↝Sᴇɢᴜɴᴅᴀ Pᴀʀᴛᴇ↜

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     Decir que Jung Mía era increíblemente poderosa sería, completamente, cierto, con grandes influencias y altos diseñadores del año.

     Tenía tantos vestidos a su disposición que eligió uno bastante revelador, donde sólo dos largas y anchas tiras tapaban sus pezones, amarradandose detrás de su cuello y uniendo a la altura de la cintura la falda del vestido, justo por encima de las rodillas; era de color rojo y fue combinado con accesorios dorado, tacones de aguja del mismo color, un maquillaje natural resaltando el color verde de sus ojos y cerrando con broche de oro, su cabello estaba recogido en una cola de caballo en ondas.

     Bajó del auto, visualizando la casa en donde se había criado, en donde tenía recuerdos agradables y otros no tanto, viendo con cierta nostalgia el que era su hogar, aquella casa de tres pisos moderna con un jardín gigante delantero con una fuente en medio y una piscina grande en la parte trasera.

     No pasaron por desapercibido los autos que estaban estacionados afuera, por lo visto, todos habían venido a la gran invitación. Sacó la llave que aún conservaba de su casa y entró como perro por su casa, atravesó el gran pasillo que estaba decorado con cuadros originales de sus artistas favoritos, hasta llegar al gran comedor donde todos la esperaban.

     —Lo siento, se me hizo tarde y tenía mucho trabajo —Se disculpó con una gran sonrisa en aquel hermoso rostro.

     Su familia estaba sentada a gusto conversando, pero notó que la cara de su hermano era algo distorsionada, como si una presencia le impidiera tener una velada agradable, convirtiéndola en una muy desagradable. Dirigió su rostro al asiento que estaba al lado de su hermana y sorprendida se convenció internamente de no insultarlo frente a frente.

     —Jeon Jung Kook. —Susurró, posiblemente, los presentes hayan intuído que algo estaba mal, pero aún no sabían porque— ¿Qué hace él aquí? —Preguntó importandole poco que él estuviera presente.

     —Es mi novio, ¿Qué no es obvio? —Habló Thea, su hermana menor, en tono divertido y tajante.

     Le divertía la situación incómoda que se había creado.

     —¿Acaso no puedo estar aquí, Jung Mía? —Su presencia era imponente, pero no le daba razones para dirigirle la palabra— ¿O te duele tanto que te esté superando? —Su voz era de superioridad, cosa que Mía odiaba y más, por tener razón.

     La familia miraban la escena incómodos a excepción de la novia de Jeon, pero aquello no le importó a Mía y se sentó en el lugar que le correspondía en la mesa.

     —¿No dirán nada? —Aquella pregunta al aire y no dirigida, pero muy evidente a quienes iban, sólo se limitaron a mirarla— Él —Lo señaló— hará que nuestra empresa caiga en picada, pero al parecer a nadie le importa nuestra economía —Se levantó de la mesa con rabia, arrastrando la silla creando un sonido insoportable, se dió la vuelta y tropezó con Lyla, la chica que se encargaba de servir la cena.

     —Disculpe, señorita Jung —Se disculpó e hizo una reverencia, mostrando respeto hacia la hija de su jefe.

     Mía respiró profundo, creía que su hermana menor le había hecho una broma muy pesada, pero por su forma de comportarse y sus ojos brillantes sabía que realmente estaba enamorada de ese imbécil.

     —Discúlpame a mí —Se disculpó con la empleada y siguió su camino.

     Sin miedo a nada, abandonó el comedor dándole la espalda a lo que ella llamaba familia, ni su padre había podido poner orden en la mesa, sólo dejó que su hija adorada escapara.

     —¡Jung Mía! —Esa voz imponiéndose apareció luego de su retirada.

     ¿Debía correr? Porque Mía desde muy pequeña le aterraba la voz de su madre al estar molesta, era muy intimidante, así que ella evitaba hacerla molestar, pero ahora era una mujer hecha y derecha, no tenía aquel efecto en ella, ya no.

