↝Pʀɪᴍᴇʀᴀ Pᴀʀᴛᴇ↜

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     —Señorita Jung —Habló el secretario del CEO Jung Mía, arreglando su corbata mientras se asomaba por un espacio estrecho entre la puerta y el marco de madera oscura.

     Tocar había pasado a otro plano desde hace meses y a su jefe no le molestaba, a menos que él supiera que tenía una gran reunión en su oficina con varios inversionistas.

     —Iván, ahora no tengo tiempo para los caprichos de mi hermana, si eres tan amable de acompañarla hasta la puerta —Dejó de lado los documentos que estaba analizando, tenía más de dos horas leyendo las condiciones de dicho papel que era imposible que todo se encontrara tan extraordinariamente bien.

     —Jeon Jung Kook, lo hizo de nuevo —Soltó su secretario, nuevamente.

     Su corazón se paralizó por un pequeño tiempo, siendo poco mortal para su cuerpo, sintiendo que le faltaba el aire y quisiera desplomarse en el suelo.

     Jeon Jung Kook, el CEO más adinerado de toda Corea del Sur, dueño de la empresa Jeon Enterprise's con la tecnología más innovadora y avanzada de todos los tiempos, siempre obtenía los contratos de otras empresas y grandes potencias, haciendo que el trabajo del CEO Jung Mía quede prácticamente en cero, teniendo que buscar de nuevo un inversionista que decida quedarse junto a ellos y no de último momento cancelar el contrato.

     —Ese hijo de perra. Cree que siempre va un paso adelante de mí, pero vamos a la par —Expresó con molestia frente a su empleado.

     Kang Iván tenía más de cinco años trabajando para ella y la confianza que tenía de decir las cosas como su mente lo pensara era casi al cien porciento, él no hablaba más de lo necesario y no iba por los corredores contando lo sucedido, era muy discreto.

     —Lo siento, ni sé que pensar en estos momentos —Restregó sus ojos con sus dedos, horas viendo un papel le cansaba la vista.

     —No se preocupe, ¿Necesita algo más? —Ofreció su secretario antes de abandonar por completo a la rubia que yacía sentada en aquel gran escritorio de madera oscura, en una silla moderna blanca.

     —Comunícate con mi hermano y dile que venga, que es urgente. Debemos innovar nuevamente, ser más llamativos para el público. —Ordenó tragando saliva, pensando que otras cosas podrían favorecer su empresa— ¿Cómo le hace para obtener más ganancias que nosotros en estos último dos meses? —Soltó, al igual que el aire que estaba reteniendo en sus pulmones, su presión comenzó a subir y ni hablar del calor en el cuerpo, tenía una cólera impresionante.

     —Es guapo —Comentó Iván haciendo reír a carcajadas a su jefa.

     —Guapo, pero imbécil —Mía confirmó.

     No podía negar que entre ella y el señor Jeon había algo más que una simple tensión, rabia o molestia, era algo más sexual que ni ella misma podría describir, con sólo una mirada en cuestión de segundos el corazón de ambos empezaba a bombear y a latir más rápido, no se tenía explicación alguna y el decir que se odiaban, no era relativamente cierto.

     —No lo dudo. —Le guiñó el ojo izquierdo, orgulloso de si mismo por haber hecho reír a su jefa, esa que le dió trabajo, mientras otros lo rechazaban por su orientación sexual— Debo trabajar o no me pagaran este último —Relamió sus labios con burla, Mía sólo le guiñó el ojo de vuelta y dejó que su secretario volviera a su puesto, cerrando la puerta por completo después de dar tal noticia.

     Tomó el teléfono con aquel temblor en su cuerpo, poco a poco iba quedándose sin socios y eso le aterraba. Llamó a Kim Taehyung, su mejor amigo de la infancia, desde jardín de niños hicieron un pacto de jamás dejar de ser amigos, sólo la muerte los separaría y estaban dispuestos a cumplirlo.

