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(Actualidad)

D

espués de pasar horas llorando desconsoladamente, se levantó del suelo y limpió sus lágrimas.

Había estado sufriendo tanto que no se había puesto a pensar en el estado en que debía encontrarse SeokJin.

Su Omega lo necesitaba…

Peinó sus cabellos hacia atrás con sus dedos y después abrió la puerta de su habitación.

Se había visto obligado a silenciar a su lobo, pues lo que menos quería era verse vulnerable y perjudicar al amor de su vida. Tenía que ser frío y actuar como un Alfa territorial que sería capaz de hacer una guerra con el fin de mantener a salvo a su pareja.

—Su majestad…— Tres doncellas se presentaron ante él. Después de hacer respectivas muestras de respeto, hablaron—. El joven Kim se encuentra llorando desconsoladamente y no quiere comer. ¡Lo necesita!

—¡Qué estamos esperando!— Con rapidez caminó, siendo seguido por las Omegas.

Los guardias hacían reverencia a su rey cuando pasaba por su lado, sin embargo, él los ignoraba. Lo único que tenía en mente era ver a SeokJin y asegurarse de que estaba sano y salvo.

Caminó por todo el palacio hasta llegar a los calabozos, el lugar donde los prisioneros y traidores iban a parar ahí por órdenes del rey. Pero a excepción de Jin no estaba ahí por órdenes del rey, él se encontraba ahí después de que alguien le había tendido una trampa y eso es lo que más le llenaba de rabia al rey.

SeokJin se encontraba en la última celda, las celdas donde estaban destinadas las personas que serían ejecutadas en unos cuantos días próximos si no se demostraba su inocencia y eso alarmó a NamJoon.

—¿Su majestad? ¡Su majestad!—exclamó SeokJin una vez que se dió la vuelta, encontrándose con su rey. Así que rápidamente se acercó hasta la reja para poder estar cerca de él.

—SeokJin, ¿Estás bien? ¿Te han lastimado?—tomó su rostro con desesperación para examinar que se encontrara bien.

—Estoy bien, más ahora que se encuentra aquí…

—Perdonáme, te juro que no descansaré hasta demostrar tu inocencia.

—Su majestad, usted no tiene la culpa, usted no sabía nada de esto y por lo tanto no permitiré que se culpe.

—Pero no pude hacer nada para evitar que te trajeran a este horrible lugar.

—Como ese horrible hombre dijo, las leyes de la dinastía están sobre su poder, no se puede hacer nada a menos que se compruebe mi inocencia.

—¡Y es lo que voy a hacer! No sé cómo o con que, pero voy a encontrar a el responsable de esto.

—Su majestad, se rumorea que ha llegado a nuestro reino el rey Min del reino Shadow.—un guardia se vio obligado a interrumpir al rey para llevarle las nuevas noticias.

—¿Qué?

—Así como lo escucha. Se encuentra a la entrada del reino.

—¡Maldición! Este no es el momento—gruñó, queriendo ignorar aquello que sus oídos escuchaban para poder hablar más tiempo con SeokJin.

—Su majestad, tiene que ir a recibir al rey Min, recuerde que es por el bien de su reino que acepte el acuerdo. Por favor no lo haga esperar…—rogó SeokJin, quien sabía que el rey se encontraba en un dilema, sin embargo, por el bien del reino tenía que convencerlo de ver por el mismo.

—¡Pero lo tuyo no puede esperar!

—Sí puede, pero el rey Min no. No se preocupe, yo estaré bien.—le tranquilizó.

—Bien, pero prometo que volveré en cuanto pueda…—se aferró a la mano de SeokJin, para después llevarla a sus labios y depositar un casto beso sobre ella.

—Yo esperaré su majestad…—le dijo, tranquilizándolo con sus palabras y feromonas, cosa que realmente agradeció el rey, sin embargo, ahora no quería alejarse, preferiría mil veces estar con SeokJin en esa celda que ir a realizar sus responsabilidades de rey—. Su majestad, todo estará bien…

—Tienes razón. Todo estará bien. Regresaré cuánto antes. Vendré seguido a revisar que te encuentres bien y daré la orden para que te alimenten bien.

