𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 11

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¿Sᴀᴋᴜʀᴀ? ¿Uɴ Aᴠᴀʀᴀʀ? Pt3

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❝My smile is like I won a contest
And to hide that would be so dishonest
And it's fine to fake it 'til you make it
'Til you do, 'til it's true❞

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𝙎𝙖𝙠𝙪𝙧𝙖

—Vamos Appa, Katara y Sokka no van a querer ir a la nación del fuego con nosotros.— dijo Aang tratando de mover a Appa.

—Tranquilo Aang.— dije mientras lo ayudaba a mover a Appa.
—Si les pasa algo no podría perdonarme.— tomé mi bolso y seguí tratando de mover a Appa.

—No nos perderás.— escuchamos una voz desde lo lejos.

—Los ayudaremos.— nos dimos vuelta y ahí estaban Katara y Sokka

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—Vuela rápido amigo, hay que llegar a tiempo.— Aang se estaba poniendo nervioso.

Estaba mirando hacia el agua, tratando de calmar mis nervios, cuando a lo lejos pude dislumbrar algo.

—¡Aang! Hay problemas.— dije llamando la atención de mis hermanos.

—¡Es cierto! ¡Y viene muy rápido.— Sokka se pegó a mi espalda para poder ver mejor lo que estaba pasando. El barco de Zuko se acercaba rápidamente a nosotros.

—¡Bola de fuego!— Katara gritó alertandonos.

—Ya la vi.— Logramos esquivar esa bola, pero de seguro venían muchas más.

—Tenemos que alejarnos de Zuko antes de que dispare otra vez.— me arrastré por Appa hasta donde estaba Aang.

—¿No puedes hacer que Appa vaya más rápido?— dijo Sokka tomando su bolso para que no se cayera por la velocidad a la que íbamos.

—Claro que puedo, pero hay un problema.— Aang comenzó a frenar.

—¡Una barrera!— grité señalando a todos los barcos que estaban frente a nosotros impidiendo el pase.

—Si vamos al norte: rodearemos los barcos y los evitaremos. No hay otra opción.— Aang volteó hacia nosotros para que le demos una respuesta.

—No hay tiempo, rompamos el bloqueo.— Sokka volteó a ver los barcos en fila.

—¡Cuidado Aang, esquiva!— Katara señaló a los barcos, que comenzaron a lanzar más bolas de fuego.

Logramos pasar los barcos a duras penas. Con la ayuda del aire control de Aang, pudimos desviar una bola que iba directo hacia nosotros.

—¿Están todos bien?— voltié a ver a mis hermanos, quienes tenían restos de escombros.

—Si. Entramos a la nación del fuego.— dijo Sokka sorprendido.

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—¡Ahí está! La isla donde nos llevó el dragón de Roku.— Aang comenzó a moverme rápidamente para poder despertarme.

—Genial.— Comenzamos a descender hasta llegar al suelo.

—Estuviste muy bien amigo.— dijo Aang acariciando a Appa.

—De seguro está muy cansado.— Katara se bajó y se acercó a Aang.

—No, estoy muy bien, listo para pelear contra muchos soldados de la nación del fuego.— le respondió Sokka estirándose.

—Estaba hablando con Appa.— Katara se cruzó de brazos.

—¿Ah si? Pues yo estaba hablando con Momo.— le devolvió la respuesta enojado.

—Ustedes nunca se cansan ¿no?— traté de alejarme de ellos, entonces comencé a caminar junto a Aang.

—Se hace tarde, no queda tiempo, entremos.— Comenzamos a correr y los chicos nos siguieron, al entrar al templo, todo estaba muy silencioso.

—Esperen.— nos detuvo Sokka. —Creo que escuché algo.

Todos volteamos y vimos a unos señores vestidos con ropas antiguas.

—Somos los sabios del fuego, guardianes del templo del avatar.— Un señor nos miró de arriba a abajo.

—Genial, yo soy el avatar.— dijo Aang tratando de acercarse a ellos.

—Lo sabemos.— pero antes de que Aang pudiera hacer algo, comenzaron a atacar.

—¡Corran!— grité.

—¡¿A dónde vamos?!— Sokka tiró de mi brazo para ir más rápido.

—Siganme.— Aang tomó la delantera.

—¿Sabes a dónde te dirijes?— Katara le preguntó asustada.

—No.— pero antes de que pudiéramos llegar más lejos, otro de los sabios se interpuso en nuestro camino.

—Alto, yo soy un amigo, no quiero pelear.— dijo el señor.

—Los maestros fuego no son amigos.— todos nos pusimos en posición de ataque, pero el señor se arrodilló frente a Aang.

—Se porque viniste Avatar.— el señor levantó su cabeza.

—¿En serio?— Aang bajo sus brazos y preguntó con curiosidad.

—Si. Quieres hablar con el Avatar Roku. Puedo llevarte con el.— Aseguró el sabio.

—¿Y como harás eso?— pregunté yo desde el fondo. Pero no respondió, solo abrió una puerta secreta que estaba a su costado.

—Vamos, no queda tiempo.— el señor de metió dentro de la puerta y todos lo seguimos.

