𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 8

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Lᴀ Hᴜɪ́ᴅᴀ

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❝𝙔𝙤𝙪'𝙧𝙚 𝙞𝙣 𝙩𝙝𝙚 𝙬𝙞𝙣𝙙
𝙄'𝙢 𝙞𝙣 𝙩𝙝𝙚 𝙬𝙖𝙩𝙚𝙧
𝙉𝙤𝙗𝙤𝙙𝙮'𝙨 𝙨𝙤𝙣
𝙉𝙤𝙗𝙤𝙙𝙮'𝙨 𝙙𝙖𝙪𝙜𝙝𝙩𝙚𝙧❞

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𝗡𝗮𝗿𝗿𝗮𝗱𝗼𝗿

—¡Sal de una vez Avatar! ¡No puedes esconderte por siempre!— gritó Zuko enojado, pero nadie respondió.
—Encuéntrenlo.

Los soldados comenzaron a avanzar, pero antes de que pudieran revisar el lugar, las guerreras kyoshi los atacaron.
Finalmente después de unos minutos de pelea, Zuko cae de su rinoceronte y comienza a atacar a los guerreros.

—Buen intento, Avatar, pero las chicas no te salvarán.—habló Zuko tratando de que Aang salga de su escondite.

—¡Oye! Por aquí.— Aang apareció a unos metros de el, con su planeador en mano.

Zuko comenzó a atacarlo, haciendo que soltara lo que tenía en su mano, pero rápidamente, Aang tomó dos abanicos que estaban en el piso, y con el aire que generó, Zuko termino 6 metros más lejos, contra una casa.
Aang no desaprovechó la oportunidad, tomo su planeador, y se fue de ahí, observando todo desde arriba con pena.

Entra.— Katara y Sakura estaban ayudando a unos niños a refugiarse, cuando Aang aterrizó.

—Mira lo que causé en este lugar.— Aang sentía culpa de lo que había pasado

—No es tu culpa.— dijo Katara tratando de consolarlo.

—Si lo es, le han destruido la aldea a este pueblo por intentar protegerme.

—Debemos partir.— Habló finalmente Sakura. —Zuko dejará Kyoshi para seguirnos.

—Es triste tener que escapar pero es la única salida.— concordó Katara

—Llamaré a Appa...

Mientras tanto, las guerreras seguían luchando contra los soldados de Zuko.

—No hay tiempos para despedidas.— Suki y Sokka estaban escondidos tras una casa

—¿Y que tal para decir lo siento?— Sokka habló

—¿Porqué?

—Te traté como a una niña, cuando debía hacerlo como un guerrero.— Sokka trataba de disculparse

—Soy un guerrero.— afirmó Suki mientras le dejaba un beso en la mejilla a Sokka. —Pero también soy una niña.— Sokka estaba sorprendido, que nisiquiera pudo responderle
—Ahora vete de aquí, los distraeremos.—finalmente Suki se alejó de ahí.

Sokka corrió lo más que pudo y se subió a Appa, quien lo estaba esperando junto con los chicos.

—Appa, Yip Yip.— los cuatro chicos montaron vuelo mientras debajo de ellos, Zuko los estaba observando.

—¡Regresen al barco! ¡No los pierdan de vista!— Ordenó y rápidamente comenzaron a correr.

Sakura miró hacia abajo, estaba feliz, había logrado salir de aquel barco, pero sentía algo de culpa, luego de romperle aquella promesa al Tío Iroh.

Se que es difícil, pero hiciste lo correcto, Zuko hubiera destruido todo el pueblo si nos hubiésemos quedado, van a estar bien Aang.— Katara habló, pero en vez de responder, Aang saltó al agua, montó al Unagi, y regó todo el pueblo, así apagando las llamas que la armada de fuego había ocacionado.

—Gracias, Avatar.— el líder del pueblo desde lo lejos agradeció por su ayuda.

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—Entonces, ¿Zuko te mantuvo en el barco, para poder chantajearme y así atraparme?— preguntó Aang mientras se recostaba

—Si, algo así, pero no todo fue malo, su tío es muy agradable.— Sakura estaba acostada en las piernas de Katara mientras ella le hacía unas trenzas.

