Capítulo 5

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Katsuki terminó despertando al día siguiente, sintiéndose totalmente desorientado sobre lo que parecía ser su cama, no sabía cómo demonios llegó allí pero agradecía estarlo porque no creía que el asiento de su auto fuera muy cómodo para descansar lo suficiente, con la posición donde tenía su cabeza podía ver el techo de su habitación de manera borrosa y si lograba hacer que sus ojos enfocaran como era debido podría llegar a verlo más nítido; su cuerpo parecía estar bañado en sudor y sólo por la toalla seca sobre su frente fue que confirmó que había tenido fiebre en las horas anteriores, maldijo mientras se levantaba poco a poco de la cama, o al menos intentó que fuera de aquella manera; pero su estómago le pareció buena idea dar un giro de trescientos sesenta en esos momentos y tan rápido como pudo, pasó hacia su baño para devolver lo poco que había comido el día anterior y lo que no también, recordando entonces lo que le había pasado el día anterior, el golpe que recibió por Izuku ya que éste no dejó que le pasara el auto por encima a ese policía de cuarta con el que seguía furioso por haberle puesto una mano encima.

Luego de haber vaciado su estómago, se levantó del suelo jalando la cadena y se sostuvo del lavamanos para verse al espejo, soltando una sarta de maldiciones al ver el hematoma hecho una bola pequeña en su rostro, la hinchazón de aquel golpe debía ser por culpa del veneno de aquel anillo porque dudaba que un simple golpe con un anillo normal dejara un hematoma del tamaño de una bola de ping pong. Se lavó la boca antes de desvestirse y meterse a duchar, teniendo cuidado de no rozarse el golpe o terminaría llorando entre maldiciones.

Veinte minutos después fue que salió totalmente libre de sudor y calor, le había tomado más tiempo porque se rozó el golpe un par de veces y tenía que esperar a que se le calmara el dolor un poco antes de seguir en lo suyo. El mareo había cesado por fin, así que caminó hacia su armario mientras se secaba el cuerpo, escogiendo otra pijama la cual ponerse y buscó su celular para revisarlo, notando un mensaje de parte de Kirishima quien le avisaba sobre el mensaje enviado por la cara redonda acerca de la competencia y recordando en ese entonces que no podría siquiera colocarse el casco con aquella bola en su rostro, pero esperaba que la hinchazón se bajara para mañana, al menos lo suficiente como para usar su casco, eso le recordaba que tenía que colocarse la crema anti-inflamatoria que el doctor le había recetado; pero no sabía dónde estaba y tampoco la veía por allí cerca de su cama, no le tomó mucha importancia ya que seguía revisando un poco más los mensajes, esperando que alguno fuera de Izuku, no encontró ninguno luego de revisar los remitentes de por encima de cada mensaje en su buzón de entrada y frunció el ceño, el padrastro de Izuku le había dicho que haría que lo llamara, pero no tenía ninguna llamada, hasta que recordó que Izuku no tenía su número, entonces cómo lo llamaría.

Así que decidió salir de su habitación, su vieja debía tener el número de la casa de Izuku, llamaría él mismo si el otro no lo hacía y esperaba una buena excusa para no haber sido llamado o mensajeado durante las últimas horas de la mañana, así que bajó con cuidado las escaleras, sosteniéndose del barandal como si fuera un niño pequeño que apenas aprendía a bajar y aunque estaba a punto de bajar sentado para evitar irse de cara contra el suelo en caso de que el mareo le regresara, no lo hizo. Una vez que terminó de bajar las escaleras siguió las dos voces que estaban en la cocina acompañadas de un par de cosas moviéndose, quizá era ya muy tarde y debían estar haciendo el almuerzo, ni siquiera se había detenido a verificar la hora cuando tuvo su celular en mano, así que decidiendo que no iba a volver a subir a la habitación para verificar la hora, simplemente entró al comedor en silencio para dirigirse hacia la cocina y acomodarse frente a la pequeña isleta que había dentro de la misma, notando que sus padres se habían quedado callados, quizá viéndolo, aun así se terminó de acomodar antes de alzar la mirada hacia éstos que sólo había estado viendo su cabello que seguía despeinado; no había tenido ganas de cepillárselo, pero al menos lo secó tanto como pudo.

