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En un lugar donde todo parecía normal, lo desconocido se ocultaba, pero lo que estaba mas escondida era la guerra secreta que se llevaba ante la oscuridad más grande, la fantasía cohabitaba con la realidad que se vivía.

En las tierras de Ruspik había una banda que se les conocía como el terror de los reyes, pero ellos no eran lo que se decía a simple vista, un calvo, un hombre gigante con bigote, un arquero, dos gemelos, un niño, una chica, un flacucho fuerte, un mono, un vagabundo del cielo y un pelirrojo que lideraba al equipo.

¿Cómo empezó todo esto? Retrocedamos un poco el tiempo para poder entender estos hechos.

Hace mucho existía un conflicto entre seres invisibles al ojo humano y que no habitaban en el planeta, hace tiempo ellos tenían conflictos llegando a involucrar a las personas para poder ganar esa guerra, aunque las personas no se daban cuenta de que estaban participando en esa guerra y todo esto paso hasta que en un lugar del planeta encontraron un hombre pelirrojo que tenía un poder grande que podía salvar su planeta, era heredero de unos guerreros que estos seres habían creado siglos atrás, pero el poder de la maldad lo quería controlar y para no causar daños decidió hacer su propia muerte, momentos antes de partir se despidió de su hijo de tres meses que mantenía escondido de los seres malvados que buscaban personas poderosas y su hijo era un blanco fácil porque era un sangre completa.

-Lamento tener que despedirme, pero es lo mejor para todos- dijo el hombre pelirrojo depositando sus ultimas lagrimas en la cara de su pequeño hijo- se que lo cuidaran bien- deposito al pequeño en los brazos de su amiga Ágata cuya cabellera rubia cubría un poco su rostro y trataba de no caer de rodillas mientras su otro amigo Olaf la sostenía abrigándola con un cálido abrazo.

-No tienes por qué hacer esto- decía su amiga Ágata tratando de detenerlo y buscar otra manera, pero ya era demasiado tarde para buscar otro camino.

El pelirrojo la aparto con delicadeza y lo único que pudo hacer fue soltar una sonrisa a su amiga, dio un giro y camino aun destino que lo condenaría a la muerte, una parte de él quería detenerse para volver por ellos, ir por su hijo y por la persona que tanto amaba para decirle que nunca la engaño- es demasiado tarde para vivir ese sueño.

A los días se dio la noticia de la muerte del pelirrojo en todo el pueblo, el pequeño lloraba buscando el calor de los brazos de su progenitor, pero nunca más lo volvería a ver. El pequeño se encontraba en los brazos de Ágata quien cargaba al pequeño como si fuera su propio hijo y mientras unas lágrimas salían de sus ojos azules.

-Debemos ser fuertes- dijo Olaf al costado de Ágata mirando la tumba de su amigo Rojet el pelirrojo que más había impresionado a la gente por su hazaña de ser un hombre fuerte e integro- debemos ser fuertes por el y por su hijo- dijo Olaf mirando al pequeño niño que aun lloraba- Majot el ahora esta en un lugar mejor.

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Pasaron los años donde el pequeño Majot fue criado como el hijo de Ágata y Olaf, creyendo firmemente que esas dos personas eran sus padres, aunque siempre existió la duda por que era tan diferente a sus padres, era un niño pelirrojo con ojos verdes distinto a todos los rasgos de los que creía sus progenitores, pero creyó que tal vez era por su abuelo Pyotr que era igual a él en aspecto. Así fue como Majot creció en ese ambiente familiar siendo un niño que adoraba a su familia y cuando nació su hermano Arsen lo cuido con mucho cariño, siempre jugando con las ovejas que cuidaba su madre Ágata que era una pastorcita. Su padre Olaf se encargaba de enseñarles de navegación y traía regalos de distintas partes del planeta encantando siempre los ojos de su familia con aquellos regalos que tanto apreciaba.

La vida hubiera seguido tranquila, si tan solo la maldad de otros no los hubiera alcanzado, marcando asi el futuro de la familia.

Era un día hermoso en el pueblo a pesar del frio que se sentía. Majot y Arsen se encontraban jugando con las ovejas de su madre, en especia una de ellas que se llamaba algodón y era la mas traviesa de todo el rebaño. Ágata estaba mirando con felicidad a sus dos pequeños que cada vez crecían más rápido, mientras acariciaba su vientre pensando en como decirles a sus hijos sobre el nuevo integrante de la familia. Olaf se había ido esa mañana por unos asuntos que surgieron en el barco que navegaba y tenia planeada una cena especial para dar la noticia.

Los vientos empezaron a hacerse más fríos, Agata al sentir esto decidió voltear su cabeza en dirección al viento encontrándose con unas personas extrañas que se avecinaban- no puede ser- dijo mientras su expresión alegre pasaba a un miedo total, aquellos hombres venían con armas en su dirección y con todas sus fuerzas le grito a sus hijos que huyeran, mientras juntaba el valor para frenar a esos hombres con su bastón en mano, daría todo de si para proteger a sus pequeños, pero sabia que tal vez ese seria el ultimo día que los vería, las ovejas la rodearon y formaron un muro de defensa para apoyarla.

