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-Saturno es muy lindo, ¿No te parece? -aquella voz a su espalda lo hizo saltar con el corazón acelerado, a mil por hora-. ¿Sabías que allí llueven diamantes? Lástima que es un gigante gaseoso que el hombre nunca podrá visitar, porque debería ser muy bonito e interesante tener un anillo con los diamantes de Saturno, ¿No crees? - Continuó, mientras miraba aquella maqueta colgante de Saturno, con sus anillos y unas cuantas lunas a su alrededor, era tan grande que ocupaba una gran parte del techo y se podía recorrer por toda la habitación.

- Maldito nerd, este lugar está cerrado- dijo Minho en tono brusco, llevaba limpiando allí poco más de una hora de las doscientas que tenía que cumplir, y desde hacía cuarenta minutos las luces se prendían y apagaban, escuchaba pasos y ruidos extraños que le hicieron rezar todas las oraciones que creía haber olvidado de pequeño, todo para resultar en aquel sabelotodo con corte de niño, se notaba que no tenía nada mejor que hacer un viernes a las diez de la noche que pasearse por un aburrido planetario- ¿Cómo mierda entraste? Llamaré a seguridad.

- Oh, ¿Quieres el número de Seungmin? - ofreció aquel niño bonito con ojitos de ciervo.

- ¿Quién?

- El hombre de seguridad, es mi amigo, se llama Kim Seungmin. ¿Eres nuevo? -preguntó, ladeando su cabeza-. Soy Han-

- Me importa un bledo, tienes que irte de aquí, está cerrado, tu amigo no debería dejarte pasar en primer lugar -lo interrumpió.

- ¿Cómo te llamas? - el otro parecía ignorar completamente su tono de voz amenazante.

- Kete.

- ¿Kete?

- Qué te importa

El chico nerd soltó una carcajada sincera, Minho lo miraba con el ceño fruncido.

- Eres gracioso- dijo, con una sonrisa muy hermosa, resaltando sus abultadas mejillas.

- Lee Minho- se presentó finalmente, en voz baja.

- Oh, qué lindo nombre, yo soy Jisung -hizo una reverencia-, soy uno de los guías del planetario.

- ¡¿Trabajas aquí?! ¿Por qué no me dijiste eso desde un principio? - ahora sentía vergüenza por echarlo-. El lugar está cerrado igual, ¿Por qué estabas dando vueltas? ¿Para asustarme o qué?

- Oh, no quería asustarte, lo siento- Jisung le puso ojitos de perrito, a Min le molestaba que tuviera ojos tan bonitos-. Es que a la noche me gusta recorrer el planetario así me aprendo mejor todo el lugar para el día siguiente. Además esta muestra de Saturno es nueva, entonces tengo que conocerla a la perfección para hacer la guía impecable.

Minho frunció el ceño.
- ¿Haces eso todas las noches?- preguntó.

- Bueno, no todas, a veces mamá me invita a cenar a un lugar especial y no me puedo quedar aquí hasta tan tarde, y los domingos el Planetario no abre, pero diría que unas cinco veces a la semana sí.

Minho frunció aún más el ceño e hizo una mueca, aquel chico era bastante raro para su gusto, y decidió ir a limpiar a otra sala, escuchó aquel joven despedirse con emoción pero él ni siquiera se molestó en contestar.

Los días seguían pasando y pasando, él iba a limpiar casi todas las noches, hacía mínimo tres o cuatro horas de servicio, así en alrededor de dos meses estaría libre de sus cargos.

Le parecía estúpido tanto tiempo solo por hacer unos graffitis, más estúpido era el hecho de que solo él había sido atrapado mientras que sus demás amigos y compañeros de crímenes, Changbin y Jeongin, alias Los Stray Kids, no habían tenido cargos.

A veces creía que lo hacían a propósito, pero eran sus mejores amigos, estaba más que seguro que él había corrido un poco más lento, o quizás no había cubierto bien su rostro de las cámaras cercanas.

De todas formas igual no importa ya, porque él ya estaba teniendo su castigo.

Jisung estaba en el Planetario todos los días, llegaba lo suficientemente temprano, cerca de las ocho de la noche, cuando el último turno de guías ocurría, podía encontrarlo hablando de forma emocionada con un par de turistas curiosos.

Jisung hablaba de cada planeta del sistema solar, dando datos de su densidad, su distancia al sol, cuántas veces da vueltas al sol para completar un año, y cualquier dato que él considerara interesante. Luego siguió su charla hablando de nuestra galaxia, de la Vía Láctea.

- ¿Sabían que tiene su nombre gracias a los Griegos? Ellos veían la estela de la Vía Láctea con tanta claridad que los envidio muchísimo, dicen que es tan blanca y brillante que ellos pensaban que los Dioses habían derramando leche, luego de una temporada muy próspera, de allí su nombre- decía, siempre con las mismas palabras y la misma sonrisa encantadora-. Ellos no sabían que estábamos en esta galaxia, que es bastante pequeña para los estándares del universo, miren esta foto es comparada a Andrómeda, nuestra galaxia vecina- mostraba las imágenes con la facilidad de un presentador de noticias, las fotos de las galaxias eran muy hermosas y coloridas -. Andrómeda es una galaxia más grande que la nuestra, ¿No se ponen a pensar en la cantidad de planetas tan especiales que podría haber allí? Es muy interesante- aquellos tres turistas asintieron, encantados con la emoción de Jisung para explicar-. Andrómeda es una galaxia muy linda también, y se acerca a nuestra galaxia cada vez más, ya que sus masas de gravedad son muy fuertes y se atraen entre ellas, hasta que bueno, colisionen en algún momento y la vida sea destruida por un sobrecalentamiento de la galaxia entera y todos mueran.

Los turistas borraron su sonrisa casi al instante y pusieron una expresión de confusión.

- Oh, no se preocupen, el calentamiento global nos matará primero - dijo, con aquella sonrisa imborrable, Minho rió a la distancia -. En fin, ¿Sabían que la Vía Láctea es una galaxia espiral barrada porque la conforma un centro en forma de barra y dos brazos que giran a su alrededor? Eso es porque es una galaxia grande pero no tanto, Andrómeda es más grande y por ello es una Galaxia espiral, que tiene forma a cuando sacas el tapón de la bañera- giró su dedo en círculos, los turistas estaban sin palabras.

Para Minho, Jisung hablaba mucho, demasiado, y eso le disgustaba, pero su voz era muy bonita, era suave pero algo rasposa, y contaba todo con tanta emoción que era imposible no escucharlo.

- Hola, Minho- Jisung lo saludaba todos los días, ese día no era la excepción-,están por abrir una sala especial para Plutón, ¿Quieres verla conmigo?

- Hola Jisung... No, gracias, no me interesan esas cosas- dijo, mientras recogía el montón de polvo en su pala y lo metía dentro de la bolsa de basura que arrastraba.

- ¿Cómo no te gustan las cosas del universo? - Jisung sonaba indignado- ¿No te detienes a ver las estrellas? ¿Es que no puedes mirar al cielo de noche y pensar qué es todo eso y qué hay?

- No- respondió simplemente, mirándolo a los ojos-. Son solo puntitos brillantes, ¿Qué más dá?
Jisung estaba boquiabierto, parpadeó y tartamudeó, intentando entenderlo, sin lograrlo.

- Pero- ¿En serio?

- En serio, Jisung.

