Secretos Ocultos - Capítulo 8

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Hay alguien más merodeando por el bosque esa trágica noche y nadie lo sabe. Se mueve como una sombra, con silencio y sigilo entre los árboles, es como un felino que se desplaza con destreza en un entorno que ya se conoce y del que sabe todos sus secretos, hasta el más recóndito recoveco que oculta en lo más profundo de la naturaleza salvaje del que puede sacar provecho si es necesario.

Sus pies se mueven con tanta agilidad y cuidado que casi parecen no tocar el suelo evitando pisar ramas que se puedan chascar con su peso dando una sonora señal de su presencia que aún nadie debe saber. El único rastro que deja a su paso es un camino hecho con sus propias huellas plasmadas sobre la nieve, algo inevitable.

Con gran ligereza mantiene su marcha a un ritmo constante en todo momento, parece estar buscando algo ¿Pero el qué a esas horas de la madrugada?

Es muy extraño, viste una túnica negra que cae hasta sus pies y líneas de color rojo intenso que casi parecen resplandecer como un rubí recorren la oscura tela haciendo gran contraste dibujando diferentes formas curvadas y redondeadas.

¿Quién es? No se sabe, es imposible saberlo, una amplia capucha negra surcada por las mismas rayas escarlatas cubre su cabeza y ensombrece su rostro haciendo imposible distinguir sus rasgos ¿Pero a dónde va con esa misteriosa vestimenta que parece sacada de la época medieval o de un cuento de un mundo de fantasía?

A un lado de su cadera lleva una larga espada envainada en una funda negra con extraños símbolos trazados en brillante dorado. Los guardamanos de plata pura tienen extraños símbolos gravados como los de la funda y sus extremos acaban en oro auténtico. La empuñadura es de reluciente cuarzo rojo recubierta en el centro por una ancha línea de oro con más simbología marcada en su superficie y flaqueada por estrechas rayas de plata. Finalmente la empuñadura acaba en una cabeza de cuarzo rojo bordeado por oro y plata, en cuyo interior está dibujado un perfecto pentagrama invertido de color negro.

A la espalda lleva una bombona alargada y de su parte inferior sobresale un tubo que permanece sujeto en un lateral ¿Pero para qué lleva esa bombona? ¿Qué planea hacer con ella? ¿Acaso la planea usar como arma? ¿Pero qué contiene en su interior que lo pueda defender? ¿Fuego? ¿Puede ser un lanzallamas? Parece una bombona de aire comprimido.

¿Pero qué hace ahí esa persona misteriosa? ¿Qué pretende con esas vestimentas y equipado de esa manera? ¿Acaso sabe algo de lo que está pasando? Eso parece ¿Pero cómo puede ser posible?

...

Tras un rato cruzando el bosque, ese hombre misterioso llega al lugar que estaba buscando con apuro. Sale de entre los árboles a un espacio abierto, un pequeño claro en medio de la inmensa vegetación congelada por el Invierno. A un lado un estrecho riachuelo recorre la zona y frente a él se levanta una ladera. Ese es el lugar donde ocurrió todo.

―Por favor, que no haya pasado, por favor... ―se dice con fuerte acento alemán una y otra vez rompiendo su silencio mientras comienza a subir la ladera lo más rápido que puede.

Quiere tener esperanza, pero se teme lo peor después de lo que vio. Estaba profundamente dormido cuando ocurrió, una visión acudió a su sueño y lo convirtió en una pesadilla mostrándole dolor y muerte, una brutal matanza bajo la luna llena a garras del lobo, del hombre lobo, que ya conoce, aunque él no lo conozca y ni si quiera sepa de su existencia, tal y como debe ser para que no se corrompa su cometido como guardián de todo lo sobrenatural.

Cuando todo acabó se despertó totalmente sobresaltado, solo le faltó gritar como un niño después de una pesadilla, ganas de hacerlo tuvo, pero se reprimió. Hace bastantes años que dejó la infancia atrás, sería una vergüenza hacer eso a su edad, aunque no hubiera nadie más que lo pudiera ver o escuchar, pues estaba solo en su cabaña algo apartada del resto del pueblo, a un kilómetro al noreste en un diminuto claro.

En cuanto vio la luna llena brillando en lo alto del cielo en su máxima plenitud a través de la ventana comprendió que había tenido algo mucho más significativo que una simple pesadilla, era una premonición, lo supo con total seguridad, pues ya las había experimentado en otras ocasiones de forma involuntaria, aunque ninguna tan intensa como esa.