—¿Escuchaste algo que pueda servirnos?— preguntó Katara mientras le trenzaba el cabello.

—No, lo único de lo que habla era sobre su "honor", y sobre el comandante Zhao.—

—¿El comandante Zhao? ¿Quién es el?— preguntó Sokka

—Al parecer es un soldado de la nación del fuego que ahora mismo, gracias a Zuko y su tripulación bocasuelta, nos persigue.— Katara había terminado de trenzar el pelo de Sakura, así que se sentó.

—Genial, dos barcos de la nación del fuego están persiguendonos ahora mismo.— Sokka se cruzó de brazos mientras Momo se le subía encima.

—No son solo dos. Por lo que escuché, el comandante Zhao tiene muchos barcos de la armada.— Sakura se acercó a Sokka y comenzó a acariciar a Momo.
— y hablando, ¿que es esta cosita y porque no me la han presentado?

—Es una larga historia.— Aang respondió apenado.

—Bueno, tenemos el tiempo suficiente.

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𝗦𝗮𝗸𝘂𝗿𝗮

Han pasado dos días muy agitados, les cuento que pasó.
Después de salir de la isla Kyoshi, nos dirigimos a Omashu, una de las fortalezas más grandes del reino tierra. Aang nos contó sobre cómo visitaba ese lugar y a su amigo Bumi.
Más tarde logramos entrar, hicimos un desastre y nos llevaron ante el rey.
El viejo loco puso a Aang en 3 pruebas, una más difícil que la otra mientras nosotros estábamos atrapados, para que al final de todo, el rey loco termine siendo Bumi, el amigo de Aang.

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𝗛𝗼𝘆

—Que día tan relajante.— dije. Aang, Katara y yo estábamos descansando mientras esperábamos a Sokka.

—Que bien, volviste.— dijo Aang, abrí los ojos y era Sokka, que traía la comida.
—¿Que hay de cenar?

—Tenemos algunas opciones.— Sokka comenzó a urgar su bolso. —Primero, nueces redondas y también nueces ovaladas y algunas nueces con forma de roca.— los cuatro miramos la última "nuez".
—Que puede que lo sean.— dijo finalmente lanzandola lejos.

—En serio, ¿Que más trajiste?— pregunté observando las nueces que había traído, pero mientras Sokka volvía a mirar su bolsa, un temblor nos sorprendió a todos.

—¿Que fue eso?— Preguntó asustado mi hermano.

—No se, ¡vino desde allá!— Aang comenzó a correr junto a Katara, mientras Sokka y yo nos miramos.

—¡Acaso no deberíamos escapar en ligar de ir hacia allá!— gritó Sokka, pero como nadie le respondió, me jaló del brazo y comenzamos a correr siguiendo a los otros.

—Genial, es un maestro tierra.— hablé, habíamos llegado al lugar del ruido, y únicamente había un chico haciendo tierra control.

—Vamos a conocerlo.— sugirió Aang

—Parece peligroso, hay que acercarse con cuidado.— pero más rápido que la velocidad de la luz, Katara ya estaba casi enfrente del chico hablándole.

—¡Hola, soy Katara! ¿Cómo te llamas?— le gritó desde cierta distancia. Pero el chico se asusto y salió corriendo.

—¡Gusto en conocerte!— dijo Aang acercándose a Katara.

—Solo quise saludar.

—Bueno, si ese chico escapó a alguna parte, quizás estamos cerca de un pueblo.— Aang nos miro a los 3 y entendí

—Y podría ser que ese pueblo tenga un mercado.— dije en voz baja mientras sonreía, al fin dejaríamos de comer nueces.

—¡Significa que no más nueces como cena!— Katara comenzó a correr para alcanzar al chico extraño.

—Ey, trabajé para conseguir esas nueces.— dijo Sokka ofendido

—Lo sabemos, gracias por traerlas de igual manera.— intenté animarlo

—Si... También las detesto.— ambos comenzamos a caminar, viendo a lo lejos a Katara y a Aang correr, parecían dos locos.

