—¿¿DÓNDE ESTÁ MI FRASCO DE OJO DE TRITÓN??

—Creo que vi a Amatista con uno...

—Ugh, ¿por qué siempre me está robando las cosas? ¡¡AMATISTA, que te arranco la cabeza!!

En el momento en el que Amatista aparecía ofendida por la puerta de su habitación dispuesta a responder a la provocación, una mujer llegó desde la cocina.

—Ya habéis callado —Su voz potente impuso silencio y quietud inmediatamente entre las jóvenes—. Recoged vuestras malditas cosas rápido u os dejo toda la maldita noche atadas a un palo, ¡y sabéis lo que eso significa!

Ante la amenaza de la madre de dejarlas atadas a un palo toda la noche, con lo que no podrían hacer sus rituales, las chicas se dispusieron a obedecer, pues aquello era lo último que querían.

La mayor de ellas y la que había gritado primero tenía una larga melena color fuego, pelirrojo vivaz que contrastaba con su vestido verde oscuro. La mediana, quien le había respondido en primer lugar con voz calmada y sosegada, lucía a su vez una cabellera azabache, negra como la noche, vistiendo un vestido rojo como la sangre oscura y casi coagulada. La más joven era rubia, de un rubio tan claro que parecía antinatural, de claro de luna, con ojos cristalinos y un vestido azul y estrellado. Cornalina, Ónix y Amatista. Las tres eran brujas, hijas de la bruja matriarca de la comarca, y las tres tenían los ojos de un azul tan claro que parecía transparente.

Aquel no era un día cualquiera; era la luna llena previa a la noche de Samhain, fecha en la que se debían hacer importantes rituales. Por eso aquella era una ajetreada mañana en la casa, una pequeña cabaña al borde del bosque, cuyo interior estaba recargado de confusos objetos y decoraciones; telas, muchas plantas, estanterías con infinitos frascos y potes, hierbas y otros ingredientes en conserva, piedras y minerales, velas y restos de cera, huesos, calaveras de animales y palos o figuras de madera y cuencos de cremación. Todo por todas partes.

—¿Tienes el athame y el boline? —preguntó Cornalina.

—Sí —Ónix asintió, señalando dos cuchillos de rituales.

Amatista le entregó un frasquito de ojo de tritón a Cornalina, con una silenciosa mirada de soslayo. Recuperaron todas las hierbas que necesitaban en los viejos y raídos bolsos de recolección que llevaban colgando, y añadieron los elementos extra que necesitarían, además de velas y amuletos.

—¡Daos prisa!

—¡Ya vamos!

Cornalina agarró una cuchara de plata, cruzándose con Ónix, que sacaba ramas de canela e incienso de un bote, y cuando las tres estaban a punto de salir, Amatista se dio la vuelta dramáticamente.

—¡Cairn! —gritó. Volvió con un gran gato negro de mirada dorada en los brazos; él era uno más en la familia de brujas.

Ya estaban listas para emprender la caminata por el bosque hasta llegar a la cueva donde se reunían las brujas de la comarca, preparando los rituales de la noche para la luna de sangre previa al Samhain. 

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witches! yes, witches!

podría escribir una serie de relatos sobre las tres brujas hermanas, cornalina, ónix y amatista. las tres con nombres de piedras-minerales. 
por cierto, quién quiere salir la noche de la luna llena de sangre previa a halloween a hacer rituales al campo? just saying.

ya me he puesto al día con los relatos, ayer tocaba escribir 500 palabras de mi main project y hoy descanso, pero lo voy a hacer al revés porque no me dio tiempo, y mañana otro relato.
thanks for reading and see ya later.

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