4. Chantaje.

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Jungkook se asombró del gran autocontrol que demostró su profesor al invitarle a entrar a su oficina para continuar hablando cómodamente.

Esperaba que una vez dentro este lo moliera a golpes, gritos, insultos o todo a la vez, sin embargo nada de ese caos imaginario sucedió a pesar de que el otro se mostraba bastante alterado; lo intentaba ocultar, y por poco lo lograba.

—¿De qué se trata? —preguntó sentándose tras su escritorio disimulando su inquietud con aparente comodidad.

—Debería saberlo —respondió el pelinegro sentado frente a él.

A juzgar por la conversación que tuvieron ayer efectivamente ya sabía de qué iba todo eso. Se supone que los dos él era el más inteligente, pero durante las últimas horas lo que menos había hecho era pensar con astucia para salirse de esa situación.

A penas podía creer estar pasando por algo como eso cuando había sido hasta ese punto extremadamente cuidadoso, sigiloso, astuto; pero ahora estaba en manos de un cínico chantajista que en lo único que pensaba era en...

—Buenas calificaciones —murmuró.

—Sabía que entendería —rió por lo bajo con burla.

—¿Quieres que te regale buenas calificaciones así como así?

Saltándose los formalismos respiró hondo, después de todo no podía seguir fingiendo respeto hacia ese alumno cuando ahora lo sentía menos que nunca, y el otro le agradecía haber dejado de lado la hipocresía. No obstante a eso él seguiría en su papel de estudiante, por mera costumbre y en parte por molestar.

—¿Qué hay de raro?

—¿Estás consciente de que si hago algo como eso, todos van a sospechar? Un alumno tan malo como tú no mejora de la noche a la mañana.

—¿Y usted está consciente de que si se niega todos van a mandar su orgullo a volar? —alegó rápidamente jugando con sus palabras— Un hombre heterosexual como usted no se vuelve gay de la noche a la mañana.

Golpe bajo...

Por más que intentase no demostrarse afectado, lo estaba, y bastante. Su ira quería superarle, amenazando con lanzarle el pisapapeles a la cabeza en un rápido movimiento para probar si esta era tan dura como parecía.

—Orgullo... —una cínica risita nasal se le escapó— ¿Tú hablas de orgullo? Si yo hago lo que me pides, Jungkook, ¿estarías orgulloso de ti mismo sabiendo que un dígito alto disfraza tu poca inteligencia? —atacó arqueando una ceja con arrogancia esperando una reacción por parte del otro.

Jungkook ensanchó su sonrisa, despedazando así la ilusión del mayor por verle al menos un poco fastidiado.

—Y si yo publico esa foto —contraatacó inclinándose un poco hacia adelante apoyando sus antebrazos sobre el escritorio—, ¿estaría orgulloso de hacer llorar a su novia?... —el rotundo silencio y la cara de perro rabioso del rubio fue una perfecta respuesta— Lo que pensé.

—Bueno, basta —impuso ya cansado de que volteara sus palabras en su contra—. No te quieras pasar de listo conmigo respondiendo una pregunta con otra.

—Usted acaba de decir que no soy listo —se encogió de hombros añadiendo más fuego a la rabia del contrario—. ¿Acepta o n–

—Tiempo.

—¿Qué?

—Necesito tiempo para pensarlo —suspiró aguantándose el puente de la nariz y cerrando los ojos por un instante.

Cuánto le estaba costando.

—No veo que tenga que pensar —se cruzó de brazos frunciendo el ceño, perdiendo así toda pizca de diversión.

Si algo era Jeon Jungkook era impaciente, demasiado impaciente. No toleraba que alguna clase se tardara cinco minutos más de lo normal, esperar a sus amigos cuando —milagrosamente— llegaba más temprano que ellos en la mañana, esperar al fin de semanas para irse de fiesta, ni siquiera que en las cafeterías, restaurantes o clubes se demoraran un poco en entregarle su pedido. Todo era cuándo y cómo él quería, pero ahora debía aguantarse.

—Entiende, estoy frustrado.

—Claro, no todos los días alguien descubre que es gay —bromeó bajo la fulminante mirada del mayor—. Agh, que aburrido.

—¿Esperas que ría?

—La verdad no. Incluso esperaba que me golpeara.

—Ganas no me faltan, pero cordura tampoco.

—Veo que es muy cuerdo, pero eso no fue lo que demostró cuando casi se comió a aquel hombre ayer en donde muchos podían verle —expresó sabiendo que así lograría sacarlo aún más de quicio, si es que eso era posible.

—Y tuvo que verlo usted.

—Eh, yo solo iba a devolverle sus llaves —se defendió fingiendo sentirse ofendido—. No era mi intensión verlo besar a ese señor —su ceño se arrugó y sus labios se torcieron hacia un lado en una mueca de asco al recordar la escena por un momento.

—¿Y por qué tomaste la foto?

—Ya le dije.

—Sí, pero simplemente podías haberme chantajeado con decirlo. No había necesidad de caer tan bajo.