Un grito de espanto se dejó escuchar de parte de Mitsuki al ver el rostro de su hijo y vio a su esposo salir de la cocina rápidamente, supuso que para ir a buscar la crema para la hinchazón que se le fue recetado, no estaba seguro y no tenía intención de hacer la pregunta al aire.

—Buenas, vieja —Saludó Katsuki viendo a su madre, volviendo a notar que por el lado hinchado estaba viendo borroso, otra vez.

—Tardes, mocoso, son las tres de la tarde —Agregó Mitsuki para responder la pregunta no formulada de su hijo y viendo a su esposo llegar con el tubo de crema en la diestra. —Es la primera vez que duermes hasta tarde, ni siquiera estando enfermo con gripe, has estado tanto en cama —Se burló.

—Mitsuki deja de molestar a Katsuki —Regañó Masaru viendo a su esposa con el ceño fruncido antes de volver a ver hacia su hijo para tomar su rostro con cuidado y ponerle la crema suavemente, esperando que no le doliera que lo estuviera rozando, aunque lo dudaba por el siseo que le había dado en respuesta. —Aizawa no está muy contento, llamó esta mañana y le tuve que dejar a tu madre el teléfono porque se quiso poner grosero, diciendo no sé qué tanto de Izuku y de lo que hiciste.

—¿Te dijo algo directamente a ti o te salió con una grosería? —Cuestionó Katsuki frunciendo el ceño, comenzando a molestarse de nuevo con el hombre que era su patrocinador mientras trataba de ignorar el dolor que estaba sintiendo con los roces que le daba su padre a la bola de ping pong que tenía por pómulo y parte de la ceja.

—A mí no, pero quiso ponerse a gritar que eras un descuidado, que no debiste recibir el golpe por Izuku, que ese chico no valía la pena el rescate —Respondió Masaru, sonrió al verlo contenerse de quejarse más fuerte por el dolor. —Tu mamá escuchó esa última parte y bueno, sabes el resultado de lo que sucede cuando tu mamá toma el teléfono estando molesta con la persona del otro lado.

—Bien hecho, vieja —Felicitó Katsuki viendo de reojo la espalda de su madre quien se mantenía haciendo la comida.

—Nadie tiene derecho a hablar de esa manera de Izuku, ese niño es un pancito dulce que nunca se ha metido con nadie y no va a llegar ese viejo hijo de-

—¡Mitsuki! —Interrumpió Masaru antes de que su esposa se pasara de grosera, aunque en esos momentos Aizawa se lo mereciera, no era bueno dejarla decir siquiera la primera grosería a sus anchas.

—Hijo de su santa madre, a insultarlo ni a decir que no vale la pena defenderlo —Terminó de decir Mitsuki con calma para que su esposo no se molestara aún más con ella por haber terminado la grosería de una manera más "decente", a su parecer. —Aunque yo también estoy sorprendida que lo hayas ido a ver y de paso, hayas puesto la cara para recibir el otro golpe que le iban a dar. No eres de los que ponen la cara por otros y menos por Izuku luego de cómo te comportaste el día que se marchó del país.

—Bienvenida al club, no eres la primera que está sorprendida por ese hecho —Respondió Katsuki con una mueca antes de ver hacia su padre quien ya había terminado de ponerle la pomada e ignorando deliberadamente las últimas palabras de su madre para cambiar el tema: —¿Alguno ha hablado con Deku o con su madre?

—Yo hablé ayer con Inko luego de que tu papá y yo te subiéramos a tu habitación —Respondió Mitsuki con calma antes de proseguir: —Me contó todo lo que el otro chico le dijo, sigo sin aprenderme sus nombres —Se quejó con pena por ese detalle antes de seguir hablando. —Me contó desde que salieron del lugar hasta cuando fueron al hospital, lo que el doctor les dijo y ya cuando llegó Izuku con su padre y hermanos a la casa —Terminó de contar mientras servía la comida para todos y comenzar a dejar los platos sobre la isleta con cuidado. —Vamos a comer y luego vamos a visitarlos, también me preocupa el pequeño Izuku, de seguro no ha despertado, sino ya Inko me hubiera llamado para avisarme.