Lo vió hacer un puchero y fruncir el ceño, finalmente suspiró, rendido ante la ternura que crecía en su pecho.

- A ver, muéstrame la sala de Plutón - dijo, haciendo que el castaño sonriera enormemente, el menor tomó su mano sin vergüenza y lo llevó casi corriendo hacia la sala de Plutón, atravesando otras cuantas salas de otros planetas, las miles de exhibiciones de estrellas, galaxias, planetas, asteroides y toda cosa que estuviera en el espacio pasaron frente a sus ojos.

Sí, era algo impresionante.

Entraron a una sala que estaba a oscuras, Jisung cerró la puerta detrás de ellos pero podía guiarse perfectamente, encendiendo unos reflectores escondidos detrás de un telón, dejando ver al planeta colgante sobre sus cabezas, acompañado de una luna.

- Plutón ya no se considera un planeta, le dicen un planeta enano, en realidad su nombre ahora es un número, es el número 134340, pero suena muy feo, ¿Nunca pensaste en cómo se sentiría Plutón al respecto? Él está solito junto con su única Luna, tan lejos del sol que no tiene nada de calor, y su órbita lo aleja de los demás planetas, es tan pequeño- vió sus grandes ojitos de ciervo mirar la maqueta gigante del pequeño planeta- Debe sentirse sólo, tan lejos y diferente a los demás- su tono de voz era más decaído de lo normal-. Pero mira, tiene un corazón aún - sonrió, señalando un punto de la maqueta, Minho lo rodeó levemente para ver a qué se refería, pintado sobre la superficie se notaba la forma de un corazón-. Es muy bonito igual, ¿No?

- ¿Plutón tiene un corazón? ¿De verdad?
- ¡Si es de verdad! Es muy lindo- Jisung fue casi corriendo a su lado para verlo, con una sonrisa amplia-. Mira, su Luna se llama Caronte, viene de Grecia porque era el barquero que llevaba las almas al Inframundo, y está hecha de hielo.

- Oh.

- Pero en realidad Plutón es pequeño pero tiene cinco satélites que lo orbitan, incluyendo a Caronte, en realidad es impresionante que para su tamaño tenga tantos, la Tierra solo tiene uno, que es la Luna, ¿Sabes que la Tierra ha tenido muchos satélites temporales? Pero son atraídos por el cinturón de asteroides y también por la gravedad de Júpiter así que no duran mucho tiempo.

- ¿Ah?

- Pero desde el 2016 hay un semi-satélite que ha sido él más estable hasta ahora, pero está muy lejos y es pequeño así que no se vé, quizás se acercó en algún futuro, ¿No crees que sería lindo un cielo con dos lunas?
- Eh... Sí.

Minho no había entendido ni la mitad de las cosas que había dicho Jisung, además de que el menor hablaba muy rápido, era demasiada información para su cerebro, que lo único que sabía era cómo dar unos buenos golpes y cómo pintar un grafiti en tres minutos.

- Eres raro, Jisung- dijo Minho, sin intención de ofender, el menor parecía que estaba acostumbrado a aquellas palabras, porque su sonrisa flaqueó un momento.
- Bueno... Para mí soy normal- dijo -. Tú sí eres raro.

- ¿Yo?

- Sí, ¿Quién viene a limpiar este lugar todas las noches? Eso sí es de raros.
Minho soltó una carcajada, porque a él le parecía raro que Jisung se quedara hasta tarde para ver lo mismo una y otra vez.

- Estoy cumpliendo mi servicio comunitario, Jisung, tengo que limpiar este lugar por doscientas horas - dijo.

- Wow, pero eso te lastimaria mucho tus manos... Y las horas de sueño, eso es mucho.

- No son doscientas horas seguidas, Jisung.

- Oh- dijo con simpleza- ¿Por qué?

- Porque la policía me atrapó haciendo graffitis en una zona que no se podía- se encogió de hombros-. Algo estúpido.

- ¿Me enseñas? - preguntó, en sus ojitos había un brillo emocionado.

- ¿A hacer graffiti? - preguntó Minho, a lo que el castaño asintió -. Lo haría pero... Me metería en problemas de nuevo, y la policía no puede encontrarme otra vez, porque seguro me meten en la cárcel por unos meses.

- Claro... Eres un chico malo - dijo Jisung y Minho rió con fuerza por aquella expresión.

- No, hacer graffiti no es malo, no hace daño a nadie - se encogió de hombros-. Pero qué más dá, te enseño cuando quieras.

- Bien, yo te enseño a qué te guste el universo y tú me enseñas a hacer graffiti- Jisung extendió su mano hacia él.

- Pero a mí no me interesa aprender del universo, Jisung, no tienes que-

- ¿Ves? Eso vas a aprender, necesitas aprender del universo para quererlo, va a gustarte, te lo prometo.

Minho sonrió con sus labios juntos, vió la mano del menor extendida hacia él, y la tomó en la suya, estrechandola, cerrando el trato de una vez, pasaron las semanas hasta que finalmente, luego de esperar a las once de la noche para salir y que las calles estuvieran vacías, Jisung tendría su primera experiencia con el vandalismo inofensivo.

- Esto se sacude un poco así- agitó el bote de pintura en aerosol-. Después aprietas aquí y pinta, no mucho más, si te acercas a la pared la línea es más fina y sólida y si te alejas se difumina más... Yo pinto con el bote de costado entonces queda una línea sólida de un lado y se abre más del otro, pero hace que la letra tenga distintos grosores- explicó, mientras escribía "SKZ" sobre aquella pared de una casa abandonada.

Minho tenía su cabello medianamente rubio, cubierto con su capucha, en cambio Jisung estaba igual que siempre, con pantalones negros y camisa, mismo atuendo que usaba en el Planetario, Minho le había dicho que no estaba vestido para la ocasión y le había dado su campera, que era enorme, y que también tenía capucha, tapando su rostro en parte.

- ¿Qué significa eso? - preguntó, señalando las tres letras que había escrito.

- Son las iniciales de mi... grupo - dijo, ya que no sabía si Jisung entendería la relación que tenía con su grupo de amigos, eran como hermanos, solo que se dedicaban más a hacer cosas malas que buenas, pero se apoyaban en todo, era una de las pandillas de las tantas en las ciudad-. Puedes hacer cualquier cosa, pero si tiene un valor significativo... Es más lindo, porque le da un sentido al graffiti.

- Oh, creí que solo escribían palabras raras en letras que no se entienden - dijo, tomando el bote de pintura color violeta, haciendo reír a Minho.

Jisung pensó un momento, hasta que finalmente su rostro se iluminó, cuando Minho vió que podía controlar bien la pintura en spray se alejó un poco para contestar unos mensajes.
Eran de Jeongin, uno de sus mejores amigos, y parte de su pandilla.

«Dónde estás Lee? Hace semanas que no te vemos, sigues vivo?»

«Estaba ocupado con el servicio, algunos tienen que obedecer a la ley aquí, Innie»

«No puedes estar enojado por ello todavía, Min»

«No lo estoy, mira»

sacó una foto de Jisung, que estaba muy concentrado en su graffiti

«Cuando vuelva se los presentaré, le estoy enseñando las cosas del equipo»


- ¡Mira Minho, terminé! - Jisung le colocó la tapa a la lata de pintura en spray, para admirar su obra con una sonrisa.

Minho soltó una sonora carcajada, Jisung había dibujado un planeta con unos aros a su alrededor.

- ¿Enserio?

