Capítulo único

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Éxito; eso era lo único que quería en su vida. BaekHyun deseaba con todas sus fuerzas salir de esa maldita pocilga y ser alguien de verdad, ser una persona con atributos y no solo un muchacho con un monto de fallos que no hallaba cómo solucionar.

Tenía veintiséis años y sentía que su vida se iba directamente a pique. Sin familia, sin dinero, sin amigos. Solo estaba él y la maldita batidora que logró robar de la casa de su madre antes de que esta lo echase como si fuese un perro sarnoso, como si no lo hubiese gestado durante nueve meses, como si no lo hubiese criado durante veintidós años. ¿Cómo se podía ser tan cruel? ¿Cómo esa mujer lo empujó lejos sin ninguna excusa?

Sin padre, sin hermanos, sin tías ni abuelos. Estaba solo en el mundo y, a pesar de que intentó con todas sus fuerzas ajustarse a la realidad, buscar un trabajo y tener su propio hogar, todo se le daba realmente mal, demasiado. BaekHyun solo era bueno en una cosa: Lavar platos. ¿Eso lo hacía feliz? Por supuesto que no. ¿Quién mierda era feliz lavando platos que no eran suyos, pilas y pilas de platos sucios?

—¡BaekHyun, apresúrate!

Trabajaba en un restaurante pequeño de comida tradicional coreana, donde una mujer huraña lo hacía moverse de un lado a otro como si fuese una máquina de mandados y, además, le exigía que tuviese todos los implementos limpios en tiempo récord.

Su vida se sentía como una mierda, era apestosa y asquerosa como una, así que no hallaba el día en que pudiese alejarse de todo eso, en dejar de esconderse detrás de una pila de platos y en que pudiese sonreír y sentirse pleno y normal, que pudiese ser feliz.

—¡BaekHyun, hoy te toca cerrar!

Cuando era pequeño BaekHyun odiaba que la gente le gritase, pero su empleadora no parecía conocer otros modos de trato, así que a él le tocaba aguantarse todas sus chillonas órdenes y ceños fruncidos.

De mala gana tiró de la persiana metálica que protegía el local y puso los candados en las partes correspondientes antes de acomodar la mochila sobre su espalda y partir rumbo a su hogar, no sin antes pasar por una tienda de suministros básicos, donde se adueñó de una bolsa de harina y un par de huevos.

—¿Cocinarás galletas de nuevo, BaekHyun? —preguntó la cajera a modo de saludo y él solo sonrió, esta vez genuinamente, porque aquella era una de las pocas cosas que realmente le gustaba hacer.

Amaba cocinar, sobretodo cosas dulces. Si tuviese la oportunidad se formaría como repostero profesional. De hecho, eso fue lo que intentó hacer durante sus primeros años luego de graduarse de la escuela secundaria. En aquel entonces su madre formó una mueca cuando él, anhelante, le contó de sus sueños y que ya revisó las instituciones correspondientes para formarse como pastelero. La mujer le dijo que él debía costearse los estudios, porque ella no podría, pero que, de igual forma, lo ayudaría tanto como pudiese. A BaekHyun le pareció viable y, a pesar de que el primer año luego de graduarse no pudo estudiar porque no tuvo el dinero, sí contó con la motivación y eso fue lo único que le importó. No obstante, una cosa le siguió a la otra y terminó convirtiéndose simplemente en otro ingreso económico constante, por lo que todo su dinero se fue inevitablemente a la casa que en ese momento compartieron y en algunos gastos ocasionales que ambos tuvieron.

Soportó esa situación solo dos años, por lo que a los veintiuno empezó a estudiar, pero con eso solo vino el desastre. No solo su madre se quejó por su falta de apoyo en el hogar, sino que las comodidades del mismo se vieron limitadas por la pérdida del ingreso y... Mierda. Fueron echados de la casa en la que vivían, su madre tuvo problemas en sus trabajos por intentar tener más turnos de los que correspondía y acabaron colapsando, BaekHyun lo supo. Sin embargo, no consideraba que eso fuera motivo suficiente para que su madre lo echase lejos mientras le gritaba que de sueños no se vivía.

Una pena, ciertamente, pero él no se rendiría. De verdad daría lo mejor de sí para establecerse y hacer realidad sus sueños, incluso cuando los demás parecían tener nula fe en él.

Ese fue motivo suficiente para que BaekHyun frunciese el ceño y se mordiese la uña del pulgar mientras veía la televisión, dejando que el nerviosismo lo consumiese. No estaba en su hogar —él ni siquiera tenía televisión—, así que se encontraba mirando por la ventanilla de la puerta de la cocina hacia el salón donde recibían a los clientes, ahí, en la televisión, daban la noticia de que empezaría un nuevo reality show de reposteros y él solo podía pensar que todo ese dinero de premio se veía demasiado alentador como para no solo establecer su propia pastelería, sino también para comprarse una casa y hasta mantener a un perro.

—¡Para concursar solo necesitas llamar al número que se sale en pantalla! Luego serás contactado para que vengas a nuestro set a presentarnos tus deliciosos bocadillos —notificaron desde la televisión—. ¡No te tardes! Las inscripciones serán hasta el 8 de febrero.

BaekHyun soltó su mano y procedió a morderse el labio inferior mientras sus dedos jugaban con la costura de su delantal, todo eso sin dejar de mirar la televisión a través del sucio cristal.

—¡BaekHyun! —Se sobresaltó ante el grito a su costado—. ¡Ponte a lavar los platos, que para eso te pago, no para ver la tele!

No hizo ningún gesto para demostrar que escuchó a la mujer más allá de su caminata hasta el lavaplatos, donde suspiró al darse cuenta que habían fideos tapando la entrada del desagüe. Esa vista claramente era una mierda y BaekHyun creía que viviría gran parte de su vida con ese mismo panorama, sin embargo, al llegar a su casa esa noche se quedó un momento mirando hacia el techo húmedo y lleno de hongos que conformaba su habitación. Con la vista fija en esos relieves verdosos y la pintura descascarada decidió que, si quería crecer como persona, debía aspirar a algo mejor y no conformarse sencillamente con lavar platos.

Por ello, al día siguiente se levantó con más energía de lo usual y hasta su rostro pareció algo más apacible, menos tenso y ojeroso. Ese día hizo su trabajo con normalidad, pero se detuvo a anotar los datos que le ofrecieron en la televisión acerca del programa. Escribió todo apresuradamente en una libreta y lo guardó en el bolsillo agujerado de su pantalón.

«CocinAmor» se presentaba como un reality show totalmente moderno y romantizado que buscaba coronar al mejor repostero de la República de Corea. Eso sonaba a un proyecto inmenso e inalcanzable, pero aun así pidió el día libre en el trabajo, se vistió con sus mejores ropas y temprano durante esa mañana se empeñó en cocinar una de sus mejores tartas. Luego se encaminó en dirección al gran edificio donde se llevarían a cabo las entrevistas y ahí alcanzó a adueñarse del número 102 antes de que tuviese que pasar casi dos horas sentado en una silla de plástico y con su tarta en el refrigerador compartido que pusieron de forma provisional en el lugar para que no se arruinase el trabajo de nadie.

Ciertamente, BaekHyun no estaba ni cerca de tener la tarta más trabajada ni perfecta a nivel estético. Más bien su pastel parecía platillo de abuela que vivía en medio del bosque y tenía ovejas como vecinas.

—Número 102. —De un salto se puso de pie y pestañeó hacia la mujer ya en sus cuarenta que lo miró con expresión aburrida por detrás de sus gafas de lectura—. Por favor, trae tu muestra para presentar.

Con pasos rápidos y aún mordiéndose el labio inferior por el nerviosismo se dirigió hacia la vidriera, donde la jovencita detrás del mostrador pareció demasiado ansiosa por darle su tarta y él solo tuvo miedo de que todo se le cayese sin más. Por suerte, no fue el caso, así que pudo entrar a la dichosa habitación donde realizaban las entrevistas, la que curiosamente terminó siendo la cocina del hotel donde se encontraban.

—Byun BaekHyun —leyó uno de los hombres de una cantidad de papeles que tenía entre las manos—. Veo que no tienes muchos estudios ni experiencia. —A pesar de lo dicho, el sujeto no utilizó un tono de voz ofensivo o burlón, así que BaekHyun solo asintió, aceptando su derrota—. ¿Podemos probar tu pastel?

Asintió nuevamente y de inmediato le entregó la tarta a una chica menuda que se le acercó con la intención de adueñarse del postre, el cual cortó en porciones para los jueces. Durante el proceso de desgustar BaekHyun no hizo más que morderse el labio inferior con ansiedad y, aún sentado sobre la dura silla blanca, contuvo la respiración.

—¿Tú hiciste esto? —empezó una de las mujeres, quien se metió rápidamente otro trozo de tarta a la boca. En respuesta solo asintió—. Puedes retirarte.

Pestañeó aturdido y se removió sobre la incómoda silla. Su corazón latió desbocado y sintió el calor acumularse en su rostro.

—¿H-Hay alguna retroalimentación? —preguntó con cierta dificultad.

—Prepara tu maleta y echa bloqueador —avisó el hombre del inicio con una sonrisa, sorprendiéndolo.

—Joven, por favor. —La mujer que repartió su postre le hizo un ademán hacia la puerta, aparentemente esperando que se pusiese de pie para salir de habitación, así que él obedeció.

