en múltiples batallas. Lo que no sabían era que este había fallecido en medio de la situación y que el trono había pasado a manos de su único heredero, el
príncipe NamJoon. El cual había sido criado toda su vida para ser un impecable rey, pero sin importar su educación, él era un completo inexperto y no tenía ningún conocimiento en las técnicas de ataque. El rollo llegó en las manos del mensajero, el cual decía: “Ataquen”. Lo cual fue mala idea, pues estaban a la mira de los enemigos y estos terminaron con todos ellos en cuestión de segundos. Lo último que supe de aquello fue que la reina tomó las siguientes desiciones, para después fallecer a los días.—Dejó su tarea una vez que la comida estuvo lista, para después dirigirse a sus sobrinos y mirar lo atentos que estaban con la historia.—Con el paso del tiempo, el rey creció y con él su experiencia en el campo de batalla. Ya no era el mismo chico de diecisiete años que había sido al principio de su reinado. Esta vez su reino era fuerte y fértil. Y si alguna vez vuelvan a declararle la guerra al reino, esta vez saldrán más que victoriosos.

—SeokJin, deja de decirles eso a mis hijos.—Una voz seria interrumpió su narración.—Si vienen a querer invadirnos lo más probable es que así sea, cada vez hay menos Alfas.—Al momento de que Jisoo ingresara a la casa, su inspiración se vio cortada por la negatividad de esta.

—¡Mami!—Los dos niños corrieron hacia ella, para recibirla con un abrazo.

—Lo siento, ellos me la pidieron.—Se excusó SeokJin, pero lo único que recibió fue la mirada fría de su hermana. No la juzgaba. Jisoo odiaba escuchar esa historia, porque creía que la muerte de su esposo había sido culpa de la inmadurez del rey, quien ya no lo era, pero en ese tiempo sí.

—Niños su madre está cansada, ¿podrían ir a preguntarles a sus abuelos si se les ofrece algo?

—¡Si mami!—Respondieron los dos al unísono, para después alejarse y dejar solos a los hermanos.

—Jisoo yo-…

—Te he dicho que no les cuentes más esa historia.—Lo interrumpió rápidamente.

—Ellos me la piden y sabes que no puedo negarselas.

—Pues tendrás que hacerlo, porque no permitiré que mis hijos crezcan con falsas esperanzas de que su rey los protejera.

—Y, ¿por qué no? Puede que en un futuro quieran servir al ejército y-…—Sus palabras quedaron suspendidas en el aire cuando su hermana le dio una cachetada.

—¡No te atrevas a decirlo!—Exclamó molesta, tensando su mandíbula y evitando soltar aquellas lágrimas que amenazaban con salir.—Ya perdí a mi esposo y no estoy dispuesta a perderlos a ellos también.

—¡Qué está pasando aquí!—La madre de ambos apareció en cuestión de segundos ante el escándalo que había escuchado.

—N-nada, mamá. No te preocupes.—Respondió SeokJin, con ese nudo en su garganta y esas lágrimas que querían salir.

Por otro lado, Jisoo se fue de ahí rápidamente, dejando solamente a madre e hijo.

—¿Qué sucedió?—Preguntó la mayor con preocupación ante la actitud de su hija.

—Fue mi culpa. Volví a contarles la historia a los niños.

—Oh, SeokJinnie.—Acarició sus suaves mejillas.—Sabes lo doloroso que es para ella recordar esa guerra.

—Lo sé, mamá. Es sólo que los niños me pidieron que se las contara una vez más.

—Bien. Ya lo hablaremos después. Por lo pronto ve a poner la mesita que tu padre y tu hermana deben estar hambrientos.

—Sí, madre.

___________🐺__________

Toda la familia se encontraba en el suelo, al rededor de una pequeña mesa, comiendo la rica sopa que había preparado SeokJin. Todos hundidos en un silencio, a excepción de cuando hacían preguntas triviales o el Alfa mayor se encontraba contando una que otra anécdota.

Jisoo igualmente se encontraba frente a la mesa, pero lo contrario a los demás, ella estaba en silencio, al igual que SeokJin, el cual comía cabizbaja.

—Hablando de trabajo, ¿por qué no metes a trabajar a SeokJin en el palacio, hija?—Preguntó la Omega mayor, llamando la atención de la mencionada.

—M-mamá, no…—Insistió SeokJin.

—¿Qué hay de malo? Hijo. Ya no es tan necesario que me ayudes. Mis nietos ya han crecido y son una dulzura de niños.—Les sonrió a los cachorros, los cuales le sonrieron de vuelta.—Además puedo encargarme yo sola de la comida.

—Pero mamá, no. ¿Quién te ayudara con las bolsas de los ingredientes?

—No creo que tus sobrinos tengan algún problema con eso, ¿verdad chicos?—Los mencionados negaron, ya que no tenían ningún inconveniente en ayudar a su abuela.—Entonces, ¿qué dices, hija?

—Lo puedo intentar.—Alzó sus hombros indiferente, al mismo tiempo que seguía comiendo tranquilamente.—Y solamente lo haría para que SeokJin deje de contarles esa horrible historia a mis hijos.—El mencionado simplemente bufó, no quería discutir más sobre el tema.

—¡Sería una gran bendición que mis dos hijos trabajaran en el palacio! ¡Podríamos cambiar el tejado, comprar más cojines para el comedor y tal vez un nuevo juego de té!—Exclamó con emoción la mayor. Y cuando miró Jisoo, esta supo que no podría desilucionar a su madre, así que solamente asentía con una sonrisa en labios.

Sería todo un reto que su hermano trabajara en el palacio, por el simple hecho de que solamente se aceptaba a un integrante por familia, pero no se rendiría hasta lograrlo, lo haría por su madre…

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