     Algo en ella se encendió y decidió detenerse a mitad del pasillo extenso. El remordimiento era inmenso y posiblemente, ésta noche no podría dormir tan a gusto como siempre por estar pensando en ello, ¿Era una cobarde? No, claro que no.

     —Siéntate a comer con nosotros, hija —La voz de su madre se volvió a escuchar y sólo podía imaginar la estúpida sonrisa de "todo está bien, hija" o "te sientas, si no quieres saber de lo que soy capaz", en aquella brillante cabeza.

     Hay expresiones que no son tan fáciles de olvidar.

     —No, no me sentaré enfrente de ese fenómeno, me niego —Gritó desde su lugar enfadada.

     ¿Por qué debía hacer algo que no quería?

     Fingir.

     Ella no se creía capaz de estar en ese teatro y menos tragarselo.

     —¡Te comportas como una niña pequeña! —Se exaltó la señora Jung a tal punto de gritarle a su hija mayor de edad desde hace años atrás— No te crié así, Mía. Ven acá —Se podía escuchar claramente como una silla era arrastrada y un golpe fuerte Se escuchó desde donde se encontraba.

     —Mía, por favor, siéntate en la mesa. Prometo recompensartelo pronto —La melodiosa y dulce voz de su padre se hizo presente haciendo cambiar de opinión a su hija.

     Se devolvió a pasos elegantes llegando al comedor nuevamente, sentándose en la silla que había dejado abierta, justo en frente del Don Juan Jeon Jung Kook.

     —Te comento que lo hice por papá, no por tí —Alzó la cabeza y se acomodó en su asiento, haciendo todo aún más desafiante y tenso.

     —¿Cuánto tiempo llevan saliendo? —Hoseok decidió hablar para romper el hielo.

     —Hace cinco meses —Jeon respondió rápidamente, sorprendiendo a los presentes, ¿Acaso aquello debía demostrar que era muy rápido respondiéndo preguntas como si fuese una competencia?

     —¿En serio? —Habló la señora de la casa con una sonrisa en su rostro de orgullo.

     Estaba más que claro, su hija menor estaba saliendo con uno de los CEO más importantes de toda Corea del Sur, claro, después de su hija mayor, por supuesto.

     —Sí, han sido los mejores meses —Afirmó acercándose más a él, como si de un chicle en el cabello se tratara, por más productos que le hecharas jamás saldría de allí.

     —¿Y tu, Mía? ¿No tienes pareja? —Jeon preguntó con mera curiosidad.

     Mía alzó una ceja en respuesta, pero había sido salvada por la campana porque la deliciosa comida se acercaba a ellos.

     —¿No piensas responder, hija? —Su madre como siempre involucradose donde nadie la llamaba.

     —No, no tengo tiempo para eso —Respondió a secas.

     Miró la comida que ya había llegado con una gran sonrisa.

     —Le pedí que se casara y me diera nietos. —Comentó su madre como si fuese un tema de conversación público— Ella sabe que eso de allá abajo también envejece.

     Mía a punto de atragantarse con su comida, tuvo que soportar la risa escandalosa de su madre, la irritable de su hermana y la de Jeon. Su padre y hermano no estaban a favor de aquellos temas privados siendo revelados, era humillante, no gracioso como creían que era.

     ¿Cómo decirles la verdad? ¿Cómo encontrar una razón para que los hombres se quedaran a su lado? Era la desgracia de la familia Jung. Los únicos que la entendían era su hermano mayor y su padre, por eso siempre estaban en contra de todo lo que le hacía mal y viceversa.

     —Yo tampoco tengo pareja, mamá —Intervino su hermano para apoyar a su hermana.

     —Porque no ha llegado la indicada, hijo. Tranquilo, llegará —Su madre tomó la mano de su hermano y le dedicó una sonrisa.

     —¿Se acuerdan de Yoongi? —Intervino nuevamente Hoseok, cometiendo uno de los peores errores de su vida: Contar abiertamente su vida.