No entendió ni una mierda, pero se fue del edificio después de una despedida demasiado cortés de parte de la mujer que lo llamó para ingresar. Como pidió el día libre no tuvo nada más que hacer, así que se concentró en ordenar su pequeño hogar, el cual no era más que una habitación en la azotea de un pequeño bloque de departamentos.

Durante ese día no hizo mucho más ni tampoco para el siguiente. La vida de BaekHyun era extremadamente aburrida e infeliz. Sin embargo, todo cambió cuando le llegó la carta de confirmación avisando que quedó en el concurso de repostería, por lo que tendría que subirse a un bus para viajar a quizás dónde, pero sería el lugar donde se quedaría durante una semana como mínimo y, si pasaba los pequeños retos, podría quedarse hasta la siguiente semana.

En algún punto se arrepintió de postularse y la sensación de fatiga y desasosiego se hizo más grande dentro de su estómago. Sabía que se arriesgaba mucho, pues tendría que vivir con extraños durante una semana mientras hacía una serie de actividades culinarias de las cuales BaekHyun no tenía real conocimiento. Por lo mismo llegó a la conclusión de que solo lo metieron ahí para humillarlo o algo. La sensación se confirmó cuando llegó hasta el sector donde los citaron para tomar el autobús. Había gente con sus uniformes de chef y BaekHyun solo quiso meter la cabeza dentro de su mochila y morir asfixiado.

—¡Reposteros! —Se sobresaltó ante el grito de un hombre de pie en el pasillo del autobús—. Una vez que lleguemos las cámaras estarán grabándolos, así que deben tener cuidado con lo que harán y dirán.

La mayoría de las personas dentro del sitio chillaron emocionadas y se dijeron cosas entre ellas. BaekHyun, por otro lado, suspiró y volteó su vista hacia la ventana para apreciar lo rápido que se movía el bus. Por lo que notó, salieron ligeramente de la ciudad para ingresar a un lugar con casas parceladas, donde todo se veía demasiado amplio y ricachón.

—¡Bien, empezaremos! —avisó uno de los hombres del personal.

BaekHyun no pudo hacer más que encogerse en su propio asiento cuando las personas a su alrededor se movieron mientras hablaban entre ellas y sonreían a más no poder. Él, por el contrario, mantuvo su expresión neutra todo el trayecto y no habló con nadie más que con los coordinadores, quienes le indicaron sin siquiera mirarlo. Además, y a pesar de que se suponía que estaba ahí cumpliendo un sueño, realmente el temor era mayor. Estaba realmente aterrado de que lo expulsasen demasiado rápido, de no ser lo suficientemente bueno. Temía que nadie le hablase, temía ponerse en ridículo en la televisión, donde lo vería su madre... Temía que la mujer tuviese razón con que su sueño no lo llevaría a ningún lado.

—¡Byun BaekHyun! —Pestañeó aturdido al escuchar su nombre tan fuerte. Con cuidado bajó el último escalón del autobús y pisó la gravilla con sus zapatillas deportivas. Frente a él se expuso una monstruosa cámara junto a un hombre con micrófono que casi lo golpeó en la cara al acercarle el objeto—. ¿Como te sientes?

—Eh... Y-Yo...

Abrió la boca con la intención de decir algo más, pero no pudo ni siquiera esforzarse a ello, porque sintió un golpe en la espalda y luego algo contundente que sencillamente se quedó ahí. Al mirar sobre su hombro notó que era un tipo inmenso, demasiado alto y que sonreía tanto que parecía brillar con luz propia. El sujeto debía ser modelo o algo, porque saludó alegremente hacia el hombre del personal, como si estuviese totalmente acostumbrado a tener cámaras apuntándolo.

—¡Park ChanYeol! —chilló emocionado el presentador—. ¿Sientes que CocinaAmor es tu revancha luego de obtener el segundo lugar en Delicious Cake?

Perfecto, esa fue su oportunidad para irse y eso esperó hacer a pesar de que supuestamente el presentador estaba conversando con él. Sin embargo, de repente una ancha mano se posó en su hombro derecho, deteniéndolo y entumeciendo todo su cuerpo.

—Estaban hablando con BaekHyun.

Inmediatamente se volteó para ver al tal ChanYeol, como si esperase conocer al tipo por que este sabía su nombre, pero acabó recordando que fue el comentador quien lo dijo cuando bajó.

—¡Oh, claro! —El reportero pareció un poco avergonzado y volvió a concentrarse en él.

BaekHyun odió a ChanYeol en ese momento. Él no quería atención de ese tipo, para nada.

—Estoy bien —dijo escuetamente y sin mayor expresión en su rostro antes de caminar hacia la casa de estilo coreano que estaba frente a él.

Suspiró cuando se halló solo en el vestíbulo y momentáneamente deseó no haberse visto tan desagradable como realmente lo era. Quizás ahora la gente lo odiaría por lo tosco que fue...

—Me da igual —acabó concluyendo para sí mismo y en voz baja antes de caminar hasta donde estaba el resto de pasteleros, quienes seguían hablando entre ellos con tanta emoción que parecieron ya haber ganado el concurso. BaekHyun envidió su energía.

—¡Reposteros! —Se volteó hasta donde estaba el presentador y recién ahí notó la cantidad de cámaras que estaban instaladas en la casa. BaekHyun se sintió hiperventilar—. ¡Bienvenidos a CocinAmor! ¿Se encuentran emocionados por la emisión?

—¡Sí!

BaekHyun pestañeó repetidas veces y apretó el agarre que tenía sobre la mochila que colgaba de su hombro derecho. A la par sintió sudar la mano con la que sujetaba su bolso.

—Les daremos una hora para que se instalen y conozcan el lugar. Luego tendremos nuestra primera competencia y... —El hombre guardó silencio, aparentemente para ponerle más dramatismo al asunto. BaekHyun quiso pegarle una patada en la cabeza—. ¡Hoy tendremos a nuestro primer eliminado! —El comentador sonrió ante la cámara—. Las indicaciones se les darán luego de que finalicen con su primera tarea de ordenar la habitación. —Algunos de los participantes se rieron, al igual que los jueces, pero BaekHyun no lo hizo.

Una vez que el presentador se relajó y pareció ya no estar interesado en las cámaras, fueron ellos quienes se movieron de acuerdo a las indicaciones del personal del programa. A BaekHyun una chica lo trasladó por un pasillo exterior que estaba techado y que tenía un patio espectacular, rodeado de vegetación y estatuas de Buda, construyendo un jardín Zen que de seguro fotografiaría cuando tuviese tiempo. Además, por debajo del pasillo de manera se ubicaba un pequeño estanque con peces koi y plantas acuáticas.

—Esta es tu habitación. —Volvió a la realidad al escuchar a la chica hablar.

Se encontró con un dormitorio amplio y de madera, con ventanales a cada costado y dos camas amplias separadas por unos dos metros. Todo estaba muy limpio y adornado en un estilo tradicional coreano.

—Pronto llegará tu compañero.

—Bien. Muchas gracias —respondió en voz baja, casi avergonzado de su propio diálogo.

La chica le sonrió y le dio un asentimiento antes de salir de la habitación. Una vez que se quedó solo dejó en una de las camas la mochila y el bolso que cargaba.

Si tenía suerte se quedaría ahí un mes, de lo contrario podría irse esa misma tarde, así que BaekHyun no supo si ponerse cómodo o no.

—¡Hey! —Al escuchar una voz a sus espaldas se volteó, con lo cual se encontró de inmediato con una sonrisa amplia y unos ojos brillantes. Hizo una mueca al reconocer al tipo—. ¡BaekHyun!

—Sí, ese soy yo —susurró entre dientes, no muy animado.

ChanYeol iba con una maleta mediana y un maletín de plástico, de seguro para llevar herramientas de cocina. BaekHyun no tenía nada más que una batidora y definitivamente no llevaría a ese lugar la mierda que robó de la casa de su madre, así que tenía real esperanza de que en el sitio le prestasen algo para cocinar, de lo contrario estaría perdido.

—¿Me puedes ayudar con esto? —El más alto llamó su atención nuevamente y se encontró al sujeto tirando de su maleta, la cual quedó atrapada en una de las ranuras que había en la madera que generaba el pasillo hasta su habitación.

Sin pensárselo mucho fue hasta el contrario para sujetar el maletín, pensando que de esa forma el otro podría maniobrar con la maleta de mejor forma, pero al final el maletín no resultó tan liviano como pensó y ChanYeol tampoco fue muy inteligente con sus movimientos bruscos a la hora de tirar de la maleta, así que, y de una forma sumamente absurda, ambos cayeron al agua. Sí, al agua, maldición. ChanYeol se fue primero y cayó de espalda, pero él se fue de frente y, al soltar el maletín para poner afirmarse de algo, acabó tropezándose y cayó con las manos sobre el pecho del desconocido. Lo único que no se mojó fue el culo, porque por lo demás estaba todo empapado.

Para su desgracia, unas risas se escucharon en el lugar y BaekHyun dedujo que eran sus compañeros, pues las habitaciones estaban repartidas a lo largo del patio y habían distintos pasillos exteriores conectando todo el lugar.

—¿Están bien?

Esa pregunta lo hizo querer llorar, porque no, no estaba bien. Sabía que las grabaciones no eran en vivo, pero logró ver cámaras a lo largo de todo el pasillo. Además, ya podía ver al presentador en lo alto de los tablones de madera junto con una cámara de vídeo.

—Tranquilo. Solo son un par de personas. —Se sintió confundido por las palabras de ChanYeol y de repente le dieron unas ganas inmensas de encestarle un golpe en lo alto de su cabeza, pero BaekHyun ya terminó con su etapa de falta de control de ira, así que solo suspiró e intentó ponerse de pie.