—¿Cree que no sé que sería mi palabra contra la suya?

Por supuesto, él no era tan tonto.

—Puede ser.

—Lo veo muy tranquilo, despreocupado. A lo mejor no le importa lo que haga con ella ¿no? —habló con una traviesa insinuación en su tono.

—Debo controlarme para no matarte —espetó cortante—, no es fácil, y también sé que no serás capaz de utilizar esa foto.

—¿Eso cree?

—No te convendría una expulsión.

—Pff, no me han expulsado por golpear a media escuela, no creo que lo hagan por eso —sonrió con sorna.

—El chantaje es un delito —alegó viendo la mandíbula ajena tensarse esfumando la sonrisa en el rostro del menor—, y por si fuera poco puedo hacer que te expulsen fácilmente si me lo propongo.

Decir que había pensado en eso sería mentira. No pasó por su mente la posibilidad de poder resultar expulsado por eso, mucho menos denunciado, pero decir que eso le asustó también sería mentir.

Ahora lo veía todo más interesante.

—Ya, pero por otro lado usted también sale perdiendo —aseveró señalándole con el índice—. Volviendo al tema: le estoy pidiendo algo sencillo, que usted es capaz de darme sin problema alguno; si no quiere es otro asunto.

—¿Y qué pasa si no quiero?

—¿No quiere?

—Claro que no. No quiero arriesgar mi trabajo.

—Pues deberá hacerlo. Ya ha arriesgado su honor. Es usted un imprudente también.

—No creo que mis asuntos íntimos tengan algo que ver con deshonor.

—Si no es así —arqueó una ceja— ¿por qué los esconde?

Otro golpe bajo.

—Porque es mi vida y deberías respetar eso.

—No respeto ni a mi padre —alegó elevando el mentón a la defensiva—, no me pida lo imposible.

—Y él habla de honor —murmuró para si mismo con cierta gracia—. Hasta ahora estoy calmado, Jeon —expresó viéndole fijamente y entrelazando los dedos sobre su escritorio—, así que vallase antes de que sacie mi rabia golpeando su cara.

—Está bien, me voy —cedió con tono cansado para sorpresa del otro—. Y... —añadió al levantarse— ya sé que no quiere, pero debe, hacerlo. Espero su respuesta. Tenga un buen día.

Qué ironía.

Pensó el otro sin despegar ojo de su figura hasta verle desaparecer tras la puerta de madera para luego respirar con normalidad finalmente. Desearle un buen día había sido como darle una patada en el trasero justo después de arruinárselo. 

Al momento en que Jungkook puso un pie fuera de la oficina fue atacado por un rápido Hoseok que a la velocidad de la luz llegó a su lado para comenzar a saciar su sed de respuestas.

—¿Y qué más pasó? Cuenta, cuenta —insistió curioso como siempre dando saltitos a su lado emocionado.

—¿Lo tienes? —le ignoró refiriéndose al vídeo.

—Todo en vídeo —aseguró dándole suaves palmadas a su celular oculto en uno de los bolsillos de su pantalón—. Es una tentación.

—Ni se te ocurra publicarlo, eh —advirtió señalándole con el índice antes de comenzar a caminar a su lado—. Es solo para tener algo de que reírnos si no me hace falta.

—No le vi la cara, pero me la imagino y me muero.

—¿Se escucha bien?

—Sí —supusó tomando el objeto de su bolsillo para revisar la evidencia—. Soy bueno grabando hasta en un baño maloliente.

—Eso te iba a decir, hyung —bromeó tapándose la nariz con dos dedos fingiendo oler algo de esa mugre de su amigo.

—Olvida eso —negó con la cabeza—. ¡Dime qué pasó ahí dentro!

—Nada. Hablamos como personas... eh...

—¿Cilivizadas? —supuso.

—Eso.

—¿Y te va a ayudar?

—Pues necesita pensarlo —respondió antes de resoplar.

—Pensé que te mataría —admitió riendo por lo bajo.

—No fuiste el único.

—¿Ahora qué? —interrogó deteniéndose de un momento a otro causando que Jungkook lo imitara— ¿Vamos a clase?

—Buen chiste.

[...]


La actitud distraída de Taehyung durante las clases era algo extraño viniendo de un profesor tan centrado como él, ni siquiera su gran carisma para atraer la atención de los alumnos había estado presente, volviendo así el ambiente tan pesado y corriente como los demás educadores.

El rubio esperaba poder emplear el resto del día en despejar su mente manteniéndose ocupado impartiendo clases...

Pero Kim Taehyung no era un hombre con suerte... porque lo que menos hizo la bendita fotografía fue alejarse de su cabeza, y por si fuera poco en su última clase siempre estaba presente...

—¡Ha llegado el amor de mi vida!

Jeon Jungkook.

Ahí, en primera fila cuando siempre le gustaba estar en un rincón al final, estaba el alumno desaliñado como cada tarde después de un buen juego de baloncesto sonriéndole de una forma tan amplia que parecía portar un toque maquiavélico.

