Ruidos molestos

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Gracias a la pandemia, Kim Taehyung consiguió un nuevo amigo: el insomnio

Su amistad estrecha con el insomnio trajo algunos beneficios, por supuesto. Las primeras semanas pensó, crédulo, que podría ponerse al día con su mixtape. Y lo hizo, pero… pero, pero era traicionero el tiempo libre –otro amigo suyo que llevaba tiempo sin ver y con el que retornó relación tras presentarle al insomnio—, porque le mostró con una sonrisa perversa lo que perdió mientras trabajaba. ¡Ratos de recreación y ocio! Que otros titularían como procrastinar, pasar el rato, distracción o como gustasen llamar a ver televisión, leer, pintar, diseñar, ¡jugar!, ¡dormir!, ¡comer!, sin que una agenda pesada de responsabilidades lo aceche y lo asalte en cualquier rato del día o la noche.

Solo que tendría que haber hecho caso a sus padres cuando le aconsejaban que no deje de lado a su compañera la rutina. Sintió que estaba todo bajo control, que no había nada malo en dejarse llevar por aquello que opaque la angustiante situación que se vivía en el exterior y que se colaba en su interior. Y tanto así que, cuando quiso darse cuenta, fue tarde y el insomnio mostró su verdadero rostro. Llegó con la salida de la luna y no le ofreció diversión o entusiasmo alguno para continuar con sus cada vez más numerosos hobbies –aprendió a cocinar sin estropear los platillos, por favor, ¿cómo no notar que estaba perdiéndose?—, sino que lo aleccionó. Resultó que era el insomnio un mal consejero, de esos que dejaban que se equivoque antes de menear la cabeza con una mueca de desaprobación y decirle: te lo dije, debiste controlar tus horarios para no caer en el vacío.

—No dijiste nada, mentiroso –recrimina mordaz, pero sintió un poco de culpa porque el insomnio retrocedió ofendido—. Okay, tu culpa y la mía, ¿amigos?

Y lo fueron. Ahora más honestos entre sí. Y era el insomnio un rato de reflexión, tristeza, alegría y aburrimiento. Además, aunque Taehyung le ofreció tregua seguía desconfiado y comenzó a buscar con qué evitarlo. Se despertó temprano –veces que ni durmió— y ejercitó mucho para que a la noche el agotamiento lo derribe. No funcionó. Recurrió a otras técnicas, sin convencerse de cuál sería efectiva para su causa. Antes no precisaba música de ambientación para conciliar el sueño durante las horas habituales de descanso, pero cuando comenzaban las giras y hacía presentaciones no era extraño que buscara sonido de cuencos tibetanos, jazz y algunos audios de meditación. 

Tales técnicas esta vez no le funcionaron.

Su desvelo ganó a querer descansar y estuvo hasta el amanecer viendo el techo sin otra cosa en la cabeza que querer dormir. ¡Qué frustrante! Si tan siquiera se pudiera concentrar en algún paisaje detrás de sus párpados que le evoque paz y vivir allí durante las noches. Así sus ojeras no serían manchurrones en su rostro. ¿Y ahora que los shows online dan inicio? Tendría que usar maquillaje como para pintar a medio país solo para cubrirlas, junto al poco acné que le sale por su alimentación excesivamente dulce, grasosa y deliciosa.

Solo deseaba dormir toda una noche para despertar con energías. Porque lo que trae el insomnio escondido en los bolsillos es irritabilidad, pensamientos deprimentes, inseguridades, entre otros males de los que cualquiera quisiera pasar. Pero, mala suerte para él, esta noche tampoco es la que al fin venza el sueño…

—Malditos calenturosos –resopló, dando vueltas en la cama y observando por la ventana—. Les pedí que no hagan nada en días de presentaciones y ¿qué? ¡Lo harán de todos modos!

Tras conocer a su amigo el insomnio, Taehyung no olvidó sus otras amistades. Menos cuando estas vivían con él. Y dormían en los cuartos vecinos. A su derecha, Min Yoongi. En la izquierda: Park Jimin, el "Mochi ruidoso".