—Déjame ayudarte. —Aceptó la ayuda de uno de los participantes y, así todo mojado, se puso de pie para luego ayudar a ChanYeol a levantarse, quien estaba aún más alejado del pasillo que atravesaba el estanque.

—¿Están bien? —Ambos le asintieron al presentador, quien estiró la mano para ayudarlos a subir—. Por suerte no se mojó su equipaje.

El sujeto continuó preguntándoles cosas con algunas risas de por medio. ChanYeol fue el único que respondió, pues BaekHyun dio una media sonrisa por lo bajo y apretó los puños, aguantándoselas para no salir huyendo de ahí como un demente. Se suponía que fue a ese lugar para sentirse bien, para demostrar que era realmente capaz de conseguir sus sueños, pero realmente se sintió tan inestable y avergonzado que solo quiso llorar, ir donde su madre y pedirle que le diese un abrazo y le preparase un tazón de ramen casero. Quiso decirle que ya se cansó, que se rendía.

—Vayan a asearse. Debemos empezar pronto con la primera competencia. —El presentador les dio un apretón de hombros a ambos y se retiró hacia el interior de la casa, donde estaba la instalación de la gran cocina.

BaekHyun tomó aire profundamente y caminó hacia su habitación con dificultad, porque sentía todo su cuerpo empapado y sabía que estaba chorreando. Por lo mismo se detuvo en la entrada para quitarse las zapatillas, las calcetas y la sudadera. ChanYeol a su lado hizo lo mismo.

—Creo que tenemos un baño en la habitación —comentó mientras se dirigía hacia la única puerta que había en la habitación aparte de la entrada.

—Iré al cuarto de un compañero para ver si me pueden prestar su baño. —ChanYeol, para su sorpresa, sonó hasta divertido con su propio diálogo y BaekHyun solo se detuvo un momento para mirar con el ceño fruncido cómo el otro sacaba con urgencia ropa de su maleta. ChanYeol, al ver que seguía observándolo, se giró a mirarlo con una genuina expresión de lástima—. ¿Estás molesto conmigo? —El alto se enderezó y mostró una expresión aún más seria—. No quise causarte malestar. Lo siento.

—Luego podemos hablar de eso —susurró antes de meterse en el baño de la habitación con ganas de huir de ChanYeol, porque era un tipo imponente, alto, musculoso, pero que tenía una expresión tan abatida que BaekHyun se sintió mal por enojarse con él.

Una vez dentro del baño se movió con rapidez para no seguir mojando las baldosas, pero actuó más bien en automático, ya que su cabeza no dejó de reproducir lo que sucedió con ChanYeol, especialmente el desastre que resultó en el patio. Solo deseó que no saliese en televisión, porque aquello no era necesariamente lo que esperaba demostrar en ese lugar.

Con mucha rapidez se aseó y se alistó para luego ir a la cocina principal, donde las cámaras nuevamente le dieron la bienvenida. En esa ocasión, y al saber que debía presentarse en la competencia de forma oficial, llevó su delantal de cocina; una prenda que le llegaba hasta un poco más por debajo de las rodillas y que tenía un diseño sobrio en colores marrones, dándole así una apariencia elegante. Su madre se lo regaló para Navidad del año que salió del instituto, cuando ella le dio la oportunidad de ahorrar dinero para luego estudiar repostería, aunque todo acabó en la mismísima mierda.

—¡Queridos reposteros! —Su atención volvió al lugar y se halló solo frente a una de las mesas de color menta. Sus compañeros se posicionaron en mesas que habían a su alrededor—. En esta pequeña competencia inicial deberán hacer una docena de macarrones, los cuales debe contar con seis rellenos diferentes. —El resto de los participantes hicieron unos cuantos sonidos, en su mayoría de emoción. BaekHyun recién recordó que los estaban grabando para la televisión y que por lo mismo debían actuar—. Esta competencia será individual y no solo tendrán la dificultad de cocinar contra el tiempo, sino que también deberán compartir su mesa de trabajo con otro de sus compañeros. —Asustado miró a su alrededor al hallarse solo; el presentador notó sus movimientos—. BaekHyun, trabajarás con Park ChanYeol, tu compañero de habitación. En un momento estará aquí, dado lo que les sucedió en el patio.

Asintió apresuradamente con la intención de que el comentador no se pusiese a hablar de ello. Para su conveniencia, ChanYeol justo llegó en ese momento y con su ingreso hizo más ruido del que seguramente fue conveniente, porque tropezó con una estantería que tenía frascos con dulces. Por suerte, no botó ninguno.

—¡Perdón! —El recién llegado mostró una sonrisa amplia y elevó ambas manos en son de disculpa.

BaekHyun se mordió el labio inferior con nerviosismo mientras volvía con la mirada hacia el frente y deseó que ese chico no fuese un desastre andante, porque de esa manera sí que le sería difícil trabajar en un espacio tan pequeño y con tantos implementos peligrosos.

—ChanYeol, por favor, posiciónate junto a BaekHyun.

El aludido obedeció y él solo quiso morirse porque, más encima, el chico era inmenso; de seguro se veía ridículo a su lado. Para agregar, el contrario tenía un traje de repostero que aparentaba ser un hanbok; era de color crema con flores de cerezo cayendo por el hombro derecho, las cuales llegaban hasta su manga. Las cintas que bordeaban las costuras eran café, como raíces oscuras, y luego estaban los pantalones de color cacao junto con sus zapatos de cocina.

Que envidia.

—Bien. Es importante que sepan una cosa. —Una especie de música de misterio interrumpió la balada instrumental que tenían en el sitio, sobresaltándolo ligeramente. Ante su movimiento ChanYeol se rio por lo bajo, casi risueño—. A pesar de que compartirán el espacio, no deben trabajar juntos, por lo que el sabor de sus macarrones no pueden ser iguales más allá de las coincidencias. Cuidado con eso.

El repostero apuntó hacia el reloj que estaba en una de las paredes y la alarma resonó en todo el sitio, provocando que saltase sobre su lugar y que voltease sobre sí mismo para dirigirse hacia los ingredientes.

Rápidamente se movió y simplemente... hizo su magia. Él no contaba con los títulos ni diplomas de los que los demás se podían jactar. No obstante, llevaba cocinando desde que tuvo motricidad fina, pues siempre vivió con su abuela, quien era una excelente repostera, a pesar de que no tuviese un título profesional. Era una mujer que trabajaba desde el hogar y que crió a BaekHyun mientras su madre hacía dinero fuera de casa. Por ello, fue realmente duro cuando la mujer falleció cuando él tuvo 17 años. Desde ese momento supo que debía dedicarse a eso, a batir, ensuciarse las manos y oler la mantequilla. Él debía y quería estar ahí.

Quizás por ello una sonrisa surcó entre sus labios cuando notó que su batido estaba agarrando forma y color. Se detuvo para probar el merengue, pero solo alcanzó a mancharse el meñique para probar antes de que viese un dedo desconocido metiéndose en su postre.

—¿Qué haces? —preguntó casi sin aire y vio a ChanYeol meterse el dedo a la boca, probando su postre.

El chico le dio la espalda sin más, ignorándolo. Sin embargo, luego de probar el batido el tipo se volteó y lo miró aún con el dedo en la boca, con sus ojos grande y los labios fruncidos en torno al meñique.

—¿Cómo hiciste esto? —El más alto se acercó a él y volvió a meter el dedo en su bol. BaekHyun le pegó un manotazo y acercó la mezcla a su pecho en una postura protectora.

—¿Qué pasa, ChanYeol? —El presentador se acercó hasta ellos con una sonrisa. Los jueces ya estaban moviéndose por el sitio para ver cómo trabajaban sus compañeros—. ¿Impresionado por los sabores de Baek?

ChanYeol abrió la boca, pero no dijo nada. BaekHyun sintió sus mejillas enrojecer y de inmediato se volteó para ir por las esencias y colorantes en espera de que eso lo alejase lo suficiente como para que el presentador no dijese más sobre sus sabores, por Dios. Eso sonó a que ChanYeol le pasó la lengua por la mejilla y probó su sudor. Iug.

Al final logró adueñarse de unos cuantos colorantes y buscó un poco de fruta para hacer sus sabores, aunque terminó tardándose un poco más porque no encontraba los arándanos y eso lo desesperaba. De hecho, estuvo a punto de rendirse, al menos eso pensó hasta que alguien se acuclilló a su lado.

—No hay arándanos —soltó entre dientes, ya estresado porque de lo que había en la canasta no podía encontrar los arándanos necesarios, tampoco había suficiente mora ni frutilla, por lo que se estaba quedando sin ingredientes y solo le faltaba uno.

—Dame la mitad.

Se giró a mirar a ChanYeol con el ceño fruncido y algo en sí se contrajo, quizás fue la rabia, el estrés, el maldito presentador diciendo que quedaban cuarenta minutos para terminar otro sabor o ese tipo con su sonrisa inmensa todo relajado, con su uniforme perfecto y el olor a dulce de nuez lo que lo estaba volviendo loco.

—Mira, imbécil —gruñó entre dientes, sorprendiendo a ChanYeol—. Ves que estoy odiando esta mierda, pero... —El contrario le puso la mano en la boca, callándolo y sorprendiéndolo a la vez. El chico se acercó tanto a él que sus narices se rozaron, literalmente lo hicieron.

Fue rápido al reaccionar, así que se apresuró en alejar al contrario, ocasionando que este cayese sentado sobre el suelo del almacén.