     —Claro, hijo. Es tu compañero en aquella discográfica donde sacarán tu primer sencillo o algo parecido —Habló su madre. Hoseok miró a su rubia hermana, pero ella sólo negaba con su cabeza levemente sin levantar sospechas.

     —No es sólo mi amigo, mamá. —Tomó aire y lo soltó, como si se liberara de algunas cadenas que lo tenían atado— Es mi novio, vivo con él desde hace un año.

     Mía, la hermana rubia de Hoseok, se tocó la frente con gran frustración, ella sentía que aún no era el momento para revelarlo, aunque ella sabía que lo había hecho para protegerla y diera algo de que hablar por meses.

     La Señora Jung sin poder creerlo, sólo rió nerviosa.

      —Buena broma, hijo.

     —No creo que se trate de una broma, mamá —Habló Thea, por fin aportando algo con su boca que sea útil y agradable de escuchar.

     —Por Dios, hija. —Rió nuevamente la señora Jung— Que inocente eres —Sus palabras hicieron que el silencio reinara unos cuantos minutos.

     El señor Jung y la jóven Mía estaban enterados de la orientación sexual de Hoseok, sin hacer de ese tema uno global, ambos eran importantes en su vida y apoyarlo era lo mínimo que podían hacer, ya no era un tabú hablar de sexo homosexual o fetiches sexuales, éramos seres humanos con capacidad de extinguir especies, ¿Por qué era tan difícil aceptar el amor que había entre personas del mismo sexo?

     —Señora Jung, con todo respeto, creo que su hijo habla muy en serio —Opinó Jeon muy erguido en su puesto, agregando seriedad al asunto.

     —¿Hablas en serio? —Dejó los cubiertos encima del plato, dejando de degustar la comida que había preparado el chef de la casa— ¿Por qué sólo Thea y yo parecemos las únicas sorprendidas? —Semejante noticia debía ser procesada por su cerebro.

     —Porque ni papá y ni Mía me jugarían, —Se lentó de la mesa sin pedir permiso. Estaba en todo su derecho de hacerlo— pero tranquila, mamá, lo traeré a casa para que lo conozcas. —Fingió una falsa sonrisa, mostrando su blanca dentadura con elegancia— Como eso es lo único que te importa, además de si posee dinero o no —Hizo una reverencia antes de andar en sentido contrario, abandonando el comedor.

     —¿Ahora que hice? —Preguntó Jung Melanie confundida o eso quería aparentar para no ser juzgada.

     —Permiso —Mía imitó la acción de su hermano antes de salir detrás de él.

     Atravesó el gran pasillo, escuchando una puerta cerrarse con fuerza, confirmando que Hoseok había abandonado la casa e iba a desaparecer de la propiedad privada.

     —Hoseok —Lo llamó aproximándose en sus tacones de aguja por todo el pavimento, estaba a punto de marcharse en su auto.

     Estaba ahí junto a su auto de pie, molesto y con todas las razones del mundo, porque su madre era homofóbica y ocultar la verdad para no ser juzgado era inaceptable, cada persona tiene el derecho de decidir qué hacer con su vida y seguir lo que te hacía feliz era clave.

     —¿Qué quieres, Mía? —Se dirigió a su hermana con indiferencia, como si eso pudiera arreglar las cosas.

     Ella se aproximó un poco más hacia él y lo abrazó con fuerza, mimando a su hermano menor, a su consentido de toda la vida, casi dejándolo sin oxígeno por presionar las costillas contra sus pulmones.

     —Te felicito, hermanito.

|↝↜|

     09:30 PM

     Una ducha de agua tibia era el mejor remedio para la tensión muscular y de aquella forma, podría despejar su mente de aquel tedioso día, de esa noche tan dolorosa e humillante. El agua caía por su cuerpo sin parar llevándose con ella los restos de jabón de ducha y el champú de almendras hidratante para su cabello, sintiéndose tranquila y relajada.

