Capítulo 37 - Conociendo la Ciudad y Curiosidades.

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Van a un lugar cercano, en concreto al pequeño museo de Einar Jósson abierto en el año 1923. Es un museo lleno de estatuas y de esculturas. Los cuatro pasean por los pasillos observando las distintas esculturas que se exhiben y Selene las contempla con más admiración que nadie, pues a ella es amante del arte, de la increíble belleza que se puede hacer con las manos.

Einar Jósson fue un escultor islandés de gran fama que nació en el año 1874 y murió en 1954. No solo en ese museo en homenaje a él hay esculturas suyas, sino también repartidas por toda la ciudad.

Zeeb le traduce a Selene en su idioma una pequeña hoja informativa que habla sobre el museo y el famoso escultor, pero ella apenas le dice nada, después de lo ocurrido antes no tiene muchas ganas de hablar con él, que lo nota, pues ella se dedica a hablar más con Elena y con Mikel y a él le responde estrictamente lo necesario, con cualquier monosílabo, pero no dice nada.

Después de ver todas las esculturas del interior del museo salen al jardín justo detrás, en el que hay veintiséis esculturas de bronce exhibiéndose sobre la nieve. Es un lugar perfecto para pasear y disfrutar del arte que muestran las numerosas estatuas repartidas en ese lugar. Lo único que le falta a ese lugar para ser perfecto es que hiciera una temperatura más agradable y soportable, no tanto frío.

Zeeb acaba preguntándole directamente a Selene si está enfadada.

―¿No te gustó lo de antes?

―No, me encantó, fue genial que te partieras de risa como si yo fuera un payaso de circo― le dice de forma sarcástica.

―Venga, no te enfades, que soy tu guía turístico y tengo muchas curiosidades que contarte― le dice con una sonrisa haciendo una pequeña pausa― Como que en Islandia no existen las hormigas.

Selene lo mira sin creerse no eso último que le acaba de decir, es imposible, pues las hormigas están en todas partes. Piensa que se trata de una broma o de que simplemente le dijo lo primero que se le pasó por la cabeza para resultar gracioso y se le pase el enfado que tiene.

―Sí seguro y tampoco existen los pájaros― le dice con sarcasmo.

―Es verdad.

―¿¡Cómo va a ser verdad!? Hay hormigas en todos lados, no me intentes tomar el pelo anda.

―Eh, papa ¿A que aquí no hay hormigas?

―No, en los diecinueve años que llevo viviendo aquí aun no he visto ni una sola hormiga, es verdad que no existen.

Selene se queda sorprendida al escuchar eso, ella pensaba que en todas partes habían hormigas, al igual que Elena. Justo cuando Selene va a abrir la boca para preguntar una cosa Elena se le adelanta.

―¿Y eso por qué será?

―Pues la verdad es que no lo sé.

 

 

 

 

Cuando acaban de ver todo el museo van al lago Tjörnin, alrededor del que caminan por un paseo. El lago se encuentra medio congelado, hay partes enteras completamente heladas y otras partes con huelo resquebrajado y flotante que poco a poco se va derritiendo. Por las partes libres de hielo hay patos nadando y Selene se pregunta en cómo es posible que ellos puedan soportar lo fría que debe de estar el agua.

Alrededor del paseo hay numerosas casas de colores y árboles y más allá se ve la moderna construcción del ayuntamiento de Reikiavik, a la que se puede acceder cruzando un puente sobre el lago, pues parte de la construcción está sobre el agua.

―¿Sabes patinar?― le pregunta Zeeb a Selene.

―Eso para mi es imposible por culpa de mi trastorno del equilibro.

―Ah, es verdad, que me había olvidado, pero quizás puedas aprender.

Eso le gustaría a Selene, siempre le ha gustado el patinaje sobre hielo, ver en la televisión las maravillas que son capaces de hacer las patinadoras deslizándose por el hielo y haciendo magníficos saltos y giros desafiando a la gravedad. Eso lo ve como una especie de arte, de hecho lo es, es un deporte artístico. El aprender a patinar de esa manera lo ve como un deseo inalcanzable, tan inalcanzable como lo son las estrellas.

