Eʟ ᴅᴇsᴄᴜʙʀɪᴍɪᴇɴᴛᴏ

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❝Said, "I'm fine," but it
wasn't true❞

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𝙎𝙖𝙠𝙪𝙧𝙖

—¿Qué?— pregunté incrédula

—¿Acaso escuchamos bien?— Aang estaba igual de sorprendido que yo.

—¿Porqué están tan sorprendidos?— el Avatar Roku comenzó a caminar.

—Pues, acaba de decir "Avatar", y yo no soy un Avatar.— dije mientras Aang y yo lo comenzamos a seguir.

—¿Quién te dijo que no lo eras?

—Pues, la vida, nunca he podido hacer más que agua control.

—Eso es porque nunca has probado hacer otro control.— dijo pacientemente.

—¿Y como es posible que Sakura sea un Avatar? Osea es literalmente imposible que ésto esté ocurriendo.— habló Aang

—En un principio si parecía imposible de pensar, pero cuando desapareciste y quedaste atrapado en ese iceberg, tu alma, o mas bien, el alma de Raava, se dividió en dos, así creando el segundo ciclo del Avatar.

—¿Eso significa que somos la misma persona?— Aang me miró, y yo le devolví la mirada.

—No, eso significa que ambos tienen la misma alma dentro de ustedes.

—¿Algo así como Almas Gemelas?— la pregunta rondaba por mi cabeza.

—Si, algo como eso.

—¿Y quién es Raava?— Aang y yo no entendíamos nada.

— Raava es el espíritu de la paz y la luz. Ella es una de los espíritus más antiguos conocidos, después de haber existido más de diez mil vidas antes de la aparición de los primeros humanos. Ella y Vaatu, el espíritu de la oscuridad y el caos, pasaron gran parte de su existencia combatiendo entre sí, por lo menos hasta la convergencia armónica. Durante ella Raava se fusiona permanentemente con Wan, creando el Espíritu del Avatar. El cuál vive en todos los Avatares.

—Que historia más interesante,¿podría contar más?— pregunté emocionada por saber más sobre la historia de los Avatares.

—Será en otra ocasión, ahora tengo algo muy importante que decirles.
Por eso cuando estaban en el mundo de los espíritus, envié a mi dragón a buscarlos.

—¿Es acerca del cometa?— preguntó Aang sentándose

—Si. Hace cientos de años,  el señor del fuego Sozin usó ese cometa para comenzar la guerra. El junto a su ejército del fuego tomaron un increíble poder y lo usaron para dar un terrible golpe a las demás naciones.

—Entonces el cometa les da más poder.— pensé

—Escuchen muy bien. El cometa de Sozin, regresará a fines del verano y el señor del fuego Ozai usará su poder para terminar la guerra de una vez por todas. Si lo logra, ni siquiera los Avatares podrán reanudar el equilibrio del mundo. Aang, Sakura, deben derrotar al señor del fuego, antes de que llegue el cometa.

—Pero yo ni siquiera he dominado el agua, ni hablar de la tierra o el fuego.— dijo Aang nervioso.

—Y yo tampoco mis otros tres elementos.— dije apoyando a Aang en su angustia.

—El dominio de los elementos toma años de práctica y disciplina. Pero si van a salvar al mundo deberán aprender antes de que acabe el verano.

—¿Que pasará si no logramos controlar los elementos a tiempo?

—Se que pueden hacerlo, porque lo han hecho antes. El solsticio termina, debemos separarnos, por ahora.

—Pero no vamos a poder regresar a este templo, ¿y si tenemos preguntas? ¿Cómo podremos hablar contigo?— pregunté levantándome rápidamente antes de que volvamos al templo.

—Yo estoy con ustedes, cuando necesiten hablar conmigo, hallarán la forma. Les espera un gran peligro en el templo, puedo ayudarles a enfrentar la amenaza, pero solo si están listos.

—Estamos listos.— respondió Aang tomando mi mano, y tan rápido como lo dijo, nuestros ojos se tornaron blancos.

—¿Listos?— habló el comandante Zhao a punto de atacar, cuando la puertas se abrieron.

—¡Ataquen!— gritó un sabio. Pero cuando soltaron su fuego, no pudieron quemar nada, ya que lo que había dentro del santuario, los sorprendió a todos.

—¡Avatar Roku!— dijo Shyu tirado en el suelo.

El Avatar Roku comenzó a liberar a Katara y a Sokka quienes estaban atados a unos postes.

—¡El Avatar Roku va a destruir el templo! Tenemos que salir de aquí al igual que todos.— Shyu intentó mover a los hermanos para sacarlos de ahí, al igual que todos los otros, pero estos no quisieron.

—¡No sin Sakura y Aang!— Katara se soltó del agarre del sabio. Pero justo cuando el solsticio terminó, Roku desapareció, y solamente quedaron Sakura y Aang.

—Los tenemos.— nos dijeron mis hermanos mientras nos sostenían.

—Gracias, ¿Dónde está Shyu?— preguntó Aang tratando de soltarme

—Se acaba de ir, nos dijo para que saliéramos con el, pero no quisimos dejarlos aquí adentro.— Sokka me sostuvo después de que Aang me soltara.

—Rapido, tenemos que salir de aquí, la isla se está derrumbando.— Katara tomó de mi mano y comenzó a correr hacia una ventana, dónde estaba Appa y Momo.

—Justo a tiempo amigo.— Aang estaba feliz de volver a verlo aunque no haya pasado mucho tiempo. Se nota que lo extraña cada vez que se separan, y es entendible, es la única conexión que tiene con su pasado y toda su gente querida.

Todos nos subimos a Appa y comenzamos a volar, el solsticio había terminado, y el día brillante se había convertido en una noche oscura y tormentosa, el antiguo templo del fuego, con sus muros de piedra centenarios, se convirtió en un espectáculo de destrucción. El estruendo resonó por todo su alrededor mientras el suelo temblaba bajo el peso de la historia que se desmoronaba. Las llamas que alguna vez danzaron con vida propia ahora se extinguían en un silencio sepulcral. Las columnas de piedra se desplomaron una tras otra, como gigantes caídos en la batalla contra el tiempo. El rugido del colapso ahogó cualquier sonido que pudiera escapar de las ruinas humeantes, dejando solo un vacío en el lugar donde una vez se alzó con orgullo el templo del Avatar.

—Adios.— susurré con lágrimas en los ojos, me despedía de un lugar que apenas conocía, pero que me acaba de dejar una marca, que no podré olvidar, una marca, que llevare conmigo el resto de mis días. Porqué yo soy, El Avatar.

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