—Chicos, ¿todo bien por ahí?

—¡Oh sí! —ChanYeol rápidamente sonrió hacia la puerta, donde ya estaba el presentador con una cámara un poco más atrás—. Estamos viendo las frutas.

—¿Hay pocas de ellas?

—Sí. —El contrario tomó varias cosas y las echó dentro de la canasta que anteriormente tuvo BaekHyun, quien estuvo a punto de recuperar sus arándanos de un manotazo, pero al final ChanYeol lo sujetó por la muñeca y tiró de él, sacándolo del almacén luego de dar una sonrisa hacia la cámara.

—¿A ti qué te pasa? —preguntó con dureza cuando estuvieron solos.

—Cuidado con lo que dices —susurró el otro mientras dejaba las cosas sobre la mesa que compartían—. Escuchan todo.

BaekHyun no hizo más que suspirar y miró a su alrededor con cierto miedo. Nunca estuvo en un programa de esos, no tenía ni idea de cómo comportarse. Sin embargo, de seguro no estaría actuando tan raro si no fuese porque ChanYeol lo interrumpía todo el tiempo.

—¿Por qué me quitaste los arándanos? —preguntó por lo bajo, con cuidado.

—Los compartiremos.

—Pero yo...

—Haremos esencia de frutos rojos, ¿te parece? —interrumpió el otro, mirándolo con seriedad y él acabó asintiendo con lentitud. Sí, la idea le pareció mucho mejor que sencillamente esperar que surgiesen arándanos de la nada.

—¡Quedan treinta minutos!

Luego de eso todo fue una especie de montaña rusa, con BaekHyun batiendo como loco y sintiéndose ansioso cada vez que su compañero utilizaba el horno. A pesar de que no trabajaron en equipo, luego de repartirse los arándanos todo pareció fluir de una manera increíble y antes de que se diesen cuenta estaban pasándose las cosas y riendo entre ellos cuando se giraban y chocaban.

Por un momento todo salió de su mente, absolutamente todo, así que fue realmente extraño cuando miró la caja de madera con los macarrones posados sobre el papel de seda y las flores comestibles decorando una de las esquinas. Le gustó mucho. Probablemente esa fue su primera creación tan elaborada y las muñecas entumecidas por tanto batir se lo confirmaron.

—¡Terminó el tiempo!

El presentador dio una breve introducción y luego pasó a llamar a los concursantes, cosa que lo mantuvo totalmente tenso, especialmente cuando primero salió ChanYeol y los jueces quedaron encantados con su platillo. BaekHyun no tenía ni idea de quién era el muchacho, pero aparentemente parecía una estrella culinaria o algo así.

—BaekHyun, presenta tus macarrones, por favor.

Un vistazo, unas cuantas mordidas y unas expresiones sorprendidas que lo llevaron a morderse el labio inferior como un desquiciado. De verdad quería hacerlo bien, no que lo eliminasen en la primera rondo como si fuese la cosa más inexperta del mundo. Por favor, no.

—Está delicioso, BaekHyun. —La sonrisa surcó su cara ante las palabras de la jueza, quien dio otro pequeño mordisco a su macarrones de esencia de limón.

Hubieron un par de comentarios más. Concluyó que el sabor y los adornos estaban bien, pero que debía mejorar en la textura. Realmente no supo si se quedaría o se iría y fue eso mismo lo que dijo cuando le hicieron la entrevista para que comentase acerca del proceso de preparación.

Por suerte, salió de ahí rápido y poco tiempo después volvieron a posicionarlos para que escuchasen el veredicto de los jueces. Durante ese momento se la pasó pellizcándose sus propios dedos hasta que el presentador terminó nombrando a una de las chicas que estuvo del otro lado de la cocina, a quien la despidieron con palmadas en la espalda y unas palabras de aliento.

BaekHyun pudo volver a respirar con normalidad cuando los empleados del programa dijeron que ya no estaban grabando. Recién ahí su cuerpo pareció perder fuerza y simplemente se acuclilló detrás de su mesa de cocina, oculto momentáneamente mientras sus compañeros ordenaban sus herramientas. Él no llevaba absolutamente nada más que su ambición, así que intentó calmar su alocado corazón mientras estaba ahí abajo.

—¿Estás bien?

Inhaló profundamente y se puso de pie casi de un salto. Ahí, a su lado, seguía ChanYeol mirándolo con esos ojos brillantes y esa expresión casi paternal. BaekHyun no lo conocía de ningún lado, pero el tipo parecía sinceramente benévolo.

—Supongo que sí. —Dio una media sonrisa algo incómoda—. Gracias por la ayuda.

Sorprendentemente, pasó la fase que dieron al día siguiente y, a pesar de que le notaron fallos, seguía manteniendo su puesto entre los participantes, aunque sabía que no duraría si solo se conformaba con su buen sabor.

Soportó la primera semana, pero no por eso se halló confiado para absolutamente nada y todo se volvió desastrosos cuando, durante el fin de semana, les dijeron que preparasen sus mejores recetas para el lunes, ya que tendrían una misión especial.

BaekHyun tenía que hacerlo bien. Sabía que no era el único que pensaba que estaba ahí por mera suerte, así que debía esforzarse para demostrar que era capaz.

Por suerte, las interacciones con su compañero de habitación no fueron más que simples choques por accidente y algunas palabras corteses mientras comían. De todos los participantes, ChanYeol era quien más le hablaba, pero este en realidad conversaba con todos, así que no creía que tuviese algo puntual con él.

No obstante, el chico se le acercó cuando él se encontró solo en la cocina, listo para empezar con las primeras prácticas para preparar su brownie. Era fin de semana y entrada la noche. Durante esos días los participantes viajaron a sus hogares, porque eran días de descanso. BaekHyun no tenía donde ir y no quería pagar por comida cuando ahí ya le daban... así que no consideraba necesario irse.

—Felicidades por pasar esta semana. —ChanYeol le dio una amplia sonrisa del otro lado de la mesa y él asintió, dándole tan solo una rápida mirada.

—Felicidades a ti también —murmuró a la vez que se esforzaba en manipular el fondant.

—BaekHyun —llamó el contrario lentamente mientras él intentaba adornar su pastel. Su única forma de responder fue con un sonido de garganta, sin mirarlo siquiera—, ¿te puedo hacer unas preguntas?

—Dime.

—¿Por qué estás aquí? —Su concentración se desvió al contrario—. No quiero que suene ofensivo ni nada. Es una pregunta sincera.

Suspiró y bajó la mirada hacia lo que hacía. Ya tuvo una entrevista con el personal, donde le hicieron una serie de preguntas de ese tipo y lo pusieron tan incómodo que prácticamente se pasó toda la entrevista tomando agua como loco.

—Porque me interesa descubrir de qué soy capaz —susurró e intentó pegar el fondant, aunque finalmente no funcionó, por lo que gruñó y soltó todo con cansancio.

—Pero este es un concurso, no una academia.

Sus ojos sorprendidos se dirigieron a su compañero. De seguro esa era la primera vez que ChanYeol le decía algo tan insensible y no pareció nada afligido por ello, así que BaekHyun estuvo un momento sorprendido y por lo mismo no detuvo al contrario cuando este tomó las cosas que anteriormente estuvo utilizando para adornar el pastel.

—Fíjate aquí. —Miró a ChanYeol al escuchar sus palabras, pero este cabeceó hacia el dulce, indicándole que el foco era eso—. Para que quede bien debes ponerle menos crema y presionar durante más tiempo.

—Me queda abultado —susurró con un puchero en los labios que formó inconscientemente.

ChanYeol soltó una risa risueña a su lado.

—Puedes refrigerarlo durante un momento para que evites esos bultos —murmuró el otro y él le envió una rápida mirada antes de volver a concentrarse en lo que sus manos hacían—. Inténtalo tú.

Sus manos fueron a parar al pastel e intentó imitar las acciones del contrario. Pasó un momento con los dedos de ChanYeol sobre los suyos. Estaban solos en la cocina y dentro de la casa eran pocas las personas que seguían despiertas, así que las luces eran tenues y lo único que se escuchaba era la música de piano que BaekHyun puso para relajarse y no sentirse solo.

—¿Por qué eres así? —La pregunta del repostero lo tomó por sorpresa—. ¿Por qué no sonríes?

—¿Debería sonreír?

—¡Sí! —Se asombró por el ímpetu del contrario—. Las sonrisas representan la felicidad.

—No siempre...

—A veces, cuando te miro —continuó ChanYeol, interrumpiéndolo—, tan solo te notó ido... como insípido.

Soltó un jadeo, ofendido—. ¿Insípido? ¿Me estás comparando con comida?

—Cuando estás frente al espejo parece como si no te mirases.

—¿De dónde sacaste eso? —Frunció el ceño con la intención de evitar su molestia—. No sabes nada de mí, así que no tienes derecho a decir ninguna mierda.

Sintió una mano cubriéndole la boca y de inmediato volvieron los recuerdos del primer reto. Le daba rabia la confianza que se tomaba el contrario, como si ellos fuesen amigos o algo así. Sabía que ChanYeol se comportaba así con todos, pero él no estaba dispuesto a soportar ninguna de sus mierdas, así que de un manotazo se alejó del contacto del otro.

—Gracias por la ayuda —soltó escuetamente, refiriéndose al pastel.

Tomó aquello en lo que estuvo trabajando y se apresuró en guardarlo en un lugar seguro con la intención de continuarlo en otro momento. Mientras tanto se encargó de limpiar y acomodar las cosas que ensució.