- ¡Es Saturno! Mi planeta favorito, dijiste que tenía que ser significativo, ¿Qué más significativo que el único planeta de nuestro sistema con aros visibles para nuestra simple vista?
Minho intentaba contener su risa, qué podía esperar de Jisung.

- Está lindo-

Unas luces azules a lo lejos lo distrajeron, viendo el coche de policía aún a unas cuadras.
- ¡Corre! - tomó su mano para comenzar a correr lejos, a las pocas cuadras y con las sirenas sonando a sus espaldas, las risas los abordaron a los dos, mientras escapaban de la patrulla a todo lo que sus piernas daban-. ¡Por aquí! - solo de golpe sobre un callejón, escondió a Jisung primero, detrás de un contenedor de basura, y él se apretujo a su lado para que las luces no lo alcanzaran, quedándose tan quietos de golpe, mientras cubrían sus bocas por sus respiraciones agitadas.

Las luces azules pasaron detrás de ellos, la patrulla seguía su camino y la sirena debía de despertar a los vecinos a su paso, pero pasó, sin verlos.

- Dejaste la pintura - dijo Jisung.

- Déjala, se puede comprar más, eran latas viejas - dijo Min, suspirando para retomar el aire -. Si volvemos quizás nos atrapen, no hay que encariñarse con esas cosas...

Se levantó con esfuerzo, una vez que la calle estuvo libre, extendió su mano hacia Jisung, quien la tomó para levantarse.

- Hay que irnos de aquí- dijo el mayor-. En este barrio hay unos cuantos imbéciles.

- Oh, ¿Otros chicos malos?

- Sí -asintió-. Si me ven me golpearían como mínimo.

- ¿Por qué lo harían? Eso es muy malo- dijo Jisung, con un puchero en sus labios.

- Bueno... hemos tenido disputas tontas pero, estos chicos son muy celosos y violentos, solo quieren molestar porque son muchos en su grupo, tantos que ni siquiera se llevan bien entre ellos - intentó explicarse Minho-. Y Los Stray Kids no somos de andar por el mundo dando golpizas pero hemos tenido que defendernos, así que tenemos algo así como una rivalidad.

- Oh, entiendo- dijo el castaño-. A veces los otros guías me pelean también porque siempre me llevo a los visitantes antes que ellos.

Minho volvió a reír, podía reírse tanto con Jisung, tenía una forma tan inocente y particular de ser que le daba ternura, y ganas de reír por esa rareza interesante e inofensiva que cargaba.
Cómo Minho le había enseñado a hacer graffiti, al otro día Jisung estaba dispuesto a enseñarle a amar el universo.

Lo llevó hasta la parte exterior del Planetario, en el jardín habían instalado un domo, como una carpa gigante con forma de semicírculo, que tenía dos puertas para entrar y estaba completamente oscuro dentro.

- Espera, espera aquí- dijo Jisung dejándolo en medio de aquel lugar frío y oscuro, al pasar los minutos tuvo algo de miedo.

- ¿Jisung? ¿Estás por ahí?

De pronto la luz del lugar se iluminó de un color violeta y azul muy fuerte, parpadeó varias veces hasta que sus ojos se acostumbraron, cuando finalmente pudo ver, se quedó sin palabras.
Parecía que estaba en medio del espacio, rodeado de estrellas que alumbraban en pequeños puntitos, que todos juntos daban una imagen que le quitaba el aliento, incluso aquel brazo de la Vía Láctea, dónde las estrellas brillaban más por el conjunto de estás, o eso le había dicho el menor, parecía que flotaba entre las constelaciones, o que estaba en el centro de la galaxia.

- Es muy bonito, ¿No? - escuchó la suave voz del castaño a su espalda, estaba admirando todo lo que lo rodeaba también-. Es un Planetario móvil, pero es impresionante, te rodea trescientos sesenta grados... Es-

- Muy hermoso- completó Minho.
Jisung se giró hacia él con una sonrisa amplia, soltó una carcajada pura y fue hacia él para abrazarlo con emoción.

- ¡Lo sabía, lo sabía! - giró en sus brazos y Minho acompañó el movimiento- ¡Sabía que te gustaría! Te lo dije, Minho- Jisung se alejó de él para verlo a los ojos, Minho quedó boquiabierto, y el menor lo señaló con su dedo -. Eres un hombre difícil, Lee Minho, pero te lo dije, no hay forma que no te guste el universo, y mira mientras más sabes del universo más te gusta, mira, mira, aquí te muestran las constelaciones... Esa es la de Virgo, yo soy de Virgo, no creo en el horóscopo pero las constelaciones sí son reales... Bueno, son figuras idealizadas e imaginadas por los Griegos, ellos miraban mucho el cielo, no tenían internet y las estrellas en realidad están tan lejos una de la otra que es absurdo que formen dibujos si están a miles de años luz de cada una, ¿Sabes? Pero bueno, son bonitas igual.

>> Hablando de constelaciones, mira, esta es la Osa Mayor, y allí está la Osa Menor, pero tienen forma de sartén, no de Osos, pero la Osa Menor sirve como guía ya que siempre apunta al Norte, y del otro lado está la Cruz del Sur, que sí sacas la diagonal de estás estrellas con esta de acá y lo unes en el centro apunta exactamente hacia él Sur, ¿No es impresionante?
Jisung lo seguía mirando con aquella sonrisa alegre, hermosa, y encantadora, su corazón latía adolorido de tanta belleza.

- ¿Estás viendo las constelaciones, Minho?

- Tú las tienes- murmuró.

- ¿El qué? - no entendió

- Tienes todas las constelaciones en tus ojos.

El menor siguió sin comprender, ladeó su cabeza y sus brillantes ojitos se relucieron aún más de ese brillo violeta de las luces, las miles de estrellas rebotaban en su iris y brillaban tanto o más que aquellas en el domo.

- Todas las estrellas están en tus ojos, Jisung.

El mayor estaba embobado de verlos, sus manos fueron hacia las mejillas del menor, eran suaves y cálidas al tacto, Jisung no estaba ni un poco gordo pero sus cachetitos eran perfectos para apretar, tuvo que resistir el impulso de hacerlo, y sonrió como un tono al verlo tan de cerca.

- Eres bellísimo, Jisung.

- G-gracias - murmuró, estaba muy ruborizado -. Tú también eres muy... atractivo, Minho.

Minho sonrió apenas, ante el pánico del menor, se inclinó hacia él para dejar un beso sobre su mejilla con suavidad, Jisung estaba casi petrificado de la sorpresa, pero se veía tan lindo aún así.
- Me agradas - dijo Min, el menor no tenía palabras-. ¿Qué más dices de las estrellas?

- Oh, sí, mira, esta es la Constelación de Orión, fue la primera que aprendí y es muy clara, mira, esa es su cabeza, le siguen los hombros y después...

Jisung pasó mucho tiempo hablando de las constelaciones, el sistema del domo apagaba la luz cada una hora, y cuando quedaron a oscuras de nuevo, estaban abrazados, con el menor de espaldas, y Minho rodeando su cintura con sus brazos, cálidos en aquel pequeño espacio del universo.

- Terminó- murmuró Minho-. Creo que debería volver a casa - dijo, era casi medianoche.

- Sí... Yo también, mamá está esperando- dijo el menor y, en silencio, se separaron del abrazo y salieron del lugar, sin decir nada, Minho fue a tomar sus cosas al interior del Planetario, Jisung lo acompañó, estaba muy callado luego de todo.

