Secretos Ocultos - Capítulo 2

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No todas las personas de Akasla duermen en las confortables camas de sus cálidos hogares como deberían de estar haciendo. En ese mismo momento, en otra parte cercana del bosque, entre los altos abetos blanqueados, caminan dos hombres. Ellos no tendrían que estar ahí, esa noche de luna llena solo puede estar reservada para seres ancestrales, no para ellos, deberían de estar durmiendo como el resto del pueblo.

Uno de ellos es Ryan, ronda los cuarenta años, su cabello largo sobresale de su gorro de lana y una barba cubre gran parte de su claro rostro lo que le hace parecer más mayor de lo que es. El otro es Owen, más joven que Ryan, tiene veintitantos años, su rostro está ausente de barba y tiene el cabello muy corto, casi rapado oculto bajo su oscuro gorro de lana.

Los dos se parecen mucho, pues son hermanos, su constitución es fuerte, aunque no son muy altos, deben medir poco más de un metro setenta y cinco. Tienen el cabello castaño claro y ojos marrones claros con matices ámbar y verdosos.

Son cazadores, por eso están ahí esa noche. Visten ropas de abrigo para protegerse del frío y cargan con un rifle en mano, también tienen una linterna acoplada a él, pues no es suficiente con la luminiscencia que emite la luna más potente de lo normal, ni con la reluciente nieve en la que se reflecta su resplandor, necesitan de las luces de sus linternas para ver con claridad en medio de la penumbra de las profundidades del bosque helado.

Caminan con el máximo sigilo posible, evitando hacer ruido, pero aun así, sus cautelosas pisadas rompen el silencio. A cada paso sus pies se hunden varios centímetros en la nieve y les entorpece, pero ya están acostumbrados a caminar sobre ese terreno, prácticamente se criaron correteando y jugando entre los árboles del bosque, paseando y aprendiendo a cazar junto a sus padres y abuelos. En su familia la caza es una antigua tradición que fue pasando de generación en generación perdurando hasta la actualidad.

Ryan y Owen caminan con seguridad y a la vez con prudencia, pues conocen los alrededores boscosos de Akasla y las montañas tan bien como las palmas de sus manos como para saber que hay que andar con cuidado después de saber todo lo que ha pasado en ese terreno salvaje.

En esa parte de las Montañas Rocosas ocurrieron muchas desgracias, muertes y desapariciones inexplicables de personas sin dejar rastro, sucesos extraños registrados en su historia a lo largo del tiempo desde épocas inmemorables. Todo concentrado en esa amplia extensión de lo que todos llaman el Círculo del Misterio desde hace décadas, una tierra llena de misterios sin resolver y que encierra muchos secretos por descubrir.

Ese círculo invisible recorre un gran terreno de cientos de kilómetros de diámetro, que se extiende ocupando gran parte de la zona montañosa de Alberta y de la Columbia Británica. Justamente Akasla se encuentra asentado casi en pleno centro de ese extraño círculo que es mucho peor que el famoso Triángulo de las Bermudas por todo lo que pasó hasta ahora ¿Y quién sabe cuántas cosas más pasarán? Esa noche parece propicia para que ocurra algo nuevo que manche un poco más la historia de ese lugar.

...

Ryan y Owen buscan a los lobos, pues momentos antes escucharon el eco de sus aullidos. Siguen como pista sus grandes huellas plasmadas sobre la nieve seguros de que ese rastro los llevará a donde están.

En medio del silencio se escuchan sus respiraciones y cada vez que expulsan aire, del frío que hace, sale vapor de sus bocas que se va desvaneciendo en su ascendencia.

Si los lobos están cerca podrían notar su presencia, escucharlos o simplemente sentirlos, no tienen falta de verlos.

―Si siguieran aullando sería más difícil que nos escucharan ―dice Owen rompiendo el silencio.

―¡Precisamente por eso tienes que mantener el pico cerra-do, Owen, o por lo menos hablar un poco más bajo, como hago yo! ―le dice su hermano casi en un susurro a pesar de su tono enfadado de reproche.