—Alguna vez este templo fue un hogar para el Avatar Roku, el creó estos túneles de magma.— comenzó a explicarnos mientras nos guiaba.

—¿Usted conoció al Avatar Roku?— Aang estaba emocionado por escuchar sobre su vida pasada.

—No, pero mi abuelo si. Este templo ha sido cuidado por muchas generaciones de sabios antes de mi, todos poseemos una fuerte conección espiritual con el lugar.

—¿Por eso sabía que yo vendría?

—Hace tiempo ocurrio algo grandioso, los ojos de la estatua de Roku comenzaron a brillar.

—Fue cuando estabamos en el templo del aire.— habló Katara.

—Es verdad, ustedes me contaron que todos los ojos de los Avatares se iluminaron.— dije recordando lo que me habían contado sobre ese día.

—En ese momento supimos que el nuevo Avatar estaba en el mundo nuevamente.

—Si este es el templo del Avatar, ¿Porqué me atacaron los sabios?— preguntó Aang ansioso.

—Las cosas han cambiado, en el pasado, los sabios solo le eran fiel al Avatar. Cuando Roku murió, los sabios esperaban impacientes al regreso del Avatar, pero nunca sucedía.

—Me estaban esperando...— Aang agachó la cabeza.

—No te sientas mal, solo llegaste 100 años tarde.— Sokka intentó hacer un chiste pero Aang lo miró mal.

—Todos perdieron la esperanza del regreso del Avatar al mundo. Cuando el señor del fuego Sozin comenzó la guerra, mi abuelo y los otros sabios fueron forzados a obedecerles. Yo no quise seguir al señor del fuego. Cuando supe que había regresado, tuve que traicionar a los otros sabios.— Todos nos detuvimos.

—Gracias por ayudarme.— Aang hizo una reverencia.

—Deben subir las escaleras hasta el santuario. Una vez adentro, espere que la luz llegue a la estatua de Roku, entonces podrá hablar con el.

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—Oh no, las puertas del santuario están cerradas.— Shyu se detuvo frente a aquellas inmensas puertas.

—¿Y no puede abrirlas con su fuego control?— Sokka se sentó en el suelo, ya que estaba cansado.

—No, solo el Avatar puede lograr abrirlas. Pero si no lo hacemos a tiempo, llegarán los otros sabios y la abrirán con 5 bolas de fuego simultáneas.

—Mm tengo una idea.— Sokka tomo su bolso y comenzó a sacar cosas.
—Es un truco que aprendí de mi padre. Sello el aceite de la lámpara en una bolsa de piel de animal. Shyu encenderá el cordón mojado y ¡Tatan! Falso control del fuego.

Comenzamos a poner las bolsas en los huecos de la puerta, Shyu las encendió, pero la puerta no se abrió.

—¡Aún no se abre!— gritó Aang luchando para abrir la puerta.

—No funcionó.— dijo decepcionado Shyu.

—¡Ya se! Tengo una idea.— dije levantándome de dónde estaba.

—¿Que idea tienes Sakura?— Aang volteó a verme.

—Simplemente, juguemos a las escondidas.

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—¡No puede ser! El Avatar logró entrar al santuario.— dijo uno de los sabios llegando a la gran puerta.

—Debemos abrirlo antes de que pueda hablar con Roku.— dijo otro

—Uno, dos, tres.— todos los sabios que habían llegado comenzaron a abrir la puerta con su fuego control. Pero lo único que vieron, fue a Momo.

—Es el lémur del Avatar. ¡Nos engañaron!— rápidamente salimos de nuestro escondite y le tapamos la vista a los sabios con sus propias capuchas.

—Aang, vamos, es tu oportunidad.— le grité para que saliera de dónde estaba.

—El Avatar vendrá conmigo.— una voz que conocía perfectamente habló desde la oscuridad, sosteniendo a Aang.

—Zuko...— quedé inmobil ante su presencia, pero reaccione rápido, al darme cuenta que estaban amarrando a mis hermanos.

—Cierren las puertas.— gritó el príncipe mientras se llevaba a Aang.

—¡Aang! ¡Libérate!— grité y comencé a correr en dirección a la gran puerta, dónde un sabio me impedía el paso. Justo cuando lo iba a atacar, Aang apareció y lo derribó.

—¡Vamos! ¡Entremos!— gritó Aang, y comencé a correr lo más rápido que mis cortas piernas pudieron dar, la puerta se cerró justo detrás de mi.

—La luz ya tocó la estatua de Roku, ¿porque no pasa nada?— preguntó Aang observando el lugar.

—¿Será porque yo estoy dentro?— pregunté con miedo al ver el posible error que cometí al entrar.

—Por favor Avatar Roku, hablame.— suplicó Aang ignorando mi pregunta.

Un humo blanco nos envolvió a ambos, y aparecimos en un lugar desconocido.

—Me alegra mucho verlos, Aang, Sakura. ¿Porqué tardaron tanto?— la presencia de Roku frente a nosotros nos sorprendió.

—Espere un momento, con todo el respeto del mundo, ¿como sabe quién soy?— pregunté confundida al saber que el Avatar Roku sabía mi nombre.

—Todos deben de saber quien eres, mi joven Avatar.

—¿Qué?

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