     Todo era demasiado perfecto para ser verdad, pero la puerta del baño de su habitación había sido abierta sin previo aviso, alertando a Mía que se bañaba a gusto.

     —¿Quién está ahí?

     No respondió aquella persona, aquel intruso que se había metido en una propiedad privada sin autorización.

     —¿Quién más? —Dijo con burla abriendo la cortina de la ducha— No me esperaste, cariño. Yo también quería darme una ducha, pero contigo —Le guiñó coqueto, mirando el cuerpo de Mía desnudo.

     Ella sólo lo miró con desprecio y siguió en lo suyo, quería estar con la mente despejada y no llena de cucarachas.

     —¿Por qué no me hablas? ¿Acaso estás molesta conmigo? —Aquel hombre de traje azul se veía preocupado por la reacción de su esposa.

     —¿En serio? ¿Con mi hermana? —Ella soltó una risotada, no podía creer que su esposo había utilizado a su hermana menor para tener un perfil bajo.

     —¿Qué querías que hiciera? No es popular como tú, que te veo hasta en los carteles publicitarios —Se excusó aflojandose la corbata negra.

     —Me aborrece pensar que la hayas besado, tocado... —Fue callando sus palabras, simplemente, odiaba la idea de que su hermana menor haya tocado a su hombre, a su esposo.

     —Sabes que jamás te engañaría Mía, porque ciertamente, también me enfermaría pensar que otro hombre que no sea yo te haya tocado —Sus ojos se conectaron por primera vez desde que Jeon entró en el cuarto de baño.

     Jung Kook se deshizo de su saco, corbata, camisa y los pantalones, apresurando su paso para saludar a la mujer de su vida.

     Mía sabía lo que pasaría si Jung Kook se acercaba un poco más a ella, pero sólo la tomó por la cintura, reclamando lo que era de él, no dudó ni un segundo y atacó sus labios chocando ambos entre sí, sus manos se abrieron paso y se aferraron en su pequeña cintura con delicadeza asegurando la cercanía, las manos de ella se abrieron paso por su pecho desnudo y muy bien trabajado llegando a la parte posterior de su cuello.

     Se movían lento sus labios, pero apasionadamente.

     Distraídamente, Jeon trazó con su lengua el labio inferior de Mía, sorprendiendose en el acto cuando sus labios se abrieron dejándole un gran espacio libre para meter su lengua en la cavidad bucal de su esposa. Sus lenguas lucharon por el dominio, haciendo el beso más caliente y fogoso.

     Después de unos minutos, aquellos dos pares de ojos se encontraron, felices y extaciados por tal beso.

     —¿Te he dicho que amo tus enormes senos? —Soltó Jeon examinando descaradamente los pechos de su esposa.

     —No —Alzó una ceja desconcertada, ¿Por qué aún no se la comía entera?

     —Ahora lo sabes, cariño —Le guiñó el ojo izquierdo divertido.

     Acortó la distancia con su esposa y atendió a la parte que más lo volvía loco, la que más le excitaba y más al pellizcarle los pezones, conseguía ponérselos bien duros y empitonados. Ella gemía cada vez alto por su toque, demostrando que le encantaba aquel pequeño gesto tan excitante como placentero.

     —Sólo tú sentirás éste placer —Jeon relamió sus labios gustoso, los gemidos de su esposa inundaban el cuarto de baño y lo ponía muy duro.

     —¿Sólo yo? —Gimió después de preguntar.

     —Sólo tú logras excitarme hasta con una dulce sonrisa. No sabes lo cachondo que me pones, cariño.

     Mía, por su parte se abalanzó contra su hombre para devorarle la boca con ansías, declarando la guerra ante ese excitante beso y Jeon estaba de dispuesto a dar lo mejor de él.

     Jung Kook sabía que Mía amaba los besos y lamidas en e cuello, incluso más cuando ella había empapado a su hombre con el agua que se escurría del cuerpo y de la ducha que aún seguía abierta, aprovechando la oportunidad para dejarla en otro planeta.