Los niños estaban asustados, pero corrieron todo lo que pudieron para poder salvarse, mientras escuchaban detrás de ellos los gritos y el sonido del choque. En un momento dado Majot decidió voltear encontrándose con la escena de su madre cayendo al suelo, con una herida en la cabeza que la hizo sangrar manchando sus mechones amarillos.

- ¿Qué está pasando? - decía Arsen con miedo de voltear después de escuchar el grito de su madre.

- ¡Atrápenlo! - se escuchó decir a uno de los hombres mientras señalaba con la espada el lugar donde se encontraba parado Majot que aún seguía impactado con la escena de su madre.

Majot reacciono como pudo y agarro la mano de Arsen para huir de ese lugar, pero todo esfuerzo fue en vano cuando sintió que esos hombres lo agarraron y lo encerraron en una jaula donde también estaban encerrados unos osos de negro y blanco.

-Mamá- fue lo único que pudo decir Majot con un tono de miedo y tristeza en sus labios.

Arsen tenía miedo, lo habían dejado solo junto al cuerpo inconsciente de su y pedia a todos los cielos ayuda para su madre y para su hermano, en ese momento pudo ver como su padre llegaba junto con los navegantes que siempre lo acompañaban.

- ¡¿Como se atreven?!- grito Olaf enfurecido y con un tono de voz tan elevado que aquellos hombres desconocidos temblaron, nadie se metía con la familia de Olaf si pagar las consecuencias, su más grande tesoro había sido herida y sus hijos viviendo todo ello, pensar en eso solo avivo mas su ira haciendo que en esos momentos se desatara una pelea con esos desconocidos.

En el momento de la caída del sol, volviendo el cielo anaranjado se pudo notar el desgarramiento que hizo Olaf con esos extraños, pero a pesar e todo ello nada parecía quitarle el dolor, se quedó abrazando a sus hijos y a su amada Ágata que ahora estaba fría- ¡Por favor devuélvanme a Ágata y mi hijo que todavía no miraba el mundo! - imploraba a los vientos, pidiendo a quien sea que lo escuchara-por favor.

Una voz lo llamo diciendo que cumpliría su petición con ciertas condiciones, el bebé nacería y su esposa estaría viva, aunque estaría inconsciente hasta un tiempo, eso fue lo que dijo una voz extraña a sus espaldas. Era la única esperanza que tenia Olaf así que decidió aceptar.

-Me lo pagaras con la bebida más dulce del planeta, algo que haga mi paladar saltar de la emoción al sentirlo- dijo la voz del desconocido tocando el hombro de Olaf, aunque los niños no podían ver nada cerca Olaf sabía que había llamado uno de esos seres que le dieron poder a su amigo.

-Acepto el trato- fueron las palabras de Olaf mientras sentía una ráfaga de viento pasar devolviéndole la vida a su amada Ágata, dando el respiro que Olaf tanto necesitaba.

-Te cuidare siempre- dijo Olaf abrazando a su esposa mientras los pequeños se aferraban al sentir que su madre volvía de cierta manera a la vida.

Así paso el tiempo hasta el momento del nacimiento del pequeño ser donde Olaf entrego la bebida prometida al ser que lo ayudo para que el ayudara con el nacimiento- espero que sea de su agrado y que todo cumpla con su expectativa- dijo Olaf entregando la botella donde se encontraba la bebida que se le pidió.

-Todo esta en orden- dijo aquella figura tomando la botella y haciendo un chasquido con los dedos- será mejor que te apresures tu hija te está esperando.

Olaf al oír esas palabras corrió en dirección a su casa mientras agradecía al ser por haberlo ayudado- Gracias a usted por todo.

El ser vio como el hombre se apresuraba para correr y ante la escena solo pudo decir- a la próxima solo dime Rencor- dijo la figura antes de desaparecer del lugar.

Olaf corrió todo lo que pudo hasta su casa mientras oía a sus hijos haciendo preguntas y unos llantos de bebé se escuchaban en el cuarto donde se encontraba el cuerpo de Ágata.

- ¿Qué es eso papá? - dijo el pequeño Arsen con inocencia al ver por primera vez un bebé y ver a su padre tratándolo como el ser más frágil del mundo.

-Es tu hermana- contesto Olaf mostrando a la pequeña que cargaba en brazos- la pequeña Jelena.

Majot y Arsen miraron a la pequeña con ojos de sorpresa y luego un sentimiento de calidez que iba creciendo- tenemos una hermana- dijeron emocionados al verla y notar el parecido que tenía con su madre.

Así fue como Olaf cuido casi solo de los pequeños, ya que a veces recibía ayuda de su suegro Konstantin y de su suegra Galina, aunque eso si el debía admitir que la relación con su suegro no era la mejor de todas.

Cuando Majot cumplido los trece años ya era el momento de decirle la verdad y de los peligros que se debían enfrentar- Es hora de decirte toda la verdad de quien eres y que puedes hacer.

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