—No te enfades —pidió ChanYeol, pero él lo ignoró—. Por favor, BaekHyun. No quise ofenderte, lo lamento si lo hice.

Detuvo sus movimientos y se aferró al borde del lavamanos mientras se concentraba en cómo la harina terminaba perdiéndose por el desagüe.

—No tienes ni idea de quién soy, ChanYeol, así que no digas mierdas como si me conocieses —dijo antes de irse del lugar, dando por cerrado el tema.

Escuchó al contrario suspirar a sus espaldas, pero no lo siguió ni dijo nada, así que esa noche BaekHyun pudo meterse al baño de su habitación sin problema y ahí, debajo de la lluvia artificial, se dejó empapar por los sentimientos hostiles que resurgieron después de tanto tiempo, encerrado en una especie de prisión sin rejas que lo tragaba poco a poco. Todo se volvió simplemente un existir sin fundamentos, sin razón de ser.

Cuando se miraba al espejo se intentaba buscar a sí mismo, a ese joven alegre que tenía las mejillas rellenas y la nariz manchada de glaseado. Intentó recordar el labial de su madre decorando su mejilla como fruto de un beso amoroso y buscó en sí mismo el brillo de su abuela, aquel del que su madre siempre hablaba. Sin embargo, ya no había nada de ello. BaekHyun sabía que se perdió a sí mismo hace mucho tiempo y supo que ahí, metido en un lugar paradisiaco y usando champú con aroma a coco, no había ninguna diferencia con su usual pocilga, porque la voz dentro de su cabeza seguía siendo la misma, insistiéndole ya no era nadie.

—BaekHyun, ¿estás en el baño? —Suspiró y se alejó del espejo, como si ya acabase la conversación consigo mismo. Al abrir la puerta se encontró con ChanYeol, quien pareció genuinamente preocupado con su ceño fruncido—. Lamento mucho lo que pasó en la cocina. No quise ofenderte de ningún modo y...

No le interesó escucharlo, así que solo rodeó al chico y caminó hacia su cama, donde se sentó sin mucha delicadeza para acabar cayendo con pesadez sobre la blanda superficie. Hizo las mantas a un lado, se acomodó de mejor forma entre ellas y tuvo la genuina intención de dormir o al menos fingir que lo hacía, pero ChanYeol insistió con que le prestase atención.

—¿De verdad estás tan molesto conmigo? —El chico esperó solo un par de segundos antes de soltar un suspiro que sonó ofendido—. ¿No me hablarás? —Otro momento de silencio y el contrario bufó—. Bien. Me iré, me iré —repitió—. Nos vemos mañana.

BaekHyun no le respondió nada y solo dejó que el contrario saliese de la habitación, dejándolo solo.

A pesar de que lloró cuando se duchó, también lo hizo cuando ChanYeol se fue de la habitación. En un principio, cuando estuvo en el baño, en su cabeza solo apareció su abuela con la sonrisa amplia y las mejillas regordetas, pero en ese momento BaekHyun estaba concentrado en su compañero de habitación y esa sensación inusual que le producía.

Desde hace mucho tiempo que no tenía la atención de alguien y él sabía que no debía emocionarse por ello, pero al día siguiente despertó con una flor rosada a un costado de la almohada, específicamente una rosa. BaekHyun sabía perfectamente que ninguno de los otros participantes podía entrar y no creía que alguno de los empleados se la dejó, así que supuso que fue ChanYeol quien le obsequió la flor en un intento de disculparse. Por lo mismo, BaekHyun no supo qué sentir más allá de miedo, pues la sensación fue increíblemente inusual.

—¡Reposteros! —BaekHyun contuvo su bufido al ver al comentarista tan entusiasmado mientras sonreía hacia la cámara—. Empezaremos esta semana con un desafío ligero, aunque esta vez queremos dulces con alcohol.

Escuchó a sus compañeros hablar emocionados a su alrededor, pero él solo miró sus propios zapatos y se contuvo de hacer una mueca. Realmente no quería parecer desagradable frente a las cámaras, pero después de lo que pasó la noche anterior la tristeza volvió a posarse sobre sus hombros para opacar todos los colores vivaces que sintió al encontrarse en ese lugar, donde hacía lo que tanto le gustaba.

—En esta ocasión trabajarán en parejas y estas serán escogidas totalmente al azar.

Su corazón se contrajo ante la noticia y de forma inevitable la expresión de pánico se asomó en su expresión, cosa que aparentemente fue obvia, porque los jueces lo miraron y soltaron unas risillas al respecto. De seguro los demás lo interpretaron como un acto risueño y lindo, pero para BaekHyun fue algo demasiado vergonzoso.

—Aparentemente a BaekHyun no le gusta trabajar en equipo.

Terminó trabajando con Suzy, una chica preciosa que era increíble para hacer glaseados, así que terminaron haciendo unos cupcake con ligeros toques de ron e higos deshidratados. No supo cómo mierda les surgió la idea, pero terminaron pasando la fase de igual modo y BaekHyun terminó esa mañana algo cansado por estar moviéndose de un lado a otro.

Para cuando llegó a su habitación lo que más quería era meterse en el baño y darse una refrescante ducha, pero terminó encontrándose con ChanYeol saliendo del mismo mientras se secaba el pelo con una pequeña toalla a la vez que era rodeada por una bata de color azul piedra. BaekHyun tenía una sola toalla y con ella se las arreglaba para vivir.

—¿Aún estás molesto conmigo? —preguntó el otro de inmediato y él bajó la mirada, porque ChanYeol se acercó demasiado para hablarle.

—No estoy molesto contigo —murmuró y desvió su atención hacia su cama hecha. Tuvo unas inmensas ganas de huir, pero ChanYeol se acercó otro poco más y él inevitablemente lo miró antes de fruncir el ceño—. ¿Por qué te acercas tanto?

—¿Acercarme?

Se encontró con los ojos aparentemente inocentes de ChanYeol, con un aura centelleante y de colores azulados que no entendió nada, pero que notó, maldición. Ese chico tenía algo... Ese chico era algo y BaekHyun definitivamente no quería conocerlo.

Con las mejillas sonrojadas y el pecho oprimiéndosele de una forma extraña, pero no asfixiante, dio un paso hacia atrás para alejarse del contrario y así escapar hacia su cama. Sin embargo, algo extraño pasó, porque de alguna manera terminó chocando contra ChanYeol, encontrándose de frente con lo alto de un pecho desnudo y un aroma a loción y perfume que lo dejó momentáneamente atontado.

Esa era la primera vez que estaba tan cerca de un hombre después de unos cuantos meses. Durante el último tiempo estuvo tan concentrado en sobrevivir, en no terminar matándose frente a los platos sucios donde se paseaba esa mujer gritona, que ya llevaba probablemente un año sin estar así de cerca de un hombre.

—¡Chicos! —Ambos se giraron hacia la puerta abierta de la habitación, encontrándose con el presentador, quien sonreía de una forma tan amplia que BaekHyun se sintió pasmado y quiso afirmarse de algo—. No sabía que entre ustedes había algo.

—No lo hay —susurró apenas, pero el otro no lo escuchó.

—No confundas las cosas, SiWon. Nosotros no...

—¡Tenemos una nueva pareja! —El hombre aplaudió sin considerar lo que ChanYeol estuvo por decirle y se volteó con emoción. BaekHyun notó que otros participantes y empleados daban vueltas por el lugar—. Vamos a almorzar, chicos. Venía a buscarlos porque les toca preparar la comida de hoy.

BaekHyun dio un paso hacia atrás para alejarse por fin del otro repostero y, así todo nervioso y sonrojado, se giró hacia la salida para caminar por detrás del presentador con la intención de alejarse de ChanYeol y, de ser posible, desaparecer.

Sabía que lo grababan por todas partes, las cámaras no eran para nada sutiles. Sin embargo, no sabía muy bien cómo era la edición y la dinámica misma del programa una vez montado en televisión. Realmente no quería verlo aún porque temía decepcionarse. No quería carcomerse la cabeza pensando en todo lo que hizo mal o en lo feo que se veía durante las grabaciones. No, por favor, BaekHyun no estaba preparado para martirizarse de esa manera.

Volver con el resto de competidores fue algo incómodo, más aún tener colaborar con ChanYeol para preparar el almuerzo. Durante la semana pasada se turnaron para cocinar, ya que ese tipo de situaciones y convivencia también era grabada. De hecho, gran parte de lo que hacían fuera de la cocina era grabado. Lo único con lo que tenía suerte era el baño. Por lo demás, había visto cámaras en todos las e inclusive en algunas entrevistas le preguntaron por ciertas situaciones que ocurrían con sus compañeros, de las cuales BaekHyun no tenía ni idea, porque realmente no interactuaba mucho con nadie.

—¿Qué esperas para esta semana, BaekHyun?

Miró hacia la cámara, buscando al empleados que le hizo la pregunta. Con algo de incomodidad sonrió.

—Intentaré que no me eliminen. —Soltó una pequeña risa y el empleado le dio una suave sonrisa. Solo se encontraban ellos dos más el camarógrafo en la pequeña habitación.

—¿Ya tienes pensado qué harás en la fase de creatividad?

Asintió—. Sí, tengo algo en mente.

—¿Fue eso lo que practicaste con ChanYeol durante el fin de semana? —La pregunta fue sutil, realizada con cuidado, pero él no pudo evitar notar el tono casi pícaro del contrario, lo que lo hizo sentir la cara roja. Quiso morirse de la vergüenza.