—¿Y crees que voy a llegar a la casa de Deku teniendo el rostro como lo tengo? ¿Estás loca o te drogas con hierba de gato, vieja bruja? —Cuestionó Katsuki con el ceño fruncido, agradeciendo por la comida antes de bajar la mirada y darse cuenta que era sopa. —¿Qué se supone que es esto?

—Vienes con nosotros o te quedas sin saber de Izuku, tú decides mocoso —Respondió Mitsuki queriendo darle unos buenos zapes por lo grosero que estaba siendo, pero se detuvo sólo porque no estaba segura qué tan bien se sentía el menor con esa bola en la cara. —Es sopa ¿No estás viendo o el golpe te dejó ciego también?

—¡Maldita vieja bruja, no voy a salir teniendo la cara como una bola de ping pong! —Se quejó Katsuki con el ceño fruncido antes de rodar los ojos con fastidio. —Y sé que es sopa, pero tengo hambre y esta mierda no me va a llenar ni media tripa. Además, sí, el golpe me dejó viendo borroso por el ojo donde está la jodida bola.

—¡Sales o te quedas, tú decides mocoso irrespetuoso, aún tenemos tiempo para que tomes la decisión! —Exclamó Mitsuki dándole una patada por debajo de la mesa, ignorando el quejido ajeno, al menos no le había dado un zape como quería hacer realmente. —¡No llames mierda a la comida, Katsuki! ¡Es de mala educación! ¡Además, el médico mandó a que comieran ligero para que no vomitaran todo luego de que el veneno salga de su sistema!

Katsuki maldijo por la patada, sobándose el golpe y viendo molesto a la mayor, antes de bufar por los gritos que le daba su madre, respondiéndole de la misma forma:

—¡Ya vomité hace unos minutos! ¿Qué más voy a estar vomitando? ¿El estómago? ¿Las tripas? ¡Quiero algo contundente que me llene el estómago! ¡No como desde ayer al mediodía! —Exigió Katsuki viendo a su madre a modo de reto como siempre solía hacer para molestar más a la mujer, aunque en esos momentos no estaba pensando realmente molestarla ya que estaba exponiendo su punto.

Masaru suspiró hondo y en silencio, levantándose con calma del banquillo dónde se había acomodado para ir a hacerle algo más a su hijo o no podrían tener un almuerzo tranquilo, él mismo ya había desayunado en la mañana por lo que el hambre no era demasiada, aun así quería comer tranquilamente su sopa y disfrutarla como se debía, pero con su hijo y su esposa discutiendo por la comida, eso no sería muy posible porque una vez que empezaban, era difícil hacerlos dejar de discutir y él no quería perder sus nervios tan pronto ese día.

Luego de tres horas, la familia Bakugou iba en camino hacia la casa de los Midoriya, Mitsuki ya le había avisado a su amiga Inko que se dirigían hacia allá para ir a ver a Izuku y sabiendo que la peliverde también quería ver a Katsuki para asegurarse que su rostro no estaba tan mal como el de su hijo, al menos eso era lo que la ceniza creía, aunque estaba segura que su amiga se iba a llevar una gran sorpresa cuando le viera el rostro al menor.

Katsuki iba quejándose desde la parte trasera del auto de su madre, teniendo una gorra negra cubriendo su cabello y un tapabocas negro cubriendo parte de su rostro, ni siquiera había podido colocarse unos lentes de sol para ocultar aún más su rostro porque en el momento en el que el material tocó aquella bola hinchada, terminó con algunas lágrimas afuera por el dolor y maldiciendo a todo aquel que lo escuchara, se rindió por primera vez de manera rápida, no quería pasar todo el camino llorando por no aguantar los dichosos lentes de sol, así que simplemente se tapó el rostro tanto como podía.