- Bueno, nos vemos - saludó con su mano, en la entrada del lugar, el castaño asintió, sus mejillas estaban rojas, y sus ojitos miraban al suelo, se despidió con su mano tímidamente-. Hannie.

El menor alzó la vista ante aquel apodo que nunca había escuchado nombrar, un pequeño grito fue ahogado en los labios del mayor que estaban sobre los suyos, Minho tomaba delicadamente su mentón con la punta de sus dedos, mientras besaba los dulces labios, después de tanto tiempo de dudarlo, en el beso encontró más seguridad de la que creía.

Jisung cerró sus ojos y se dejó llevar por el beso, su mano fue a sostener la de Minho, sus dedos se entrelazaron apenas un poco, mientras en su estómago sentía el vértigo de la expansión del universo, y el girar de las constelaciones, de pronto el campo magnético de la Tierra le daba cosquillas.

Con un leve sonido se separó del menor, que suspiró de forma enamorada, sus ojos llenos de todas las constelaciones lo vieron una vez más, haciéndolos sonreír de forma honesta.

- Nos vemos mañana, Jisungie- murmuró, antes de finalmente marcharse.
Al día siguiente Jisung lo recibió en el Planetario con emoción, él siempre estaba feliz, pero ese día estaba aún más.

- Le conté a mamá y ella quiere conocerte, me dijo que te dijera que vengas a casa este domingo a cenar.

- ¿En serio? - a Minho le parecía divertido que había empezado allí por infringir la ley y ahora estaba siendo invitado por la mamá del chico que llamó "Maldito nerd" el primer día.

- También le dije a Seungmin, dice que te va a estar viendo por las cámaras.

- ¿No es lo que siempre hace? - preguntó, porque Seungmin era el encargado de la seguridad del lugar y se la pasaba en la sala de cámaras, había otros dos chicos más que solían rondar el lugar cuando estaba abierto, pero su turno terminaba en cuanto cerraba el Planetario.

- No, lo que siempre hace es dormir allí, pero ahora iba a estar más atento por si haces algo malo.

- ¿Cuando hice algo malo, Hannie? - Minho se llevó una mano al pecho de forma dramática.
- Eres un delincuente, Min.

- Y tú también, hacer graffiti es ilegal y tú también lo hiciste- replicó con una sonrisa divertida.

- Pero, ¿Quién está haciendo servicio comunitario?

- Te estás pasando, Jisung.

- Oh, lo siento- el castaño bajó la vista avergonzado.

- No, no, mentira, no me molesta -Minho fue hacia él para tomar su rostro y dejar caricias sobre su cabello-. No podrías molestarme nunca, Hannie.

Pasaban las horas hablando mientras Minho limpiaba las salas del Planetario, tomaban descansos para ver los vídeos y que Jisung le explicara sobre el universo, hablando hasta por los codos, como siempre, pero su gran charla era solo parte de su encanto.

Cuando el domingo llegó, se presentó en la casa de Jisung con helado de postre para compartir.

La madre de Jisung era igual a él pero con cabello largo, y eso le parecía bonito, la mujer era muy dulce, no hablaba tanto como su hijo pero tuvieron una cómoda conversación toda la noche.

- ¿Y te dedicas a algo o estudias, Minho?

-Él hace graffiti, mamá. Te dije, es un vándalo.

Minho rió, aún más cuando la madre de Jisung lo regañó por hablar con esas palabras, ya que no tenía que juzgar a las personas.

- Estaba estudiando para ser profesor de música- dijo, quizás era la primera vez que lo mencionaba en años -. Me especializaba en violín y saxofón, pero mi familia empezó a tener problemas económicos y bueno... Mamá murió y fue difícil, cuando me di cuenta había faltado a la universidad todo un mes y mis notas decayeron mucho así que lo dejé- notó como la amena cena se había convertido en algo muy serio de golpe, intentó sonreír para hacer todo más relajado aunque no funcionó-. Y ahora estoy ocupado con el... Servicio comunitario, pero solía trabajar medio tiempo en una gasolinera, con un amigo, en el turno noche, pero me están cubriendo hasta el mes que viene.

La mamá de Jisung asintió levemente, sonriendo apenas, el castaño estaba con la mirada baja en su plato.

- Papá no murió pero es casi lo mismo, nos dejó y se fué- murmuró, de inmediato la mujer alzó la vista preocupada, ser madre soltera no estaba bien visto, y era entendible su reacción pero Minho no podría decir nada malo de ninguno de los dos.

- Jisung- lo cayó en un grito susurrado, el menor alzó sus cejas como si no entendiera el regaño, la mujer suspiró-. Ve a buscar las cosas para el postre, amor- dijo, mientras recogía los platos que había usado en una pila y, con ayuda de Minho, los llevaba hasta la cocina para lavarlos.

Allí hablaron de Jisung, de su gran interés por el universo, su madre confesó que desde muy pequeño leía libros enteros de astronomía, que su cuarto parecía un mini Planetario de la cantidad de posters que tenía, y que su sueño era trabajar en la NASA, hasta que consiguió un buen trabajo como guía del espacio y que se había enamorado de aquello.

- Jisung es especial, en el Planetario lo tratan muy bien y estoy muy orgullosa de él.

- A Jisung lo quieren mucho, es especial, sí, se hace querer. Me parecía raro al principio pero es un raro bueno, es diferente y... divertido -Minho sonrió con ternura, Jisung hacía que cualquier ambiente se sintiera más bonito.

- Su padre nos dejó cuando vió que era diferente- murmuró la señora por lo bajo -. Pero me alegro mucho que la gente lo quiera por cómo es.

- Se hace querer, mucho.

- ¡Minho! ¿Quieres helado de chocolate o de crema? - se escuchó la voz del menor desde el comedor.

- ¡Ambos!

- ¡Okay~!

Comieron helado mientras Jisung seguía hablando con emoción de cualquier cosa que se le ocurriera, como la lluvia de estrellas que vendría dentro de unas semanas, que iba a coincidir con una noche especial donde Saturno se podría ver a simple vista.

- Eso es muy lindo, Sung, podrías ir a verlo con Minho- dijo la madre del menor con una sonrisa demasiado pícara, la mujer le hizo una seña para que le preguntara él mismo.

- ¡Hannie! - el menor alzó la vista de golpe por el llamado - ¿Quieres tener una cita de estrellas conmigo?

- ¿Una cita? - el menor se ruborizó con esa palabra, sus ojitos llenos de estrellas miraron a su mamá con confusión, la mujer asintió-. S-sí, quiero.

Minho sonrió con ternura, Jisung ablandaba su corazón con solo existir.

Hasta le había hablado de él a sus amigos, Jeongin y Changbin, que lo molestaron con que ahora era un tonto enamorado, pero que de todas formas tendría que presentarselos un día, lo dijeron más como una obligación.

- No sé si Jisung querrá venir a esta cueva asquerosa- dijo, estaban en aquel estacionamiento abandonado, dónde habían juntado unos viejos sillones, perfectos para pasar el rato, y solo para ellos, era la cueva de los Stray Kids, practicaban grafitis en las paredes del lugar, se juntaban a beber y fumar de forma casual-. Jisung es un tipo muy correcto, usa la camisa dentro de sus pantalones.

- Nunca creí que tú podrías estar con alguien así- dijo Changbin, frunciendo el ceño con disgusto hacia él-. Digo, eres el tipo que tiene agujeros en sus calzones.