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—Bonito gorro, se lo cambio por unas nueces.— Recién habíamos llegado y Aang ya estaba negociando con un vendedor.

—¡Ahí está!— le digo a Katara y señaló al chico extraño, que se metió a una casa.

—¡Vamos!— dijo Katara tomando mi mano y llevándome a la casa. Cuando llegamos, Katara abrió la puerta.

—Hola, tu eres ese chico. ¿Por qué escapaste de nosotros?— preguntó Katara mientras pasaba a su casa sin permiso

—Uh, debes estar confundiendome con otro chico...— el extraño lucía apenado y avergonzado.

—Por supuesto que no, vimos que hacías tierra control.— dije mientras me cruzaba de brazos y veía entrar también a Aang y a Sokka.

—¿Te vieron haciendo qué?— la que parecía ser su madre lucía muy asustada.

—Están locos madre, mira como están vestidos.— los cuatro comenzamos a mirar nuestra ropa, ¿Que tenían de malo?

—Sabes lo peligroso que es eso. ¿Sabés lo que pasaría si te descubren haciendo tierra control?— pero antes de que pudiera responder, alguien llamó a la puerta.

—¡Abran la puerta!— gritó un señor desde fuera.

—¡Nación del fuego! Actúen normales.— y en cuanto dijo eso, Katara y yo nos pusimos a comer unas moras que tenían ahí, intentando disimular lo más posible.

—¿Que es lo que quiere? Ya le pagué está semana.— la señora le habló con autoridad

—El impuesto se duplicó¿y no queremos accidentes verdad?— el soldado la amenazó con el fuego.
—El fuego... A veces es tan difícil de controlar.— la señora suspiro, y comenzó a darle unas de las últimas monedas que le quedaban.

—Puede quedarse con las de cobre.— el maldito soldado le lanzó las monedas al piso, el enojo que sentía en ese momento era enorme. En cuanto se fue, me agaché con la señora para ayudarle a recoger sus monedas.

—Amable tipo, ¿Cuánto tiempo lleva la nación del fuego aquí?— preguntó Sokka

—Hace cinco años. Ozai el señor del fuego usa nuestro carbón como combustible para sus barcos.— la señora comenzó a guardar sus monedas.

—Son unas bestias.— su hijo respondió.
—Siempre nos roban, y todos aquí son demasiado cobardes como para hacer algo.

—Silencio Haru, no hables así.— lo regañó su madre.

—¡Pero Haru es un maestro tierra, puede ayudar!— se notaba que Katara estaba indignada por qué la gente no hacía nada para evitar todo esto.

—La tierra control está prohibida, no ha causado más que miseria para este pueblo. El jamás debe usar sus habilidades.

—¿Cómo puede decir eso? Haru tiene un don, pedirle que no sea un maestro tierra es como pedir que yo y mi hermana Katara no seamos unas maestras agua, es parte de lo que somos.— interrumpí a la señora, intentaba no ser irrespetuosa, pero esto ya estaba colmando mi paciencia.

—Mi hermana tiene razón, ¿Porqué detener a Haru? Su poder es un regalo maravilloso.— Katara me agarró del hombro como señal de apoyo.

—Ustedes no lo entienden.— la señora nos miraba con decepción.

—Entendemos que Haru puede ayudar en la batalla. ¿Qué más podría hacer la nación del fuego que no haya hecho?— Katara tenía razón, es imposible que hagan más de lo que ya hicieron todos estos años.

—Podrían llevarse a Haru. Tal como lo hicieron con su padre.— Estaba sorprendida, lo miré, pero Haru apartó la mirada de nosotros.

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—Mi madre dijo que pueden dormir aquí ésta noche, pero deben irse temprano.— Haru nos acompaño a un establo

—Gracias, veré qué Appa no se coma toda la paja.— Aang y Sokka comenzaron a aprontarse, pero Katara y Haru se fueron caminando a otro lado, entonces los seguí para unirme.

—¡Esperen!— ambos se voltearon y me sonrieron.