Lo que vio iba a pasar o ya había pasado, no lo podía saber, las imágenes que vio no le daban ninguna señal temporal, de lo único que podía estar seguro era de que se trataba de esa noche, así que se equipó con todo lo que creyó conveniente por si se veía obligado a luchar cuerpo a cuerpo contra el lobo.

Esa es la razón por la que está ahí, para evitar tanta muerte, en vez de seguir durmiendo tranquilamente, pero, ya han muerto demasiados en muy poco tiempo.

...

Conforme va subiendo la pendiente se comienza a hacer visible la cima mostrando lo que se imaginaba que encontraría, por eso no se sorprende, ni se asusta. La nieve teñida del color de la sangre fresca se extiende desde el cuerpo descuartizado de Ryan, una desagradable escena que no le perturba ni lo más mínimo.

Su mal presagio se cumplió y quisiera que no se hubiera cumplido, que solo hubiera sido una pesadilla producto de las muchas películas de terror que suele ver en sus ratos libres.

―¡Mierda! ―sale de su boca de forma involuntaria, llegó demasiado tarde.

Esa es la única reacción que tiene ante tan horripilante escena. Cualquier otro se hubiera puesto a gritar como un loco histérico de miedo, cualquier otra persona hubiera salido huyendo para encerrarse en casa y no salir más al bosque, cual-quier otro se podría haber desmayado de la crudeza, pero él no, dentro de su cabeza se activa una barrera mental, un capa-razón de frialdad entre él y el exterior.

Lo cierto es que, a esas alturas, ya vio cosas peores, se puede decir que está insensibilizado de tanto como ha visto, además, en su infancia fue preparado por su familia para hacer frente a esas situaciones con un entrenamiento diario de desensibilización. Eso le arrebató la inocencia demasiado pronto, pero cuando se encuentra cosas como lo que está viendo agradece que no le afecte para poder hacerles frente con la mente fría.

En cuando se acerca más ve las ropas de abrigo de Ryan hecha girones y ensangrentada. A través de las aperturas rasgadas puede ver su cuerpo abierto por las grandes y profundas heridas de arañazos haciendo visibles los huesos de sus costillas y parte de sus órganos internos, que sobresalen fuera de su cuerpo. Esa imagen despierta en él repulsión.

El rostro demacrado de Ryan muestra lo terriblemente mal que lo pasó para morir. Se agacha junto a él y se fija en el brillo de sus ojos aún abiertos, parecen seguir teniendo vida. Como un acto de bondad le cierra los ojos con suavidad para que no vea, si es que aún puede seguir viendo, para que duerma por fin en paz por el resto de la perpetuidad.

Por un lado siente pena de él, le parecía buena persona, aunque no tuvo muchas ocasiones para hablar con él y las pocas conversaciones que tuvieron eran superficiales. Por otro lado cree que se lo tiene merecido, salir a cazar de noche es una locura, además, él no es partidario de matar animales por entretenimiento para coleccionar sus cabezas disecadas como trofeos.

Ahora que está más cerca en su cuerpo ve marcas de mordiscos y se da cuenta de que el lobo no solo lo mató como venganza, sino que después sucumbió ante la tentación y se alimentó de él. Sabe que eso conllevará graves consecuencias en un futuro cercano. Ya no hay vuelta atrás, en cuanto un hombre lobo prueba la carne y la sangre humana le es imposible resistir la tentación de recaer en matar otra vez a más personas de las que alimentarse.

¿Cuánto tiempo lleva muerto? Solo puede saberlo de una manera. Toca una de las mejillas de Ryan, una de las pocas partes de su cuerpo que se libra de la destrucción. A través de sus guantes negros siente su piel aún cálida a pesar del frío, su muerte fue reciente, lo que significa que el lobo aún puede andar cerca.

...

Se vuelve a poner en pie y hecha un rápido vistazo a su alrededor, suficiente para analizar todo lo que le rodea y ver que el lobo no está en ninguna parte visible, pero se mantiene alerta, que no lo vea no quiere decir que no esté y tiene que estar preparado para defenderse por si se le aparece. Se imagina que debe de estar tan furioso como para destrozar todo ser que se encuentre a su paso, incluso a él, aunque no tenga nada que ver con lo que pasó.

Más allá, al borde del precipicio ve a la pequeña loba tirada, inmóvil sobre un pequeño charco carmesí. Su pelaje blanco está manchado de sangre en un lado del abdomen, donde fue disparada. No se necesita acercar para comprobar si está viva porque está claro que no lo está, ha muerto asesinada como en su visión, vio morir a todos, excepto al vencedor de esa batalla de venganza.