El camino hacia la casa de los Midoriya fue corto y Katsuki no podía estar más agradecido ya que el movimiento del auto estaba provocando que su estómago diera otro retortijón y en cualquier momento iba a vomitar todo lo que se comió minutos atrás, no le apetecía terminar limpiando luego el auto de su madre por su propio desastre, además de que tampoco se le apetecía llegar a la casa de los Midoriya apestando a su propio vómito. Salió de los asientos traseros con total cuidado, manteniendo la cabeza agachada para que nadie por allí lo fuera a reconocer y se le acercara a pedir una foto como a veces solía suceder, quería evitar a toda costa que vieran todavía su rostro hinchado, aunque podía hacerse una idea de que todos debían saber lo que le había pasado ya que después de todo, el golpe había sido grabado.

Se acercó primero que sus padres a la puerta de aquella casa y tocó el timbre mientras veía a sus padres llegar a su lado en total silencio y agarrados de la mano, volteó cuando la puerta se abrió y dejó a la vista al bicolor quien se hizo a un lado para invitarlos a pasar de manera silenciosa sin siquiera saludar, el contrario parecía tener pequeñas ojeras que delataban que había pasado la noche en vela y aquello preocupó solo un poco a Katsuki porque presentía que no habían buenas noticias detrás de aquellas bolsas negras.

—Inko ya llegaron sus amigos —Anunció Shouto indicándole a la familia que se acomodara sobre los sillones con una seña silenciosa de sus manos. —Seguiré en la habitación de Izuku, llame si me necesita.

—Está bien, Shou, gracias por abrir la puerta, avísame si despierta —Respondió Inko saliendo con una bandeja que tenía varias tazas llenas de té verde. —Gracias por venir, Mitsuki, Masaru y Katsuki, por favor acomódense como mejor les parezca —Comentó de manera tranquila o al menos fingiendo estarlo. —Katsuki, gracias por lo que hiciste por mi hijo, te lo estaré agradeciendo toda mi vida.

—No tiene por qué agradecerme, igual no hubiera permitido que ese tipo volviera a golpear el rostro de De- Izuku, aunque ganas no me faltaron de devolverle el golpe, sé que le va a doler más una demanda —Respondió Katsuki retirándose el tapabocas y luego la gorra, escuchando prontamente el grito de la pequeña mujer.

—¡Santo cielo, Katsuki! —Exclamó Inko quien se había tapado la boca con ambas manos por la sorpresa, pensando que había sido buena idea haber dejado la bandeja sobre la mesa de té frente a los sillones o hubiera botado todo al suelo. Se acercó al cenizo para revisar más de cerca la hinchazón y suspiró hondo antes de separarse. —¿Puedes ver de ese lado?

—No, la verdad es que veo un poco borroso —Confesó Katsuki en respuesta mientras se recargaba en el sillón.

—Izuku debe estar de la misma forma ¿Verdad, Inko? —Cuestionó Mitsuki con curiosidad, viendo a su amiga asentir y negar, aquello confundió a la familia. —¿Sí o no?

—Izu tiene el pómulo hinchado, sí, pero no podría decirles si ve o no borroso porque mi niño desde ayer no ha despertado —Respondió Inko con tristeza antes de sentarse en uno de sus sillones, no había querido volver a derrumbarse y menos delante de la familia Bakugou, pero era imposible no hacerlo. —Yagi me dijo que si no despertaba antes de que llagara, entonces tendríamos que llevarlo de regreso al hospital para que le hagan un chequeo para ver por qué no ha despertado aún.

—¿Cómo que Izuku no despertado aún? —Cuestionó Katsuki preocupándose de manera veloz. —¿Puedo verlo?

—Podemos, mocoso —Se incluyó Mitsuki quien también quería ver al pequeño.

—Desde que llegó ha tenido fiebre y sólo hasta hace como dos horas fue que se le terminó de ir, pero aún no despierta y no ha vomitado tampoco como les dijo el doctor —Contó Inko quien asentía levemente a la pregunta ajena, levantándose del sillón con cuidado. —Síganme.