—Lamentamos lo que dijimos antes, ¿verdad Katara?.— dije cuando llegué junto a ellos.

—Si... No sabíamos lo de tu padre— Katara también se disculpó.

—Está bien... Que curioso, lo que dijeron allá en la tienda, me hicieron recordar a el.

—Gracias.— dijo Katara mientras bajaba su mirada hacia el piso.

—Mi padre era muy valiente, cuando nos invadieron las tropas, el y otros maestros tierra fueron superados por díez a uno. Aún así lucharon.

—Parece ser un gran hombre.— dije mientras los tres nos acercabamos a un barranco

—Después del ataque, acorralaron a mi padre y a los otros maestros tierras, llevándolos lejos. No lo hemos visto desde entonces.

—Con que por eso escondes tu poder con la tierra.— dije en un susurro mientras Katara me miraba con una mueca de tristeza.

—Si. El problema es, que la única forma de sentirme cerca de mi padre ahora, es haciendo tierra control. El me enseñó todo lo que sé. —dijo mientras movía unas piedras sobre sus palmas y luego las aplastaba.

—¿Ves nuestros collares?— dijo Katara y Haru volteó a vernos.

—Nos los dió nuestra madre.— dije tocando mi collar.

—Son hermosos.

—La perdimos en un ataque de la nación del fuego... Estos collares son todos los que nos queda.— dijo Katara.
—¿Ves el de Sakura? Tiene una forma de caracola. Era la piedra favorita de mamá, mi padre se lo había regalado cuando se conocieron, y cuando Sakura nació, se lo heredó a ella.

—¿Pero no es suficiente verdad?— preguntó Haru

—No.— dije antes de que Katara pudiera responder.

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Comenzamos a caminar con Haru y Katara, cuando una mina explotó.

—¡La mina!— Haru comenzó a correr en esa dirección, y nosotros lo seguimos.

—¡Ayúdenme!— gritó un señor que estaba bajo escombros de piedras y tierra.

Los tres nos acercamos a ayudarlo, mientras Haru retenía la mina, con Katara y yo estábamos tratando de levantar al señor. Pero los esfuerzos no eran suficientes, entonces Haru utilizo su tierra control para sacar las piedras de encima.

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—Debemos dormir ahora, nos vemos al amanecer.— dijo Sokka mientras se tapaba

—Al amanecer, ¿podemos dormir alguna vez hasta más tarde?— pregunté irritada

—¡Por supuesto que no! Este pueblo está apestado de tropas de la nación del fuego. Si te descubren aquí Aang, comeremos bolas de fuego en el desayuno. Buenas noches— Sokka nos miro y volvió a darse vuelta

—Prefiero bolas de fuego que nueces.— hizo una broma Katara.

—Buenas noches.—repitió Sokka nuevamente.

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𝗔 𝗹𝗮 𝗺𝗮𝗻̃𝗮𝗻𝗮 𝘀𝗶𝗴𝘂𝗶𝗲𝗻𝘁𝗲

Katara y yo nos levantamos a cargar agua en la cantimplora que teníamos, pero a lo lejos vimos a la madre de Haru. Ella se volteo, y lágrimas cayeron por sus mejillas, fue cuando entendimos todo.

¡Se lo llevaron!— entramos corriendo con Katara.

—Se llevaron a Haru.— Katara les dijo a los chicos.

—¿Qué?— preguntó Aang sorprendido

—El anciano lo entregó a la nación del fuego, es mi culpa, lo forcé a usar tierra control.— Katara estaba desesperada

—Tranquila Katara, ¿Cuando sucedió?— Mi hermano la intentó tranquilizar, me acerque a ellos y los abracé, los quiero muchísimo.

—La madre de Haru dijo que vinieron en la noche.

—No podemos seguirlos, es demasiado tarde.— dije y mire a Sokka.
—¿Alguna otra idea?

—Eso no será necesario. La nación del fuego nos llevará directo a Haru.— dijo Katara mientras se alejaba de nosotros.

—Pero, ¿Porqué?— le pregunté tocándole el hombro.