―Me gustaría, pero no lo lograría, lo único que conseguiría sería partirme la cabeza y no tengo ganas.

―Yo sé patinar y te podría enseñar cuando todo el lago se congele.

―Se nota que quieres que me rompa la cabeza― le dice de broma.

―Vale, mejor no intentarlo, que no quiero que te me mates― le dice con una sonrisa― Este lugar es precioso en Primavera― le dice cambiando de tema.

―La verdad es que ya es precioso ahora.

―Pues en primavera aun más, comienzan a venir las aves que han emigrado, el lago está rodeado de un prado precioso y flores de todos los colores.

Siguen caminando dando un paseo hasta llegar a un parque muy particular, un romántico y boscoso parque, con tantos árboles que apenas deja entrar el sol todo permanece a la sombra, en donde parece hacer más frío que en el sol. Zeeb sigue contándole curiosidades a Selene y ella lo escucha con atención, le parece interesante las cosas que cuenta y a la vez graciosas por la manera en que las dice.

―Islandia es el país de las ovejas, enserio,aquí hay el doble de ovejas que personas, más de seiscientas mil― le explica Zeeb.

―Vaya... Nos van a invadir― le dice riéndose.

―No te preocupes, ya me ocupo yo de que no nos invadan.

Y siguen paseando por la ciudad, al salir del parque desembocan a un agradable barrio de caprichosas villas decoradas en multitud de brillantes colores. Las calles del centro están plagadas de encantadoras tiendas de arte, decoración, diseño, moda, curiosidades, antigüedades y un montón de cosas más. No hay grandes almacenes ni centros comerciales impresionantes como en otras capitales, pero los espacios son realmente acogedores, luminosos e invitan a pasar y curiosear por aquí y por allá.

En esos momentos Selene comienza a entender el porqué su madre está prácticamente enamorada de ese lugar, pues es único y tiene algo especial. Parece que en esa ciudad no existe estrés pues todo es tranquilidad, tanta tranquilidad y ese toque invernal hace que parezca que el tiempo se pare, que en vez de moverse las agujas del reloj es todo lo demás lo que se mueve. Todo eso es capaz de quitar a Selene de la cabeza toda preocupación.

Pasan frente a una tienda de chucherías y Zeeb se detiene frente a ella con una sonrisa.

―Mmm hoy sábado es el día más dulce de la semana, siempre hacen un descuento del cincuenta por ciento las tiendas de chucherías, el porqué ni yo lo sé, pero no me quejo, yo encantado― le dice con una sonrisa.

―Y yo.

Los cuatro compran una bolsa de chucherías ahí y siguen paseando por la ciudad, visitan más iglesias y la que más destaca es la famosa Landakotskirkja, también llamada de forma más simple Catedral de Cristo Rey. Después van a la Cada de Gobierno, una especie de mansión de color blanco con numerosos ventanales y tejado de color gris con la bandera islandesa ondeando en lo alto y luego también el llamativo parlamento por su simplicidad, un edificio de dos plantas construído con ladrillos grises.

Zeeb sigue contándole curiosidades a Selene.

―Aquí se hizo la primera democracia del mundo, hace más de mil años.

―Tú aquí eres el informaciones, si me surge una pregunta de cualquier cosa solo tengo que recurrir a ti― le dice con una sonrisa.

Finalmente van a ver al puerto la famosa Harpa un extraña y moderna construcción con un toque futurista. Su fachada está formado por un entramado de hexágonos de cristal. Ese lugar es utilizado para conciertos y conferencias.

El tiempo sigue pasando y hacen una parada para comer en un restaurante. En ese momento Selene tiene muy claro el porqué a su madre siempre le gustó ese lugar, es maravilloso en todos los aspectos, excepto por el frío y porque anochece muy poco, pero todo lo demás es perfecto, si ella supiera el idioma estaría completamente a gusto en ese lugar tan hermoso y que ahora tanto le encanta. Ahora Selene piensa que Islandia puede ser más hermoso que cualquier otro lugar, lo que pasa es que la gente cuando tiene vacaciones y ca de viaje va a lugares cálidos para ir a la playa, tomar el sol y ese tipo de cosas y se pierden las maravillas de los países nórdicos como ese.

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