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—Admite que tienes pensamientos obscenos, Park —dijo divertido.

—No hay nada obsceno en mi cabeza.

Jimin estaba hablando tan deprisa, que el calor se le notaba en las mejillas revelando que estaba mintiendo. Jungkook sonrió.

—¿Sabes? Tengo que lavarme los dientes —dijo volteando para ir hacia el baño.

Sin embargo, no llegó muy lejos.

Jeon lo tomó por una muñeca y le dio media vuelta. Con un movimiento rápido y fluido, lo acercó a él, dejándolo apresado entre sus piernas. Jimin se tambaleó un poco, así que con la otra mano se apoyó en su hombro para no perder el equilibrio y acabar cayendo sobre su regazo.

—EunJi es la única omega a quien considero una amiga —empezó a decir. Tenía a Jimin agarrado por la muñeca, pero con suavidad. El pelirosa pudo haberse liberado en cualquier momento si hubiera querido; no obstante, siguió en el mismo lugar. El aroma a tierra mojada del alfa olía tan bien que apenas se separaban unos milímetros—. O sea, que no has cumplido ninguna regla —añadió con un mascullo antes de soltarlo.

Desconcertado, Jimin se quedó mirándolo fijamente con el ceño fruncido.

—¿Eso significa que lo he hecho todo bien?

Jungkook arqueó una ceja.

—Bueno, quizá todo bien sería pasarse.

—¿《Quizá》? —repitió el omega sonriendo.

—No te emociones, Park Jimin.

Jimin sonrió ampliamente al escuchar su nombre por esos labios. Su corazón comenzó a palpitar cada vez más rápido, era extraño.

—Bien, ahora si tengo que ir al baño —dijo casi tartamudeando, salió apresuradamente hacia dónde había dicho.

Ya dentro del baño, olvidando poner el seguro de la puerta, se inclinó en el lavamanos y mordió su labio inferior.

《¿Qué fue eso?》

Respiró hondo una vez más y tomó su cepillo de dientes. Justo cuando iba a metérselo a la boca, llamaron a la puerta. Por supuesto, sabía quién era, Jungkook la abrió sin molestarse a esperar una respuesta.

—¿Mmm? —masculló el omega.

—¿Tienes botas de montaña? —preguntó con las manos apoyadas en el marco de la puerta. Sus brazos se notaba el continuó ejercicio que el alfa hacía.

Jimin negó con la cabeza mientras cepillaba sus dientes.

—Vaya, es una lástima.

Escupió la espuma y se enjuagó la boca.

—¿Quieres que vaya contigo de excursión? —preguntó secándose la toalla.

—Me dijiste que es la primera vez que vienes a Seúl, así que he pensado en enseñarte unos rincones interesantes.

—¿Y eso? —preguntó Jimin sorprendido.

Jungkook se limitó a encogerse de hombros.

—No tienes porqué venir, si así lo prefieres. Puedes quedarte aquí llorando.

《Un momento… eso quiere decir que… Oh. No. Me ha escuchado llorar la vez anterior》

—Las paredes son muy delgadas —constató al ver la expresión del omega.

—Yo solo… —empezó a decir, pero Jeon interrumpió enseguida.

—No me importa por qué llorabas. Regla número uno, Jimin.

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