—Porque nos arrestaran si hacemos tierra control.— los tres nos miramos y luego miramos a Katara

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Con Katara ideamos un plan, pusimos una roca arriba de un conducto de aire, mientras que Aang estaba escondido del otro lado. Ambas íbamos a chocarnos justo cuando los soldados nos estén viendo, y en ese momento se activa el plan. Ambas comenzamos a insultarnos y en pocos segundos Aang lanzo el aire para que la roca se levantara y así parecer que ambas estábamos intentando atacar a la otra con tierra control. Nuestro plan fue un éxito, pues nos capturaron y nos llevaron.

¿A dónde crees que nos están llevando?— le pregunté mientras miraba hacia atrás.

—Lo más probable es que a un lugar lejos de la tierra.— me respondió Katara, ambas teníamos las manos atadas, para impedir que los atacaramos de alguna manera.

Mientras hablábamos, nos dejaron en un barco enorme, frente a un señor, que parecía ser el líder.

Maestros tierra, es un placer darles la bienvenida a bordo de mi modesto astillero. Yo soy su guardian, prefiero no considerarlos como prisioneros, si no que como mis honorables invitados. Y espero que ustedes me consideren como su humilde y noble anfitrión.— dijo pasándose por enfrente de cada uno observandonos.

—y les irá bien si ustedes se...— pero antes de que pudiera seguir hablando, un chico que estaba a mi lado tosió, y el "anfitrión" lo atacó con su fuego.
—¿Que clase de invitado deshonra a su anfitrión interrumpiendolo? ¡Llevenlo abajo!— ordenó. —Una semana aislado mejorará sus modales. Solo tratenme con la misma cortesía y nos entenderemos perfectamente.— nos miro a Katara y a mi.

—Habrán notado mis maestros tierra, que está plataforma está completamente hecha de acero, están a kilómetros lejos de cualquier roca o tierra. Así es que si tienen alguna intención de emplear ese salvajismo que ustedes llaman tierra control, olvidenlo. Será imposible, buen día.— al terminar de hablar, nos dejó frente a una puerta grande, por la cual todos entramos sin decir una palabra.

—¿Katara? ¿Sakura?— Haru estaba detrás de nosotras.

—¡Haru!— ambas corrimos a abrazarlo.

—¿Que hacen aquí?

—Fuiste capturado por mi culpa. Así que vinimos a rescatarte— Katara habló, mientras yo miraba todo el lugar, estaba lleno de gente, y todos con sus semblantes tristes o muy serios.

—Pero, ¿Hicieron que las arrestaran?

—Era la única forma de que te encontráramos.— me metí en la
conversación.

—Son muy valientes, les debo una. Ahora vengan conmigo, les quiero presentar a alguien.— Haru nos guío hasta unos señores que estaban sentados comiendo.
—Katara, Sakura, el es mi padre, Tyro. Padre, ellas son Sakura y Katara.

—Es un honor conocerlo.— dijimos ambas

—Tengan algo de comer.— nos ofreció, a lo que yo rechacé, pero Katara si aceptó, pero al ver el plato hizo una mueca de disgusto. —No es tan malo como parece.

—Tyro, los prisioneros reclaman que no hay suficientes mantas.— vino otro señor a hablarle.

—Hablaré con los guardias, mientras tanto, preocúpense de que los ancianos estén bien. El resto de nosotros tendrá que esperar por un clima más cálido.— hablo Tyro.

—Perdón por interrumpir, pero si no le molesta que le pregunté, ¿Cuál es su plan de escape? Deben de tener uno ¿Cierto?—les pregunté sentándome a un lado de Haru.

—¿Disculpa?

—Mi hermana se refiere al plan para sacar a todos de aquí. ¿Cuál es? ¿Motín? ¿Sabotaje?

—¿El plan? El plan es sobrevivir. Esperar que acabe la guerra. Esperar el día en que alguno de nosotros pueda volver a casa y olvidar lo que ocurrió.