- Ya tiré esos calzones hace años, Bin -aclaró Minho-. Jisung es especial, habla muchísimo y los primeros días me preguntaba cuándo mierda se iba a callar... Pero ahora, me encanta escucharlo, habla de cosas tan interesantes, que te atrapa, lo habla con tanta emoción, que no puedes ignorarlo... Y tiene un sentido del humor también agradable, y es adorable, ¿Sabes que tiene los ojos tan brillantes que todas las estrellas se iluminan en estos? Es muy lindo y, ah, me enseñó tantas cosas del universo... De todo, ¿Sabías que hay un campo magnético alrededor de la Tierra que hace que los rayos que vienen del espacio no puedan penetrar en esta?

- ¿Esa no es la atmósfera? - preguntó Jeongin.

- No, no, esta es otra cosa, tiene que ver con los imanes y los polos norte y sur, y el núcleo de la tierra que está en movimiento, entonces genera una carga magnética que da vueltas a la Tierra- hizo gestos con sus manos intentando explicarse -. Y otros planetas no lo tienen, como Marte, es más, Marte tenía uno hace millones de años que podía haber hecho que tenga vida, pero lo perdió porque su núcleo se endureció de más.

- ¿Estás seguro de eso? - preguntó - ¿Cómo puede saberlo si nunca fué a Marte?

- Hay tipos que investigan estás cosas, y Jisunh

sigue todos esos.

Changbin y Jeongin se miraron un momento para después voltear de nuevo hacia Minho, quién no entendía las miradas raras de sus amigos.

- Si que estás enamorado- dijo Jeongin.

- Eres tan cursi como una canción romántica que escuchan las mujeres cincuentonas- dijo Changbin.

- Oh, vayanse a la mierda- le arrojó latas viejas de cervezas vacías, solo para ocasionar risas por su sonrojo, y aquellos dos siguieron tirando comentarios tontos sobre él y su amorcito.

Jisung lo acompañaba durante su trabajo, Minho le habló de sus mejores amigos, y el castaño siempre decía que quería conocerlos.

- Pero son muy molestos, Jisung.

- Yo también soy molesto pero igual estás conmigo.

- ¿Quién te dijo eso? - preguntó Minho, el castaño se encogió de hombros-. Jisungie, tú no eres molesto, eres genial, y me encanta estar contigo.

Se acercó a él para sonreírle de cerca, le gustaba cuando Jisung miraba sus ojos y luego sus labios repetidas veces, hasta ponerse muy rojo, aunque Min no se resistía mucho a besarlo.

Lo besaba con suavidad y cuidado, era la única persona que podría besar así.

Minho no era la persona más suave del mundo, muchas veces era torpe y bruto, en especial con palabras, pero eso había cambiado, al menos, había cambiado cuando estaba con Jisung.

Él había suavizado todas sus esquinas, lo había convertido en amor.

Es que no podía evitar caer rendido con aquellos ojos, con esos labios suaves, su sonrisa humilde, y sus miles y miles de datos del espacio, podía escucharlo hablar durante horas, solo para interrumpirlo con un beso, nunca creía que iba a dar los besos que más había sentido en su corazón frente a una maqueta gigante de un planeta Marte, pero allí estaba, abrazado al chico más lindo del mundo.

Seungmin los interrumpía a veces, hablando desde los parlantes del Planetario.

- "¿Quieren que les ponga música de fondo?" - decía, antes de poner una balada romántica, y Minho le levantaba el dedo del medio hacia la cámara, haciendo reír a Jisung.

- Quieto, quieto, esta canción me gusta- el castaño lo rodeó en un abrazo por los hombros, mientras lo obligaba a bailar con él, Minho rodeó su cintura mientras ambos giraban en pasos de bailes con sus cuerpos pegados en un abrazo relajado-. Me gustas, Minho- murmuró el menor.

- Tú también me gustas, Hannie.

- Nunca me había gustado nadie así, es raro.

- ¿Cómo así?

- Pues... Pienso en tí mucho, más que en el universo, y me quedo hasta tarde para hacerte compañía en vez de recorrer las instalaciones todas las noches, hasta olvidé la masa de Júpiter porque use ese espacio para guardar la información de cuál era tu helado favorito.

- ¿El McFlurry de oreo?

- Sí- concordó el menor -. Nunca me había gustado alguien así, tanto como tú.

Minho sonrió, con el corazón latiendo acelerado.

- Digo lo mismo, Jisungie... Nunca me había gustado alguien tanto como tú- lo escuchó reír como un niño pequeño y eso lo derritió por dentro - Tengo un regalo para tí, Sungie, está afuera.

- ¿Un regalo? ¿Para qué?

- Ya verás, mira, mira- Min tomó su mano y lo llevó corriendo hacia afuera, dónde estaba el auto de Jeongin, era algo viejo pero servía, y solía prestárselo de vez en cuando, en especial para cuando necesitaba llevar algo a algún lugar, como aquel día.

Fue hacia el maletero, abrió y sacó una caja bastante pesada y alargada, era al menos de un metro de largo, y Jisung lo reconoció casi enseguida, saltando de emoción.

- ¡Un telescopio! ¡Minho! - su sonrisa era enorme, el mayor se sentía tan completo de solo verlo, lo dejó apoyado en el suelo para entregárselo, el castaño fue a abrazarlo con fuerza y dejó un sonoro beso en su mejilla-. Pero Minho, Minho, no debías, es muy grande, debió ser muy caro, no tenías que hacer esto... - Jisung estaba sin palabras.

- No te preocupes, lo robé- dijo el mayor, el menor alzó sus ojitos hacia él con sorpresa-. Mentira, mentira, Sungie, lo compré de forma legal en una subasta, lo prometo- añadió, para luego reír.

- Igual me encanta, qué importa si es robado o no- Jisung abrazó la caja -. Va a servir para la lluvia de estrellas.

La lluvia de estrellas, su cita, estaba tan cerca que cuando llegó Minho no se sentía del todo listo, pero quería hacerlo una ocasión especial.

Le pediría a Jisung que fueran novios, estaba seguro para dar aquel paso.

Minho había tenido otras "parejas" antes, pero no había sido nada formal, porque él estaba dignado a qué si alguien iba a ser su novio o novia sería la persona definitiva, creía firmemente que si uno establecía una relación era para casarse, sino, era una pérdida de tiempo y de energías, y en ese momento estaba seguro que Jisung era el indicado.

Le había prometido a su abuela, de pequeño, que él se casaría con su primer amor y Jisung era el único dueño de ese título.

Nunca nadie lo había hecho caer tan enamorado.

Cuando llegó la noche lo pasó a buscar con el auto de Jeongin por la casa de su madre, llevaban el telescopio en el maletero, unas cuantas bolsas de snacks, y unas botellas de gaseosa, condujo hasta el límite de la ciudad, dónde no había tantas casas, y grandes espacios verdes y abiertos estaban libres para su uso, él se encargó de acomodar una manta en el pasto y dejar la comida allí, mientras Jisung posicionaba el telescopio.

- ¡Mira, mira! ¡Están cayendo! - gritó el menor, asustandolo, al ver al cielo unos cuantos segundos pudo notar la primera estrella fugaz, con su estela detrás surcando el cielo, haciendo a ambos sonreír.

- Es muy bonito, Sungie- dijo Minho, recostandose sobre la manta que habían traído para mirar el cielo.