     —No me digas. —Contestó de inmediato con un suspiro al final, intranquilizando a su amiga, poniendole los pelos de punta— Jeon Jung Kook lo hizo de nuevo —Mía se lo imaginó alzando una ceja, era algo característico de él.

     —¿Soy muy obvia? —Preguntó confundida, jugando con el lapicero negro que estaba encima del escritorio y moviendo inconscientemente su pie que estaba utilizando unos lindo zapatos de tacón, eran uno de aguja negros.

     —Digamos que... Sólo hablas de él, ya ni siquiera me hablas de tu vida, si no, como él te arruina la tuya —Taehyung había dado en el clavo, su mejor amiga sólo se daba abasto hablando de su competencia.

     Mía suspiró pesadamente y relamió sus labios en el proceso, jamás había sentido tal tensión al hablar con su mejor amigo.

     —Te llamé para recordarte que tienes que buscar el regalo de mi sobrina —Cambió drásticamente de tema, rompiendo el hielo que se había creado repentinamente entre ellos.

     —¿No crees que es demasiado regalarle a una niña de diez años una moto?Kim sonaba preocupado, pero siendo sinceros, ¿Qué niño no quisiera una moto así sea de juguete?

     —No. Sabes que ella puede aprender a usarla mientras tanto, no digo que vaya al colegio en ella. —Explicó soltando el lapicero que había comenzado a morder la parte trasera, tomando el mouse y buscando ciertos permisos en la computadora— No es ilegal regalarle una moto a un pequeño —Se defendió.

     —Hubiese preferido una bicicleta, Mía —Contestó con seriedad, pensado que tal vez Mía necesitaba algo más en su vida, como para gastarse cientos de dólares en una moto.

     —Si tanto insistes, le pediré a mi secretario que encuentre la bicicleta más linda de todas para su cumpleaños —Aliviando la carga que Taehyung sentía sobre sus hombros.

     —Gracias, Mía. —Pausó su hablar, recobrando el aliento— ¿Qué habré hecho para merecerte? De seguro fue algo muy bueno.

     Mía no pude evitar sonrojarse ante las palabras de Taehyung, dejando un lindo carmesí en su rostro, además de una increíble paz y estabilidad mental.

     —Tae, no empieces, no es gracioso —Mía habló apenada, dejando de mirar el ordenador para enfocarse en lo calientes que estaban sus mejillas.

     —Hablo en serio, eres lo mejor que me ha pasado en la vida, después de mi pequeña Taeha.

     Ambos rieron, no sólo compartían risas, momentos, llantos, anécdotas, también compartían un pasado donde ambos creían que serían felices juntos, pero no todo era para siempre, llegando un chico que se ganó el corazón de Mía y ahí se alojó.

     —De verdad que estás tonto —Jung se sentía incómoda cada vez que Taehyung sacaba aquél tema de conversación y era normal, a veces recordar el pasado donde se lastimaron a personas que amabas, no era tan satisfactorio como cuando lo vez reír a carcajadas por algo que habías improvisado con el fin de hacerlo feliz.

     Jung se concentró en los documentos que tenía en frente, dispuesta a firmarlos de una vez por todas.

     —Sabes que me hubiera gustado casarme contigo —Recordó por quinta vez éste mes.

    —Taehyung —Sus palabras salían duras, pero no permitiría que la devolviera al pasado, no de nuevo.

     Kim emitió un sonido con su boca para callarla y lo escuchara con atención.

     —Sólo quiero que sepas que te amo, Mía.

     ¿Por qué debía recordarle eventos que por nada del mundo pasaron, pero que les hubiera encantado que pasaran? La señora Jung, la mamá de Mía, hubiese sido más feliz si su hija se hubiera casado con su mejor amigo, creado un hogar, teniendo un hijo, pero no todo ocurre como uno quiere, ni cuando se le requiere.