Cuando Park Jimin le había confesado, años atrás, que se sentía atraído por Kim Seokjin Taehyung fue el primero en sonreír y decirle que era obvio. Se le notaba en sus actuaciones posesivas, algo celosas, para con el hyung. En la manera en que quería atraer su atención y, cuando la conseguía, simplemente se quedaba embobado por cualquier tontería que Seokjin hiciera. Si le preguntan, Jimin era un tanto caprichoso, berrinchudo y mimado. Aun así, apoyó a su alma gemela en su empresa de sincerarse con el hyung. Pero nunca pensó que animar a su amigo a hablar con Seokjin sobre lo que ocurría decantara en consecuencias tales como oírlos bromear o, dios lo libre, escuchar el placer de ambos a través de la pared.

Las veces que esos dos se ponían juguetones, Taehyung solo rodaba los ojos y se iba a otro cuarto o a la sala a echarse en el sofá porque una cosa era ser chismoso con tu amigo sobre con quién duerme, pero otra era que este sí tome en serio tu broma y te cuente detalles del sexo, y que ¡no sabes qué enorme y delicioso es! –palabras de Jimin—; y el amante en cuestión sea tu hyung. Sea el mismo muchacho que luego ves durante el desayuno y no puedes bloquear las hipérbolas descripciones que hizo Jimin. 

Aunque, que no se malentienda, Jimin no era apenas obsceno también era exagerado para expresar sus sentimientos más empalagosos. 

Como ahora, que decía:

—¡Adoro estar abajo! –y la voz amortiguada sonaba alta en el silencioso cuarto de Taehyung, que suspiró y buscó concentrarse en dormir—. Te quiero, Seokjin, yo… ¡oh!

Y nada preparó al pobre de Taehyung para escuchar el gemido siguiente.

Park Jimin se jactaba de su habilidad para derretir a Kim Seokjin al punto de llevar las riendas, pero cuando el mayor lo tomaba en su boca para erectarlo con succiones… pues se rendía. Sacaba bandera blanca mientras se dejaba caer en la cama, de espaldas y sujetando las sábanas en lo que hacía más espacio entre sus piernas. Nada de pudor mientras se exhibía al único hombre con el que tuvo el placer de coger sin que su fama opaque la excitación. Tal vez sea justo decir que fue su único hombre, pero se sentía en desventaja con Seokjin. 

Un chupeteo fuerte y luego Seokjin lo soltó, sonriendo ante la protesta.

—No debiste comer esos bombones con licor, mírate ahora sonrojado y charlatán.

Pero Seokjin no lo decía en serio, ya que el regaño fue acompañado de un manoseo a su trasero. Dos manos en sus nalgas que fueron apretujadas y sopesadas como tomates que ha ido a comprar al almacén. Si es que debió sentirse ofendido por el trato, fue lo contrario. Se calentó. Así que Jimin se relajó en la almohada, guiñando un ojo a su pareja que volvió a la carga, extrayendo más sonidos de su garganta por las atenciones burlescas. Le gustaba la faceta traviesa del hyung, sobre todo, porque fuera del cuarto Seokjin no era todo el rato el gracioso que pintaba en cámaras. De hecho, solía ser bastante introvertido y solitario.

Hasta que Jimin irrumpió en su vida y tuvo que divorciarse de la soledad para aprender a compartir incluso hasta los silencios. ¡Bendito aquel EatChim! Donde se animó a confesarse...

—¿Quién permitió que esos bombones lleguen a mis manos? –provocó, sin ánimo de sonar enfadado.

Quería que Seokjin sea consciente de su diversión y, por desgracia, estos bombones se llevaron no solo su dieta, sino el recordatorio de que Kim Taehyung los escucharía. Solo que nadie podría culparlo de su descuido cuando Kim Seokjin, implacable y adrede, minaba su cordura hasta hacerlo estallar y así se corrió por primera vez esa noche dentro de la boca del hyung. Seokjin lo tomó profundo, tragando un poco mientras Jimin temblaba extasiado y casi ni notaba cómo las manos de su pareja lo abrían para recorrer un sendero recto hasta su entrada. 

