01. Piyen.

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/Narrador/

Se lograban oír unos cuantos murmullos, parecían ser la música de fondo de cualquier velada común, pero este no era el caso. El origen del sonido era un rezo bastante simple, pero coreado a la perfección por una gran cantidad de personas. La unanimidad era magnífica dentro de la iglesia, y el reflejo de aquella armonía se podía oír con claridad.

La madera de las bancas era quizá tan vieja al igual que los andamios de la estructura que mantenía en pie al recinto, la gran mayoría había abandonado el sagrado hogar de dios, ya que la misa de los domingos había llegado a su fin, pero solo unos cuantos gustaban de rondar el sitio en busca de paz y templanza mental que solo una religión y una deidad les podía dar.

El sacerdote era un hombre alto, de apariencia humilde, pero no menos agraciada. Siempre cargaba consigo un fino y preciado rosario de plata, reluciente ante los ojos ajenos e inalcanzable para los menores que eran atraídos por su brillo, a todos les picaban las palmas de las manos con tal de juguetear un poco con dicho objeto por un rato.

Dentro del pueblo de Piyen, todos los residentes creían en la fuerza suprema de dios, en su poder y lo que podía y haría con aquellos que no eran capaces de creer en él. Unos cuantos guardaban silencio ante tal norma, pero solo llegaban a ello, ya que de igual forma recurrían a la iglesia y a su público en busca de aprobación.

Un sitio diminuto, donde todos se conocían, en donde ningún extraño pasaba desapercibido ante sus habitantes, en un sitio como tal, Jimin conoció a Jungkook. Ambos eran extraños en las tierras del demonio, no había un lugar más seguro que los brazos del otro, donde el consuelo de aquel dolor era una retorcida relación futura que podía ser consumida de forma abrupta.

Antes del caos había paz, por doce largos años Jimin disfrutó de una vida privilegiada y llena de adoración y amor paternal, pero a esta edad temprana el nido de su vida había sido roto, aquel nido que fue construido con amor y dedicación simplemente se desvaneció como el vino en la copa que daban por las mañanas de misa. La infancia es un momento realmente importante, que nos define como futuros individuos, que nos puede marcar con un antes y un después luego de sucedidas ciertas cosas, Jimin estaba viviendo en aquella compleja, pero divertida etapa de su existencia en donde el bien y el mal iban tomados de la mano sin remordimiento alguno.

Las exquisitas clases del sacerdote eran del agrado de las personas de dicho pueblo, los niños y padres adoraban compartir momentos con el hombre de traje negro y amplia sonrisa. Y para satisfacer el pedido de su ferviente comunidad, Josh, así se llamaba aquel extraordinario sacerdote que decidió comenzar con unos cursos para llegar a la primera comunión luego del bautismo de niños y niñas locales.

Los mayores en dicho curso eran Jimin y una niña de apariencia extraña, Lili, para especificarla con un nombre más que con una característica olvidable a lo largo del relato. Ambos no eran amigos ni mucho menos conocidos, solo se veían por aquí y por allá por mera coincidencia, más que eso nada los logró unir ni ahora ni nunca, pero Jimin insistía en que recordarla le ayudaría a ser un buen samaritano, que podía recordar a cada uno de los habitantes del pueblo en donde vivía y eso era un buen acto.

-Junta un poco más tus manos, para que se vea de mejor forma al momento de rezar –Habló un hombre de cabello casi rojizo a un pequeño, pero no tan infantil Jimin, su corta edad no demostraba lo inesperadamente grande que resultaba ser con su actitud y forma de pensar.

- ¿Así? –Cuestionó al imitar la posición anterior del hombre de traje negro completo, no le molestaba del todo la equivocación, pues aprendió que de la misma podía aprender demasiado. Algo precoz para su edad.

-Así está bien Jimin, lo hiciste bien –Le reiteró el otro padre de la iglesia antes de tomar asiento junto a él, comenzando asía a admirar parte de la iglesia junto al menor.