     —Lo sé, yo también te amo. Jamás lo olvides.

     —Debo seguir trabajando, hablamos despuésCortó.

     —Yo también debo volver al mío —Colgó la llamada después de despedirse con cierta incomodidad en su pecho.

     Soltó el teléfono encima del escritorio, dejando que impactara el forro contra el y se dedicó a su trabajo, a lo que realmente importaba y era buscar ideas innovadoras, no le dejaría el camino libre al imbécil de Jeon, no otro año.

     —Señorita Jung. —Iván se asomó nuevamente por un pequeño espacio entre la puerta y su marco— Lamento molestarla nuevamente.

     Su jefa alzó la vista de los documentos, nuevamente y lo miró con una sonrisa, aquellos lentes le sentaban muy bien y Mía admiraba su forma de vestir, combinar y su presencia en el gran edificio.

     —No es molestia, Iván. Tú jamás lo serás.

     Iván le sonrió con cariño, después de tanto tiempo trabajando para ella jamás había tenido una queja de su persona, era la mejor jefa de todos los tiempos.

     —El bombón de su hermano ya llegó. —Alzó las cejas con picardía— Debe estar en el ascensor en éste preciso momento.

     —Gracias, Iván.

     Eran una buena dupla y ni hablar del empeño que ponía Iván a su puesto de trabajo, era simplemente, el mejor que había tenido hasta ahora.

     —De nada, señorita Jung —Salió de la oficina cerrando la puerta tras su desaparición.

    Mía tocó su rostro con frustración, tendría que otra vez invertir para sobre llevar su empresa, para volverla a levantar antes que las ventas recaigan, pero más le costaba no poder mantener una relación a flote por más de cinco meses. Su relación más larga había durado un poco menos de un año y la escusa más balurda era que ella trabajaba mucho, y no tenía tiempo para tener sexo por las mañanas o las noches.

     Menuda idiotez.

     El sonido de la puerta siendo tocada resonó en toda la extensión de la oficina, avisando que su hermano ya había llegado a su piso.

     —Adelante.

     —¿Qué le pasa a tu secretario? ¡Quiere comerme! —Exageró entrando a la oficina, cerrando la puerta con fuerza.

     Jung Mía soltó una carcajada, porque aunque sabía los gustos de Iván y que los hombres lo volvían loco, recordar a su hermano siendo halagado por un homosexual y su repentina reacción, le hacía mucha gracia. Iván era inofensivo, pero con la lengua muy larga y con su personalidad definida, si quería halagar a ciertos hombres, lo haría sin más.

     Eso se llama tener los testículos bien puestos.

     —Iván es un encanto —Halagó ante la cara de rechazo que hacía su hermano.

     —Lo dices porque tú eres mujer.

     Jung Hoseok caminó hasta el sillón de cuero que estaba frente al escritorio y se puso cómodo.

     —Jeon Jung Kook lo hizo de nuevo —Soltó abruptamente su hermana, esperando otro tipo de noticia.

     —No puede ser. —Mordió el interior de su mejilla derecha, ambos tenían el temor de perder la empresa— El muy bueno para nada acaba de declararnos la guerra, Mía —Declaró su hermano con ímpetu.

     Mía se acomodó las mangas de su blusa manga larga blanca, era de cuello de tortuga bastante estrecha y pegada a su cuerpo, en combinación de una falda tubular negra hasta las rodillas y unos pocos accesorios dorados.

    —Lo sé, ese desgraciado... —Jung se había puesto de pie ante las palabras de su hermana, arreglando su traje azul marino, mientras caminaba hacia ella, dándole un masaje en los hombros por detrás, intentando relajarla— ¿Y esto?

     —Eres mi hermanita y estás tensa.

     Mía y Hoseok fueron siempre el dúo dinámico desde niños, pero después de la muerte de su Nana ambos se volvieron más unidos a tal punto de vivir juntos porque Mía no podía dormir sola, las pesadillas la consumían cada noche.