―Perdona... ―le dice más bajo ―Estos tienen que ser lobos de los grandes ―le dice con una sonrisa.

Bajo la luz de la linterna Ryan mira dudoso las huellas mientras sigue avanzando junto a ellas. Le parecen demasiado grandes como para que pertenezcan a unos simples lobos, aunque hay un rastro en el que las huellas son más pequeñas pareciéndose más a un lobo adulto, pero los otros dos rastros son tan grandes que parece como si por ahí hubieran pasado lobos gigantes.

―Son huellas demasiado grandes para que sean de unos lobos.

―¿Entonces de qué piensas que son? ¿De oso?

Ryan sabe distinguir todo tipo de huellas de animales tras años de experiencia en la caza y tiene muy claro que esas no son de oso, ni de ningún otro tipo de animal, tienen que ser de lobo, pero son demasiado grandes, además de que los aullidos que escucharon anteriormente procedían de la misma dirección a la que se dirigen las huellas.

―Claro que no ―le dice totalmente seguro ―Sé distinguir perfectamente entre una huella de oso y una de un lobo, estas son cánidas, pero son demasiado grandes, además, los osos están hibernando a estas alturas.

...

Mientras siguen su camino en silencio junto a las huellas Owen recuerda haber leído sobre la antigua existencia de lobos gigantes en Norte América que supuestamente se extinguieron hace cientos de miles de años dejando como constancia de su prehistórica presencia tan solo esqueletos que hoy en día se exhiben en algunos museos.

―Pueden ser de esos lobos gigantes que habían...

―No fantasees, Owen ―lo interrumpe sabiendo a qué se refiere antes de dejar que se acabe de explicar, pues ya hablaron otras veces de ese tipo de lobos ―Esos lobos ya no existen.

―Pues aquí tienes una prueba de su posible existencia ―le dice señalando con una de sus manos enguantadas las huellas marcadas sobre la nieve ―Eso explicaría la cantidad de gente que desapareció por aquí.

―No se... ―dice dudoso.

―Venga Ryan, todo lo que pasa aquí tiene que ser cosa de ellos ―insiste intentando convencerlo ―Los programas paranormales dicen que son hombres lobo, pero yo digo que esto es más probable, los lobos gigantes.

Ryan vuelve a mirar las huellas, la verdad es que su hermano ya lo está haciendo dudar, ya no sabe qué pensar ¿Es posible que no todos los lobos gigantes de la antigüedad se extinguieran de la faz de la Tierra? ¿Pueden seguir viviendo en recónditos lugares de montaña como ese? La verdad es que cree esa teoría más probable que la de los hombres lobo.

Eso explicaría muchas cosas que suceden en ese lugar, toda la gente que desapareció y que nunca más volvió, como dijo Owen. Sin duda, las piezas parecen encajar a la perfección. La verdad es que no tiene ni idea, tiene un montón de preguntas sin respuestas, él es muy incrédulo para ese tipo de cosas, no como su hermano.

―Si los capturamos ganaremos mucho dinero.

Ryan sabe que tiene razón, ganarían el dinero suficiente para solucionar el resto de su vida, para vivir despreocupados, llenos de comodidades y caprichos sin ni si quiera tener falta de trabajar al descubrir una especie de animal que supuestamente lleva miles de años extinguida.

―Y también resolveremos el Círculo del Misterio.

Ryan lo mira de reojo, de eso no está tan seguro. Su herma-no es muy fantasioso, ahora piensa que todo lo que ocurre en el Círculo del Misterio es obra de esos lobos y que al capturarlos abrirán una nueva etapa de paz y tranquilidad después de largos siglos llenos de enigmas, pero él no está tan seguro con eso de resolver el Círculo del Misterio ¿Y si todo lo que ocurre no es solo por ellos? Hay cosas que no concuerdan.

Con esos pensamientos en sus cabezas siguen su camino como si fueran sigilosos felinos a la caza sin saber que lo que están haciendo puede ser muy peligroso a pesar de ser cazadores profesionales. Siguen hacia delante sin imaginar que el final de ese camino se puede convertir también en el final de sus días.

... 

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