—¿Cómo puede decir eso? Parece como si se hubiera rendido.— estaba enojada, ¿como pueden vivir así sin luchar? ¿Sin ver a sus familias por tanto tiempo?

—Chicas, admiro su valentía, y envidio tu juventud. Pero las vidas de nuestra gente están atrapadas en este lugar. El guardian es un hombre despiadado y no permitirá una rebelión. Lo siento, pero no hay salida.

—Bueno eso lo veremos.— dijo Katara levantándose y extendiendo su mano para que la acompañara, la cual accedí.

—¡Maestros tierra! No me conocen pero, yo los conozco a ustedes. A cada niño en mi pueblo de la tribu de agua lo hacían dormir con historias del grandioso reino tierra y de los grandiosos maestros que lo cuidaban.— Katara habló y luego me miró para que dijera algo.

—Ah si. ¡Puede que algunos crean que la nación del fuego los ha dejado indefensos!.

—Si, les han quitado su dominio de la tierra, pero no pueden quitarles su valor, y es a su valor al que realmente deben temer. Porque es más profundo que cualquier mina que hayan excavado o cualquier océano que nos mantenga lejos de casas.

—Es la fortaleza de sus corazones las que los hace ser quienes son. Corazones que permanecerán intactos cuando todas las rocas y piedras se hayan desgastado.— apoyé a Katara

—¡Ha llegado la hora de luchar! Y puedo asegurarles que el avatar ha regresado. No olviden su valor maestros tierra, ¡vamos a luchar por nuestra libertad!— pero nadie la apoyó, nisiquiera dijeron algo, todos agacharon sus cabezas.

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—Sakura.— sentí que alguien tocó mi hombro, abrí los ojos y era Aang, me hizo una seña de que saliera en silencio.

—Terminaron las 12 horas, ¿Dónde está Haru? Tenemos que irnos a casa.— Sokka estaba arriba de Appa, susurrandonos.

—No puedo.— dijo Katara.

—Yo tampoco.— me acerque a ella

—No tenemos tiempo, hay guardias por todos lados. Suban— Sokka nos extendió la mano.

—No podemos irnos, no podemos abandonar a toda esta gente aquí.— Mire a Aang, estoy segura de que el comprendería.

—¿Cómo que no pueden irse?— Sokka y Aang bajaron de Appa y se sentaron con nosotras.

—No podemos dejar a toda esta gente Sokka.— dijo Katara. —Debemos ayudarlos.

—Quizas tengan razón... ¿Qué dices tu Sokka?— Aang nos miro y luego miro a Sokka.

—Digo que los tres están locos, pero vamos, a esconderse.— comenzamos a caminar ocultandonos de los guardias

—No hay demasiado tiempo, ¿Qué vamos a hacer?— nos habíamos escondido atrás de unas cajas, pero Sokka seguía nervioso.

—Si tan solo supiera hacer un huracán... El guardia escaparía y podríamos robar las llaves.— dijo Aang seguro.

—¿Crees que no se llevaría la llave con el?— Sokka estaba impaciente.

—Solo estoy dando ideas.

—Traté de convencer a los maestros tierra de que lucharemos, bueno, tratamos. Pero no funcionó.— dijo Katara tomándome de la mano.

—Si solo pudieran ayudarse a sí mismos...— apreté la mano de Katara para darle seguridad y confianza.

—Para eso sería necesario algo de tierra,  o roca. Algo que puedan controlar.— Aang y yo estábamos callados, escuchando como mis hermanos debatían.

—Pero todo este lugar está hecho de acero.— Katara y Sokka ya se habían quedado sin ideas, pero mire a Aang, y luego ambos miramos el humo que salía detrás de nosotros.

—No, no lo está.— dijo Aang llamando la atención de los otros dos chicos.

—Miren el humo, seguro que están quemando carbón.— señalé hacia donde salía el humo.

—En otras palabras, tierra...— concluyó Aang.

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—Ya casi amanece, ya no nos queda tiempo, ¿Estás seguro de que funcionará?— Katara, Sokka y yo estábamos al lado de unos conductos de aire, esperando.