     —Siempre lo seré. —Sonrió con ternura, el masaje era muy efectivo para relajarla— Nunca lo olvides.

     —Jamás lo haré —Dejó un casto beso en su cabeza y siguió con empeño el masaje.

|↝↜|

     07:45 PM

     Llegar a casa agotada era lo usual en la vida de Mía, ella se quedaba hasta que ningún empleado se quedara en el edificio, desvelandose por un trabajo que podía aplazar su entrega.

     Jung arrojó los zapatos y se desvistió al llegar a su gran habitación de ensueño, llamando su atención el pitido constante de su teléfono celular, avisandole que varios mensajes habían llegado, tomó el teléfono del bolso de mano que había tirado en su cama y en ropa interior comenzó a desbloquear su teléfono e ingresó en aquel molesto grupo.

══════════

Grupo familiar👨‍👩‍👧‍👦👶

     Jung Thea:
     —Recuerden que mañana es la cena.
     19:50

     Hobi❤️:
     —¿Hay una cena?
     19:51

     Jung Melanie:
     —Claro, mi pequeña nos presentará por fin a su novio.
     19:55

     Papá😍:
     —¿No era la semana que viene?
     19:55

     Jung Thea:
     —No, papá. Eso lo hablamos la semana pasada🙄
     19:56

     Hobi❤️:
     —Estaré allí, ¿A qué hora es la cena?
     19:56

     Jung Thea:
     —Es a las 8 pm en casa de mamá☺️
     19:57

     Papá😍:
     —Nos vemos mañana, hijos❤️
     19:57

     Jung Melanie:
     —Mía, no seas maleducada y confirma que estarás allí, ya verifiqué y sé que leíste los mensajes.
     19:58

     —Aunque sea, finge que eres buena hermana, además de hija.
     19:58

     Jung Thea:
     —Está celosa porque yo tengo pareja y ella no.
     19:58

     Hobi❤️:
     —Thea, no te pases, tú no sabes nada.
     19:58

     —Tampoco te has dedicado en conocer a tu hermana.
     19:59

     Jung Thea:
     —¿No sé nada?
     19:59

     —Ella me quitó a mi anterior pareja, es una envidiosa.
     19:59

     Papá😍:
     —¡Thea, basta!
     19:59

     Hobi❤️:
     —Es suficiente, hermana.
     20:00

     Jung Thea:
     —¿Por qué siempre la defienden? Ella es común y corriente.
     20:00

—Tiene razón.
20:00

"Se lo quité" porque él ya no sentía nada con ella.
20:00

     Jung Melanie:
     —Mía, basta. Ya habíamos hablado de esto.
     20:01

—Y quiero confirmar que no iré, disfruten mañana de la velada.
20:01

Saliste del grupo

══════════

     Quizás creer que todos terminaríamos de la misma forma: enamorandonos, casandonos, teniendo hijos para amarlos y criarlos, enseñándoles el camino hacia el "éxito", sin importar las metas y sueños que podrían tener aquellos pequeños, era el paso incorrecto hacia la felicidad y Mía sabía que jamás podrían manipularla para ser como su hermana menor.

     Ella era diferente, tenaz, fuerte y capaz de lograr todos sus objetivos sin amonestaciones, pero ¿Era feliz? ¿Realmente esa era la vida que deseaba vivir?

|↝↜|

     10:30 AM

     —Mía, debes calmarte —Mía no sabía en que momento Taehyung había desarrollado poderes sobrenaturales para aparecer delante de ella cuando más lo necesitaba.

     Él había llegado perfumado y con un traje carísimo a primera hora a su oficina, buscando una y mil formas para subirle el ánimo a su mejor amiga.