El chico de doce años asintió mientras se acomodaba en la incómoda banca de madera, de un color realmente oscuro en comparación con otras maderas que había visto a lo largo de su vida. El blanco de sus rodillas y pantorrillas resaltaba en dicho sitio, más que nada debido a su agraciada apariencia entre los niños de su edad, por dicha cualidad era realmente enajenado del resto de sus conocidos, incluso los padres apartaban a sus hijos de él, solo por haber nacido con cierto grado de albinismo. Algo ciertamente inusual en ese rincón del mundo lejos de la mano de dios.

-Señor Greg, recientemente he escuchado el rumor de que el padre Josh está enfermo –Murmuró el rubio ante la mirada un tanto vacía del adulto que estaba a cargo de guiar los talleres por esa semana, claro, hasta que el padre se sintiese mejor para poder ejercer sus funciones él estaría allí.

El de tez colorada rascó con un poco de intranquilidad el dorso de una de sus manos y sonrió antes de querer responder. Parecía haber estudiado muy bien su respuesta, pues se encontraba con un chico muy peculiar que podía dirimir la verdad con unas pocas conexiones entre sus palabras y otras.

-Lamentablemente es así Jimin, el padre Josh está delicado de salud y está en la ciudad para cuidar de sí mismo en un buen hospital –Enfatizó el hombre la importancia del que esté lejos y en donde se encontraba, claro, eso no pararía la mente indomable de Park Jimin.

- ¿Cuándo volverá? –Preguntó el rubio por mera rutina, le resultó intrigante, pues todos hablaban de la enfermedad, pero nadie había visto a quien la padecía haberla sufrido en algún momento. Fue un anuncio que a Park le resultó ser una curiosa forma de dar semejante ultimátum a medio pueblo, claro, todo esto después de su repentina partida.

-No lo sabemos con exactitud, pero esperamos a que sea lo antes posible. Todos queremos que regrese ¿no? –Dejó la duda rondando en el aire, todo para que Jimin finalmente dejara de preguntar y se preocupara en pensar en la pregunta que le habían dado.

Jimin suspiró y llevó sus manos hasta sus bolsillos, sitio en donde podía sentirse seguro, meneo su cabeza de costado a costado y repitió el suspiro, esta vez con mayor fuerza en su respiración.

-No me preocupo por si vuelve, padre Greg, pero a mamá le preocupa y bueno, yo pregunté en su nombre –Respondió con calma sin dejar de ver el horizonte –Pero espero que esté bien, no tiene que sentirse obligado a volver.

Una bocina sonó a lo lejos y el rubio se levantó de la banca, aquella que tanto le había incomodado durante toda la sesión, tomó su gorra y miró al hombre de cabellera rojiza.

-Nos vemos pronto padre –Se despidió el pequeño antes de salir con un trote ligero hacia la puerta de la iglesia.

El auto de su padre lo esperaba en la entrada del recinto, Park ensanchó su sonrisa al percatarse que su primo mayor, Namjoon se encontraba en el asiento de copiloto, eso tenía una sola explicación posible.

- ¡Llegó Yoongi! –Gritó el rubio mientras bajaba por las escaleras, sus largos y agitados pasos resultaron cómicos para el primo de 16 años que venía llegando desde la ciudad junto a su hermano menor.

Las ocasionales y esporádicas visitas de Namjoon a Piyen eran tan escasas como que nevara dos veces la misma cantidad, pero a pesar de ver poco al castaño más alto, disfrutaba totalmente de su llegada, sobre todo al saber que pronto cumpliría sus trece años y él de seguro estaría para celebrarlo a lo grande.

-Claro que sí, está esperando en casa –Comentó el padre de Jimin mientras recibía a su retoño en el vehículo.

-Te está esperando como siempre –Le comentó Nam mientras revolvía su cabello con calma - ¿Has crecido gorrión?

El rubio sonrió –Puedo decir que sí, quizá un poco más que la última vez que has venido, tenemos que comprobarlo al llegar a casa.

La situación no era realmente compleja para Jimin, ni mucho menos tortuosa, pero existieron pequeñas señales y avisos que le advertían del peligroso giro de la trama de su propia vida, no tomó atención y simplemente terminó cayendo en lo profundo, tanto así que pudo haberse encontrado con un diablo en el camino.

Un diablo que era cuatro años mayor que él.

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Calicagirl🔥: Amo este fic nuevo, no es demasiado largo, pero espero sea de su agrado.

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