La familia Bakugou se levantó de inmediato para seguir a la mujer bajita por entre los pasillos de su casa, mismo pasillo que seguía igual de bonito y amplio, las paredes estaban llenas de cuadros con paisajes y fotos familiares viejas e incluso nuevas donde estaban el esposo de Inko y los otros dos chicos que al parecer había adoptado la mujer, los tres posaban junto a dos sonrientes peliverdes, todos viendo a la cámara y desde todas las fotografías se podía sentir la sensación amorosa y familiar que tenían todo, algo bonito; pero esa sensación no parecía estar en esos momentos, la casa se sentía un poco triste y deprimente con justa razón, uno de sus integrantes estaba acostado en cama sin despertar aún.

Todos entraron a la habitación de Izuku, notando al bicolor sentado cerca de una de las orillas de la cama, le tomaba la temperatura a Izuku y por la expresión en sus ojos, porque su rostro no les decía nada, todo estaba bien y no había fiebre de por medio; lo cual dejaba una sensación de tranquilidad entre todos los presentes.

Todos entraron a la habitación de Izuku, notando al bicolor sentado cerca de una de las orillas de la cama, le tomaba la temperatura a Izuku y por la expresión en sus ojos, porque su rostro no les decía nada, todo estaba bien y no había fiebre de por medio; lo cual dejaba una sensación de tranquilidad entre todos los presentes. La familia observó al pequeño Izuku y notaron que efectivamente el chico contaba con la mitad del rostro hinchado y de un color morado verdusco tal como lo tenía Katsuki, pero el del cenizo no era tan notable y solo lo tenía en el centro de la bola, Izuku en cambio, lo tenía por todo el rostro.

—Está bastante feo —Comentó Katsuki con una mueca, recibiendo la mirada seria de todos. —¿Qué?

—Tú también estás bastante feo y nadie parece haberte dicho nada —Respondió Shouto con molestia, levantándose de la cama para buscar una pijama menos abrigadora para cambiar a Izuku. —Ya la fiebre bajó por completo, no creo que le vuelva a subir, así que le pondré algo más cómodo porque está sudando demás y siento que le está incomodando un poco —Comentó hacia Inko quien asintió tranquila.

—Te ayudo a cambiarlo entonces —Se ofreció Inko rápidamente.

—No, llamaré a Tenya para que me ayude, usted siga atendiendo a sus invitados —Interrumpió Shouto a la mujer y sonrió suavemente mientras se le acercaba para abrazarla. —Quédese tranquila, lo peor ya pasó, sólo nos queda esperar ahora que abra los ojos.

Y tal como si Shouto lo hubiera deseado, Izuku abrió los ojos lentamente o al menos uno de sus ojos, viendo el lugar en el que se encontraba y sintiendo como si un camión le fuera pasado por encima, le dolía todo y la pijama que llevaba le picaba el cuerpo. Se quejó mientras trataba de incorporarse lentamente.

—Por Dios, es un milagro —Murmuraron Shouto e Inko sin reaccionar completamente a lo que veían, su pequeña pelusa había despertado.

—No te levantes aún, Deku —Regañó Katsuki olvidándose que no debía pronunciar ese apodo frente a la madre del peliverde, pero estaba más concentrado en ir a ayudarlo a sentarse.

—Kacc-

Izuku ni siquiera pudo terminar de hablar cuando ya se estaba tapando la boca y levantándose como alma que se la lleva el diablo directo a su baño, pasando por al lado de su familia antes de dejarse caer frente al inodoro y dejar todo el contenido de su estómago dentro del mismo, teniéndose que apoyar en la tapa del mismo para que la cabeza no se le fuera de golpe dentro de su propio vómito, se le hacía una idea horrible y se dijo que tenía suficiente con solo estarlo oliendo de cerca. Shouto se separó de Inko para socorrer a su hermano, agachándose a su lado para sostenerlo ya que se estaba tambaleando demasiado, supuso que sería a causa del mareo, pero no estaba seguro y una vez que supo que no había nada más que vomitar, lo ayudó a levantarse para jalar la cadena, volviéndolo a sostener para que pudiera lavarse la boca en el lavamanos.