—Eso espero, estos ductos me recordaron al plan que hicimos en el pueblo, haremos lo mismo ahora pero ha mayor escala. Hay un enorme depósito de carbón, y todo el sistema tiene ventilación. Aang cerrará todos los ductos, excepto uno. Cuando haga el aire control, el carbón tendrá un lugar para salir, justo aquí.

—¡Aquí está el intruso!— gritó uno de los soldados.

—¡Retrocedan!, se los advierto— Sokka los amenazó.

—Katara, Sakura, detenganse, no pueden ganar está pelea.— habló Tyro, el padre de Haru, todos nos estaban mirando.

—Escuchenlo bien pequeñas. Están a un paso de cometer el error de morir.— el guardián había llegado. Pero antes de que pudiéramos responderle, el carbón comenzó a salir del ducto, junto con Aang.

—¡Está es su oportunidad maestros tierra! ¡Su destino está en sus manos!—Katara se subió rápidamente a la montaña de carbón, a alentar a los maestros tierra, los cuales simplemente optaron por retroceder.

—Que tonta niña.— se rió el guardián.   —¿Creías que unas pocas palabras de inspiración y algo de carbón podría cambiar a esta gente? Mira estos rostros, vacíos y sin esperanza. Sus espíritus murieron hace mucho tiempo atrás. Pero aún creen en ellos, que dulce. Son una perdida de energía pequeña. ¡Fracasaste!

—¡Oye! No le hables así a mi hermana.— tomé un carbón y se lo lance por la cabeza, y justo cuando se dió vuelta, Haru le lanzó otro en la frente.

El guardian intento atacarnos, pero Tyro nos defendió, haciendo un escudo con el carbón.

¡No tengan piedad!— gritó el guardian antes de atacar.

Y así una batalla comenzó,  los maestros fuego atacaban, y los maestros tierra se defendian. Comenzaron a lanzarles mucho carbón, así evitando que lancen fuego.

¡Todos al barco! Haremos resistencia.—dijo Tyro, mientras nosotros cuatro comenzamos a correr

—¡Qué no escapen!—ordenó el guardian, pero Aang fue más rápido e hizo un molino que comenzó a tirar carbón rápidamente, así derribandolos. Para que los maestros tierra los junten con todo el carbón que había en ese lugar, y los lancen al agua.

—¡No por favor! No sé nadar.— dijo el guardian con voz temblorosa.

—No te preocupes, he ido que los cobardes flotan.— y finalmente Tyro los deja caer al agua.

—Quiero agradecerles por salvarnos.— Dijo Haru junto a su padre.

—Todo fue gracias a un poco de carbón.— nos reímos al mismo tiempo

—No fue el carbón, Katara, Sakura. Fueron ustedes.

—Gracias por ayudarme a encontrar mi valor. Sakura y Katara de la tribu de agua. Mi familia, y todos aquí, te debemos mucho.

—Entoncés, supongo que vuelven a casa.—dije sonriendo

—Si, a recuperar mi pueblo. ¡Y a recuperar todos los pueblos! ¡La nación del fuego lamentará el día en que piso nuestra tierra!

—Vengan con nosotros.— sugirió Haru.

—No puedo, no podemos.— habló con pena Katara. —Tu misión es recuperar a tu pueblo, la nuestra es llevar a Aang al polo norte.

—Es el ¿Verdad? ¿El Avatar?— preguntó Haru, pero no pudimos responderle, porque volvió a hablar. —Gracias por traerme a mi padre conmigo, pensé que jamás lo vería de nuevo. Quisiera saber de qué forma podría...

—Lo se...— dije, estaba por agarrar mi collar, pero ya no estaba.
—¡Katara! El collar de mamá, ¡Lo perdí!

Pero para su suerte (o mala suerte) su collar no estaba perdido, estaba a manos de aquel principe, el cuál la había tenido capturada por días.

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𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐛𝐚𝐬𝐭𝐚𝐧𝐭𝐞 𝐥𝐚𝐫𝐠𝐨
𝐋𝐨𝐬 𝐪𝐮𝐢𝐞𝐫𝐨♡︎

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