𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 13

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Lᴀ ᴄᴀʀɢᴀ ᴅᴇʟ Aᴠᴀᴛᴀʀ

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❝Haven't I given enough,
given enough?
Haven't I given enough,
given enough?
Always the fool with
the slowest heart❞

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𝙉𝙖𝙧𝙧𝙖𝙙𝙤𝙧

El sol se filtraba entre las hojas del bosque, creando un patrón de sombras danzantes en el suelo. El aire estaba cargado de una tensión palpable mientras Sakura caminaba entre los árboles, su mente dándole vueltas a las palabras que le habían dicho apenas unas horas antes.

—¿Yo? ¿El Avatar?— se repetía una y otra vez en su cabeza. No podía creerlo. Ella, una chica común y corriente, de repente tenía el destino del mundo sobre sus hombros. No se sentía preparada para semejante responsabilidad, ni siquiera sabía por dónde empezar.

El eco de las voces de Roku resonaba en su mente. "El mundo está en peligro, y solo ustedes pueden salvarlo", le habían dicho solemnemente. Pero ¿cómo? ¿Qué podía hacer ella que otros no pudieran? Se sentía pequeña e insignificante ante la magnitud de la tarea que se le había encomendado.

Se dejó caer en un tronco caído, abrumada por la incertidumbre y el miedo. Sus manos temblaban mientras apretaba los puños con fuerza.
—No soy suficiente— susurró para sí misma, dejando escapar un sollozo de frustración.

Entonces, un rayo de sol se abrió paso entre las ramas, iluminando su rostro. Levantó la mirada y vio una mariposa revoloteando a su alrededor, con sus alas de colores brillantes. Por un momento, todo pareció detenerse, y una sensación de calma la envolvió.

Recordó las palabras de su abuela, quien solía decirle que la fuerza verdadera no reside en la habilidad física, sino en el coraje y la determinación del corazón. "No importa cuán grande sea la tarea, siempre que tengas el valor de enfrentarla", le había dicho una vez con una sonrisa amorosa.

Sakura inhaló profundamente, dejando que esa verdad se hundiera en su ser. No importaba si se sentía preparada o no, si era suficiente o no. Lo único que importaba era que estaba dispuesta a intentarlo, a darlo todo por el bien del mundo.

La idea de decepcionar a aquellos que confiaban en ella era como un puñal en el corazón, llenándola de un dolor insoportable. Se sentía incapaz de cumplir con las expectativas que habían depositado en ella, incapaz de ser la heroína que el mundo necesitaba desesperadamente.

Cada lágrima que caía de sus ojos era una expresión de su angustia y desesperación, un recordatorio constante de su propia impotencia. Se sentía atrapada en un ciclo interminable de miedo y duda, incapaz de encontrar una salida a su tormento emocional.

En lo más profundo de su ser, anhelaba la libertad de ser simplemente ella misma, sin el peso de las expectativas y responsabilidades que ahora recaían sobre sus hombros. Pero sabía que no podía escapar de su destino, que tenía que enfrentarlo aunque le costara todo su ser.

Así, envuelta en un mar de tristeza y desesperación, Sakura se aferraba a la frágil esperanza de que algún día encontraría la fuerza y el coraje para enfrentar su destino con valentía.

Con determinación renovada, se puso de pie y se enfrentó al horizonte, donde el sol comenzaba a ponerse. Sabía que el camino por delante estaría lleno de desafíos y peligros, pero también sabía que no estaba sola. Tenía el apoyo de sus amigos, de su familia, y ahora, tenía la fuerza del Avatar dentro de ella.

Con paso firme, Sakura salió del bosque, para ir al claro donde estaban sus hermanos y Aang, lista para enfrentar su destino y defender a aquellos que amaba. Porque aunque aún no lo creyera completamente, sabía que dentro de ella ardía una chispa de esperanza, lo suficientemente brillante como para iluminar incluso la noche más oscura.

Mientras avanzaba entre los árboles, el bosque parecía cobrar vida a su alrededor. Los sonidos de la naturaleza la rodeaban, desde el suave murmullo del viento hasta el canto de los pájaros en lo alto de las ramas. Cada paso que daba era un recordatorio de la responsabilidad que ahora pesaba sobre sus hombros, pero también de la fuerza que residía dentro de ella.

Sakura recordó las enseñanzas de su papá, un sabio hombre que solía llevarla de excursión cuando era niña. El le había enseñado a escuchar la voz de la naturaleza, a sentir el latido del mundo a su alrededor. "El equilibrio es la clave", solía decir, mientras señalaba los delicados ecosistemas que se desenvolvían ante sus ojos.

Ahora, más que nunca, comprendía la importancia de ese equilibrio. El mundo estaba fuera de sincronía, desgarrado por la guerra y la discordia. Como Avatar, tenía la responsabilidad de restaurar la armonía perdida, de devolverle al mundo su paz y su belleza.

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