- Estoy intentando encontrar a Saturno pero la rotación de la tierra va muy rápido, ¿Sabías que la Tierra gira a una velocidad de 1.670 kilómetros por hora?

- Wow.

- Y eso hace que todo sea muy difícil para ubicar los planetas porque están cambiando continuamente... Y ahh.... Dios y todos los astros.

- Tranquilo, Sungie, tú puedes, nadie sabe más que tú -lo alentó, el menor se estaba frustrando-. ¿No quieres pedir deseos a las estrellas?

- Debo encontrar a Saturno, mi planeta favorito, con el mejor telescopio del mundo, y no lo puedo ver- Jisung hizo un puchero, Minho soltó una carcajada.

Finalmente sintió que era el momento. Cerró sus ojos con fuerza, y tomó valor.

- Oh, estrella fugaz... Deseo que Jisung sea mi novio.

Ante el silencio entre abrió sus ojos para ver al menor, el castaño estaba con los ojos muy abiertos, el cielo se reflejaba en ellos, siempre tan grandes y bonitos que hasta tenía estrellas fugaces en estos.

- ¿Por qué se lo pides a la estrella? ¿Por qué no me lo pides a mí? - preguntó, sus mejillas estaban evidentemente muy rojas, Minho rió.

- Jisung, ¿Quieres ser mi novio?

- Sí, sí quiero - respondió, en una voz tímida y pequeña que le dió ternura al mayor, tanto que tuvo que levantarse para ir hacia sus labios, las manos del menor fueron hacia las mejillas del mayor, acunando su rostro mientras de dejaba llevar por el beso, quería que lo besara para siempre, que no se vaya nunca.

Bajo la lluvia de estrellas, abrazó la cintura del menor pegando sus cuerpos, ladeó su cabeza y Jisung le permitió la entrada a su lengua, soltando un ruidito de sorpresa cuando Minho intensificó el beso, dominando sobre su boca y haciendo que un escalofrío recorríera su columna.

Los chasquidos entre sus labios iban creciendo mientras las respiraciones se hacían pesadas, y las estrellas corrían el cielo, las manos del menor seguían sosteniendo su rostro para que no se alejara.

- D-dios... -Minho cortó el beso para tener aire, Jisung respiraba agitado, apoyó la frente sobre la del menor -. Te quiero tanto, Jisung.

Jungkook sonrió con honestidad, sentía las mariposas en su estómago de las que su madre le había hablado tantas veces.

- Te amo, Minho- dijo, tan directo como siempre, lo miró con esos ojitos con estrellas fugaces y Minho estaba sin palabras de tanta belleza.

Minho iba a corresponder, pero su celular sonó, lo tomó de su bolsillo y vió el nombre de Jeongin en la pantalla, rodó los ojos y suspiró sin ganas, antes de atender.

- Jeongin, más vale que sea importante porque estoy en medio de-

- "Necesito que vengas, ya, y trae el auto, te mando mi dirección, pero ven ahora mismo."

- Ya, ¿Qué te pasa? - Minho se separó para hacerle señas a Jisung, tomando las llaves del auto para seguidamente subir a aquel.

- "Unos idiotas vinieron a golpearnos, Changbin está lastimado, y nos están siguiendo, sacanos de aquí."

- La puta madre, Jeongin- entró rápidamente, Jisung lo siguió, sentándose en el lugar del acompañante, hizo marcha atrás sin cuidado, dejaron el telescopio y todas las cosas de su cita allí mismo - ¿Están bien?

- "Creo que me rompieron la nariz, no respiro" - escuchó la voz de Changbin -. "Ugh... Le voy a romper el hueso del pito."

- "Estamos bien, pero ven rápido" -Minho aceleró, Jeongin le pasó su ubicación exacta y en menos de cinco minutos estaban allí, los dos estaban escondidos en una casa abandonada, vió a Changbin caminar con dificultad, su nariz sangraba manchando su ropa, tenía un ojo muy amoratado, Jeongin tenía el labio partido, la ceja un poco cortada, pero estaba en mejor condición.

Era entendible que Jeongin se había defendido mejor, ya que su pasatiempo era hacer boxeo, en cambio, Changbin había ido a un par de clases de karate de niño y no tenía mucha fuerza.

- Chicos, la puta madre... ¿Qué mierda hicieron?

- Nada, absolutamente nada - dijo el mayor mientras se subía al asiento trasero.

- Dijeron que estábamos marcando su zona- habló Jeongin-. Pero llevamos haciendo graffitis en aquel lugar desde que Changbin estaba en pañales, y eran un montón de niños.

Minho arrancó el auto, manejando en dirección al hospital más cercano.

- Era el hermano de Taoyan y sus amigos- dijo Changbin-. Cree que, como su hermanito es malo, él está en todo su derecho a molestar también, tiene catorce años, que vaya a descubrir lo que es masturbarse y deje de tocarme las pelotas.

Minho miró por el espejo hacia el rubio, de forma seria, para que controlara sus palabras.

- Oh, tú debes ser Jisung, es un placer -Changbin extendió una mano hacia él, el castaño la tomó sin darle importancia a qué estuviera manchada con pintura en spray y quizás algo de sangre-. Este alto es Jeongin, soy Changbin.

- Soy Jisung -se presentó con voz dulce y amable- Tu nariz está sangrando.

- Está rota, bombón.

- Bin- advirtió Minho.

- Toma, tengo un pañuelo limpio- le dió lo mencionado, uno que casi nunca usaba, pero estaba acostumbrado a llevarlo, tenía su nombre bordado-, podría infectarse y eso es feo, porque una invasión de agentes patógenos puede ponerse muy grave, claro que sí te has vacunado con la antitetánica estás bien protegido, pero debe renovarse cada diez años, ¿Cuando fue la última vez que te vacunaste?

- Probablemente cuando nací -Changbin se encogió de hombros- ¿Y tú?

- El invierno pasado, contra gripe, esa vacuna es anual, así que me la doy siempre para evitar enfermarme en la temporada fría.

- Tiene sentido - dijo Changbin, asintiendo, mientras el pañuelo de tela de Jisung se iba llenando de sangre de su nariz -. Min, ese auto nos está siguiendo desde hace tres cuadras.

- Ya veremos - dijo Minho, girando en la próxima esquina, el auto giró con ellos, volvió a hacer lo mismo a la siguiente, y a la siguiente, dando toda una vuelta a la manzana-. La puta madre -el auto seguía detrás de ellos, el conductor subió las luces y apretó el acelerador, tocando la parte trasera del auto en el que iban, haciéndolos saltar, Jisung soltó un gritito-. Hijo de puta, agárrense- pisó el acelerador y avanzaron de golpe, pegándose a los asientos.

- Es el hijo de puta de Taoyan- dijo Jeongin, reconocería aquel cabello de color rojo vino incluso con las luces altas cegandolo-. Seguro fue porque le pegaste a su hermanito Changbin.

- Un mocoso de catorce no va a romperme la nariz y salirse con la suya.

- Chicos, la puta madre, les recuerdo que todavía estoy cumpliendo mi servicio comunitario y ustedes me tienen manejando a ochenta kilómetros en una calle de los suburbios- se quejó Minho, queriendo golpear a alguien.

- ¿Llamó a la policía? - preguntó Jisung.

- ¡No, no, no! - dijeron los tres al mismo tiempo.