—S-Sí —titubeó—. En realidad, él me ayudó con los detalles.

—¿Y qué opinas de ChanYeol ahora que ha transcurrido el concurso? —Se sintió entumecer ante la interrogante del otro—. ¿Por qué los vimos tan juntos durante esta mañana?

Antes sus mejillas estaban rojas, pero ahora sentía toda la cara caliente, incluso las orejas. Por lo mismo tuvo un deseo genuino de salir corriendo, dado que realmente no quería responder nada de eso.

—Simplemente chocamos —susurró y desvió la mirada, avergonzado al recordar—. En cuanto a ChanYeol, me parece un gran repostero.

Dio una sonrisa que se vio más fingida que nada y el empleado acabó asintiendo antes de hacerle un gesto al camarógrafo, aparentemente tras la indicación de que se acabó la entrevista.

—Ya puedes retirarte, BaekHyun. Recuerda que dentro de unos minutos comienza la siguiente fase.

Uy, esa fase sí que lo tenía ansioso, ya que no eliminarían a un solo pastelero, sino que a dos y de las personas que quedaban era muy poco probable que tuviese la suerte de quedarse nuevamente.

—¡Reposteros! —Jugó con sus dedos al ver las luces indicándole que estaban grabando—. En esta ocasión trabajarán en parejas.

Se sorprendió e inevitablemente hizo una mueca, a lo que el presentador se fijó en él y dejó un comentario cómico, riéndose del pastelero pequeñito y aparentemente tierno que realmente era un antipático.

—Escogeremos a los primeros diez pasteleros y los haremos sacar el nombre de su compañero. Todo será al azar.

Llamaron a cuatro personas antes de que el nombre de BaekHyun fuese pronunciado, así que durante todo momento miró a los participantes que quedaban sin emparejar. Eran varios aún, por lo que podía quedar con cualquiera.

—¡Park ChanYeol! —Apretó los dientes al escuchar a SiWon y sintió su mandíbula doler—. Que coincidencia, otra vez siendo compañeros. ¿Esto no será el destino?

ChanYeol rio cuando caminó hasta ellos para ponerse a su lado, totalmente risueño y amable, como suponía ser. BaekHyun sabía que ese chico ocultaba algo, pues no podía ser tan perfecto con ese cuerpo escultural suyo y esas manos toscas que, increíblemente, hacían dulces tan delicados. Park ChanYeol no podía ser sencillamente todo sonrisas, palabras cálidas y actitud benévola. Él sabía que detrás de ese reluciente cascarón debía haber un dulce ácido o amargo.

—¡Empezarán en tres, dos, uno! ¡A hornear!

Desde que se volteó para buscar el cuaderno y chocó con ChanYeol supo que las cosas no irían bien, pero realmente tuvo fe. Se esforzó en no quejarse cuando el contrario le corrigió las medidas para el pastel e hizo lo que pudo cuando el otro le encargó hacer algo en lo cual él no tenía mucha práctica. Especialmente los adornos para el dichoso pastel de aire veraniegos que a él se le ocurrió, maldición. BaekHyun estaba hasta los huevos de las estrellitas de mar.

—¡BaekHyun! —chilló ChanYeol desde su espalda, así que él dejó de sacar las conchas de sus moldes y se volteó, chocando con el alto, nuevamente.

Lamentablemente, esa no fue como las otras veces, ya que el contrario llevaba un bol de harina y, de alguna manera, terminó con la cara cubierta de la suave textura, con la espalda contra la encimera y algo duro contra su boca y mentón, también contra su nariz...

Asustado abrió los ojos y tuvo algo de dificultad para ver debido a la harina, pero pudo darse cuenta de la ligera humedad que estaba sobre sus labios y de ese sabor ya tan conocido de la harina húmeda. No le prestó mucha atención a esas sensaciones hasta que sus pestañas dejaron caer la harina que le tapaba la visual y terminó encontrándose con los sorprendidos ojos de ChanYeol tan malditamente cerca que el hecho fue indudable; se estaban besando.

Por suerte, fue el contrario quien se alejó —BaekHyun tampoco podría hacerlo, ya que estaba aprisionado contra la encimera—. Una vez que se miraron a unos dos metros de distancia pudo ser consciente de su entorno y por primera vez agradeció tener harina en la cara para que no se notase su sonrojo, porque recién ahí recordó que había más gente mirándolos, muchas personas, tanto desde el set como en la televisión.

La campana del horno sonó, indicando que su pastel estaba listo.

—Chicos... —pronunció lentamente Siwon mientras se acercaba a ellos con cierto cuidado, como si temiese por la reacción de ambos—. Queda una hora.

Ambos pestañearon aturdidos y eso fue suficiente para que se moviesen, él en dirección hacia las conchas que dejó a medio hacer y ChanYeol hacia el horno, de donde sacó la masa de los pasteles. Por suerte, todo eso salió perfecto. Se movieron tan rápido que ni siquiera recordaron que estaban cubiertos de harina y que hace un momento sus labios se encontraron en un contacto sumamente extraño y hasta estúpido.

¿Se besaron? BaekHyun no dejaba de preguntárselo y sintió su rostro caliente cada vez que la idea llegaba a su cabeza, cosa que, por suerte, no tuvo que experimentar mucho durante la competencia, pero sí le tocó hacerlo luego. Lograron pasar la fase e incluso los felicitaron por la presentación, cosa que fue todo un logro para BaekHyun, pues él se encargó de esa parte y estuvo hasta agradecido con ChanYeol por obligarlo a salir de su zona de confort. No obstante, una vez superada la emoción inicial todo se volvió increíblemente atroz, porque no solo le hicieron entrevistas preguntándole qué sucedió con su compañero de equipo, sino que hasta los otros competidores empezaron a hablarle de ello y todo fue el colmo cuando su madre lo llamó por teléfono una semana después, cuando se emitió el capítulo.

BaekHyun —soltó ella apenas él contestó el teléfono—, ¿me puedes decir qué haces metido en ese circo?

—Mamá —gruñó bajito y dio un vistazo a su alrededor. Por suerte, nadie lo miraba, ya que se escabulló del salón donde los demás descansaban del almuerzo. Era lunes y en la tarde les tocaba otra actividad—, no es un circo. Es un reality show de pastelería y...

Estás en un circo, BaekHyun. ¿Qué es eso de besarse con un chico frente a la televisión? —regañó ella, descolocándolo. Pensó que la mujer lo atacaría por ir detrás de su sueño nuevamente.

—Mamá... —soltó realmente afligido, aún impactado por la información.

—¿Ahora en esto trabajas, siendo una zorra? —Sus labios se separaron sorprendido. Su madre nunca lo insultó de esa forma ni lo llamó por un apelativo femenino—. ¿Te pagan por besar chicos en televisión? ¿También debes acostarte con ellos?

—Hey... —susurró con dificultad. El nudo se sintió tan inmenso en su garganta que apenas pudo respirar—. N-No...

—¿O de verdad estás conquistando al niñato del chef Park para que te quedes con su cadena de pastelerías? —interrumpió ella, desconcertándolo porque inicialmente no supo a quién se refirió—. ¡Por Dios, BaekHyun! ¡Yo no te eduqué así! —La mujer sollozó del otro lado de la línea y él se mantuvo aún más petrificado ante la situación—. ¿Sabes que pensaría tu abuela de esto?

—Mamá, no... —murmuró con la voz rota, realmente dolido por la mención de su abuela.

Avergonzado se llevó las manos al rostro para borrar el rostro de lágrimas que se abrió pasó por sus mejillas.

Te encaprichaste tanto con esto, BaekHyun, que incluso estás dispuesto a humillarte por hacer pasteles toda la vida. ¡Por esto te eché de casa! —gritó ella y sollozó desde el otro lado—. Estás obsesionado con este sueño tuyo y te llevará a la miseria, BaekHyun. ¡Déjalo ya!

La llamada terminó luego del grito ajeno y él sencillamente se quedó ahí, con la mirada atenta a la pared recubierta de enredaderas que rodeaba el gran patio de la residencia.

—Hey...

Su cuerpo se entumeció de inmediato y, avergonzado, giró el rostro para ocultarse entre su pelo desordenado por el viento. Fingió estar interesado en las hojas frente a él y guardó su celular rápidamente dentro del bolsillo de su pantalón mientras sorbía con cuidado para no sonar tan congestionado.

—¿Estás bien?

Odiaba tanto a ChanYeol, lo odiaba mucho. Durante el tiempo que convivieron gracias al programa el tipo se acercó a él como si nada, le preguntaba cosas que no quería contestar, le ayudaba con la preparación técnica de los pasteles cuando nunca le pidió ayuda y parecía realmente interesado en conocerlo y BaekHyun no entendía por qué, maldición. ¿Cuál era su plan? ¿Acaso quería humillarlo en televisión o algo así?

Conocía muy poca gente, pero sabía que cada persona esperaba de él algo a cambio, incluso su madre lo hizo y durante sus años sobrellevando toda esa situación no recibió nada sin que otro no le cobrase por ello.

—BaekHyun —susurró el contrario con tanta suavidad que él sintió que fue una pequeña caricia—, ¿estás bien? —No contestó y el repostero soltó un fuerte suspiro—. ¿Por qué siempre pareces triste? ¿Siquiera estás disfrutando esto?

Le sorprendieron mucho las palabras de ChanYeol y fue eso mismo lo que lo hizo voltearse a ver el chico directo a los ojos.

—Siempre pareces tan desanimado. —El alto negó con la cabeza, frustrado—. Y creo que deberías largarte a la mierda si no eres feliz aquí.