Sintió sí, y le hubiera asqueado en otra ocasión de estar más lúcido, la escupida que restó de su orgasmo y cómo con los dedos Seokjin la empujaba en su ano para empezar a dilatarlo. Aunque no era necesario tanto preparativo, porque a Jimin le gustaba sentirlo abrir su camino, el calambre inicial que se calmaba cuando respiraba y aceptaba aquella intrusión. Solo que no le pareció justo ser quien recibe toda la atención. Quiso cambiar de lugar.

—Tu turno –murmuró, enderezándose para sostener cerca a Seokjin que se había arrodillado en la cama—. Te haré feliz.

Jimin talló los labios de Seokjin con los dedos. Este los besó con cariño y hasta jugó a mordisquear sus yemas. 

—Lo soy contigo cada día, dame algo más.

—Bien, te haré gritar por insolente y romántico.

—Ah, pues en ese caso, amor mío, dime cómo me quieres...

Riendo, Jimin se alejó para buscar el lubricante en la mesa de noche a un lado. Casi pierde el equilibrio porque Seokjin se arrojó a la cama sin cuidado, haciendo rebotar el colchón, y tuvo que dispararle una mirada ceñuda que el otro suavizó con un beso volado.

—Lo prefieres así, no vale preguntar –comentó al ver a Seokjin sentado contra el cabezal—. Ok.

—Es lindo verte concentrado para cogerme.

No ofreció respuesta, prefirió actuar. Con la habilidad de la práctica, del que lleva años haciéndolo y que, aun así, nunca sea un proceso mecánico de dilatación, sino un instante de ínfima confianza en la que podía expresar con toques persuasivos cuánto lo deseaba, cuánto esmero en hacer placentero el momento. Pero no era tan solemne el acto tampoco, porque era sexo y el sexo tendía a ser comedido. Así que él también escupió, solo porque quería ver la expresión de Seokjin ante el gesto. Aunque este, tan entregado como se veía, atinó a contraer su intestino. Y Jimin lo supo, al muy descarado le gustaba así. Por eso, lo tragó sin previo aviso.

—¡Chim! —a diferencia de él, Seokjin no sujetó las sábanas. Le jaló el cabello con fuerza hasta que el tirón de su pelo le hizo lagrimear los ojos porque, si Seokjin era un perverso que le gustaba sucio, a él le iba un poco el dolor y su pareja lo sabía.

—Mmm —atendió la erección de Seokjin con diligencia, sin olvidarse de que su intención era prepararlo. Aunque el sabor del pene de Seokjin de por sí generase en él algún tipo de reacción positiva, como cuando come chocolate, solo que en lugar de ofrecer energías para cantar y bailar, ahora lo anime a terminar la tarea y meter tres dedos hasta que fue suficiente—. Listo, es tiempo.

—Gracias por el anuncio —suspira Seokjin, acomodándose mejor en las almohadas.

Jimin lo observa y tiene que hacer un esfuerzo colosal para no arrojarse sobre Seokjin y besarlo hasta perder el sentido del tiempo. No debe hacerlo si quiere coger en algún momento de esta noche  —para desgracia de Taehyung, que ante el silencio creyó que había acabado la ronda de sexo ruidoso.

Lleva las manos a las piernas de Seokjin, acariciando los muslos del hyung y deteniéndose para bombear la erección que está brillante de saliva y presemen. Luego, sin continuar distrayendo a Seokjin, le empuja las piernas al pecho, asintiendo conforme cuando este se las sujeta por detrás de las rodillas, y se mueve sobre la cama para quedar en posición. 

No hay barrera de látex por lo que Jimin se alinea y tiembla de encanto cuando el calor opresor del cuerpo de Seokjin comienza a engullirlo. Es un viaje directo, sin estaciones, hasta que está dentro por completo. Entonces, respira hondo y se concentra en la pared ante él para no explotar.

