Escaseando el aire circundante,
se encuentran ambos amantes
que se hechizan
con atracción desmedida.

En donde uno, inconsciente,
supone que sus pensamientos
pueden llegar a influir
en el accionar del de enfrente.

Y el otro, también inconsciente,
se deja ser
ante lo que su corazón
con veracidad, siente.

Uno,
indigente de su tacto.
Y el otro,
opulento en osadía.

Un ida y vuelta
de la perfecta vida
que se presenta
ante sus ojos.

Un desacertado
pero a la vez correcto sentimiento
que invade a ambos cuerpos
en cuanto se miran.

Nada más ni nada menos,
que un afecto
que quiere salir huyendo
del arca escondida.

"Me gustas..."
anuncia uno al otro.
"Tú también me gustas..."
Responde al otro, obnubilado.

Mientras, cautivos de la coyuntura
que lo toma desprevenidos
ante la franqueza de sus dichos,
solo pueden dejar correr el tiempo.

Sin percatarse,
que en presencia del contrario,
las manecillas del reloj
corren pausadas como un seco río.

Haciendo que uno respire pausado
y sin perder detalle de su amado
mientras el contrario
se deleita al verse reflejado.

En dos iris trasparentes
que empañan el pasado
con toques de afectuoso presente
y por un eterno futuro a su lado.

Gracias por estar♥️