- ¿Entonces qué haremos? ¿Conducir hasta que se acabe el combustible? - preguntó, recibieron otro golpe en la parte trasera del auto, que hizo el coche tambalear.

- Hijo de puta, el paragolpes está como nuevo - murmuró Jeongin.

- Los perderemos- dijo Minho, apretando el volante-, Jisung, ponte el cinturón- el menor obedeció, apresurandose a engancharlo en el seguro de este.

Minho giró en la siguiente esquina, era tanta la velocidad a la que iban que la cola del auto tardó en girar, y casi termina sobre Jisung por la inercia, sin importar nada pisó el acelerador y continuó el camino, pero el auto de atrás no lo dejaba en paz.

Hizo lo mismo varias veces, girando en un intento de perderlo, maldijo a Jeongin y al auto viejo por no tener la potencia que estaban necesitando en ese momento.

Taoyan seguía golpeando la parte trasera del auto repetidas veces, haciendo que perdiera el control en algunos momentos.

- ¡Va hacia el costado, Minho!- gritó Jeongin, viendo el frente del coche adelantarse.

- Quiere empujarnos el maldito - dijo Changbin.

El auto chocó contra ellos, las ruedas se desviaron del centro y el coche se ladeó, escuchó los insultos de los demás, pisó el acelerador con fuerza y cambió a la última velocidad que el coche tenía, aunque no creía que hiciera diferencia, de milagro el coche avanzó lo suficiente para alejarse, una calle importante, más concurrida e iluminada estaba a pocos metros, Taoyan no iría hasta allí porque podría estar la policía y haber cámaras, pero era la única salida que podrían tener.

- Iremos a esa calle.

- Minho, nos van a arrestar.

- No con seguridad, pero vamos a perderlo.

Aceleró de nuevo, viendo como el auto se quedaba atrás, sonrió ampliamente y entró en aquella avenida con confianza, demasiada.

No vió ni escuchó nada, de pronto un golpe por la derecha del auto los aturdió, ni siquiera llegó a clavar los frenos, pero no hubieran servido de nada, el auto giró sobre sus ruedas, hasta marearlos, cerró sus ojos con fuerza, hasta que el auto se detuvo al golpear contra uno de los árboles de la vereda.

Su cabeza daba vueltas y le costaba ver a su alrededor, sentía el humo cosquilleando sobre su nariz.

- Min... ¡MINHO! ¡Hay que salir del auto! - escuchó golpes en su puerta, y esta se abrió, al ver que era Jeongin se levantó y cayó en sus brazos, mientras el menor lo arrastraba fuera, estaba mareado para mantenerse en pie pero se obligó a reaccionar- ¡Vete! - sus oídos estaban aturdidos, escuchaba un pitido, y no entendía nada- ¡Puede explotar, Minho, vete!

Con esas palabras reaccionó, vió el fuego en la parte del motor, y el gran golpe a un lado del auto, a unos cuantos metros de dónde estaban otro coche tenía el frente arrugado como un acordeón.

- Jisung...

- Minho, no, no, vete - Jeongin lo apartó, pero Minho lo empujó lejos, entrando de nuevo al auto, su alma cayó a sus pies.

El golpe había sido en el lado en que Jisung estaba sentado, la ventana había estallado y el metal del carro estaba hacia adentro, el cuerpo de Jisung estaba allí apoyado contra todo aquel desastre, cubierto de sangre, aún con el cinturón puesto, su cabeza estaba hacia atrás sobre el asiento, en un ángulo horrible.

- Minho, yo lo saco, vamos- - sus ojos se llenaron de lágrimas, dejó de escuchar a su amigo.

- Jisung, ¡Jisung! - con manos temblorosas fue hacia él, desabrochando el cinturón con dificultad, mientras todo se llenaba de humo, lo tomó en brazos y lo arrastró con él, mientras el llanto llenaba su pecho-. Jisung... Jisungie reacciona...

Al salir, Jeongin lo ayudó a cargar al castaño, estaba muy herido, lo llevaron lo más lejos del auto que pudieron, Changbin estaba allí, esperando herido sobre la calle, quería ayudar pero su hombro dolía demasiado, estaba seguro que estaba quebrado en algún lugar.

- Minho, déjalo en el suelo, ¡déjalo!- le gritó, dejando al chico boca arriba sobre el cemento de la calle -. No lo toques, lo puedes lastimar más.

- Jeongin... No respira, no está respirando- el miedo crecía sobre su pecho, quería gritar, comenzó a temblar y a llorar cada vez más fuerte, Changbin tuvo que ir hacia él para sostenerlo con su brazo sano.

- Minho, está respirando, te prometo que sí lo está - dijo Jeongin, tenía un golpe en su cabeza y la sangre caía sobre su costado hasta su hombro, pero parecía que estaba bien-. Estará bien, Minho, déjalo.

Escuchaban las sirenas a lo lejos, solo debía calmar a Minho hasta que la ayuda llegara.

- No, no... No ¡Jisung! ¡Reacciona! - se escapó del agarre de Changbin, que no era muy fuerte porque también estaba muy lastimado, fue hacia el castaño para tomarlo de sus hombros, de su rostro, buscando una señal de vida, algo -. Jisung, despierta, por favor...

Las lágrimas apenas lo dejaban ver, pero notó el aleteo de sus párpados y cuando sus ojitos llenos de estrellas, que ahora estaban medios apagados, se entre abrieron.

- M-mira... Se ve Saturno.

Sonrió y un sollozo interrumpió lo que debía ser una sonrisa.

- Sí, amor, se ve Saturno, hablame de Saturno, por favor, háblame...

- Saturno tiene... Anillos, son miles de asteroides acumulados y forman... Hasta seis c-capas... D-de anillos, y-y se dividen por sus den-densidades... Ay, duele... - hablaba con dolor, y sus ojitos estaban perdidos en aquel punto brillante en el cielo sobre sus cabezas.

- ¿Qué más tiene Saturno, amor? - preguntó, vió a sus párpados empezar a caer -. No, no, no... Jisung, dime más de Saturno, ¿Qué tienen las capas de anillos? ¡Jisung!

Un estruendo lo hizo alzar la vista, era del coche, ahora envuelto en llamas, el calor llegaba hasta donde estaban, la explosión lo distrajo un momento, mientras sus lágrimas seguían mojando sus mejillas.

- Hanni... - vió al menor, debajo de él, sus ojos estaban abiertos pero no tenía estrellas en ellos, sus labios estaban entreabiertos, como si estuviera a mitad de una palabra-. Jisung- llevó sus manos hacia su pecho, no sentía nada, no había latidos, no había el sube y baja de la respiración- ¡Jisung!

Fue tomado de los brazos por detrás, separándolo del menor, escuchó las esposas cerrándose sobre sus muñecas.

- ¡No! ¡No, yo no hice nada! ¡Jisung! - intentó liberarse, pero a los dos policías que lo retenían se le sumaron otros más, fue levantado del suelo y vió al cuerpo del menor tendido sobre la calle, cada vez más lejos de él - ¡Ayúdenlo! ¡No respira! ¡Necesita ayuda!

No escuchó respuesta, no escuchó nada y, de nuevo, fue metido dentro de una patrulla y la puerta se cerró con fuerza frente a él, solo para ver a Jisung allí, sólo, en medio de la calle, antes de desmayarse.

La imagen de Jisung en su mente lo persiguió cada segundo luego de aquello, en el hospital, la comisaría, donde sea que iba, cerraba los ojos y sólo podía verlo a él.