Hay algo que no le encaja en todo eso y es que a seres como ellos no se les puede matar tan fácilmente y mucho menos con balas normales. La única manera de matar a personas mitad lobo es con plata o acónito, lo que le da a entender que Ryan y Owen utilizaron una de las dos cosas, algo que le parece increíble, pero que es cierto, de lo contrario las lobas seguirían vivas.

Necesita saber con qué las mataron y rápidamente registra a Ryan, mete una de sus manos en sus bolsillos evitando tocar su sangre. Encuentra algo dentro y lo saca. En cuanto abre la mano se encuentra en su palma la confirmación a lo que pensaba, varias balas de plata.

―Joder... ―sale de su boca totalmente sorprendido.

Mira a Ryan con extrañeza ¿Pero qué hacen cazadores supuestamente normales utilizando ese material para cazar? Ese tipo de balas no se pueden conseguir en cualquier lado, es demasiado extraño, la familia Hunter tiene que esconder algo, un oscuro secreto oculto en su pasado que quizás los herma-nos desconocían.

Quiere descifrar esa importante incógnita, pero no se puede quedar ahí parado intentando averiguar la razón de que usaran balas de plata en sus cazas, es una pérdida de tiempo, él solo no encontrará la respuesta y Ryan no se lo va a explicar, además, ese no es un buen sitio ni un buen momento para pensar cuando hay una bestia desbocada suelta por el bosque, quizás lejos, quizás cerca, no lo sabe, pero está en alguna parte.

Sale de su sorpresa y reacciona guardándose las balas, le pueden servir para otra ocasión.

Silencioso, pero ligero se aleja del cuerpo de Ryan y se acerca al borde del precipicio. Se agacha junto a la pequeña loba y pone una de sus manos sobre su cálido y suave pelaje, pronto volverá a su forma humana original dejando como resultado una escena un tanto desconcertante para aquel que se encuentre con los cuerpos, pero no va a ser él quien se encargue de que no sea así.

Se pone en pie y desde lo alto hecha una ojeada a su alrededor. Abajo ve a la madre loba tan muerta como su hija, pero Owen no está por ninguna parte del claro y eso le resulta extraño, pues en su visión lo vio morir en ese mismo lugar entre las garras y los dientes del lobo, justo después de Ryan, fue la última víctima de su ira.

Por ahora solo se cumplió parte de su visión. El no verle ahí le da la esperanza de que siga vivo, de que milagrosamente se haya logrado escapar. Es un rayo de luz en medio de la oscuridad, literalmente la vida entre la muerte. Puede que no sea demasiado tarde después de todo, quizás aún pueda salvar a Owen, evitar que también muera.

Vuelve a observar todo lo que le rodea, esta vez con más fijación en busca de algún rastro que le indique la dirección que tomó. Ve sus huellas marcadas sobre la nieve, bajando por el otro lado de la ladera y hacia al bosque. Junto a ellas también ve el camino de huellas ensangrentadas del lobo, cuya sangre se va difuminando conforme se aleja del lugar.

Owen tuvo la oportunidad de huir mientras que el lobo se alimentaba de Ryan, hasta que dio por saciada su hambre y lo fue a buscar para rematarlo.

Está claro que Owen va hacia Akasla. Se lo imagina corriendo con desesperación por llegar con vida al único lugar donde se puede salvar.

Lo tiene que encontrar, aunque no está seguro de si el lobo ya lo habrá encontrado, si fue así el cuerpo de Owen debe de yacer muerto en alguna parte del bosque y entonces todo su esfuerzo habrá sido inútil, pero aún cabe la posibilidad de que tenga otra oportunidad para sobrevivir que depende de él, de lo que haga, no quiere que por el más mínimo error que cometa muera.

Con rapidez se aleja del precipicio y se vuelve a encaminar al bosque avanzando con gran cautela camuflándose entre los árboles.

Toma un atajo con la esperanza de encontrar a Owen a tiempo, de no llegar demasiado tarde, de pararle las patas a ese lobo descontrolado.

―Zeeb... Más te vale no haber matado también a Owen ―dice con severidad.

Espera que la única manera de detenerlo no sea matándolo, aunque, después de lo que hizo es lo que debería de hacer, así funcionan las reglas de su trabajo familiar. Si Owen también está muerto definitivamente lo hará, lo matará sin miramientos, además, no será la primera vez que mate a uno de su especie.

¿Logrará llegar a tiempo para salvar a Owen? El lobo es más rápido que él ¿Pero si lo consigue cómo lo podrá salvar de ese fatal destino? Él es tan solo un simple humano sin ningún tipo de superpoder ¿Qué pretende hacer contra un ser como Zeeb?

...

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