Las risitas traviesas de los demás que siempre le aplaudían las payasadas no tardaron en hacerse presentes, pero solo por esta vez decidió ignorarlos encaminándose hacia su escritorio.

—Buenas tardes.

No, no eran buenas, definitivamente era la peor tarde de su vida, y su tono amargado y más robotizado de lo normal lo dejaba más que claro.

Estar a unos escasos metros de él y no poder golpearle, estrangularle o matarle al fin era una tortura.

Calma, ya superaste esto en la mañana.

Se dijo a si mismo respirando profundamente mientras extraía de su elegante portafolios negro el pesado libro de la materia para comenzar a impartir la clase. Unos golpes no resolverían nada, tal vez lo empeorarían todo, y si algo había aprendido a controlar al volverse el adulto maduro que era hoy en día eran sus impulsos más primitivos.

Ese pensamiento en lugar de tranquilizarlo solo hizo mayor el tornado en su mente, porque no se supo controlar al besar de esa forma a su amante la tarde anterior sin pensar en las consecuencias que ello podrían traerl–

Esperen... ¿le acababa de dar la razón a ese niñato?

—Ya todos saben lo que es una reacción química —comenzó la clase y un silencio total abrazó a su afirmación—. A ver... ¿saben cuándo dos personas tienen química? —intentó con una perspectiva diferente.

—¿Cuando se besan como bestias en sitios públicos? —espetó Jungkook atrayendo alguna que otra risita de fondo.

Ignoralo... ignoralo... No lo mates, aún es muy joven.

Hacer uso de su carisma con los jóvenes intentándoles influir con ejemplos atractivos para sus edades definitivamente había sido una mala idea en ese momento.


—Da igual. Solo vallan a la página sesenta y nueve del libro.            

—¡Uh, sesenta y nueve, mi número favorito! —exclamó obedeciéndole con la vista fija en el objeto sin atreverse a mirar a los ojos entrecerrados del otro.

Con un suspiro Taehyung ignoró nuevamente las carcajadas del público del circo de Jungkook, sintiendo una gran tranquilidad cuando el silencio inundó el salón mientras los otros leían pacíficamente.

—¿Rápido cambio de estructura? —habló en voz alta leyendo del libro— También existen personas que cambian así de rápido.

Esta vez no se escuchó risa alguna. Los ceños de los demás se fruncieron sin conseguir entender esta vez su "broma", a excepción de el receptor de todas esas indirectas.

—Jeon, callese —ordenó con el tono tan ronco que fácilmente pudo haber sido confundido por un gruñido.

—Qué energía tan negativa. Eso es químico ¿no?

Paciencia, Taehyung, paciencia.

Hoy viene muy bromista usted ¿no?

—Solo con usted. Sientase honrado.

Agónicos minutos después, aflojando su corbata en un intento de obtener alivio en el aire que pareció haber abandonado sus pulmones, Taehyung salía del salón maldiciendo todo lo posible ligado a aquel pelinegro que tenía ganas de asesinar.

Bastante se había controlado en la mañana como para soportar sus indirectas en medio de la clase. Estaba incómodo, alterado y cansado. No veía la hora de despertar finalmente de esa pesadilla, o por lo menos de que ese día tan pesado se terminase.

Aún así no podía quedarse de brazos cruzados en la situación en la que se hallaba. ¡Estaba siendo chantajeado! No podía reclamar paz alguna porque aunque tratase no lo conseguiría, su conciencia como siempre le haría ponerse manos a la obra buscando alguna solución, pero ahora sorprendentemente no se le ocurría nada.

—Yoongi.

Dicen que dos mentes piensan mejor que una; pero en este caso, por primera vez en su vida, buscaba a alguien que le dijera que hacer.

El inteligente Kim Taehyung se sentía impotente.

—¿Taehyung? —habló delatando su asombro el hombre del otro lado de la línea— ¿Qué pasa? Nunca me llamas a estas horas.

—Tenemos que hablar.

Le dijo lo suficiente para llegar a alarmarle.

—Me da un mal presentimiento esa frase —expresó para luego aclararse la garganta—. ¿Algún problema?

—Desgraciadamente, ¿dónde puedo verte?

—En donde siempre.

—Uuuy ¿Hablando con el novio? —interrumpió la estridente voz chillona femenina mal fingida de Jungkook a sus espaldas que este acompañó con una extraña pose con las manos en la cintura.

—¿Taehyung? ¿Quién está ahí? —curioseó Yoongi notablemente sobresaltado mientras el otro volteaba apara darle un vistazo sobre su hombro a un risueño Jungkook que le ignoró pasado por su lado tarareando feliz de la vida.

—Mi maldito problema.

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En algún lado tenía que meter a Suga ajaj, y va con el personaje que dentro de poco estará más presente en la historia ❤👌

Suga malo, Suga bueno, eso está por verse aún👀

El Taegi en acción❤

Capítulo dedicado a:
LaSanta_butRamona

Gracias por tu apoyo linda UwU

Ahora comenzaré a dedicar caps😘

Besos y cuidense mucho :3

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