     —Me encantas, Jeon —Ella sonrió ruborizada, tantos meses sin tener relaciones con él le había afectado demasiado, sacando su lado amargado y poco amable.

     —Te deseo tanto, amor.

     Jeon se deshizo de la última prenda que tenía puesta, estaba mojada y se pegaba a su cuerpo poniéndolo al cien porciento. Frotó su miembro entre los muslos de su esposa para que notara lo excitado que lo ponía, pero no todo sería delicado, la volteó con el rostro contra la pared fría de la ducha, erizando su piel en el acto.

     Abrió un poco sus piernas para tener mejor acceso a esa zona que tanto lo mataba, se aseguró que estuviera en el agujero correcto y la penetró sin hacerla esperar, agarrándose de su cintura de infarto para tomar impulso. Ella se sostenía con sus manos contra la pared para no impactar fuertemente, abriéndose más de piernas para facilitarle el trabajo.

     Su miembro resbalaba bajo el agua mientras entraba con suavidad en toda su intimidad. Sólo unos minutos bastaron para que ella gritara de placer al mismo tiempo que vivía un orgasmo vaginal de gran intensidad.

     Llegaron juntos al clímax y cuando acabaron de expulsar fluidos producto de un orgasmo, se abrazaron dejando que el agua se llevará todos esos fluidos corporales, dejándolos limpios y relajadoa.

     Jeon prosiguió a dejarle un beso con ternura en la frente, demostrando todo lo que realmente sentía hacia su esposa.

|↝↜| 

     11:30 PM

     —No sabes la rabia que me dió verte allí, feliz y con ella —Aceptó Mía acurrucandose en el pecho de su esposo.

     Después de esa ducha se dispusieron a ponerse la ropa cómoda para dormir y comer un postre nocturno, unas deliciosas frutas con chocolate derretido, junto a su perro querido y amado, siendo más que una simple mascota para ambos, era su hijo.

     —Estuve a punto de arruinar la noche, después que tu hermano se expusiera ante tu madre —Explicó Jung Kook con las respiraciones tranquilas y más, teniendo a su esposa tan cómoda encima de él.

     —¿Qué ibas a hacer, Jeon? —Ella se levantó un poco de su pecho y lo miró a los ojos con una ceja levantada, esperando su respuesta.

     —Haría público nuestro matrimonio, Señora Jeon —Le guiñó un ojo coqueto, admirando como su esposa mordía su labio inferior, provocándole una futura erección.

     —¿No te ibas a casar con ella? —Mía tenía los mismos planes que su esposo, jugar hasta que él termine dentro de ella, dejando su semilla escurriendose de su interior.

     —¿Está celosa, Jeon Mía? —Se burló de la Señora Jeon. Él amaba cuando su esposa se ponía creativa y celosa por todas las mujeres que querían estar con su persona.

     —Es de mala educación responder con otra pregunta, Señor Jeon.

     Mía se acomodó quedando a la altura de su esposo, además de sus labios, siguió provocándolo.

     —Lo sé, pero no aguanto tener que esconder lo nuestro un poco más. —La miró a los ojos con desesperación, él quería una vida normal junto a la mujer de su vida, pero Mía tenía otros planes— ¿Cuándo haremos público nuestro matrimonio? —Preguntó paseando sus manos por el atractivo trasero redondo de su mujer.

     —Cuando aceptes que mi empresa es mejor que la tuya —Le guiñó el ojo izquierdo divertida, esperando escuchar aquellas sagradas palabras.

     —Eso jamás.

     La serpiente que no puede mudar su piel, muere. También las mentes a las que se les impide cambiar sus opiniones; dejan de serlo.

——Fin————

Si llegaste hasta aquí, quería decir u aclarar que tenía ésta historia escrita desde hace tiempo y decidí corregirla, agregarle ciertos detalles y dejarla como una historia corta, para su disfrute.

Gracias por su apoyo mis bebus♥️

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