—Se lo agradezco su majestad, pero no tiene que preocuparse, estaré bien…—con su mano, acarició el rostro del rey con delicadeza, para después alejarse, dando la iniciativa para que sus caminos pudieran separarse, lo cual el rey entendió y aceptó.

Con una última mirada, el rey se alejó, para después dirigirse hacia el palacio para prepararse para recibir al rey Min.

—Asegurense que mi prometido reciba el trato que se merece. Si alguien se atrave a lastimarlo será enviado a ejecución de inmediato—ordenó el rey, dejando atónitos a los guardias y sirvientes que se encontraban cerca, sin embargo ninguno de ellos se atrevió a preguntar o negar su orden, sino que realizaron reverencia hacia su rey, en señal de afirmación.

El rey se dirigía hacia su aposento, donde varias personas se encargarían de vestirlo apropiadamente para la ocasión, misma que preferiría evitar para ir por el amor de su vida, pero que por el bien de su reino tendría que atender…

________🐺_________


—Es pequeño, pero decente.

—¿Te refieres al reino?—inquirió el rey Shadow, ante el comentario de su hermana mayor.

—Sí, es pequeño. Pero no me molestaría que fuera mío.

—No te emociones, Jía. Aún si el rey rechaza la oferta, yo le daré lo que me pidió a cambio de lo que me ofreció.

—No podrá rechazarla. En cuanto me vea sabrá que no hay Omega más hermosa que yo.

—Sabes que hago esto solo porque me lo pediste de rodillas, ¿No?

—Lo sé, pero no tienes por qué recordármelo.

—No, sí tengo, porque el trato es  ofrecerle tu mano al rey, no convencerlo o amenazarlo con casarse contigo.

—Lo sé. Pero no va a ser falta que lo hagas. Con un reino tan indefenso es obvio que aceptará…

—No estés tan segura. No he sabido de un sólo Omega que haya logrado captar la atención del rey.

—Ya te lo dije, es porque aún no me ha conocido—contestó relajada, sin alguna preocupación.

—Mjm—asintió el rubio, con aquel tono sarcástico que le distinguía—. Sólo te advierto que tienes prohibido coquetear con el rey.

—¿Y cómo se supone que voy a lograr que se fije en mí?—exclamó alarmada.

—Tú te las arreglaras, sólo no quiero que se muestre incómodo con tus actitudes.

—¡Agh!—bufó la rubia, sin embargo al rey no le importó, pues su hermana acostumbraba a hacer rabietas para conseguir lo que quería, afortunadamente aquello no funcionaba con él.

La única rabieta que había funcionado en él había sido la de llorar de rodillas, pidiéndole acompañarlo para conseguir un marido, ya que no quería seguir siendo una vergüenza para la familia real.

—Estamos por llegar, así que controlate.

—Suga, ¿Por qué no sé ven muchos Alfas?

—Jía, te he dicho mil veces que no me llames Suga cuando estemos fuera de casa.

—Sisi, ¿Ya me respondes mi pregunta?

—Agh—bufó ante la actitud insoportable de su hermana—. Muchos fueron a la guerra y murieron. Es por eso que NamJoon necesita guerreros por si vuelve a levantarse otra guerra, además de Alfas para poder levantar la población y la economía.

—Tiene sentido…

—¿Por qué? ¿Apenas llegamos y ya estás buscando a un Alfa para condenar?

—¡Ey!

—Ja, ja, ja.

—¿No me digas que tú no has estado buscando un Omega?

—Ja, claro que no. Al contrario de ti, nuestros padres ya aceptaron que yo no me casaré, así podré encargarme de mis asuntos de rey sin interrupciones.

—Pues puede que la diosa luna te castigue por resistirte a el amor.

—Ja, ja, sí, como no…—rió con sarcasmo, para después poner fin a la conversación desviando su rostro hacia la ventana, para enfocarse en el paisaje en lugar de su hermana.

Pero quién diría que su carruaje llamaría la atención de todos los ciudadanos, incluyendo de un Omega que se encontraba trabajando bajo el ardiente sol, mismo que al momento levantar la vista se topó con la del rey, quien quedó embelesado por su belleza.

Todo había sucedido en un abrir y cerrar de ojos, el rey Suga había quedado encantado con la mirada de aquel Omega que aun y cuando estaban por llegar al palacio se encontraba procesando lo que había sucedido y el porque había escuchado a su lobo después de muchos años…

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