—Ya está todo bien, pudiste expulsar por fin el veneno como dijo el doctor —Comentó Shouto acariciando la espalda ajena con suavidad, riéndose por la mueca que el menor colocaba. —¿Te quedó el sabor amargo, no es así?

—Sí, necesito un té —Murmuró Izuku con la voz ronca, tratando de no sobre-esforzar la voz para que no le doliera la garganta y agregó tranquilamente mientras volvían a la habitación con los demás: —Y un baño también

—Te ayudaré a darte el baño y luego vamos a que tomes un poco de sopa que hizo mamá Inko ¿De acuerdo? —Ofreció Shouto con mucha más tranquilidad que minutos antes.

—¿Me puedo ofrecer a bañarte? —Cuestionó Katsuki con repentino interés por aquella conversación, sintiéndose además celoso por la confianza que aquellos dos se tenían.

—Po-Por supuesto que no, Kacchan —Respondió Izuku sonrojado hasta las orejas mientras veía hacia otro lado.

—Mocoso desvergonzado. ¿Cómo preguntas eso frente a Inko? —Regañó Mitsuki jalándole la oreja para sacarlo de aquella habitación. —Los esperamos en el comedor, me alegra ver que estás de pie y despierto, Izuku.

Katsuki salió quejándose por el jaloneo de su oreja y por el hecho de habérsele sido negado el que bañara a Izuku, Mitsuki seguía regañándolo de camino al comedor mientras Masaru iba detrás de ellos e Inko veía junto a sus hijos la puerta por donde la familia se fue, riéndose por la situación antes de negar levemente, aunque Izuku seguía avergonzado por lo que Katsuki le había preguntado.

—Llamaré a Yagi para avisarle que despertaste y le diré a Tenya también, los esperaremos en el comedor como dijo Mitsuki, así que no tarden mucho —Informó Inko saliendo de la habitación de su hijo para ir hacia la de Tenya y dar el aviso.

Izuku y Shouto asintieron al mismo tiempo por las palabras ajenas antes de volver al baño para que el primero tomara un baño dentro de la tina, misma que Shouto puso a llenar y mientras, volteó a ver a Izuku con diversión por el color en su rostro y mismo que contrastaba bastante con el de su pómulo hinchado.

—Hubieras aceptado si querías que él te bañara, no me hubiera negado de aceptar que lo hiciera —Mintió Shouto evitando reírse.

—¡Cállate Shouchan! —Exclamó Izuku escondiendo su rostro con cuidado entre sus brazos sin querer pensar más en eso, ni siquiera estaban saliendo como para que Katsuki hiciera eso y lo odiaba poquito por hacerlo pasar vergüenza delante de todos.

—Sólo decía —Se burló Shouto entre pequeñas risas, cerrando la llave luego de que el agua llenó lo suficiente la tina. —Vamos, fuera ropa para ayudarte a meterte.

Izuku no le respondió nada pero hizo caso y se quitó la pijama junto al bóxer, sabía que no tenía un cuerpo que llamara la atención del bicolor, además de que tampoco era la primera vez que lo veía desnudo y sobretodo, la relación entre ambos sólo era de hermanos, así que vergüenza de mostrarse como su madre lo trajo al mundo no tenía. Escucharon la puerta del baño ser tocada y antes de siquiera responder, vieron a Tenya asomar la cabeza para ver a los otros dos, la tranquilidad surcando sus ojos mientras entraba al lugar y se sentaba sobre la tapa del inodoro para hacerle compañía ambos mientras.

—Nos alegra que hayas despertado, Izuku —Confesó Tenya viendo al menor de manera seria, de verdad había estado preocupado, pero a su manera y todos lo sabían.

—Estoy de vuelta, Tenya —Murmuró Izuku hacia el contrario, sonriendo como si se estuvieran viendo luego de muchos años, así de exagerados solían ser.

¡Hello! ¿Cómo están?

He vuelto con un capítulo luego de 10 meses xd Me olvidé por completo de esta historia hasta ayer-hoy, perdón xD

Espero les haya gustado el capítulo ♥

¡Nos leemos en el próximo! ¡LOVIU lunitas, besitos en la cola! ♥

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