     —¿Debo? —Soltó una risa sarcástica, sin dejar de ver la pantalla del computador— ¡Esa estúpida que se hace llamar mi hermana me hace la vida de cuadritos! —Expresó con suma molestia, rodando sus ojos a la par— Además, es la hija preferida de mi mamá, todo lo que no hace le parece perfecto y lo que hace debe ser halagado por los Dioses, ¿Puedes creerlo? Entonces, yo levanto un imperio, soy poderosa, salgo en las portadas de las revistas, tengo un título bien puesto y soy la peor de las hijas para ella —Se quejó, pero tenía razón, su madre jamás aplaudía cada uno de sus logros como lo hacía con su hermana menor.

     —Mía. —La llamó Taehyung frenando su andar e inclinando su cuerpo frente al escritorio, captando la atención de su mejor amiga— No necesitas que tu madre ni nadie aplaude tus logros o te diga que lo hiciste bien, —Acarició su mano que estaba encima del mouse con paciencia y cariño— para eso me tienes a mí.

     Mía no pudo evitar sentir una gran emoción en su pecho y sólo le sonrió, derritiendo a su paso el iceberg más grande con aquella cálida sonrisa.

     —Gracias por siempre estar ahí para mí.

     Sus ojos brillaban y Mía sabía cual era su lugar, y propósito en ésta vida, además de equivocarse, levantarse y proseguir en ella, superando cada obstáculo que tenía en su camino y su hermana menor era uno de ellos, siempre la comparaban con ella como si fuese alguien superior al que se deba idolatrar.

     —¿Comemos? Muero de hambre —Comentó Taehyung viendo el pedido que había traído el secretario de Mía, en el escritorio de ella.

     —De haberlo dicho antes.

     Mía arregló el escote de su vestido negro de encaje corto y se puso de pie, haciendo resonar aquellos tacones negros de aguja y con la suela roja, tomando la bolsa de papel con su desayuno en el interior. Se sentaron ambos adultos a gusto en los sillones de cuero negro que adornaban una gran parte de la inmensa oficina, sacando a su vez aquellos panqueques rellenos de Nutella que los esperaban.

     —Mía —Llamó Taehyung su atención.

     Aunque teniendo tal tentación al frente, tampoco hubiese prestado atención a lo demás.

     —Tae —Lo observó con descaro y cierta molestia por interrumpir el deseado momento.

     —Tu teléfono está sonando —Señaló el escritorio, justo hacia donde el aparato se encontraba.

     ¿Tanta molestia para nada? Aquella llamada podría esperar, pero la otra persona insistía cada vez más, obligando a Mía a levantarse y tomar el teléfono celular que repicaba sin parar. Al notar el nombre de aquellas quince llamadas perdidas y de la entrante, alzó el teléfono en dirección a Taehyung y decidió colgar.

     —No le pienso contestar —Dejó el teléfono donde estaba, como si nada hubiese pasado.

     —Mía, puede ser importante —Taehyung alzó una ceja, esperando una respuesta apropiada.

     —¿Y? —Tal vez, Taehyung esperaba una respuesta más madura, pero simplemente, no llegó.

     Taehyung sólo bufó al escucharla decir aquella letra sin importancia.

     —Toma la puta llamada —Ver a Taehyung molesto, era como esperar un barco en un aeropuerto.

     —Está bien.

     Tomó la llamada con molestia, si no fuese por Taehyung y su presencia, hubiese ignorado a su madre todo el santo día.

     —¿Qué quieres? —Contestó de mala gana, quizás de la peor forma posible, dando un pequeño inicio a una pronta pelea.

     —¿Así le hablas a tu madre?, Soy aquella que te dió la vida, Mía —Su tono irradiaba molestia.

     —Sí, mamá. Te recuerdo que nunca fuiste una madre para mí, pero por respeto te llamo de esa forma. —Soltó un suspiro. Para nadie era una sorpresa escuchar esas palabras, porque era verdad, su madre nunca estuvo pendiente de ella— ¿Para qué me llamaste? Ve al grano, tengo mucho trabajo —Habló irritada y no precisamente por estar hablando con el ser que también le despreció la vida, si no por su voz, ya no la aguantaba.