Abrí los ojos y se concentró en ChanYeol, quien terminó soltando una fuerte risa. BaekHyun no hizo más que parecer sorprendido, sabiendo lo meticuloso que era el otro con las palabras porque, a fin de cuentas, los grababan todo el tiempo.

Al final terminó soltando una pequeña risa también, porque el pastelero seguía sin poder respirar después de su propio chiste. Sin embargo, las palabras ajenas quedaron clavadas en su mente.

—Bueno, en realidad. —ChanYeol suspiró y toda muestra de alegría se evaporó—. Creo que deberíamos ir a la habitación. —Se encontró con los ojos del chico y este pareció genuinamente angustiado—. Pronto empezará el último reto, así que es mejor que te prepares. Además, creo que Siwon ya se enteró que estás llorando.

Su sonrisa decayó de inmediato y, sin poder ocultarlo más, el sollozo escapó de sus labios. Sintió que la situación lo superó y sus dedos se cerraron en torno a los del más alto cuando este intentó sujetarlo para tirar de él. Terminó con la cara contra el pecho de ChanYeol y el brazo de este cubriéndole los hombros, invitándolo a encorvarse y ocultarse contra la ropa que tenía cierto aroma a cítricos.

Caminaron con algo de dificultad, pero lograron llegar hasta su habitación luego de esquivar a algunos compañeros que se acercaron asustados a preguntar si estaba bien. ChanYeol lo escudó bien, evitó que los demás se acercasen demasiado y la forma en como esquivaron a SiWon cuando este insistió en saber qué le pasaba con la cámara por detrás lo hizo suspirar aliviado.

—Vamos al baño.

Se dejó guiar y antes de que se diese cuenta estaba sentado sobre la tapa del baño y con ChanYeol metido entre sus piernas, haciéndose lugar en el poco espacio para pasarle un trozo de papel higiénico por el rostro con tanto cuidado y delicadeza que fue eso lo que lo sacó de su ensoñación y lo hizo fijarse en su compañero.

Los ojos del contrario pestañearon hacia él con un brillo distinto que le quitó el aliento.

—¿Cómo estás? —ChanYeol lo tomó con cuidado por la mejilla y pasó el pulgar por sobre la mejilla, quitando el rastro que dejó una de sus lágrimas.

De forma inmediata llevó la mano hasta donde estaba la contraria con la intención de apartar el tacto, pero al final terminó posando la palma sobre la piel ajena y simplemente se quedó ahí, con los ojos fijos en los contrarios y el corazón latiéndole de una forma errática, tanto así que temió que el otro lo escuchase.

De repente sintió tanto anhelo, tantas ganas de que el contrario lo mirase un poco más, que notase lo roto que estaba, que viese cómo soportaba la oscuridad con todas sus fuerzas y en cómo daba su mejor esfuerzo en absolutamente todo, a pesar de que nadie parecía apreciarlo realmente.

—Déjalo ir —susurró ChanYeol con cuidado, sin apartar el tacto ni la mirada. Fue una orden que BaekHyun acató de inmediato.

El sollozo se hizo presente y BaekHyun sujetó la mano que lo tocó antes de que ambas extremidades unidas cayesen sobre su regazo. Sus hombros se sacudieron por los profundos sollozo y mantuvo todo ese tiempo los ojos apretados, asustados de encontrarse con la mirada de ChanYeol porque no sabía cómo sería la expresión del contrario. Sin embargo, en algún momento lo miró al escuchar una música desconocida sonar en la habitación.

—Deberíamos normalizar el llorar, pero... —El chico se encogió de hombros y le dio una pequeña sonrisa. BaekHyun lo pudo comprender y por lo mismo asintió con algo de dificultad—. No queremos que internet esté repleto de chismes sobre el enano gruñón y llorón.

Se quedó sin aire y su voz sonó muy rota—. ¿M-Me dicen enano gruñón?

ChanYeol abrió la boca, sorprendido y arrepentido de lo que él mismo dijo. De seguro no sabía que BaekHyun estaba realmente apartado de internet, la televisión y todo eso. De hecho, ahí dentro no había nada de ese tipo y él no contaba con internet móvil como para entrarse de esos detalles.

—Lo siento, BaekHyun. Pensé que lo sabías.

Lloró con muchas mas fuerza y el contrario pareció realmente arrepentido de lo que él mismo dijo, ya que el chico le rodeó los hombros con los brazos y lo hizo apegarse nuevamente a él, haciendo que se estrellase con el pecho fornido del otro, cosa que realmente no le incomodó para nada.

No hubo ninguna palabra durante ese tiempo, simplemente fueron ellos dos abrazados y él descargándose, actuando como quizás nunca lo hizo en toda su vida. Se mostró desprotegido, sensible y hasta débil, pero por alguna razón se sintió cómodo haciéndolo. Eso era algo realmente inusual, especialmente cuando aquello consistía en estar entre los brazos de alguien más, cosa que lo hizo darse cuenta de que estaba realmente perdido si creía que ahí estaría bien, por lo que, angustiado, se alejó del contacto ajeno, aunque el espacio no le permitió llegar muy lejos y al final terminó topándose con la intensa mirada de ChanYeol muy de frente, quitándole el aire. Todo se volvió aún peor cuando se quedó completamente estático, momento donde percibió que el contrario se acercaba cada vez más a él y, a pesar de que notó cada uno de esos movimientos, simplemente se quedó ahí e incluso entrecerró los ojos al ver los labios ajenos brillando frente a él.

Un amago de razonamiento apareció en su mente justo cuando los labios de ChanYeol se toparon con los suyos, desconcentrándolo por completo. Debido al ligero impacto se hizo hacia atrás y eso pareció ser una buena oportunidad para que el otro se acomodase mejor entre sus piernas. Por su parte, BaekHyun no detuvo el beso y, de hecho, movió los labios contra los otros, correspondiendo. Sí, le siguió el beso al repostero Park como si realmente no hubiese pensado todo ese tiempo que el otro tan solo quería humillarlo o bromear con él; o sea, podía ser así, pero BaekHyun se sentía realmente bien de esa manera.

El beso no fue fogoso ni necesitado, más bien estuvieron los dos sumergidos en un ambiente extraño y único que los envolvió en una sensación centelleante y cálida que hizo que algo dentro de BaekHyun se volviese palpitante e inusual.

—¿Chicos? —Dos golpes sobre la puerta los sobresaltaron a tal punto que de forma inmediata se separaron—. No quiero interrumpirlos, pero dentro de diez minutos empezaremos con el programa y los queremos a los dos en la cocina.

Ambos se pusieron de pie y fue eso lo que ocasionó que terminasen chocando entre ellos debido al poco espacio. BaekHyun perdió el equilibrio y terminó recargado sobre el pecho de ChanYeol mientras que este lo miraba hacia abajo con unos ojos tan oscuros y profundos que lo hicieron temblar de anticipación.

¿Volverá a besarme?, se preguntó y eso solo ocasionó que algo se removiese en su interior de forma extraña. ¿Quería que ese chico volviese a besarlo? Quizás. Bueno... Sí, lo quería. Le gustó ese tipo de atención y, a pesar de que no estaba en ese sitio buscando precisamente un romance, de alguna forma se sintió mucho más cómodo al saber que había alguien preocupado por él o que al menos intentaba reconfortarlo.

—Salgamos —susurró el otro muy cerca de su cara y solo en ese momento él pudo despabilar.

Algo desorientado se alejó del pastelero, se dio un rápido vistazo en el espejo y salió del sitio para dirigirse a su cama, donde tomó su delatar. ChanYeol ya estaba listo, así que BaekHyun acabó amarrándose el delantal durante el trayecto hacia la cocina.

—¡Bienvenidos, pasteleros! —saludó SiWon hacia ellos mientras lo apuntaba la cámara—. En esta ocasión trabajarán de forma individual y deberán hacer un pastel de boda.

Los jueces sonrieron y BaekHyun supo que estaba acabado. Lo confirmó poco después, cuando se halló a sí mismo con las capas de los pasteles apenas situados, con el fondant mal colocado y las flores comestibles apenas se sujetas sobre la crema pastelera. Con eso supo que no tendría oportunidad para pasar a la siguiente ronda y que, probablemente, sería el eliminado durante ese día.

Y no se equivocó.

—Lo siento, BaekHyun. Debes retirarte de la cocina.

Miró atentamente a SiWon y notó su cara de disculpas, de lamento. Luego su mirada se trasladó hasta sus compañeros y, a pesar de que todos parecían estar apenados por su eliminación, fue el rostro de ChanYeol quien lo hizo sentir un vacío tremendo, porque el muchacho lo miró con la cejas fruncidas de preocupación y los ojos brillantes en un aspecto triste, apenado. El repostero profesional seguramente sentía pena por él.

Algo sorprendido por lo sucedido dio un paso hacia atrás y finalmente salió del set de grabación. Sabía que luego lo tendrían que entrevistar para que comentase acerca de cómo se sintió al ser expulsado de la competencia, así que esperó unos minutos mientras estaba sentado en el patio del recinto, oculto a la mirada de todos los demás.

Estando ahí solo se permitió dejarse albergar por el vacío que creció dentro de su pecho, por esa agonía que venía sintiendo desde que le dijeron que sería expulsado de la competencia, porque no alcanzó a presentar un pastel con las decoraciones que le solicitaron y el sabor no era destacable, solo era más de lo que ya mostró con anterioridad. Por lo tanto, claramente BaekHyun no estaba a la altura de los demás reposteros que se encontraban participando en CocinAmor, sin embargo, estaba medianamente feliz porque logró avanzar más de lo que se imaginó en un inicio.