Sabe que si baja la vista, si se le ocurre darle un vistazo al hombre en el que se hospeda en ese instante, perderá la batalla. Seokjin, conocedor de tal predicamento, no ayuda en nada cuando contrae su intestino y, peor que eso, lleva sus dedos hasta los pezones de Jimin y los pellizca. El disparo de dolor se inicia en su pecho, pero lo recorre hasta sonrojarlo casi por entero. 

Y es cuando comienza a moverse. 

A veces, Jimin cree que no es tan bueno en ello. Que si Seokjin disfruta, mucho de este gozo tiene que ver con sus sentimientos y no es mayormente por su habilidad como amante. Sin embargo, días como hoy, cuando es valiente y ve hacia el rostro de su amado y encuentra en este escrito tan honesto placer, sabe que es, por lo menos, un amante decente. 

—¡Te amo! —suelta, cuando lo supera la realidad de lo que está haciendo y con quién y qué increíble que se siente—. ¡Dios, te amo tanto! ¡Y es tan apretado que me estrangula!

—Shhh —protesta Seokjin, algo abochornado por las exclamaciones, aunque luego es él quien lo toma del rostro y lo besa y declara—. Te amo, Jimin, ¿lo escuchas? Te amo.

Taehyung, del otro lado de la pared, responde:

—Los escucho —pero no fue una respuesta a compartir, por lo que muerde sus labios y mueve su mano casi al tiempo que los empujes de la cama vecina dan con la pared de su cuarto.

Jimin suda y un par de gotas le caen a los ojos, pero las limpia con el antebrazo antes de continuar sujetando los muslos de Seokjin donde quedan huellas de su apretado agarre. Da igual, nadie verá aquello. 
Tras intensos y largos minutos, los embites acaban por romper la armonía con que iniciaron,  pero a ninguno de los dos les preocupa ya que saben que están cerca. Es Jimin, de hecho, quien da una última estocada y se deja ir, echando su carga dentro de su pareja y quedándose allí, agitado por el ejercicio dichoso de cogérselo.

Seokjin lo sostiene cuando, laxo, se recuesta encima. Lo abraza con una ternura que está fuera de lugar y que se rompe cuando el pene de Jimin sale y hace que escurra semen y caiga en las sábanas. 

—Dejame —pide Jimin cuando se aparta y ve que Seokjin comienza a masturbarse.

Se ocupa, tomándolo con las dos manos y cuando presiente que el otro se correrá, chupa la punta del miembro. Traga, aun considerando que este gesto es apenas por ver la satisfacción en la sonrisa maldita de Seokjin al notarlo incómodo por el sabor. Una cortesía de ambos, a decir verdad.

Tras quedar saciados, los dos se disponen a dormir. Solo que, cuando intentan conciliar el sueño, escuchan los ronquidos de Taehyung.

—¿Te importaría cargarme hasta mi cuarto? ¿O nos deshacemos de él sin que nadie sepa? —susurra Seokjin y su voz le da cosquillas a Jimin en la nuca.

—No seas así —defiende, sin abrir los ojos y hundiéndose más en la almohada—. Déjalo dormir, ha tenido insomnio por semanas.

—Como digas.

Y se duermen, sonriendo en la oscuridad por el sonido de los ronquidos de su vecino de cuarto.

FIN.






Nota:

¿Yaya hizo Jin Bottom? ¡traición! Jaja bueno, en realidad no, dije que me gusta en raras ocasiones y esta es una.

En la entrega anterior de esta serie peque, dije que si querían leer el momento en que el Jinmin era oído por Tae dejaran un comentario. Y me sorprendió que lo hicieran jaja

Luego de mucho, lo hice. No es el Jinmin que he estado diciendo que publicaría, sino otro que como no requiere mucho de mi tiempo, pude traerlo. Espero que les haya gustado, distraido un ratito, como a mí me gustó escribirlo y me distrajo de mis finales ¡malditos finales, pero amén al Jinmin!

Mientras hacía esto, iba pensando otra escena más. Quizá situado en In the soop (otro más, porque ya escribí de ellos en A.N.A). De nuevo, si quieren otro JinMin de esta serie, deje aquí un comentario:

En fin, 'ta la próxima y ¡gracias por leer!

:)

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