Jungkook lo miró con los párpados casi cerrados antes de que sus manos se abrieron paso para tocar la piel de Jimin. Le acarició los muslos una y otra vez, ocasionando que el omega sienta un escalofrío recorrer su cuerpo.

Jimin se apoyó con un brazo junto a la cabeza del alfa para inclinarse a él, le besó las mejillas y siguió rastro hacia su mandíbula y luego llegó hasta el cuello, donde insistió un poco más. Jungkook soltó un gemido desde lo más hondo de su pecho.

—Me estás matando —jadeó Jungkook mientras recorría el cuerpo ajeno con sus manos, más allá del límite marcado, justo por debajo de los glúteos. Allí se detuvo un instante para suavizar sus caricias, tocando todo, tan delicado.

Jimin le mordió el cuello con ternura y empezó a mover las caderas, haciendo fricción en la notable erección bajo la ropa interior del alfa. Quiso tocarlo, arrancarle la tela que se lo impedía, pero antes de poder hacerlo, Jungkook hizo que Jimin quede de espaldas sobre la cama.

El rostro del alfa estaba justo encima de la del pelirosa, sintiendo su aliento en los labios con un ligero matiz mentolado que sólo hizo crecer la necesidad que sentía.

—Jimin… No he venido para esto.

De inmediato el omega lo hizo callar con un largo beso hasta dejarlo sin aire. No quería que eso terminara, estaba demasiado caliente como para detenerse.

Jungkook se separó de él una vez más.

—No me acostaré contigo —dijo casi sin aliento—. Así no.

Jimin no pudo evitar soltar un gemido de frustración. El alfa sonrió.

—Me alegro de saber que me deseas, pero ahora… no es el momento adecuado. Estás condicionado por todo lo ocurrido.

Aunque el cuerpo de Jimin lo odió por ello, tenía razón. Dejó de aferrarse a los hombros de Jungkook y le acarició la espalda con suavidad.

Jungkook cerró los ojos, conteniendo el aliento —Si sigues así, tal vez tendré que replanteármelo —murmuró hundiendo la cara en la clavícula del omega, en donde lo besó y mordió levemente.

Él sabía lo que podía provocar con tan solo una acción.