—¿BaekHyun? —Elevó la cabeza al escuchar su nombre, cosa que lo hizo encontrarse con uno de los empleados de producción—. Necesitamos que vengas con nosotros para hacerte la entrevista, por favor.

Asintió sin mostrar una sonrisa ni nada por el estilo. Solo se puso de pie y fue detrás del contrario, quien lo llevó hasta la pequeña habitación decorada donde solían hacer las entrevistas. Ahí se sentó y se puso frente a la cámara sin sentirse nervioso ni nada, porque seguía sintiéndose vacío, sin vida.

Todo se acabó.

—¿Cómo te sientes? —Fue la primera pregunta que le realizaron cuando encendieron la cámara.

Sin poder evitarlo, una risa irónica se escapó de entre sus labios y sus ojos se nublaron por la acumulación de las lágrimas. Ser consciente de que debía desahogarse frente a una cámara solo hacía que la situación se volviese cada vez más real y que terminase reflexionando que sí, maldición, todo se acabó. Volvería a su pueblo con esa vieja gritona, donde lavaría platos y ni se contactaría con su madre nuevamente.

—Mal —susurró y bajó la mirada hacia el delantal para empezar a jugar con el borde de la tela—. Mierda, de verdad no sé por qué me ilusioné con esto —mencionó más para sí mientras llevaba una mano sobre su rostro para cubrirse de las cámaras, puesto que sabía que había comenzado a llorar.

—BaekHyun —regañó una de las chicas de producción, pero pareció más avergonzada que molesta por su comentario.

—Lo siento.

—Al inicio nos comentaste que entraste aquí porque era algo que siempre quisiste hacer —empezó el empleado que estaba ahí para hacerle las preguntas—. ¿Qué harás una vez que salgas de aquí? ¿Tienes algún plan?

Cuando pronunciaron esa pregunta recordó todas las veces que se lo preguntaron durante los últimos siete años y ante lo cual BaekHyun nunca supo qué responder. A pesar de que decidió joven que quería ser repostero, realmente nunca estuvo tan cerca de lograrlo hasta ese momento y, francamente, se rindió.

Ese concurso fue su última oportunidad para intentarlo, así que ahora solo le tocaba salir y enfrentar la vida como realmente era. Debía meterse nuevamente en un trabajo que le diese lo suficiente para comer, mantener su habitación en unas condiciones decentes y simplemente vivir, maldición. Ahora no tenía ninguna otra meta en la vida más que vivir y... ¿por qué? No lo supo y llevaba semanas preguntándose lo mismo.

Desde que salió de CocinAmor supo que no podía volver a su antiguo trabajo, pues renunció para entrar al concurso. Por ello tuvo que arreglárselas para buscar algunos trabajos y de verdad lo intentó. De verdad se esforzó por seguir con su vida como si nada hubiese pasado, intentó olvidarse de que alguna vez estuvo dentro de ese concurso donde estuvo mucho más cerca de ser feliz.

—¿No has intentado hablar con tu mamá? —le preguntó MinSeok, su vecino, uno de esos días.

BaekHyun aún no estaba preparado para enfrentar a la mujer, para decirle que tenía razón y que al final su sueño no lo llevó a ningún lado y que seguía igual de roto y perdido. Sabía que debía enfrentar todo eso, pero quizás después, cuando dejase de ser tan popular CocinaAmor y cuando ChanYeol dejase de aparecer en televisión como en ganador del concurso.

Ciertamente, dentro de la cabeza de BaekHyun lo que más se reproducía era lo que sucedió con ese chico y no tanto lo que pasó con su propio sueño de ser pastelero, porque claro, era algo que le afligía, pero de alguna forma no lo desanimaba del todo y ni siquiera sabía bien por qué, pero prefirió no concentrarse en eso, no inmiscuirse más en su propia mente, porque eso solo terminaba carcomiéndolo más y más. No quería sentirse peor de lo que ya lo hacía.

—Ya es momento —se dijo a sí mismo cuando se encontró con su reflejo del otro lado del espejo.

Curiosamente, el tiempo transcurrido hizo cambios en él y no como se lo imaginó. El primer cambio notorio era su mirada, oscura, profunda, sombría, pero... brillante. Su pelo pareció recobrar la fuerza, aún cuando sus cuidados eran mas bien nulos. Su cuerpo, su hogar, su ánimo... No entendía cómo ni por qué, pero de repente todo estaba cambiado y eso lo impulsó a moverse, a tomar aire profundamente y salir de su casa hacia quizás donde.

Caminó con paso firme, decidido, como quien sabe que toma una decisión importante. Ni siquiera cuando fue a hacer su prueba para el reality show o cuando se subió al bus que lo llevó hasta esa gigante casa donde se hospedó lo hizo sentirse así.

Era distinto, todo.

A pesar de que no le gustaba mucho entrar a las pastelerías se metió a una. Generalmente el olor de esos sitio lo hacía sentirse como si tuviese de nuevo diecisiete años y, a pesar del sabor dulce del recuerdo, rápidamente era sustituido por la amarga melancolía, así que prefería huir de esos lugares. Sin embargo, ahí se encontraba, entrando a uno de esos sitios para pedir la dichosa tarta de moras que tanto amaba su madre.

—¡YooRa, ¿dónde dejaste la batidora?! —Un grito fuerte y con voz ronca lo hizo sobresaltarse—. Tu batidor manual no hace magia, ¿sabes? Se supone que... —El hombre calló en el momento en que se encontraron de frente, uno a cada lado del mostrador donde una serie de macarrones bien adornados se presentaban en la vitrina—. BaekHyun...

—ChanYeol —susurró apenas y, contra todo pronóstico, una sonrisa se cruzó por entre sus labios, sonrisa que tampoco se esforzó en contener—, ¿cómo estás?

—Eh... Bien, bien. ¿Tú qué tal? Te ves muy bien. —El repostero habló rápido, cosa que se le hizo cómico y le provocó una suave risa, ocasionando que ChanYeol se viese aún más sorprendido.

—Bien, creo. Me siento bien. —Asintió y luego apuntó hacia la vitrina de las tartas—. Me gustaría pedir una tarta de moras, por favor.

—¿Ah? Eh... Claro, sí. —El chico se tardó un poco moverse, así que BaekHyun nuevamente se encontró sonriendo y ambos se acercaron hasta donde estaban las tartas.

—¿Trabajas aquí?

El contrario asintió sin mucho interés y sacó la tarta del amplio compartimiento. Una vez lista la dejó en la encimera para envolverla.

—En realidad esta es la tienda de mi hermana. La ayudo mientras está en sus últimos meses de embarazo.

—¡Oh! Felicidades.

Justo en ese momento el contrario se detuvo y lo miró directo a los ojos, quitando por completo esa expresión afable que siempre lo caracterizaba.

—¿Por qué no te despediste de mí? —La sonrisa de BaekHyun se perdió—. Ni siquiera me dejaste conseguir tu número.

Sorprendido alzó la cabeza y se encontró con los ojos preocupados del contrario, quien acabó suspirando y terminó de envolver la tarta para entregársela.

—Pensé que podíamos ser buenos amigos o... —No se atrevió a tomar la tarta, porque las palabras del contrario lo sorprendieron demasiado, tanto así que incluso lo dejaron momentáneamente petrificado—. Tú... Me hiciste sentir algo.

—¿A qué te refieres?

—De repente había algo que me gustaba más allá de cocinar. —El otro soltó una risa, risueño.

BaekHyun sintió su corazón latir de una forma extraña, incómoda.

Claramente, el que fuese expulsado de la competencia causó tristeza y decepción en él, pero el sentimiento fue ligeramente distinto y no descubrió por qué hasta que se halló ahí frente a ChanYeol, quien le sonrió amplio y lo miró con unos ojos brillantes.

—¿Algo más allá de cocinar? —susurró casi sin emoción, aún demasiado ido.

—Sí. —El chico rio un poco, como si se divirtiese con sus propios recuerdos—. Siempre pensé que cocinar lo era todo, pero me di cuenta de que no. Contigo las cosas fueron distintas, cocinar se volvió mágico y... —ChanYeol se encogió de hombros—. No lo sé. Simplemente es nuevo y genial.

—Algo más allá de cocinar... —susurró con la mirada perdida en las donas.

—Acéptame una cita —soltó ChanYeol de una forma tan rápida que sintió sus pensamientos ser interrumpidos—. Déjame mostrarte algo nuevo, algo que te haga ver las cosas de forma distinta. —El pastelero se mordió el labio inferior con claro nerviosismo—. Quizás podría ser un nuevo comienzo para ti y para mí.

Como huir, concluyó BaekHyun para sí mismo mientras veía los brillantes ojos ajenos.

Algo fuera de la cocina, lejos de su madre, en otro sitio que no fuese su descuidada vivienda. Otro mundo, otro ambiente, otra perspectiva.

—Quizás... —empezó BaekHyun con suavidad—. Quizás podríamos intentarlo.

Runaway

Les confieso que me costó mucho escribir esta historia. Hice cuatro versiones antes de darme por vencida y escoger esta. 😂

Muchas gracias por leer, votar y comentar. Pronto nos vemos en próximas actualizaciones y quizás en un nuevo fic. 🌝

No olviden que tengo un grupo de Facebook donde podemos hablar de cositas ChanBaek. Está en mi perfil. 💖

Saludos y besos, Ary. ♥️

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