     —Quiero que vayas a la casa, a tu casa y asistas a la pequeña reunión de hoy, hijaInsistió nuevamente.

     Mía no entendía porque la presionaban e insistían para que fuera, ni que le hubiesen pedido la mano a su hermana como para estar celebrando.

     —No, mamá, no iré. —Negó su presencia por segunda vez— ¿Qué parte no entiendes? —Se veía inquieta y más cuando comenzó a resonar los tacones de una esquina a otra.

     —Pero eres su hermana mayor.

     —¿Y? —Dijo con indiferencia.

     —Que deberías estar allí, apoyandola. —Suspiró cansada— Espero y no me defraudes, debo dejarte, Nora me llama.

     —¿La estilista? —Preguntó insegura. Ella sabía que había escuchado ese nombre en algún otro sitio.

     —Claro, debo verme fabulosa para conocer a mi yerno —Soltó emocionada.

     —Adiós, mamá —Mía trancó la llamada con cierta repulsión, ¿Acaso su madre quería caerle bien a su yerno o llevárselo a la cama también?

     La señorita Jung sacó aquellos pensamientos nada agradables de su cabeza y volvió a sentarse al lado de Taehyung, aunque ella sabía, perfectamente, que él veía la frustración que tenía encima, en su rostro y en cierta forma, él era capaz de leerla corporalmente hablando, sin siquiera hacer algo tan evidente.

     —No me digas, —Kim soltó una risa dulce y de cierta forma, burlona— quiere que vayas a la reunión.

     Jung le sonrió en respuesta, ¿Cómo le hacía para leerle la mente? Aún no lo sabía, pero era lógico que tenía años estudiando su lenguaje corporal.

     —¿Es tan evidente? —Preguntó ella con cierta preocupación, tampoco quería que todos en el edificio supieran que a la gran CEO Jung le pasaba algo y menos, que fueran problemas familiares.

     Que escándalo se armaría en las redes sociales y de comunicación al enterarse que la gran CEO tiene una vida complicada y de cierta forma, arreglada, ¿Por qué su madre tenía que llamarla para convencerla? Ya no era una niña pequeña que debían convencer para ir a un sitio en contra de su propia voluntad.

     —Demasiado, deberías comprarte un hermoso vestido para la noche, ¿Sabes? —Le guiñó el ojo izquierdo su mejor amigo— Capaz y se lo quitas de nuevo —Rió después de ese comentario al igual que ella.

     Taehyung tenía una mente brillante.

     —Taehyung, no haré eso —Reprochó con la cabeza, pero él tenía razón.

     Su hermana menor era superficial e interesada monetariamente, por ese motivo los hombres salían corriendo de sus garras e iban por un poco de consuelo a los brazos de Mía, pero ella se sentía como un juguete, los alegraba y luego ellos la desechaban.

     Hoy en día, ya no existen los llamados caballeros.

     —Debo irme o si no, Rosé va a matarme —Taehyung le dedicó una sonrisa, nuevamente, ella quedaría sola.

     Jung Mía y Kim Rosé se odiaban a muerte, principalmente, porque la esposa de Taehyung se encargó de dejarle en claro a Mía que su esposo no tendrá ojos para nadie más, ni siquiera para su mejor amiga, sólo para su familia. Advirtiéndole de las consecuencias, no dejándole más remedio a Mía que apartarse un poco de Taehyung y no agobiarlo con sus cosas.

     —Tranquilo.

     Se levantó del asiento y besó su frente dulcemente.

     Ella le dedicó una sonrisa, mientras veía como su mejor amigo partía, abriendo la puerta de su oficina y saliendo de la misma sin dejar rastro. Suspiró forzadamente y se levantó del cómodo sofá con evidente molestia, concentrándose en sus labores, hojeando nuevamente los documentos que había dejado ayer por la tarde.

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