Días después, cuando le dieron el alta del hospital, fue el día en que Jisung despertó.

Fue hacia la sala del menor, allí estaba él y su madre, no había nadie más.

Minho no tenía más que unos puntos sobre su cabeza, un par de vendas en algunas partes, pero estaba vivo, y se curaría en pocas semanas.

Jisung lo miró al entrar a la habitación, una venda cubría su cabeza, tenía un yeso sobre su brazo, la manta de la cama del hospital cubría del torso para abajo, pero sabía que allí solo estaba peor.

- Hola, Jisung- dijo, con una sonrisa que le dolía, mientras se acercaba a su cama.

- Hola- respondió el menor, sus ojitos brillantes seguían allí, su rostro estaba arañado por los cristales, pero ya estaban cicatrizando.

- ¿Cómo estás?

- Estoy bien, pero mi mano derecha está en este yeso, así que no puedo escribir, ni dibujar, no sé qué haré para no morir de aburrimiento- dijo -. Tendré que aprender a usar mi mano izquierda y seré ambidiestro.

Minho rió un poco, Jisung seguía siendo Jisung, y eso lo hacía sentir aliviado.

- Y tendré que usar eso -señaló una silla de ruedas, que estaba en una esquina-. Hasta que mis piernas se recuperen, pero debe ser divertido.

Minho no supo qué decir, miró a la madre del Jisung, que tenía una expresión triste, pero que aún así lo miraba con cariño. Minho no entendía...¿Cómo podía mirarlo así? ¿Cómo después de que había sido él quien lastimó a su hijo así?

Él era el que iba manejando, él era el responsable de todo esto, él había matado a Jisung por dos enteros minutos que tardaron en traerlo de nuevo, él había dañado a sus amigos también, más de lo que ya estaban, él había ocasionado un choque horrible.

Se sentía tan culpable de todo, que no podía tolerar que lo miraran de aquella forma, amable, él no merecía esa amabilidad.

No podía perdonarse, y no se perdonaría nunca.

- Jisung tiene una contusión cerebral según los médicos, no es tan grave, pero... No ha sentido sus piernas desde que despertó- dijo la mujer, y el corazón de Minho cayó a sus pies.

- Pero siguen ahí mamá, ya van a despertar también, solo están dormidas - respondió el castaño.

La mujer cubrió su rostro para llorar en silencio, fueron apenas un par de minutos, para luego secarse sus lágrimas y volver a mirar a su hijo

- Tienes razón, Jisung... - la mujer tomó su mano para apretarla, con una sonrisa, al final, lo que importaba era que su hijo estaba vivo.

- Mamá.

- ¿Sí, Jisung?

- ¿Quién es él? - señaló a Minho, sus ojitos brillantes lo miraron con curiosidad.

Eso había sido más que suficiente para terminar de romperlo, su sonrisa se fué, y su alma se estrujó en su pecho.

Quizás era el karma, quizás era el universo que había puesto todo en equilibrio, todo el dolor que había causado ahora tenía su consecuencia, y le quemaba el alma.

Jisung, su primer y único amor, no lo recordaba.

Parpadeó para borrar sus lágrimas, hasta que se dió cuenta que quizás... Eso era lo mejor.

Lo mejor era que no supiera quién era, y así se alejara de él, le había dado muchos problemas.

¿Cómo podría creer que un amor con alguien como él y alguien como Jisung pudiera funcionar?

- Él se llama-

- Saturno- completó Minho -. Me llamo Saturno.

- Oh, es mi planta favorito, ¿Sabías que tiene anillos acomodados en seis capas según su nivel de densidad?

Minho comenzó a llorar en silencio, la madre de Jisung también, pero ambos se encargaron de ignorarlo, la mujer no entendía qué era lo que él joven quería hacer, pero lo dejó seguir.

- No, no sabía - dijo, en voz baja -. Fue un gusto conocerte, Jisung- finalizó, antes de salir de la habitación, sin llegar a escuchar la respuesta del menor.

Corrió fuera del hospital, Jeongin lo estaba esperando afuera, y fue directamente a abrazarlo, escondiendo el rostro sobre su hombro.

- N-no me recuerda.... - murmuró, quebradose en los brazos de su amigo.

- Oh, Minho... Lo siento mucho- Jeongin lo abrazó con firmeza-. Él ya te va a recordar, Min, no te preocupes, dale un tiempo y-

- No... No... - dijo -. Está mejor sin mí.

- Pero, lo amas, él te ama.

- Él ya no sabe quién soy, y yo... Le hice mucho daño- murmuró-. Él puede vivir sin mí.

Jeongin no tuvo palabras durante unos cuantos segundos.

- ¿Y tú sin él?

Minho no respondió, justo la puerta del hospital se abrió y salió Changbin, con un pañuelo sosteniendo el brazo que se había fracturado, y una venda sobre su nariz.

- ¿Están teniendo un abrazo grupal sin mí? Malditos desgraciados les robaré la billetera y me compraré mejores amigos con su dinero - dijo, mientras se abalanzaba sobre ellos para abrazarlo con el único brazo bueno, haciéndolos reír débilmente.

Finalmente ellos tres, tomaron un taxi hasta el McDonald's, para comer algo juntos, e intentar animarse, y por más que Minho sonrió, rió y en serio disfrutó estar con sus amigos, porque los amaba, un vacío en su pecho lo hizo sentirse triste y solo, por más que sonriera, no era sincero, y aquel sólo fue el primer día de su sufrimiento.

Desde entonces Minho mira a Saturno, aquel planeta favorito, como un sueño, dónde allí vive el amor que no pudo ser, los besos que imagina cada noche, los abrazos que faltaron, el amor que tuvo, y desperdició y la vida junto a su único y definitivo amor que nunca pudo ser.

En Saturno vive todo lo que nunca tuvo.

Mucho tiempo después, se encontró con Jisung de nuevo, Minho visitaba el Planetario casi todos los días, pero se quedaba afuera, mirando, hasta que un día apareció, aquella cabellera castaña que reconocería a kilómetros de distancia.

Jisung estaba en silla de ruedas, un recordatorio de lo que él le había hecho, una prueba más de por qué no debía nunca haber entrado en su vida.

En cuanto Jisung volvió pasaba aún más tiempo, mirando desde el exterior del lugar, a bastante distancia para que él no lo viera.

Lo vió llegar en silla de ruedas muchos meses, luego en muletas, luego con un bastón, y luego de la mano de alguien más.

Se notaba en el brillo de sus ojos, en sus manos unidas, en aquel abrazo de despedida, en aquellos besos en las puertas del lugar.

Jisung había encontrado otro amor.

De lejos secó sus lágrimas sólo, aún lo amaba, no podría olvidarlo nunca y no era su intención, habían pasado cosas tan felices juntos que se olvidaba que todo había sido triste.

Jisung había amado por primera vez con él, Minho amaría para toda su vida.

Pero estaba listo para dejarlo ir, así que luego de verlo con aquella mujer, fue cuando se dijo a sí mismo que lo tenía que dejar ir, al menos de la forma que pudiera, porque nunca podía sacarlo de su corazón, por ello, no volvió al Planetario nunca más.

〘FIN〙

Bueno, la historia de estos dos no se acaba aquí, esperen el final alternativo ^^

Esta historia pertenece a Junchi95 quien me ha permitido adaptarla a este ship, muchisimas gracias <3

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