♡ - 95

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Jungkook estaba sentado a la mesa, y Jimin al pasar por su lado le golpeó el hombro para que dejara de sonreír como tonto.

—Esto por metiche —dijo el omega soltando un gruñido mientras se sentaba. Sin embargo, el alfa seguía con la misma sonrisa en el rostro.

Jimin puso los ojos en blanco. Sun Hee les sirvió huevos revueltos y pan tostado. Al ver como la madre de Jungkook se esmeraba con un simple desayuno, no quería pensar en cómo sería la cena de Chuseok del día siguiente.

Era demasiado linda.

—Lo siento, pero la verdad es que ha valido la pena, apuesto a que te sonrojaste todito —dijo Jungkook con las manos cruzadas detrás de la cabeza, reclinándose hacia atrás y con un brillo de diversión en su mirada.

—Sí, ja ja. Todavía me río, ya lo ves —respondió Jimin con ironía.

El alfa seguía sin quitar su sonrisa llena de satisfacción, el pelirosa decidió no darle importancia y encendió su teléfono.

《Cinco llamadas perdidas de mamá》

Dudó durante unos segundos y luego borró las notificaciones.

Si fuera por el omega, esa mujer podía meter sus dramas y amenazas por donde le cupiera. Estaba decidido a pasar el día de chuseok en casa de Sun Hee y su familia.

Pareció como si Haneul, su madre, hubiera notado que tenía el móvil en la mano, porque justo en ese momento le llamó de nuevo.

Jimin le lanzó una mirada de disculpa a Jungkook y se levantó de la mesa para salir de la cocina al pasillo,  contestó la llamada.

—¿Qué quieres? —preguntó con brusquedad frente al micrófono. La respuesta que recibió fue un sollozo de ella—. ¿Mamá?
.

Una vez más, sólo llegaba un llanto reprimido.

—Mamá, ¿Qué ocurre? —preguntó alarmado. El corazón se le detuvo por unos instantes y tuvo que apoyarse en la pared—. ¿Mamá?

Jungkook salió por el pasillo lleno hacia el omega. Pudo sentir el cambio de aroma de Jimin, ya no era esa dulce y exquisita vainilla, ahora era agria.

—Es tu padre —balbuceó Haneul con un tono de voz estridente—. Tu padre ha sufrido un accidente.

De inmediato, las rodillas le fallaron y tuvo la sensación de verse desde fuera como si su alma se hubiera salido.

—¿Qué pasó…? —susurró casi sin voz—. ¿Cómo está?

—Acabamos de salir del hospital. Tienes que volver enseguida, Jimin. Esto no pinta nada bien.

El teléfono se le cayó de las manos. Un sudor frío recorrió todo su cuerpo y se sintió incapaz de mantenerse de pie. Sin darse cuenta, se desplomó en el suelo, sentado y apoyado contra la pared.

Tenía miles de escenas de su padre. Pensando en lo más horrible. Un accidente. Volver. Enseguida. Su padre.

Al momento de darse cuenta, recogió su celular y se levantó de nuevo. Jungkook le dijo algo, pero sus palabras sonaron como un ruido.

—Tengo que irme —dijo Jimin, empezando a buscar el próximo vuelo y comprar su boleto.

Tecleaba la pantalla mientras subía la escalera y, al entrar a la habitación de Jungkook, se golpeó el hombro con el marco de la puerta, pero ni siquiera notó el dolor.

Cogió su maletín y se la colgó en el hombro, todavía con la mirada clavada en la pantalla móvil. Por desgracia, las manos le temblaban tanto que ni siquiera podía teclear bien.

Una mano cálida cerró alrededor de sus dedos temblorosos. Jimin levantó la mirada y vio a Jungkook asustado.

—¿Qué ocurre, Jimin? —preguntó con insistencia.

Le acarició con los pulgares, describiendo círculos sobre el dorso de sus manos.

—Tienes que contarme lo que ocurre, rosita. Si no, no podré ayudarte —dijo con una voz grave y afable.

—Mi padre….

Jimin apenas podía articular una palabra, tenía mucha preocupación. La ansiedad lo estaba sumiendo en sus pensamientos.

—Jimin —el alfa sostuvo su rostro con ambas manos al ver que se quedó mirando a un punto fijo—. ¿Qué le ha ocurrido a tu padre?

—Un… un accidente… Mi padre ha sufrido un accidente, tengo… tengo que marcharme… ahora…

Jungkook lo soltó de inmediato. Le quitó la bolsa del hombro, le tomó de la mano, le ayudó a bajar por las escaleras y lo llevó hasta la cocina. Intercambio unas cuantas palabras con su madre y al cabo de unos instantes, regresó a su lado saliendo de la casa.

Cuando por fin llegaron a la terminal, Jungkook se estacionó y ambos bajaron de inmediato, Jimin a pasos acelerados, pero el alfa pudo sostenerlo del brazo e ir caminando juntos.

Cuando estaban en el mostrador de facturación, se detuvieron.

—Manos arriba —le dijo Jungkook de repente.

—¿Qué…?

—Que levantes las manos —repitió.  Luego vio que llevaba la sudadera con estampado en sus manos.

Entonces, obedeció y Jungkook se la enfunda con suavidad. En seguida, quedó envuelto en su olor, ese aroma que ya lo tenía tan familiarizado.

—Gracias —murmuró mientras Jungkook le colgaba el maletín en el hombro —. Gracias.

—Todo saldrá bien —dijo pasando sus dedos por el cabello rosa del chico. Se detuvo al llegar a la nuca y se inclinó hacia adelante. Le dio un beso en la frente. Jimin cerró los ojos y grabó esa sensación de sus labios en su memoria. Una calma repentina se apoderó de él—. Ahora date prisa —murmuró en voz baja, viendo los labios regordetes para luego dejar un corto beso en ellos.

Jimin lo miró una vez más y luego salió corriendo hacia el transporte que lo llevaría con sus padres.





Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro